Unanimidad en las portadas de los diarios españoles. No soy un fan de las portadas de La Razón, pero debo reconocer que es la que más me ha gustado.
“Mark Twain tendría hoy un blog, pero jamás habría escrito gratis”. Robert Hirst, estudioso de Mark Twain
“Una noticia es algo nuevo para ti. Es importantísimo que el titular resuma de qué va la noticia, pero muchos titulares no se entienden. A veces lees una noticia de un tema que sigues desde hace un tiempo y tampoco la entiendes”, dice William Lyon (Nueva York, 1940), quien se instaló en Madrid después de licenciarse en Filosofía y Letras en la universidad de Yale.
Ha trabajado para Variety, United Press Internacional, Time, las emisoras de radio CBS y NBC, Associated Press, El País y fue jefe de Edición y de Toros de El Sol. Sus artículos han aparecido en medios como Herald Tribune, Financial Times, 20Minutos y las ediciones españolas de Vogue y GQ. Además de colaborar en varias revistas e impartir clases en un máster de periodismo, actualmente es asesor editorial de empresas y particulares a través de laescrituratransparente.com.
Ha publicado el libro La escritura transparente. Cómo contar historias (Libros del KO, 2014), un manual que no debe faltar en la mesa de todo periodista, estudiante de periodismo o de cualquier persona que pretenda escribir para contar una historia.
No es madrugador.
En el libro dices que en España se escribe mal en los periódicos.
Sí, comparado con el nivel de exigencia de la prensa anglosajona donde el listón está más alto y se exige más. Aquí hay mucha dejadez. No quiero decir que todo se escribe mal, ni mucho menos. Hay crónicas y noticias que están perfectamente redactadas, pero hay demasiadas noticias mal redactadas. En el libro cito a García Márquez, quien dijo que “lo que hacen los editores es más importante incluso que el papel del director”.
¿Por qué no hay editores en los periódicos españoles?
Cada vez hay menos redactores para hacer más trabajo y más deprisa porque hay menos dinero. Si contrataran a tres o cuatro editores cualquier periódico mejoraría mucho. Pero si lo propones, te dicen que estás loco. La edición es el último mono. Los directores creen que están para cosas más importantes que algo tan prosaico como es cuidar un poco los textos.
Algunos redactores también son reacios a que editen sus textos.
Si yo escribo una cosa, quiero una labor esmerada de edición y prefiero que la editen 20 personas. Si alguien pide una aclaración en beneficio del artículo y del autor, la mayoría de los periodistas pone mala cara. Eso sucede por la falta de tradición y de exigencia.
¿Algunas claves para escribir mejor?
Lo primero es pensar en el lector y escribir para él. Uno de los pasos más importantes, sobre todo ahora que no hay editores, es que el redactor debe leer en voz alta lo que ha escrito. Leyendo en voz alta y despacio se detectan las frases kilométricas, las faltas de lógica, la organización defectuosa… Otra clave es tomar un poco de tiempo al principio para pensar cuál es la manera de presentar el artículo para que sea más comprensible. Por otra parte, se echa de menos la falta de antecedentes. En la prensa española muchas veces si tú no has leído una noticia desde el primer día y te enganchas cuando lleva varios días, estás perdido porque no te explican nada de lo anterior. Con lo fácil que es añadir información con una frase subordinada.
¿En internet se escribe mejor o peor que en los periódicos de papel?
Leo prensa de vez en cuando en internet, pero no me gusta leer en pantalla. Mi impresión es que se escribe mejor. Tal vez los textos son más breves, aunque no hay límites de espacio, pero las noticias son más cortas y van al grano. Muchas noticias que aparecen en El País, un periódico que leo todos los días, ocupan una página entera porque es más fácil y más económico llenarla con una sola noticia, aunque esté hinchada. El coste es más eficiente que si dos periodistas trabajan para ocupar ese espacio. Por eso lees en la prensa muchas noticias hinchadas, más que en internet donde no tienen esa exigencia de llenar tanto espacio.
¿Cuál es la extensión media que resulta recomendable para escribir una noticia?
Siempre más corto que largo. “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Yo soy capaz de reducir el texto un 10% sin que el redactor se dé cuenta o, en todo caso, advierte que está mejor. En casi todos los textos hay paja.
Esta mañana llovía para todos en Panamá, pero las gotas de agua no mojaban igual a todo el mundo*.
La lluvia, por ejemplo, es distinta para los que forman parte de la minoría que atesora casi toda la riqueza que para esa mayoría que vive en la pobreza o cerca de ella. Para hacerse una idea, recurro al testimonio de Daniel Moreno, director de Animal Político, que explica con datos que en México “el 10% de la población más pobre recibe el 1,2% de los ingresos, mientras que el 10% de los más ricos se reparte el 36,7% de los ingresos”.
En un hotel, durante tres jornadas, se reúnen periodistas de Brasil, Paraguay, Argentina, Panamá, Colombia, Guatemala, Perú, México, Chile, El Salvador, Bolivia y España, invitados por Oxfam, la Fundación García Márquez y el Congreso de Periodismo de Huesca, para hablar de “la desigualdad en Iberoamérica como motor de historias periodísticas”. En la segunda jornada de trabajo, una de las conclusiones es que a los más ricos les salen más baratos los servicios básicos, como el agua o la luz, porque destinan una parte menor de sus ingresos a esos pagos que los pobres. Alguien ironiza: “En el juego de comparar, en América Latina siempre se destaca a quien está peor”.
Para hablar de la desigualdad y de la pobreza, se recurre a la economía. Enric González avisa del enorme crecimiento de las deudas públicas de los países. También recuerda que los países más ricos del mundo se comprometieron a acabar con los paraísos fiscales y no se ha cambiado nada. En España se da la paradoja de que en plena crisis se han aprobado leyes especiales para los ricos. “El 10% de españoles más ricos no notan casi la crisis”, se lee en un titular de una portada de 20Minutos que proyectan en la pantalla.
A los periodistas les preocupa cómo colar en sus medios las informaciones donde se muestra la desigualdad. La pobreza no vende periódicos y eso no interesa a los medios “industriales”, un término que anoto en la libreta. Creen que sus lectores no quieren leer esos temas. Por otra parte, a los anunciantes no les conviene asociar sus marcas al infortunio. Los diarios de papel marcan la “agenda”. Sobre todo la de los políticos donde siempre figuran los temas que interesan al 10% de la población que incluye a los más ricos, a los más poderosos, a los que hacen presión para que no se olviden sus intereses.
Los nuevos medios digitales son más sensibles a la desigualdad. En pocos años, se han convertido en una realidad ineludible que genera un mapa distinto. “Los grandes medios han perdido la centralidad”, sentencia alguien al final de la mañana.
En una pausa de la reunión de periodistas, dos automóviles enormes se detienen en la puerta del hotel. Del primero sale un escolta que abre la puerta a un hombre trajeado. El segundo coche bloquea la calle y baja otro escolta. El hombre del traje saluda con un arrastrado “Buenaaas” mientras sube la escalera. Su ropa no se ha mojado porque el automóvil se detuvo bajo una gran cornisa que no ha dejado pasar la lluvia. Frente al hotel, en un edificio en obras, un hombre con chaleco carga materiales en una carretilla. Da la impresión de que está acostumbrado a mojarse.
*Publicado originalmente en el blog de Oxfam Internacional
Hace unos años bastaba con mirar el periódico de papel que la gente llevaba debajo del brazo para saber a quién votaba.
Ahora, poca gente pasea el periódico por la calle y la confusión se apodera de los medios.
Hablando de confusión, juguemos a los titulares, una prueba que deja perplejo a cualquiera.
El juego es muy sencillo.
Los siguientes titulares se publicaron en caliente antes de las 13 horas, cuando se acababan de conocer los resultados de intención de voto de la última encuesta del CIS, en seis medios españoles de gran difusión: El País, El Mundo, ABC, 20Minutos, La Razón y ElDiario.es.
«Podemos ya es la primera fuerza política en intención de voto»
«CIS: el PP supera al PSOE por 3,6 puntos y a Podemos por cinco»
«El CIS confirma el fin del bipartidismo»
«Podemos, primera fuerza en intención de voto»
«El CIS sitúa a Podemos como tercera fuerza política tras PSOE y PP»
«El PP ganaría las elecciones por delante de PSOE y Podemos»
Para jugar, solo hay que elegir un titular y emparejarlo con una de las seis portadas de los periódicos citados. Recomiendo la utilización del ingenio y olvidarse de si se trata de medios conservadores, progresistas o cualquier otra cosa.
¿Cuántos aciertos?
A la hora del almuerzo, algunos titulares de portada aparecían más cocinados:
La Razón: «El PP ganaría las elecciones por delante del PSOE y Podemos»
El Mundo: «Podemos hace temblar el bipartidismo PP-PSOE»
ABC: «CIS: el PP supera al PSOE por 3,6 puntos y a Podemos, por 5»
EL País: El CIS sitúa a Podemos como tercera fuerza política tras PP y PSOE»
20Minutos: «Podemos irrumpe como primera fuerza en voto directo y configura un escenario «tripartidista»»
ElDiario.es: «El CIS confirma el fin del bipartidismo»
En fin, que el PP gana según ABC, La Razón y El País. Mientras que El Mundo, ElDiario.es y 20Minutos optan por explicar en un titular que las cosas están cambiando.
Gracias a @melisatuya por la «inspiración» y las imágenes.
La publicidad institucional a veces se utiliza como un instrumento para doblegar voluntades, premiar fidelidades y parar marrones (políticos, claro). El reparto del dinero público a los medios de comunicación, por las vías de la subvención y de la publicidad, ha sido moneda de cambio habitual entre (algunos) políticos y (algunos) medios de comunicación. La ley de Publicidad Institucional de 2005 regula cómo se deben realizar las campañas de publicidad institucional, pero, como explicaba en Salvados Víctor Lapuente, profesor de la Universidad de Göteborg, promover la transparencia no funciona tanto por las leyes sino por un código ético que impida, en este caso, que la publicidad se reparta de forma no equitativa entre los medios.
No todas las batallas se pierden. Radio Castellón acaba de ganar otro recurso de amparo en el Tribunal Constitucional contra un ayuntamiento por trato discriminatorio en la distribución de campañas publicitarias. El Ayuntamiento de Burriana —como antes los de Castellón, Vilareal, La Vall d’Uixó y la Diputación Provincial de Castellón— discriminó a la emisora de la SER en Castellón que estuvo cinco años sin publicidad institucional, pese a ser líder de audiencia.
Al parecer, la difusión de información sobre el «caso Fabra» hizo que Radio Castellón se quedara fuera del reparto publicitario. En la sentencia, como explica 20Minutos en su información de ayer, el Tribunal Constitucional no encuentra motivos de discriminación «por razones ideológicas, de tendencia u opinión», pero sí considera «vulnerado su derecho fundamental a la igualdad ante la ley en relación con la libertad de información» que garantiza la Constitución Española.
Las irregularidades en la gestión de la publicidad institucional son uno de los asuntos recurrentes en la agenda informativa. La AEEPP (Asociación Española de Publicaciones Periódicas, que preside Arsenio Escolar, director de 20Minutos) ha denunciado el incumplimiento sistemático por ministerios, consejerías o ayuntamientos, gobernados por diferentes partidos de la ley que regula la publicidad institucional. En 2013 se conoció que una campaña sobre violencia de género realizada en 2012 por el Ministerio de Sanidad había invertido más dinero en diarios de poca audiencia, como La Razón y La Gaceta, discriminando a los más leídos, como El País y 20 Minutos. La inversión media de la campaña «Hay salida» por cada mil lectores en el periódico que dirige Marhuenda fue de 264,87 euros y de 206,46 en La Gaceta. A los periódicos más leídos como El País no le correspondían ni 18 euros por el millar de lectores y solo 5,60 euros a 20Minutos.
El BOE nuestro de cada día informaba de la publicación de una «campaña publicitaria de sensibilización para la dinamización
demográfica de Galicia». El gobierno de Feijóo gasta en 2014, con la que está cayendo, nada menos que 300.000 euros en animar a los gallegos a tener hijos. El presupuesto se utiliza solo para colocar anuncios en prensa, radio, televisión e Internet. Emplean la misma creatavidad del año pasado, que invirtieron el doble, 640.000 euros. Así que la agencia que han contratado solo tiene que repartir los anuncios por los medios.
Si se siguen criterios objetivos como, por ejemplo, la audiencia de cada medio, se puede dudar de la necesidad de invertir tanto dinero en una campaña con un fin tan peculiar, pero no de cómo se reparte. Lo que hay que evitar es que el reparto publicitario se destine a comprar noticias y a pagar servicios prestados o por prestar.