El otro día en Twitter tuve un debate interesante a raíz de El incidente. Comentaba que, a pesar de un final abrupto y demasiado explicativo mediante voz en off, los problemas de producción de la serie le habían sentado bien. «¿Estás loca, Cecilia?», pensaréis. Nada más lejos de la realidad, porque todos los sucesos acaecidos habían servido para meterle la tijera a la serie en cuanto a número de episodios.
Este hecho, pese a que ha sido por imposición, ha dotado de ritmo a la narración y ha eliminado las tramas superfluas que, a menudo, lastran las producciones de nuestro país. A pesar de algunos flecos sueltos, personajes que no sabes por qué aparecen en determinadas escenas o el desmañado remate (y, my goodness, la hora y veinte minutos de duración por episodio), El incidente funciona. Y muy bien, por cierto.
La atmósfera misteriosa del valle del Cer —con ese lago en medio de las montañas que tanto recuerda a Les Revenants—, la selección de buenos actores (Pepa Aniorte y María Garralón están soberbias), el guion preciso y la cuidada estética consiguieron que me sumergiera por completo en su universo.
La miniserie de cinco o seis episodios —o si no que se lo digan a los ingleses— es un formato muy agradecido. No se aburre con paja al personal, y resulta muy agradable de ver sin necesidad de dedicarle eones de vida. En este sentido me viene a la mente Sé quién eres, una serie estupenda que, si hubiera tenido la mitad de capítulos, hubiera sido redonda.
La necesidad —no sé cuál— de estirar la historia añadiendo giros enrevesados e introduciendo personajes nuevos que solo aportan confusión o aburrimiento, como le sucede a Sé quién eres en su parte central, suele ser el problema fundamental de las ficciones patrias. Así que, a pesar de que haya sido por obligación, bienvenidas las tijeras. No solo a El incidente le han sentado bien. A la mayoría de series les convendría pasar por el peluquero.
Nota en Mis Puntuaciones
Ya sabéis que he escrito un par de libros que esperan ansiosos que les echéis un ojo. Las series de mi vida, donde hablo de series como The Wire, Los Soprano, Mad Men o Breaking Bad.
O, si lo preferís, fantasía oscura. Deseos, obsesiones, viajes en el tiempo y un lugar más allá del tiempo y del espacio llamado Araneida,