Aunque la primera temporada de The OA me encantó (excepto por el peculiar bailecito que me sacó de la trama por lo ridículo y un final que dejaba vía libre a la interpretación mística o psicológica), desde que Netflix estrenó la segunda temporada miraba el título con desconfianza, sin animarme a darle al play.
Qué equivocada estaba, familia seriéfila.
Porque esta segunda entrega, con un planteamiento radicalmente diferente y que define un universo místico de realidades paralelas exponiéndolo sin complejos, me ha parecido brillante, originalísima y con alguno de los momentos más potentes visualmente que he visto este año.
En menos de tres días me vi los ocho episodios, y eso porque me contuve para no devorarlos de una sentada.
Los creadores Brit Marling (que también interpreta a OA) y Zal Batmanglij han apostado por la reinvención total en cada una de sus temporadas, construyendo historias fabulosas donde lo más interesante aparte del misterio absorbente que plantea son los vínculos que se establecen entre los personajes.
Con resonancias budistas de conexiones kármicas que unen las conciencias de las personas en múltiples vidas, el misticismo de The OA funciona por la fuerza de sus historias personales.
Si la narración sobre la infancia de Prairie en Rusia nos encandiló, esta segunda parte recoge esa semilla para presentarnos al mismo personaje pero con una existencia distinta, que resulta absolutamente apasionante en su excentricidad.
La trama de Nina Azarova (dios mío, EL PULPO) se entremezcla con la investigación de Karim Washington en busca de la joven Michelle Vu a través de juegos y casas que son puzles y sueños premonitorios, así como con la historia de la realidad anterior, con los amigos de OA tratando de contactar con ella y ayudarla a través de una road movie tan bien escrita como el resto de la serie.
Esta mezcla de ciencia ficción sobrenatural, drama psicológico y misticismo (que me ha recordado a esa joya llamada The Leftovers) es un cóctel arriesgado en el que quizás no todo el mundo entre.
Pero, si lo haces y te sumerges de lleno, será capaz de llevarte por senderos repletos de emoción, con un final tan sorprendente que estoy deseando ver cómo logran establecer un nuevo viaje con ese punto de partida tan insólito.
Si no la habéis visto, os invito a adentrarnos en su mundo y olvidar su único defecto (el bailecito) a favor de una historia tan irresistible como original.
la vi hace unas semanas y me encantóooooo
09 mayo 2019 | 11:27
A mi la segunda parte me pareció ridícula, conozco mucha gente que vió la primera y estaba deseoso de ver la segunda y la dejaron de ver. La verda es que esperaba más.
09 mayo 2019 | 14:03
Me gustó demasiado, la verdad no era lo que me imaginaba y me sorprendió bastante. Me encantó la idea de realidades paralelas y la interconexión de los personajes
09 mayo 2019 | 16:57
A mi me pasó exactamente lo mismo con la primera temporada: el bailecito del final me resultó ridículo. Pero fíjate que ya le estoy cogiendo cariño. Lo que me chirrió pero mucho en la 2T fue precisamente EL PULPO. No sé qué pinta, no sé a qué viene..
09 mayo 2019 | 19:25
Soy super fan de THE OA y me encantó tu referencia a The Leftovers porque también está super buena esa serie. Creo que es muy difícil que después de una gran primera temporada la segunda sea tan o más poderosa y en esta ocasión Brit Marling y Zal Batmanglij lo consiguieron. Ojalá pase así también con Dark, ojalá puedas escribir algo de esa serie.
09 mayo 2019 | 20:01
Pues la primera temporada me gustó, y quería ver la segunda, pero la he dejado a medias, demasiado rebuscado, había ratos que no sabía que estaba viendo.
10 mayo 2019 | 02:40
Genial la serie en sus dos temporadas, aunque la segunda parte se lleva la mayor admiración. Me encantó lo que escribes sobre ella, aunque lo que calificas como «conexiones kármicas» le reemplazaría por conexión de líneas temporales, universos paralelos o multiverso. Saludo desde Colombia!
11 mayo 2019 | 06:10