‘Un hombre llamado Cervantes’: un alemán huyendo del nazismo y su Quijote

9788416392315_portadaweb2Escribe hoy el compañero José Ángel González, en el blog Trasdós (hacedme caso y seguirlo), que sólo cinco días después del cacareado 23 de abril ya hemos mandado a Cervantes de nuevo al cautiverio de Argel, lo que le sirve para hacer un hermoso alegato sobre la lectura. En el caso de XXSiglos, oh cielos, me temo que algo de verdad lleva, porque hoy cierro este mes cervantino. Y lo termino con una novela sobre Cervantes, escrita por un judío alemán en los años 30: Un hombre llamado Cervantes (Almuzara, 2015), de Bruno Frank.

La historia acompaña a Cervantes desde su juventud hasta la escritura del Quijote. No hace falta ser un experto para saber que encontraremos los hechos más novelescos de la vida del literato español (Lepanto, el cuativerio en Argel, la cárcel en Sevilla) y algunos fruto de la imaginación del autor. Es una novela que avanza con ritmo y con un fuerte poder simbólico.

Porque, frente a otras novelas contemporáneas sobre el personaje, quizá con más contenido y detalle histórico (algo de lo que no adolece, en cualquier caso esta), Un hombre llamado Cervantes tiene un fuerte carga metafórica, de diálogo con la vida y tiempo de su autor. Bruno Frank publica la obra en 1934, un año después de huir de la Alemania nazi. Su Cervantes es un escritor amante de la libertad y el espíritu libre a la que una existencia dura y llena de penurias va moldeando, quizá como se sentía el autor.

Además, el autor traza un retrato siniestro del rey Felipe II, en claro antagonismo con el protagonista, fanático y minucioso, que, según el dossier de la editorial, algunos críticos identificaron con Hitler. Puede ser, aunque a mi me parece que lo identifica con un cualquier tirano frente a la figura de un hombre abierto de espíritu y mente como Cervantes. Sus apariciones no tienen más sentido narrativo que la propia comparación con el protagonista.

Una novela con un fino equilibrio entre lo literario (el último capítulo es un canto maravilloso a la creación de una obra) y la narración de una vida llena de sucesos. Interesante, por ser la visión de un escritor perseguido del siglo XX.

¿Reconocerían en su desmañado hidalgo el espíritu de España, que con noble ceguera iba en pos de hechos pasados, mientras a su alrededor el mundo despertaba a una nueva realidad?

¡Buenas lecturas!

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1 comentario

  1. Dice ser Ángel

    Menudo lloriqueo más absurdo. Yo soy filólogo y no creo que la cultura y el bienestar provengan de la lectura, es simplemente uno de los muchos medios de cultura existentes. Quizá la gente no lea, quizá sí. No me fío mucho de las estadísticas porque no abarcan a toda la población, pero el número de lectores no equivale al número de gente culta.

    En cuanto a lo que dices de Cervantes, sí, se le ha dado más importancia por el aniversario, pero no va a caer en el olvido porque se haya pasado; desde su publicación nunca, nunca se ha dejado de leer a Cervantes, y eso no va a cambiar. No hablar de algo constantemente no lo destierra al olvido, vivimos en un mundo polifacético y hay otras cosas tan importantes o más que Cervantes.

    El día del libro no leí a Cervantes, tenía otras cosas que hacer, lo leí antes y volveré a hacerlo cuando quiera. Esa es la magia de la literatura, que no hace falta que otros le den importancia, basta con que lo hagas tú. Así que bájate de tu torre de marfil y no creas ser mejor por recordar algo que crees (errónamente) que los demás han olvidado.

    28 abril 2016 | 18:46

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