Ruta Sepetys: «Cuando escucho hablar de vallas y muros, pienso en que hace 75 años mi padre era ese chico tras la valla»

Ruta Sepetes (FOTO: Kacie Lynn Wheeler, cedida por editorial Maeva).

Ruta Sepetys (FOTO: Kacie Lynn Wheeler, cedida por editorial Maeva).

«Cuando escucho a la gente hablar de levantar vallas y construir muros, todo lo que puedo pensar es que hace 75 años mi padre era ese chico tras la valla». Me lo cuenta Ruta Sepetys, hija de un refugiado lituano que huyó del terror estalinista y que acaba de presentar en nuestro país su última novela Lágrimas en el mar (Maeva, 2016, traducción de Álvaro Abella), precisamente una historia de refugiados que desemboca en la tragedia del Wilhelm Gustloff, la  mayor de la historia por número de víctimas.

Sepetys, nacida en Detroit en 1967, tras una importante carrera como productora musical arrancó hace unos años una fulgurante labor literaria que la ha llevado al éxito en más de 50 países. ¿Las bases de su éxito? Un cóctel poco frecuente: Historia y literatura para lectores jóvenes. Aunque en una entrevista asegura que a ella le gusta considerarse una «escritora para jóvenes que gusta a los adultos».

La escritora me recibe en el Hotel Intercontinental de Madrid, donde, me dicen está trabajando en la documentación para su próxima novela. Curioso, lo primero que la pregunto es por esa novela. «Mi editor me envió un artículo del New York Times sobre el asunto de los niños robados durante el franquismo», me cuenta, «eso despertó numerosos interrogantes en mi cabeza: ¿qué efectos tiene en nuestra identidad el no saber de dónde venimos y, no sólo eso, sino saber que hemos sido arrebatados de nuestras familias?».  La bombilla se encendió cuando descubrió que algunos de esos niños fueron entregados en adopción a familias de EE UU: «No podía contar esta historia sólo con personajes españoles, pero con estadounidenses sí».


Se sabe que Franco trabajó con las petroleras estadounidenses, así que en mi próxima novela, veremos el lado de Franco desde la óptica americana. Creo que es algo diferente.


La novela seguirá a un chico de Texas que llega a España de vacaciones con su padre, un empresario del petróleo, y precisamente en el hotel de la entrevista, que por entonces se llamaba Castellana Hilton, conoce a una chica española. «Se sabe que Franco trabajó con las petroleras estadounidenses -la autora hace referencia a datos que ha encontrado sobre este asunto en los archivos de Washington-, así que en mi historia veremos el lado de Franco desde el punto de vista americano, que creo que es algo diferente».

Le digo que en España una historia así puede levantar ampollas, pero ella afirma no querer «originar un debate, sino abrir una puerta para poder hablar de ello». Piensa en un concepto más internacional: «He preguntado a personas de otros países sobre Franco y la respuesta suele ser: no sé nada de este asunto». «Mi protagonista descubre una nación que ha quedado interrumpida», explica, «y se hace grandes preguntas: ¿han ayudado los americanos a esa interrupción o están ayudando a sanarla?«.

Habrá que esperar a leerla aquí en España, así que volvemos a su tercera novela, Lágrimas en el mar, la historia de un grupo de jóvenes -lituanos, alemanes de Prusia Oriental, etc.- que huyen ante el avance del ejército soviético y que acabarán embarcando el mencionado y trágico navío torpedeado por submarinos rusos. Murieron más de 9.000 personas.


La prima de mi padre y su familia iban a ir en el Wilhelm Gustloff, pero zarpó sin ellos. Su madre estaba segura de que iban a morir y, sin embargo, la familia entera sobrevivió.


«La prima de mi padre, Erika, me contó la historia de este barco», relata Sepetys, «ella y su familia tenían que ir en él, pero el barco zarpó sin ellos. Su madre estaba segura de que iban a morir y, sin embargo, la familia entera sobrevivió. Muchas veces se preguntaron sobre lo cerca que estuvieron de morir allí y por qué se habían salvado ellos. No dejaba de decir: podría haber sido yo. Ellos me animaron a escribir esta historia».

Con esa idea en la mente, esta exitosa autora estadounidense comenzó a escribir esta trepidante y dramática historia de refugiados. Refugiados como los que ahora intentan llegar desde Oriente Próximo a Europa. «Cuando comencé este proyecto, hace cinco años, no tenía ni idea de que ahora íbamos a estar en medio de una crisis así», explica esta hija de un hombre que pasó 9 años en campos de refugiados antes de llegar a EE UU.

Entonces, ¿no hemos aprendido nada desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy en este aspecto? «Hemos aprendido cosas, sí, pero vivimos unos tiempos en que tenemos la expectativa de que todo pase muy rápido. Y esto son seres humanos y requieren paciencia y amabilidad. No los podemos adjuntar a un email y enviarlos en cuestión de segundos».


Si aislamos a los refugiados, estamos creando máquinas de reclutamiento de terroristas en nuestros propios países


Le pregunto por la campaña electoral en su país y los duros -y crueles- debates sobre refugiados e inmigrantes que han protagonizado algunos debates. «Muchas familias americanas no tienen ninguna experiencia cercana con la guerra o la ocupación y no están familiarizados con lo que significa ser refugiado«, analiza. «Hay gente que está preocupada porque los refugiados sean terroristas, pero no saben lo que significa ser un refugiado. Si aislamos a esas personas, estamos creando máquinas de reclutamiento de terroristas en nuestros propios países, fomentamos la misma cultura del miedo que tratamos de evitar».

«Cuando escucho esas historias sobre vallas y muros, pienso en mi padre. Tuvo la oportunidad de venir a EE UU donde se convirtió en un amoroso padre de tres hijos, a un miembro que aún sigue contribuyendo a su comunidad y un amante y devoto esposo durante 60 años. Así que cuidado con a quién no permitimos entrar y a quiénes permitimos quedarse», afirma esta escritora.

De Bundesarchiv, Bild 183-H27992 / Sönnke, Hans / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5434070

De Bundesarchiv, Bild 183-H27992 / Sönnke, Hans / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0 de (WIKIMEDIA COMMONS)

Uno de los aspectos que más me interesa de esta autora es que se dirija a los lectores más jóvenes (con un estilo, además, bastante eficaz, que no elude aspectos duros). Ya comenté alguna vez aquí que la literatura juvenil actual parece poco interesada en la Historia y más en la ciencia ficción y la fantasía.


La primera vez que dije que quería escribir una historia sobre una chica lituana en Siberia me dijeron que estaba loca


Sonríe Ruta Sepetys cuando se lo comento. «La primera vez que dije que quería escribir una historia sobre una chica lituana en Siberia (se refiere a su novela Entre tonos de gris) me dijeron que estaba loca», recuerda. «Pero descubrí que no importa si el villano es un vampiro o Stalin, los jóvenes absorben los grandes temas y los asuntos duros, probablemente porque la adolescencia también es un momento difícil».

«Los lectores jóvenes leen el libro y quieren saber más. Los libros abren una puerta y ellos la atraviesan. Entonces leen sobre lo que ocurrió en realidad, sobre las víctimas, la Historia y eso es lo verdaderamente importante. Mis libros son ficción, pero ellos tiene un gran sentido de la justicia y dicen: vale, esto es ficción, ¿cuál es la historia real? Los jóvenes son un público muy exigente y honesto. Merecen respuestas honestas», asegura.

Sepetys ha recorrido colegios de medio mundo con la promoción de sus novelas. ¿Tiene la sensación de que les cambia la visión de la Historia? Me explica que quizá muchos de ellos no son conscientes de la Historia y con sus libros lo descubren. «Me he encontrado a chicos que me han dicho: me encantan tus personajes. Y le pregunto si les han interesado los refugiados. Y me dicen: ah, supongo que sí. No se habían percatado que los personajes lo eran». explica.


Los jóvenes son un público muy exigente y honesto. Merecen respuestas honestas


Implicada con sus orígenes lituanos –«crecer en EE UU con mi nombre era como ser una alienígena» llega a contar-  le pregunto si algún día se atreverá a escribir sobre su país en la actualidad. Me responde que no es la persona adecuada: «Por un lado no soy política y, por otro, mi interés es la literatura histórica». Pero sobre su país y sobre el contexto geopolítico internacional termina por decir una frase tan sonora como llena de posibles significados: «La libertad es algo muy frágil y vivimos tiempos precarios».

Esperemos que ella, y más como ella, sigan trayendo ficción histórica a los más jóvenes. Serán adultos más preparados para afrontar y combatir tiempos precarios.

 

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1 comentario

  1. Dice ser Jimeno

    Está claro que esta mujer no acaba de entender lo de los refugiados. Cuando se trata de unos pocos, incluso miles, es una oportunidad para mostrarse generosos. Cuando hablamos de cientos de miles, como ahora, que huyen no de una guerra sino que mayoritariamente son emigrantes económicos, hay que acabar con ello COMO SEA por propia supervivencia.

    06 noviembre 2016 | 18:42

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