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Entradas etiquetadas como ‘trabajo’

Casi pierdo un empleo por ser jurado

Por Ana Córdoba Concostrina

Denuncio que nos obliguen a formar parte de un jurado popular. Además de no creer en ello ni sentirme capaz de juzgar a nadie, se ha puesto en peligro mi puesto de trabajo.

JUSTICIADenuncio la insensibilidad del juez y del resto de profesionales -como el abogado defensor, fiscal y acusación particular-, ante los que me he presentado por ser requerida para ser jurado popular. Denuncio su insensibilidad, prepotencia y falta de empatía desde sus privilegiados puestos de funcionarios con alguien que, como yo, llevaba 5 años buscando un contrato. Un empleo que iba a obtener si la incorporación era inmediata, ya que había que realizarlo en un determinado tiempo.

Al final por suerte, por azar, me he librado de perderlo, pero de no ser así se habría esfumado gracias a un juez que vive de espaldas a lo que sucede en la calle.

¿Por qué no incentivan la contratación de mujeres embarazadas con ayudas directas?

Por Granada Santos García

Uno de los graves problemas que padecemos en la actualidad es la dramática situación del paro, miles de historias detrás de los más de cinco millones de personas desempleadas. Entre ellas quiero hacer especial mención a una realidad concreta: «mujer joven embarazada busca…»

Foto de una mujer embarazada. (ARCHIVO)

Foto de una mujer embarazada. (ARCHIVO)

Existen muchas herramientas, tanto públicas como privadas, que nos ayudan a la búsqueda activa de empleo, pero el problema se suscita cuando sabes a ciencia cierta que esa búsqueda será infructuosa, que aunque te llamen mil veces para una entrevista, solo el mero hecho de aparecer ya es motivo de rechazo porque tu hija está dentro de ti y se hace más que evidente.

El tiempo corre siempre en tu contra y la luz al final del túnel está fundida.

Puedo comprender los motivos de una empresa, pero entonces, si realmente no voy a tener posibilidades de encontrar un empleo en mi estado, ¿por qué tengo que consumir un derecho adquirido por todos los años trabajados como es la prestación por desempleo?, ¿por qué no existe una figura en las administraciones que contemple esta situación?, ¿por qué no hay ayudas directas a empresas que incentiven en un momento determinado la contratación de mujeres embarazadas?

Sin la dosis de vacuna para mi hija

Por José Vicente Barreiro

El pasado 20 de abril me dirigí al centro de salud Valle de la Oliva (Majadahonda) para que mi hija pasase la revisión de los 18 meses y fuese vacunada. Después de solicitar el día libre en mi trabajo, sacarla de la guardería y alterarle sus rutinas cotidianas me dicen que no la pueden vacunar, que carecen de dosis.

Dosis de vacuna (ARCHIVO)

Dosis de vacuna (ARCHIVO)

Comento el porqué de esta situación, si han realizado el pedido, y me responden que sí, que la Comunidad de Madrid no les surte. Al día siguiente nos llaman del centro de salud para pedirnos disculpas por el incidente, pero a día de hoy todavía no nos han llamado para ir con ella de nuevo a vacunarla. Sr. consejero de Sanidad: ¿Cuándo van a reponer las dosis? ¿Es más rentable electoralmente ahora atender a los enfermos de Hepatitis C? ¿Me pido otro día libre en el trabajo para nada?

¿Por qué no podemos jubilarnos dignamente?

Por Maribel M.

Un grupo de jubilados pasea por un parque. (EFE)

Un grupo de jubilados pasea por un parque. (EFE)

Me pregunto por qué ningún medio informa sobre las personas mayores de 55 años que hemos tenido la desgracia de perder el trabajo y si conseguimos otro es con sueldos miserables. Después de haber trabajado 40 años, ¿qué nos queda? Según las nuevas leyes, una pensión mínima a partir de los 65 años.

¿Por qué no podemos jubilarnos dignamente como en otros países con 60 años y 40 años cotizados? Lo peor es tener que mendigar para poder llegar a final de mes. ¿Esto es lo que nos espera a tantos y tantos trabajadores en paro o con sueldos tercermundistas? ¿Por qué no hacer un cómputo de todos los años trabajados, en vez de los últimos 17? ¿Hasta cuándo tendremos que aguantar en este país a que los mandatarios se dignen hacer justicia y dejar de pensar solo en ellos?

 

Jóvenes con estudios, pero sin posibilidades de empleo

Por Constantino Cuenca

En este momento no puedo asegurar que lo que aquí escribo tenga un carácter de denuncia, o si lo trazo desde la más absoluta necesidad de desahogo individual. Soy un varón de 25 años, licenciado en Ciencias Ambientales, y máster en Gestión y Restauración del Medio Natural. Las ganas de comerme el mundo quedaron, creo, en el mismo lugar donde se guardan las promesas que nos hacían. Y no es que las haya guardado ahí por placer, por holgazanería, por desinterés, por apatía; ¡que no se confunda nadie! Es sólo que, a fuerza de no usar algo, o de no encontrarle utilidad, uno acaba guardándolo en un cajón. Probablemente es algo inherente al ser humano, ¿quién no tiene un cajón, caja o baúl lleno de bártulos inútiles? Fíjense  en la gravedad del contexto. Un joven de 25 años se ha dejado la ambición en un cajón. Y todavía algún miserable encontrará apropiado pensar, o incluso vocear, eso de que cada uno se labra su futuro. Otros, como dice un rapero valenciano en un muy buen tema, te gritan “¿perdedor, por qué no emprendes?”. Sí, parece que es la época de los emprendedores…

Varios universitarios estudian en una biblioteca (ACN)

Varios universitarios estudian en una biblioteca (ACN)

Nos dijeron que la educación superior era una escalera, que nacer en una familia obrera no era impedimento, que la escala social ya no existía para nosotros, o como mínimo, que aun existiendo, estaríamos en los peldaños de arriba. Esto no sólo es una gran mentira, sino que es una absoluta monstruosidad. La cosa tiene miga: según parece, la finalidad última de estudiar reside en un augurado, aunque dudoso, ascenso de clase. Claro, nosotros, jóvenes e ingenuos, les creímos. Y nuestros padres, agotados tras las 40 horas, en cierto modo vencidos en esa lucha que aún continúa, quisieron creerles, con la entrañable ilusión de quien desea para sus hijos un futuro mejor que su presente. Pero no salgo de mi asombro al ver que, salvo relícticas excepciones, sólo se nos ofrecen prácticas no remuneradas. ¿Con posibilidad de quedarte? No, más bien no. Y en este punto es donde podemos usar todos los eufemismos que queramos, los más amables y modernos que se nos ocurran, con tal de no llamarlo por su nombre. ¿Explotación? Si no lo es, se le parece mucho. Algunos creerán que está fuera de lugar utilizar este concepto, pensarán que forma parte de una terminología anticuada, oxidada, propia, tal vez, de corrientes políticas y económicas decimonónicas. En mi humilde opinión, el término no puede estar más de actualidad. Y es, además, una explotación tolerada e incluso incentivada desde los ámbitos institucional, empresarial y académico.

No es casual, pues, que tantísimos jóvenes formados, hartos de regalar nuestro tiempo (o de la sola idea de tener que regalarlo, haciendo caso a ese imperativo etéreo pero tan rígido de que hay que hacer currículum), prefiramos venderlo al mejor postor. Yo, como tantos y tantas, he servido copas y mesas, he puesto gasolina, he fregado escaleras, podado setos, limpiado baños… De todos los trabajos guardo buenos recuerdos, amistades; esto no pretende ser un pataleo clasista o elitista de tantos otros que leo por ahí; esto no es un “yo valgo mucho como para dedicarme a esto”. No, no valgo más que un camarero o un jardinero, pero no son mi profesión. Soy ambientólogo, y no puedo permitirme perder ni un minuto trabajando gratis para nadie.

ADE, Turismo, Periodismo, Marketing… ¿Intrusismo laboral?

Por Tania Coronado Moreno

España es un país diferente en muchos sentidos. Algo que nos hace enorgullecernos en muchas ocasiones se convierte en una lacra para nosotros mismos en lo laboral. Alabada es internacionalmente nuestra flexibilidad y capacidad de improvisación en el trabajo si bien eso de forma extendida en nuestro país nos ha hecho que un ingeniero de lo que sea valga para cualquier cosa, que un licenciado en ADE sea el perfil que puede hacer de todo, o que carreras en áreas como Turismo, Periodismo, Marketing o similares no tengan ningún valor al salir al mercado laboral porque es algo «que puede hacer cualquiera».

Imagen de archivo de un grupo de jóvenes trabajando en una oficina.

Imagen de archivo de un grupo de jóvenes trabajando en una oficina.

Es doloroso para miles de estudiantes licenciarse y no saber de qué van a trabajar, si serán administrativos en un pequeña empresa, vendedores en unos grandes almacenes o si tendrán la oportunidad de hacer algo que se aproxime de algún modo a lo que han estudiado y les permita sacar de ellos lo mejor que tienen, su vocación.

Espero que algún día las empresas españolas le den el valor que tiene a cada persona y su preparación y no sigamos teniendo perfiles generalistas que pocas veces consiguen resultados brillantes en su trabajo. Nuestro refranero, que es muy sabio en estas cosas, ya tenía uno muy bueno para describir esta situación: Aprendiz de mucho, maestro de nada.

Ojalá algún día España no sólo sea conocida profesionalmente por nuestra flexibilidad y capacidad de improvisación sino también por tener grandes maestros en muchas disciplinas profesionales.

Carta de una emigrante española en Francia

Por Virginia Gil Gallardo

Hace tiempo que los aeropuertos dejaron de ser para mí el preludio de unas alegres y merecidas vacaciones.

Tengo treinta años y hace cuatro, tras una concienzuda preparación y mucho esfuerzo, emigré a Francia en busca de una oportunidad laboral que mi país me negó (robó).

Me fuí, como bien podría decir una canción de Sabina, con una maleta repleta de besos con regusto amargo y sin billete de vuelta.

Hoy en día hago malabarismos con mi sueldo de enfermera para poder volver a mi hogar muy de vez en cuando.

Papel y bolígrafo en una imagen de archivo

Papel y bolígrafo en una imagen de archivo

Escribo esta carta en uno de mis viajes de regreso a Francia, donde como ya anticipaba en el título, el aeropuerto se ha convertido para mí y para muchos españoles en la Crónica de una muerte anunciada (con mi máximo respeto al Gabo).

En las terminales ahora les llora el alma a las madres y se les cae a los piés a los hijos. Mueren ilusiones y planes de futuro. Se secan y arrancan raíces, que con tanto mimo y esfuerzo plantaron nuestros abuelos.

Los señores políticos (soy generosa con el eufemismo) nos están robando algo más importante que el dinero, nos están robando nuestro pasado, nuestro futuro (del presente mejor ni hablar) y con ello nuestra felicidad.

Y algunos todavía tienen la osadía o la desvergüenza (apuesto más por ésto último) de llamarnos jóvenes aventureros.

Aventura es sobrevivir en España, excepto para una minoría privilegiada, de privilegios inmerecidos.

Permítanme decir, y con ésto acabo, que modifique el final de una obra maestra, que por desgracia sólo me quedó París.

Remito esta carta con la esperanza e ilusión de que la publiquen y así se de voz a muchos españoles que nos hemos visto obligados a emigrar para labrarnos un futuro. Seguro que conocen a algunos, a muchos me atrevería a decir.

No pude evitar emocionarme al escribir estas letras, seguramente ha ayudado el hecho de que tengo miedo a volar. Me despido con la ingenua esperanza de poder comprar algún día mi billete de vuelta.

Fdo: Una emigrante española más.

Decidir si ir o no a trabajar cuando estás resfriado

Por César Sánchez

Un favor para ti y para tus compañeros

Imagen de archivo de una persona resfriada

Imagen de archivo de una persona resfriada

Todos sabemos cómo es el tiempo, llega noviembre y te resfrías. Suelen ser cortos, en un par de días o tres puedes estar recuperado.

Pero no, tú decides ir a trabajar de todos modos, para no quedar mal con el jefe.

Estás en tu sitio sentado, te duele todo, no puedes ni leer la pantalla del ordenador, no rindes y tampoco descansas. Y como es de cajón, tampoco te recuperas. Y al día siguiente cae otro, como piezas de dominó, ya son dos resfriados en la oficina.

Por favor, si eres uno de los que ya ha caído, ¿por qué no te haces un favor a ti mismo, quedándote en casa recuperándote; y a la vez a tus compañeros de oficina, evitando contagiarles? Saldremos todos ganando.

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Por Estela Moreno

Contestación a “Un favor para ti y para tus compañeros”

Llega el tiempo de catarros. Sí, de esos que puedes curar estando 4 días en la cama. Pero decides ir a trabajar como muchos de los todavía trabajadores de este país.

¿Para que te vean? No, para que no te quiten tu salario porque debido a los recortes no puedes ni ponerte malo sin que tu nómina se vea minorada.

Y una gripe es lo de menos porque hay esguinces, gastroenteritis y cualquier enfermedad con la que puedas moverte mínimamente.
¿Crees que vamos por contagiar? ¿Que somos malos compañeros? Nosotros vamos porque no podemos permitirnos el quedarnos en casa. ¡Ojalá nuestro jefe fuera como el tuyo! Un funcionario.

¿Se ha hecho incompatible estudiar y trabajar a la vez?

Por Paula González Núñez

No se qué clase de estilo de vida llevarán las personas que deciden todo esto, pero desde luego está claro que no tuvieron la necesidad de trabajar mientras estudiaban una carrera.

También puede ser que crean que todos en esta sociedad podemos permitirnos el lujo de dedicarnos cien por cien a los estudios porque por las mañanas tenemos el almuerzo preparado y al llegar de la universidad el plato de comida en la mesa. Pues bien, están muy equivocados. Porque somos muchos los que tenemos que ir de bólido los 7 días de la semana de un trabajo a otro para sacar algo de dinero y podernos pagar la carrera.

Imagen de archivo de una biblioteca. (20M)

Imagen de archivo de una biblioteca. (20M)

No entiendo cómo pueden ponernos tantos obstáculos para impedir que estudiemos y trabajemos a la vez. Seminarios obligatorios, clases con control de asistencia, etc.

Entiendo es algo serio y requiere un seguimiento, pero la flexibilidad en este sentido debería ser algo primordial.

No puede ser que no pueda aprobar una asignatura por haber faltado dos días y el profesor no haya podido concretar otra fecha para hacer alguna tutoría.

Tampoco entiendo, y esto es lo que más me indigna, cómo pagamos un dineral por cada asignatura a la que estamos obligados a ir y luego el profesor no se presenta varias veces consecutivas.

De verdad creo que es algo que debería cambiar, porque mucha gente muy válida está dejando de estudiar por falta de motivación y recursos.

No me digáis que me vaya al extranjero

Jóvenes universitarios. (ARCHIVO)

Jóvenes universitarios. (ARCHIVO)

Por Carlota Poveda,

No es ninguna novedad que muchos jóvenes tengan que marcharse al extranjero en busca de oportunidades que aquí son inexistentes.

También somos conocedores de la situación actual, tanto laboral como económica, en nuestro país. De las cifras de desempleo, de los sueldos base y de los recortes en educación.

Aún así, no puedo quejarme. Actualmente tengo trabajo como becaria en una importante empresa. Allí estoy aprendiendo y ganando una experiencia única para mejorar mi formación. Además, ¡cobro! Algo insólito en el mundo de los becarios.

Por otro lado, trabajo de camarera los fines de semana para, con ambos sueldos, poder pagarme los estudios. Aún así, cruzo los dedos deseando que al terminar mis prácticas, pueda quedarme en la empresa en la que estoy. Me da miedo encontrarme con una mano delate y otra detrás. Con un grado, un máster y un par de títulos de inglés pero con una mano delante y otra detrás.

Muchos me dicen que no me preocupe. Que si me quedo sin trabajo puedo aprovechar para irme al extranjero a aprender algún idioma o en busca de oportunidades.

Me insisten en que no deje escapar la oportunidad y me aseguran que si no lo hago, me arrepentiré. Y yo les pregunto, ¿me pagáis la aventura?, ¿Realmente creéis que, en el contexto actual, el mejor consejo que le podéis dar a un joven es que se vaya a otro país?

Profesores, amigos, conocidos, familiares… No me lo digáis más. Por supuesto que quiero, pero dejemos de creer que es algo asumible para todos.