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Las ‘Palabras’ tomarán hoy Huesca en el Festival Periferias

Para muchos de los que amamos Huesca el Periferias es como un aullido semántico, una voz, vocablo, término o promesa, que despierta un bosque de cultura y palabras. Para quienes aman las palabras, la música, el teatro, el cine y las conferencias… el festival Periferias es una llamada internacional única en España.

¡Vengan a este bosque de letras!, grita la presente edición desde la capital oscense, ciudad que alberga una reproducción de la Casita de Blancanieves, oculta bajo sauces llorones en el parque, una casita de fantasía que es realidad un templo del verbo, donde embriagarse por primera vez de lenguaje: una biblioteca infantil.

Así que la cosa, este año, va de Palabras.

 

Cartel de la actual edición del festival Periferias, 'Palabras', creada por Antonio Santos

Cartel de la actual edición del festival Periferias, ‘Palabras’, creada por Antonio Santos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Vídeos que imitan la ‘nouvelle vague’ para denunciar nuestra realidad

Oh, oui

Están ocultas en la Red. Piezas audiovisuales que buscan alzar un remake cinematográfico del mayo del 68. Viejos vocablos que nos parecen hoy trasnochados -soterrados por otros gritos- como justicia social. Un juego colectivo y artístico. Enmascarados imitando a Godard o Chris Marker para ilustrarnos. Afrancesados del siglo XXI. ¡Abran juego!

Juego: Madrid hecho París. Convertir todos los mayos en el 68.

Juego: Estampas en blanco y negro.

Juego: Una voz en off de una falsa intelectual francesa que hipnotiza.

Juego: Un nombre provocativo: Terrorismo de autor.

 

El colectivo Terrorisme d’auteur hacen vídeos, cortos, reflexiones cinematográficas, documental subjetivo. Pausados grafitis en los muros de nuestra mente. Su nombre apela a una pregunta eterna: ¿quién tiene en realidad la verdadera autoría de nuestras vidas? ¿Quién escribe los guiones prefijados? ¿Cómo retomar la dirección de tantas existencias a la deriva? ¿Quién es el verdadero autor que mueve tus hilos? Y la respuesta, dicen, causa terror… Un colectivo que empezó a publicar tras el movimiento del 15 de mayo; más mayo, eterno mayo, otra revolución que no fue

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Lo nuevo de Dylan, ‘The Basement Tapes Complete’, preguntas y respuestas

"The Basements Tapes Complete"

«The Basements Tapes Complete»

Soy cómplice de veneración. Lo advierto desde ahora para justificar mi defensa sin reparos de The Basement Tapes Complete, el séxtuple disco que editará mañana  Bob Dylan (73 años). La música que contiene el cofre —138 canciones— es material remoto grabado hace casi medio siglo, una razón más para asegurar la frescura, dado el hedor del presente. Sólo muy atrás fuimos niños. Sólo siendo niños lograrermos sobrevivir.

Unas cuantas preguntas y respuestas sobre The Basement Tapes Complete (Las cintas del sótano al completo), su gestación, importancia y todavía fresca vitalidad.

¿Qué es The Basement Tapes?
Una colección de canciones grabadas en plan campechano y sin alardes técnicos durante la primavera y el verano de 1967 por Dylan y sus colegas Rick Danko (26 años), Levon Helm (28), Richard Manuel (25), Garth Hudson (31) y Robbie Robertson (25). Cuatro canadienses, un granjero de Arkansas y Dylan (26). Estaban de vuelta, vestían como sus abuelos, no creían ya en la santidad del LSD, les aburrían los hippies, se morían de risa escuchando a los Beatles hacer el idiota con la electrónica y preferían el vino a la marihuana. De vez en cuando alguien liaba un joint pero Dylan decía: «Yo paso».

¿Qué equipo de grabación usaron?
Una grabadora Uher de bobinas con cuatro entradas, dos por canal, que admitía, por tanto, cuatro micrófonos. Utilizaban unos Neumann decentes, alquilados a Peter, Paul & Mary.

Big Pink

Big Pink

¿Dónde estaba el sótano?
La dirección postal de la casa del sótano es: 2188 Stoll Road con Parnassus Lane, West Saugerties, estado de Nueva York, en los bastante solitarios montes Catskills, donde durmió hasta el olvido Rip Wan Winkle.

¿Qué es eso de Big Pink?
La dirección oral que daban a los amigos para que no se perdieran era: «Big Pink, una casa pintada del color de los batidos de fresa». La construcción sigue en pie y los nuevos propietarios, que de construir páginas web minimamente atractivas no tienen ni idea, la ofrecen como estudio de grabación.

¿Por qué Dylan había dejado de drogarse?
La historia oficial dice que todo empezó cuando, el 19 de julio de 1966, Dylan sufrío una lesión vertebral de cierta gravedad en un accidente de moto cuando conducía su Triumph de 1955 por una carretera de montaña. Estuvo ingresado algunos días, tuvo que hacer rehabilitación y, quizá por el susto, abandonó sus adicciones: marihuana, ácido y bencedrina.

Las versiones apócrifas sostienen que el accidente pudo ser causado por alguna de estas circunstancias:

  1. Un derrame de aceite en la calzada.
  2. La miopía severa del conductor que, por cuestiones de estética, no quería llevar gafas.
  3. Un traidor reflejo solar.
  4. La torpeza como motociclista de Dylan.

¿Quién vivía en Big Pink?
En la casa-batido-de-fresa vivían como inquilinos tres de los canadienses: Manuel, Danko y Hudson. Pagaban de alquiler 250 dólares al mes. Su otro compañero norteño, Roberston, residía en otra vivienda no muy lejana: prefería dormir a solas con su novia Dominique.

¿Dónde vivía Dylan?
En la cercana casa (11 habitaciones, aire victoriano, piscina, cancha de baloncesto) bautizada como Hi Lo Ha, en una carretera con nombre que parece un apunte autobiográfico: Camelot, en la colonia de artistas de Byrdcliffe. La casa fue la primera compra seria de Dylan. Pagó 12.000 dólares, una ganga. Firmó el contrato mientras grababa un vals titulado Like a rolling stone, si quieren saber mi opinión: la mejor canción de todos los tiempos.

Jesucristo y Sara © Elliott Landy

Dylan y Sara © Elliott Landy

¿Con quién vivía Dylan en aquella montañosa soledad?
Con su esposa Sara, nacida Shirley Marlin Noznisky (1939), hija, como Dylan, de judíos. Se habían casado casi en secreto bajo un roble de Long Island en 1965. Ella se había divorciado del fotógrafo Hans Lownds. Con Dylan tuvo cuatro hijos. En la época de las canciones del sótano eran dos: Jesse Byron (1966), Anna Leigh (1967). Luego nacieron Samuel Isaac Abraham (1968) y Jakob (1969). Dylan también adoptó a Maria, hija del anterior matrimonio de su esposa.

¿Qué tenía Dylan en casa?
Que se sepa, una mesa de billar, una piscina, una copia de su película favorita, Tirez sur le pianiste (Disparad sobre el pianista. François Truffaut, 1960); una Biblia siempre abierta sobre un atril de madera negra y las obras completas de Shakespeare. Copiaba de la una y las otras para escribir canciones.

¿Qué es ‘Disparad sobre el pianista’?
La película de Truffaut está basada en un relato del autor de hard-boiled David Goodis, que fue periodista, renunció al periodismo, vivió sólo y murió a los 49 años. Combatía el insomnio paseando toda la noche por las calles de Nueva York y escribió 19 novelas con el mismo ritmo: desesperación, inseguridad, claustrofobía y tormentos sexuales. Había muerto, tan desgraciado como sus personajes, sólo unos meses antes, en enero de 1967, intentando en vano demostrar que la serie El fugitivo era un plagio de una de sus novelas. Lo era: lo dictaminó un tribunal tras la muerte de Goodis.

¿Quiénes murieron en la época de Las cintas del sótano?
Dos ancestros de Dylan, el padre biológico y el moral. El 3 de octubre de 1967, en el hospital Creedmoor de Queens-Nueva York, dejó de sufrir Woody Guthrie después de caminar por espinas durante tres décadas y soportar una infame dolencia degenerativa. Era la bendición, el resguardo, la versión original de Bob Dylan. El 5 de junio del año siguiente, a Abbe Zimmerman (56 años) lo mató un infarto en su casa de Hibbing (Minnesota). Dylan voló sin compañía a la tierra natal, veló el cadáver en la funeraria Dougherty, acompañó al cortejo hasta el cementerio judío de Duluth y ante la tumba de su versión biológica lloró a gritos.

Danko y Hamlet © Elliott Landy

Danko y Hamlet © Elliott Landy

¿Participó un perro en las grabaciones?
Sí, el poodle Hamlet. Dylan lo llevaba a las grabaciones. Cuando el perro posaba con sombrero de caza-recompensas para el fotógrafo Elliot Landy, Danko se partía de risa y Dylan le regaló a Hamlet. Él tenía otro perro guardían, Buster, un San Bernardo indomable que odiaba a los matados hippies que llegaban a Hi Lo Ha buscando llenar el tanque vacío de sus almas.

¿Qué tipo de música contienen Las cintas del sótano?
Nada que se parezca a la insomne electricidad de los discos que Dylan acababa de grabar para dinamitar todas las fórmulas sobre el rock’n’roll: el veloz hasta lo grotesco Highway 61 Revisited (1965) —el cantautor viste en la carpeta una t-shirt que anuncia motos Triumph— y el ornamentado y simbolista Blonde on Blonde (1966). En este, Dylan se convierte en el primer músico pop en dedicar una cara completa de un álbum a una sola canción: una de las mejores del canon dylanita. Se titula Sad-Eyed Lady of the Lowlands y está dedicada a Sara, su mujer.

Bob Dylan, 1967 © Elliott Landy

Bob Dylan y su hijo Jesse, 1967 © Elliott Landy

Pero, ¿en qué quedamos?, ¿qué tipo de música es la de Las cintas del sótano?
Bien, seré concreto en la medida de lo posible. Las ciento y pico de canciones son lamentos de chaparral, baladas de hoguera, blues jactanciosos, responsos de forajidos, jigas irlandesas, polcas afrancesadas de los bajíos cajun, chansons de luto, chascarrillos de borrachera, bluegrass, maldiciones de esclavos, narraciones de cabaret, premoniciones sobre el apocalipsis bíblico, tonadillas de frontera, cantos de melancolía marinera…

¿Un embrollo sin sentido?
La gracia es que, al contrario, la colección de piezas tiene coherencia y predice la viscosidad de eso que llaman con absurda simpleza geográfica americana: temas que proponen un escenario intergeneracional y poliétnico en el que revolotean el folk que los inmigrantes tocaban en los barcos mientras escapaban de la miseria y el hambre europeos con los talking-blues sobre bandidos con sentido de justicia social, el existencialismo austero de las infinitas praderas y el primer periodismo de sucesos, las baladas de crímenes.

¿Son todas las composiciones de Bob Dylan?
No, abundan las versiones de un variopinto elenco de músicos, desde el bluesman primario John Lee Hooker hasta el vaquero triste Jimmy Jimmie Rodgers, pasando por Johnny Cash, Pete Seeger, Curtis Mayfield y un alto número de artistas oscuros que Dylan, enciclopédico en musicología popular, rescata del pasado. Ahora bien, Dylan contribuye con temas propios monumentales: This wheel’s on Fire, Nothing Was Delivered, Million Dollar Bash, You Ain’t Goin’ Nowhere, I Shall Be Released, Too Much of Nothing

¿No resulta absurda la combinación?
Al contrario: la atmósfera de cinco amigotes y un perro tocando en un sótano en una casa en las montañas, sin más pretensión que tocar —la vieja orden: let’s play— y hacerlo cada tarde durante meses en un útero pacífico e íntimo, confiere a The Basement Tapes la naturalidad de la obra que nada pretende con relación a los demás, al auditorio enajenado, al público fanático. Esto empieza y acaba. Se diluye en sí mismo.

"Old, Weird America"

«Old, Weird America»

¿Es posible ahondar en las sesiones?
El libro Old, Weird America (The World of Bob Dylan’s Basement Tapes), de Greil Marcus, es el adecuado programa de mano para la sesión.

¿Por qué no se habían editado hasta ahora?
De hecho, sí se habían editado, aunque sólo parcialmente (24 canciones), en un doble disco oficial de 1975. Existen también ediciones pirata de sonido bastante sucio pero emoción suficiente. Dylan edita ahora este séxtuple álbum por su continuada ambición en exprimir el catálogo de espléndidos descartes de su carrera en la llamada Bootleg Series, que llega al capítulo 11 y probablemente continúe con más entregas.

¿Cuánto debo pagar si quiero comprar el cofre?
El cofre físico en seis discos compactos tiene un PVP de unos 127 euros. Han editado un versión pobre con 38 canciones en dos cedés a 35,99. También se pueden comprar temas sueltos en mp3 en los despachos habituales de música en línea.

¿Puedo escuchar algún tema en streaming?
Dylan tiene un ejército de abogados que fustigan a los pirateadores o usuarios de plataformas para compartir música. En esta ocasión se ha puesto especialmente flamígero: no se han enviado copias promocionales a la prensa musical y la única posibilidad para los redactores era escuchar los discos en streaming en las sedes de la discográfica y desarmados de cualquier gadget de grabación. Algunos temas han sido cedidos a páginas web. La NPR estadounidense tiene una docena de canciones.

Parte trasera de una de las 'cintas del sótano'

Parte trasera de una de las ‘cintas del sótano’

¿Qué trascendencia tuvieron Las cintas del sótano?
Enorme pese a tratarse de una colección de canciones que no tuvo vida comercial hasta 1975 y entonces, como dije, sólo en parte. Dylan no tuvo reparo en que circulasen copias de las sesiones. En ocasiones las envió o entregó en persona a músicos amigos. George Harrison, por ejemplo, quiso convencer a los otros beatles de cambiar de estilo y regresar a las raíces y la sencillez tras visitar a Dylan y escuchar algunos temas —el resultado está a la vista en las mejores canciones del fallido Let It Be—. Eric Clapton decidió deshacer la ampulosidad de Cream y aligerar el sonido. The Byrds incluyeron dos canciones en el primer álbum de un género nuevo, el country rock, Sweetheart of the Rodeo (1968): You Ain’t Goin’ Nowhere y Nothing Was Delivered.

¿Por qué se atribuyen Las cintas del sótano a Bob Dylan and The Band?
Porque los músicos-colegas de Dylan montaron el cuarteto The Band y editaron en 1968 Music From Big Pink, el disco que reinventó el rock y acabó definitivamente con los excesos hedonistas, la egolatría y los fuegos artificiales instrumentales de la psicodelia.

"Lost on the River (The New Basement Tapes)"

«Lost on the River (The New Basement Tapes)»

¿Por qué también editan ahora un disco titulado Las nuevas cintas del sótano?
Lost on the River (The New Basement Tapes), que sale a la venta el 11 de noviembre, es un álbum con letras que Dylan escribió en 1967 y a las que nunca puso música. El cuaderno con la veintena de letras, encontrado por el músico mientras ordenaba su casa, fue entregado al veterano todoterreno y amigo personal de Dylan T Bone Burnett, que se encargó de reclutar a un grupo de músicos para ponerle música a las canciones. El grupo es de alto nivel: Elvis Costello, Marcus Munford (Munford & Sons), Jim James (My Morning Jacket)… Costello ha declarado que no se trata de «sobras», sino de canciones «extraordinarias». Se ha difundido como avance When I Get My Hands On You.

The Band, desde la izquierda: Danko, Helm, RObertson, Manuel y Hudson © Elliot Landy

The Band, desde la izquierda: Danko, Helm, Robertson, Manuel y Hudson © Elliot Landy

¿Qué ha sido de los protagonista de Las cintas del sótano?
El perro Hamlet fue abandonado por Rick Danko cuando éste dejó la zona de las Catskills. Unos vecinos se hicieron cargo del animal, pero el poodle murió a los pocos meses.

Danko sufrió un accidente de tráfico en 1968. Padeció un abusivo dolor de espalda durante el resto de su vida. Sólo se sentía en paz cuando se picaba heroína. Murió el 10 de diciembre de 1999 mientras dormía, a los 56 años. Tres días antes había cantado por última vez en un pequeño bar medio vacío de Ann Arbor (Michigan). Sus última palabras al público fueron: «Estoy aquí para vender mi nuevo disco. Espero que compréis una copia en el puesto de la entrada».

Richard Manuel se ahorcó en un motel de Winter Park (Florida) el 4 de marzo de 1986. Vivía en la depresión, era alcohólico y consumidor de heroína. Usó el cinturón para colgarse de un perchero.

Garth Hudson edita discos melindrosos con su mujer, Maud. Vendió la grabadora Uher a la corporación que gestiona los Hard Rock Café.

Robbie Robertson se dedica a las bandas sonoras —es el hombre de confianza de Martin Scorsese—, a la exploración etnográfica de sus orígenes mohawk y a cultivar las apariencias en las fiestas de clase alta.

Levon Helm apoyó las guerras de castigo de George W. Bush, editó discos decentes y murió de cáncer en 2012, a los 72 años.

Si intentas comprar algo de David Goodis en un gran almacén no encontrarás ni un sólo libro.

Bob Dylan morirá tocando.

Ánxel Grove

El primer tráiler de autor de la historia del cine

Me importa poco determinar si Ciudadano Kane (Orson Wells, 1941) es la mejor película de todos los tiempos. Aunque aparece en los primeros puestos en todas las listas —segunda, por ejemplo, en la prestigiosa del British Film Institute—, su grandeza está mucho más allá de los gustos o los caprichos temporales.

Hablamos de la primera pieza de autor del cine, la más revolucionaria en técnica y narrativa, la obra que hace casi tres cuartos de siglo predijo la importancia de la profundidad de campo, las elipsis narrativas (gracias al inédito punto de vista de un periodista-investigador al que nunca vemos la cara) y las ilusiones ópticas con las que trabajarían Kubrick, Hitchcock, Ozu, Kurosawa, Scorsese,Truffaut y tantos otros. Sobre todo, la ópera prima de Wells, un genio de 26 años, precoz y altanero, sacó al cine del espacio cerrado en el que se desarrollaba, la caja bidimensional heredada del teatro, y lo expandió en todas direcciones.

Ciudadano Kane fue también predecesora de los tráilers de autor. Usando el mismo punto de vista de la película, la verbalización externa, Wells realizó un corto de casi cuatro minutos como forma de promoción. Narrado por él mismo («¿cómo están, damas y caballeros? Les habla Orson Wells», es la primera frase de la banda sonora) y, sin utilizar ni un solo fotograma del film, presenta a los actores con una óptica expresionista, entre luces y sombras, y anuncia el tema del largometraje, la biografía de Charles Foster Kane, «un héroe, un sinvergüenza, un gran tipo, un gran amante, un gran ciudadano estadounidense, un perro sucio».

El magnate paradigmático Kane, basado casi textualmente en la figura perversa de William Randolph Hearstinventor de la prensa amarilla y la manipulación mediática a gran escala—, tampoco aparece en el trailer. Wells, una vez más, juega a la presencia fantasmal. En estos momentos de próceres económicos con ínfulas dictatoriales, la figura escondida de Kane-Hearts adquiere una especial pertinencia.

Como complemento al maravilloso tráiler, les dejo otra joya que puede verse completa en línea, el documental de la BBC The Complete Citizen Kane, donde se revelan con amplitud los pormenores del rodaje, el escándalo que desató la película por las amenazas de Hearst (que para evitar la difusión del film ofreció a la productora pagar el coste de la producción y comprar todas los copias) y la valentía creativa y personal de Wells, un cineasta demasiado brillante y peligroso para Hollywood.

Ánxel Grove

Jodie Foster, los cincuenta años de una actriz que lleva actuando desde los tres

Jodie Foster retratada por Herb Ritts

Jodie Foster retratada por Herb Ritts

De los muchos retratos que le han dedicado a la actriz Jodie Foster, quizá el de Herb Ritts de la izquierda sea el que más profundidad alcanza en la disección: el abatimiento de la mirada azul que emerge de la sombra, el gesto de solemnidad serena y cicatrices ocultas, la mano en tensión amarrando la camisa, 161 centímetros de electricidad contenida

El próximo 19 de noviembre cumple 50 años una de la estrellas de cine más ajenas al paradigma de las últimas décadas.

Huidiza pero de carácter fuerte (en los platós la llamaban Little Bossy Thing, Cosita Jefazo); atea pero mística («me gustan los rituales») y cercana a las ideas cosmogónicas del dios de los vacíos; colocada ante las cámaras desde los tres años —fue la niña de Coppertone y actuó en muchos otros spots publicitarios— y no por ello quemada; supuesta miembro de Mensa, el club que reúne a 110.000 superdotados de todo el mundo (leía a la perfección a los tres años) y practicante de karate y kickboxing; radicalmente celosa de su intimidad —nadie sabe quién es el padre de sus dos hijos ni cómo fueron concebidos— y, desde luego, millonaria —por sus últimas apariciones en producciones mainstream de Hollywood ha cobrado doce millones de euros—…

Jodie Foster

Jodie Foster

Aunque su carrera, que anda por los 75 títulos como actriz en cine y televisión, cuatro películas como directora y siete como productora, no es un ejemplo de congruencia (las obras maestras son bastante escasas mientras que abundan las medianías inexplicables), un puñado de los papeles que ha interpertrado son suficientemente poderosos como para garantizar a Foster un lugar en la eternidad de la memoria colectiva.

Con la excusa del 50º cumpleaños de una actriz muy sensible (aunque también cerebral y calculadora), inteligente (aunque también irreflexiva y dada a los golpes de capricho) y marcada por una infancia tortuosa (se vió obligada a crecer ante las cámaras por una madre dominante), repasamos cinco momentos de la cinematografía de la gran y misteriosa Jodie Foster.

Foto del 'book' infantil de Jodie Foster

Foto del ‘book’ infantil de Jodie Foster

1. Niña responsable. Antes de ser mayor de edad, Foster actuó en medio centenar de episodios de series y shows de televisión y películas. También hizo anuncios publicitarios de todo tipo —el primero, a los tres años—. La madre de la cría, Evelyn Ella Brandy Almond, actuaba como agente, iba a los castings y elegía los papeles.

«Cuando cumplas 16 años tu carrera habrá terminado», era la constante coletilla que justificaba la elección de comedietas infantiles baratas de la factoría Disney o la aparición en el Show de Doris Day.

Brandy Almond se empezó a comportar como una tirana con los niños después de que su marido, Lucius Fisher Foster, coronel de la Aviación, rompiese el matrimonio en 1962, meses antes del nacimiento de Jodie. Él acusó a la mujer de mantener una relación lésbica —era cierta, su amante era Josephine Domínguez, de ancestros mexicanos, a quien los niños llamaban Tía Jo— y Brandy hizo creer durante un tiempo a los cuatro hijos que el padre había muerto.

'Brandy' Almond, madre y manager

‘Brandy’ Almond, madre y manager

Vivían en Granada Hills, en el Valle de San Fernando, un lugar elegido con frecuencia para rodar exteriores de películas por los cercanos imperios de Hollywood. Con el dinero que ganaban Jodie y su hermano mayor Buddy, también actor infantil, Brandy compó una mansión en 1968.

Pese a que siempre se llevó bien con su madre y aceptó sin rechistar sus decisiones, Jodie Foster reveló en una entrevista reciente que sentía haber desarrollado un morboso sentido de la responsabilidad: «Me pregunto qué me perdí. Me rebelaba, pero eran pequeñas rebeliones. ¿Por qué no me rebelaba más? Porque era responsable de otros y no podía. Siempre estaba trabajando«.

Iris, la niña prostituta de "Taxi Driver", 1976

Iris ‘Easy’ Steensma, la niña prostituta de «Taxi Driver», 1976 (Foto: Steve Schapiro)

2. Taxi Driver, 1976. La primera decisión contraria a los dictados de la madre-manager que tomó Jodie Foster fue interpretar en la película Taxi Driver (Martin Scorsese) a la niña prostituta Iris Steensma, de 12 años, que escapa de una familia infeliz para dedicarse a vender sexo en las calles de Nueva York, donde es dominada por el chulo Sport (Harvey Keitel), que la introduce en el consumo de cocaína, le otorga el seudónimo de Easy (Fácil) y la ofrece al mejor postor.

Aunque era todavía menor de edad (14), Jodie Foster, que estaba fascinada con Scorsese, para el que había trabajado en Alicia ya no vive aquí dos años antes, decidió imponerse y aceptar el duro papel pese a la negativa de mamá (que se quedó de piedra al leer el guión y aseguró que su hija no actuaría en la película «ni bajo amenaza de ir al infierno»).

Jodie Foster (izquierda) y su hermana Connie, que fue su doble en "Taxi Driver" (Foto: Steve Schapiro)

Jodie Foster (derecha) y su hermana Connie, que fue su doble en «Taxi Driver» (Foto: Steve Schapiro)

La jovencísima actriz, que estaba segura hasta entonces de que su futuro estaba en la docencia —aprobaba sin estudiar y había conseguido que su extraordinario currículo académico le garantizase una beca en la Universidad de Yale—,  entreveía por primera vez que el cine era algo más que una pamplina tontorrona. Tras el primer pase privado de Taxi Driver, dijo:  «Me sentí tan bien viéndome que ya no quiero ser la primera mujer presidenta de los EE UU. Quiero ser una actriz seria».

Foster tuvo que ser asistida por un sicólogo por prescripción legal para que pudiese participar en los momentos más duros del film. Aún así, fue doblada por su hermana Connie (19) en algunas escenas y una asistente social estaba presente en todo momento en los sets para asegurar que no se empleaba «lenguaje inapropiado para una menor».

Taxi Driver atravesó el delicado margen entre realidad y ficción en 1981, cuando John Hinckley disparó con intención asesina sobre el entonces presidente de los EE UU Ronald Reagan, que resultó herido.

Foto policial de John Hinckley

Foto policial de John Hinckley

El pistolero, que imitaba al personaje de Travis Bickle (Robert De Niro), adujo que deseaba impresionar a Jodie Foster, a la que decía amar obsesivamente y a la que había enviado cartas y llamado por teléfono —ella respondió y charló con él, creyendo que se trataba de un fan algo exagerado—.

El jurado declaró a Hinckley inocente, al considerar pertinente el alegato sobre enfermedad mental formulado por el defensor, que consiguió que en la vista fuese proyectada la cinta de Scorsese para explicar los actos de su cliente. También se exhibió un vídeo con la declaración de Foster, exonerada de testificar. Negó conocer a Hinckley y éste explotó en una reacción iracunda en el banquillo de los acusados.

Tras el atentado, Foster se refugió en su faceta de «chica dura» (la expresión es de ella). Durante unos años incluso contestaba preguntas sobre el asunto y negaba tajantemente haber tenido nada que ver con Hinckley. En diciembre de 1982 publicó un artículo en la revista Esquire titulado Why Me? (¿Por qué yo?) en el que se mostraba destrozada, con la sensación de ser la «víctima» de una infinita y absurda pesadilla: «Sé que algún día alguien se me acercará en la calle y me preguntará: ¿no eres tú la chica que disparó al presidente?«.

Luego empezó a prohibir a los periodistas mencionar el tema como condición previa para conceder entrevistas. Hace unos años, para borrar todo rastro de su relación con el asunto, compró los derechos de difusión del artículo de Esquire, que no se puede citar ni publicar, aunque es localizable en Internet.

"Acusados", 1988

«Acusados», 1988

3. Acusados, 1988. Cuando Jodie Foster leyó el guión de Acusados, cuyo título inicial era Reckless Endagerment (Ponerse en peligro temerariamente), se empeñó en que el papel principal fuese para ella.

El guión, escrito por el periodista Tom Topor, estaba basado en la historia real de Cheryl Araujo, una mujer violada en 1983 sobre la mesa de billar de una taberna de New Bedford por al menos seis hombres y ante varios más que jaleaban a los agresores. Cuatro de los detenidos, hijos de inmigrantes portugueses, fueron condenados a penas de entre seis y doce años de cárcel, pero otros dos fueron declarados inocentes. Todos mantuvieron durante el juicio que, por la forma de bailar y vestir de la víctima, la mujer «estaba pidiendo» la violación. La identidad de Araujo fue revelada durante la retransmisión en directo del caso por la televisión. Tres años más tarde murió en un accidente de tráfico en Florida, donde había escapado con su esposo e hijos para buscar el anonimato y dejar atrás el estigma social.

"Acusados", 1988

«Acusados», 1988

Ganándole en el casting a actrices con mucho más caché dramático —entre ellas Demi Moore, Rosanna Arquette, Melanie Griffith, Jennifer Jason Leigh, Diane Lane, Elisabeth Shue, Virginia Madsen, Bridget Fonda, Daryl Hannah, Jennifer Jason Leigh, Joan Cusack y Tatum O’Neal— y echándole al envite más valentía que otras a quienes ofrecieron el papel y no se atrevieron a interpretarlo porque era incómodo —Brooke Shields, Sarah Jessica Parker, Carrie Fisher, Michelle Pfeiffer, Sigourney Weaver, Debra Winger y Geena Davis—, Jodie Foster convenció al director Jonathan Kaplan de que era la mejor opción para ser Sarah Tobias, la mujer con fama de promiscua que es violada por una pandilla sobre la máquina de pinball de un bar. Para interpretar a la fiscal del caso fue seleccionada Kelly McGuillis, que había sido violada por dos hombres años antes.

Foto de promición de "Acusados"

Foto de promición de «Acusados»

La unión de dos actrices heridas, la tremenda intensidad de la puesta en escena y la reflexión sobre la demonización de la víctima hizo que la película fuese uno de los grandes éxitos del año y recibiese una lluvia de premios, entre ellos el primer Oscar de Jodie Foster como mejor actriz principal.

La filmación de la violación se prolongó durante cinco días y Foster se negó a ser sustituida por una doble. Algunos de los actores se quejaron al director por las repeticiones en busca de las tomas adecuadas y aseguraron que sufrían de insomnio o pesadillas. La protagonista principal consolaba a algunos de los más afectados, pero ella misma no podía dejar de llorar tras cada sesión.

«Normalmente me acuerdo de cada pequeño detalle de la filmación de un plano, pero esta vez decidí concentrarme en la violación y cuando parábamos no podía recordar nada más. Sentía que me habían violado», explicó la actriz, que tenía 24 años y se hizo acompañar por su madre durante todo el rodaje.

Anthony Hopkins y Jodie Foster en una foto de promoción de "El silencio de los corderos"

Anthony Hopkins y Jodie Foster en una foto de promoción de «El silencio de los corderos»

4. El silencio de los corderos, 1991. Aunque Acusados la había situado en la galaxia de las grandes actrices de su generación, Foster tuvo que luchar duro para convencer al director Jonathan Demme de que confiara en ella para interpretar a Clarice Sterling, la estudiante en proceso de ser agente del FBI que debe engatusar a Hannibal El Canibal Lecter (Anthony Hopkins) para que colabore en la captura de un serial killer. Demme prefería a Michelle Pfeiffer, pero ésta rechazó el ofrecimiento porque el guión le parecía demasiado violento. Tras una entrevista con Foster, el director comprendió que era la adecuada: la actriz le recitó casi de memoria («y creyendo todo cuanto decía») la novela de Thomas Harris en que está basado el guión, que había leído cuando fue publicada, en 1988, y le había gustado tanto que había intentado comprar los derechos cinematográficos.

Clarice y Hannibal

Clarice y Hannibal

Para entrenarse, la actriz pasó varias semanas con una agente del FBI, escuchó grabaciones reales de mujeres torturadas, visitó morgues para ver cadáveres de personas mutiladas y quemadas. El personaje que llevó a la pantalla es el de una heroina compleja y con sombras en su pasado, capaz de sobreponerse a sus demonios y triunfar sin usar la fuerza o la coquetería.

En una época en que dominaban las películas políticamente correctas, El silencio de los corderos, una historia de terror expresionista y nada cómoda, rompió la norma y ganó los cinco Oscar más importantes: película, director, guión, actor y actriz (el segundo de Foster).

"Nell", 1994

«Nell», 1994

5. Nell, 1994. La primera película en la que puso dinero como productora y un empeño personal nacido de su admiración por la cinematografía del francés François Truffaut y, en concreto, por El pequeño salvaje (1970), la historia real de un crío criado en soledad en los bosques.

Nell, cuya base es ficticia —la obra de teatro Idioglossia de Mark Handley—, es una mujer encontrada por un médico en un lugar remoto. Ha crecido por su cuenta y se comunica mediante un lenguaje idiosincrático, una lengua privada.

La película fue catártica para la actriz, que dió rienda suelta a su parte emocional y dejó descansar al cerebro. «Es el papel más duro que he interpretado y estaba muy asustada al comienzo del rodaje, pero también es el trabajo del que me siento más orgullosa», diría más tarde.

Inserto dos vídeos como salida de este repaso breve por los momentos cumbre de la carrera de una actriz que ha crecido ante las cámaras. El primero es My Name Is Tallulah, de Bugsy Malone (Alan Parker, 1976), un absurdo musical de gangsters interpretados por niños, y el segundo, de 1977, es el clip de la canción Je t’attends depuis la nuit des temps, un intento de Foster de hacer carrera paralela como cantante pop.

Ánxel Grove

Hitchcock odiaba las gaitas

“La televisión ha llevado el asesinato de vuelta a los hogares. A donde pertenece”. Alfred Hitchcock (1899-1980) era una máquina de producir frases. Psicosis, Vértigo, La ventana indiscreta, Los pájaros, Frenesí… El londinense divagó sobre la idea del asesinato como arte toda su vida, fue un Rembrant del estrangulamiento, el Velázquez de la puñalada.

Alfred Hitchcock retratado por Jean Luc Sieff

Alfred Hitchcock retratado por el fotógrafo Jean Luc Sieff

Teorizó mucho sobre el crimen, el palpitar del corazón in crescendo, la angustia sofocante de saberse sin salida y la falsa culpabilidad. Amaba las conversaciones. Estos días se representa en el teatro Lucernaire de París «Hitch», una obra basada en libro de François Truffaut El cine según Hitchcock, que documenta las conversaciones que mantuvo el entonces joven cineasta francés con el ya veterano director, al que conoció en 1962.

Explorador de la reacción humana extrema, le encantaba averiguar las fobias de los actores, ya fuera miedo a las ratas o a las arañas, se las ingeniaba para conseguir una caja llena de ellas y enviarla a quien más lo fuera a disfrutar. Era adorable, pero dudo que me agradara como amigo.

No acudía a fiestas, saboreaba la vida hogareña junto a su mujer, nunca se le vio vestido con otro atuendo que no fuera un traje. Parecía un señor cualquiera, pero de su cabeza salían historias de cuervos, cuchillos y moteles truculentos.

Con ese aspecto de hombre corriente, hizo cameos en todas sus películas. Mezclado entre la muchedumbre, como un viajero más en un autobús, con aire despistado en el pasillo de un hotel… Sus apariciones se convirtieron en marca de la casa.

Siempre tuvo miedo de grabar en exteriores porque la luz o las condiciones meteorológicas escapaban de su control. Aún así superó esa manía con el tiempo y películas como Frenesí (1972) están rodadas casi por completo en las calles de Londres. Por otro lado, técnicamente se atrevió con todo.

Fue el primer director en utilizar el plano secuencia con intensidad y maestría. Rodó La Soga (1948) con un único plano secuencia que dura todo el largometraje. En realidad es falso, porque en la época no existía un rollo de película tan largo, pero Hitchcock se arregló poniéndole ruedas a las paredes del estudio o acercándose mucho a la espalda de un personaje para que sólo se viera negro durante un segundo.

El sueño que Dalí diseñó para la película 'Recuerda...'

El sueño que Dalí diseñó para la película 'Recuerda...'

Introducir un sueño surrealista diseñado por Dalí en Recuerda…, hacer un agujero y meter una bombilla en un vaso de leche para que tus ojos no puedan apartarse de él en Sospecha. Hay cosas que, de rabiosamente simples, ya no se volverán a hacer nunca en el cine.

Para celebrar la figura del punzante pero arrebatador Hitch, unos cuantos cotilleos ciertos:

1. De sus películas, 16 fueron nominadas y optó al Oscar como director por Rebeca, Sospecha, Recuerda…, Náufragos, La ventana indiscreta y Psicosis, pero en toda su carrera nunca lo ganó. “Siempre una dama de honor, nunca una novia”, decía al respecto.

2. La famosa silueta de su perfil, transformada en símbolo del director, aparece en la cabecera de su programa de televisión Alfred Hitchcock presenta y en La hora de Alfred Hitchcock. El ahora logotipo fue diseñado por él mismo cuando aún vivía en Londres, para adornar de modo rápido unas tarjetas de Navidad.

3. Cuando terminaba una taza de té en el estudio, solía tirar  hacia atrás la taza y el plato.

4. En una ocasión se disfrazó de mujer en una fiesta que celebró. Hay constancia de que hay imágenes y grabaciones de esa fiesta. El material estaba en su oficina, pero tras su muerte nadie lo encontró.

5. Hitchcock odiaba las gaitas: “Supongo que el inventor se inspiró en un hombre que llevaba un cerdo indignado y asmático bajo el brazo. Por desgracia, el sonido creado por el hombre nunca pudo igualar la pureza del sonido conseguido por ese cerdo”.

6. Siempre tuvo problemas de sobrepeso. Perdía y ganaba kilos con rapidez. A finales de los años treinta llegó a pesar más de 135 kilos. Cuando más delgado estuvo fue a finales de los cincuenta, como se puede comprobar en su aparición en la película “Atrapa a un ladrón” (1955).

Hitchcock 'asustando' a Janet Leigh en el rodaje de 'Psicosis'

Hitchcock 'asustando' a Janet Leigh en el rodaje de 'Psicosis'

7. Daba mucha importancia al pelo de las actrices, de los que siempre hacía primeros planos en sus películas. Tenía preferencia por las rubias, de ellas decía que eran las mejores víctimas, porque tras un crimen parecían “nieve virgen con pisadas de sangre”.

8. Sufrió toda su vida ovofobia, miedo incontrolado a los huevos. Se refirió a este singular pánico en varias ocasiones: “Me asustan los huevos. Más que asustarme, me repugnan. Esa cosa blanca y redonda sin ningún agujero… ¿Hay algo más repulsivo que una yema de huevo rompiéndose y derramando su líquido amarillo?”

9. El amor de su vida fue la guionista, editora y asistente Alma Reville. Se casaron en 1926 y trabajaron juntos hasta la muerte de Hitchcock, en 1980. Tuvieron una hija, Patricia, que nació en 1928 y sigue viva. Actuó en Broadway e hizo pequeños papeles en Pánico en la escena (1950), Extraños en un tren (1951) y Psicosis (1960).

10. Cuando Hitchcock recogió el premio que le otorgó el American Film Institute a toda una carrera, dijo “Pido permiso para mencionar el nombre de cuatro personas que me han brindado el mayor de sus afectos. La primera es editora de películas, la segunda; guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat y la cuarta es una gran cocinera que ha obrado milagros en una cocina doméstica. Sus nombres son Alma Reville”.

Helena Celdrán