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Cuando Scorsese interpretó a Van Gogh para Kurosawa

En Crows (Cuervos), uno de los ocho episodios de Dreams, la película póstuma de Akira Kurosawa (1910-1998), Vincent Van Gogh intenta captar la esencia del paisaje nada llamativo de un campo de cereal recién segado en la casi ardiente campiña estival francesa.

Un estudiante japonés que admira al pintor y que ha llegado al pasado gracias al poder de los sueños, recibe unos cuantos consejos del artista sobre la ferocidad conveniente para cualquier pintor para ver la realidad e interiorizarla.

  • Los paisajes que parecen un cuadro no llegan a cuadros.
  • Si miras con cuidado, toda naturaleza tiene su belleza. Cuando aparece esa belleza natural me pierdo en ella.
  • Luego, como en un sueño, el paisaje se pinta a sí mismo para mí.
  • Consumo este paisaje, lo devoro completamente.
  • Trabajo, me esclavizo, me conduzco como si fuera una locomotora.

La última imagen que vemos es la del cuadro que en holandés se titula Korenvelden onder dreigende luchten met kraaien, Maizales bajo un amenazador cielo con cuervos. Según casi todas las biografías del pintor fue la última obra que pintó antes de morir.

En el corto de Kurosawa, Van Gogh se aleja del espectador y se pierde tras una elevación del terreno, por un camino que no parece tener destino específico. En ese momento el óleo es invadido por una bandada de cuervos. De acuerdo con los historiadores especialmente estructuralistas, las aves son símbolos de la muerte cercana y la resurrección posible.

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El primer tráiler de autor de la historia del cine

Me importa poco determinar si Ciudadano Kane (Orson Wells, 1941) es la mejor película de todos los tiempos. Aunque aparece en los primeros puestos en todas las listas —segunda, por ejemplo, en la prestigiosa del British Film Institute—, su grandeza está mucho más allá de los gustos o los caprichos temporales.

Hablamos de la primera pieza de autor del cine, la más revolucionaria en técnica y narrativa, la obra que hace casi tres cuartos de siglo predijo la importancia de la profundidad de campo, las elipsis narrativas (gracias al inédito punto de vista de un periodista-investigador al que nunca vemos la cara) y las ilusiones ópticas con las que trabajarían Kubrick, Hitchcock, Ozu, Kurosawa, Scorsese,Truffaut y tantos otros. Sobre todo, la ópera prima de Wells, un genio de 26 años, precoz y altanero, sacó al cine del espacio cerrado en el que se desarrollaba, la caja bidimensional heredada del teatro, y lo expandió en todas direcciones.

Ciudadano Kane fue también predecesora de los tráilers de autor. Usando el mismo punto de vista de la película, la verbalización externa, Wells realizó un corto de casi cuatro minutos como forma de promoción. Narrado por él mismo («¿cómo están, damas y caballeros? Les habla Orson Wells», es la primera frase de la banda sonora) y, sin utilizar ni un solo fotograma del film, presenta a los actores con una óptica expresionista, entre luces y sombras, y anuncia el tema del largometraje, la biografía de Charles Foster Kane, «un héroe, un sinvergüenza, un gran tipo, un gran amante, un gran ciudadano estadounidense, un perro sucio».

El magnate paradigmático Kane, basado casi textualmente en la figura perversa de William Randolph Hearstinventor de la prensa amarilla y la manipulación mediática a gran escala—, tampoco aparece en el trailer. Wells, una vez más, juega a la presencia fantasmal. En estos momentos de próceres económicos con ínfulas dictatoriales, la figura escondida de Kane-Hearts adquiere una especial pertinencia.

Como complemento al maravilloso tráiler, les dejo otra joya que puede verse completa en línea, el documental de la BBC The Complete Citizen Kane, donde se revelan con amplitud los pormenores del rodaje, el escándalo que desató la película por las amenazas de Hearst (que para evitar la difusión del film ofreció a la productora pagar el coste de la producción y comprar todas los copias) y la valentía creativa y personal de Wells, un cineasta demasiado brillante y peligroso para Hollywood.

Ánxel Grove