Vídeos que imitan la ‘nouvelle vague’ para denunciar nuestra realidad

Oh, oui

Están ocultas en la Red. Piezas audiovisuales que buscan alzar un remake cinematográfico del mayo del 68. Viejos vocablos que nos parecen hoy trasnochados -soterrados por otros gritos- como justicia social. Un juego colectivo y artístico. Enmascarados imitando a Godard o Chris Marker para ilustrarnos. Afrancesados del siglo XXI. ¡Abran juego!

Juego: Madrid hecho París. Convertir todos los mayos en el 68.

Juego: Estampas en blanco y negro.

Juego: Una voz en off de una falsa intelectual francesa que hipnotiza.

Juego: Un nombre provocativo: Terrorismo de autor.

 

El colectivo Terrorisme d’auteur hacen vídeos, cortos, reflexiones cinematográficas, documental subjetivo. Pausados grafitis en los muros de nuestra mente. Su nombre apela a una pregunta eterna: ¿quién tiene en realidad la verdadera autoría de nuestras vidas? ¿Quién escribe los guiones prefijados? ¿Cómo retomar la dirección de tantas existencias a la deriva? ¿Quién es el verdadero autor que mueve tus hilos? Y la respuesta, dicen, causa terror… Un colectivo que empezó a publicar tras el movimiento del 15 de mayo; más mayo, eterno mayo, otra revolución que no fue

«Bella democracia, cuál fue la altura de tu bajeza». Je ne sais pas…

Surgen en un contexto de luchas y crisis, y disparan una reflexión multiplicada por las reproducciones de Youtube.

Oh, est certain…

Llevan desde 2012 publicando sus vídeos de esencia nouvelle vague en Internet. Funcionan como un colectivo fantasma del que poco se sabe. En sus entrevistas aparecen enmascarados con caretas de Frida Kahlo, Bruce Lee, Karl Marx…

Han expuesto en festivales internacionales y en salas de arte (como en el Museo Reina Sofía, el CCCB o La Casa Encendida), pero es Internet su barricada parisina, la zona de mutación; la imaginación obra como el sereno poder de una mirada crítica sobre lo cotidiano. Usan la realidad para construir relatos, como hacemos todos.

Qu’est-ce que la réalité?

Su primer vídeo fue Los Cuatrocientos Golpes, allí ya estaba el inicial motivo, la ironía, ese guiño a la película maestra de François Truffaut, y esa sátira sobre la actuación policial en las manifestaciones del 15 M. Es su sello, que definen como «anónimo-delirante»: cine de autor afrancesado mezclado con denuncia social.

Después llegaron otras piezas audiovisuales. Frases como “me escapé de vuestro manicomio y no quiero volver jamás”, en su película Yo me lo creo, ganadora del premio del público del Festival IBAFF, con 40 minutos de plano secuencia directo sobre un protagonista, «un loco profesional», que busca incomodar al espectador.

Ç’est fou… Oh, oui. 

Búscalos por la Red. Ese parece ser el juego. Inesperados encuentros en un muro-pantalla, en otra reproducción, en todos los mayos que nunca fueron…

 

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