Los pecados del camarada Seeger

Pete Seeger en 1955

Pete Seeger en 1955

Hace una semana, sólo unas horas después de la muerte de Pete Seeger a los 94 años en un hospital presbiteriano de Nueva York, dos personajes de gran empaque pop abrieron la boca para hablar del fallecido. Barack Obama dijo: «A lo largo de los años Pete usó su voz y su martillo para golpear por los derechos civiles y de los trabajadores, por la paz mundial y la conservación del medio ambiente». Bruce Sprigteen añadió que Seeger «era el padre de la música folk estadounidense» y «un héroe».

Primero: les juro que el presidente de los EE UU y de Guantánamo usó la palabra «martillo», lo que demuestra que conoce lo básico del cancionero de Seeger —If I Had a Hammer (Si tuviera un martillo), una especie de nana progresista— y que la topología semántica de Lacan (somos y tememos lo que decimos) sigue siendo instrumentalmente válida. Obama, víctima de un episodio lacaniano de estadio del espejo, realmente no dijo «su voz y su martillo», sino «su hoz y su martillo», lo cual es históricamente adecuado para referirse a un personaje como Seeger, que no renegó del estalinismo hasta 1982, cuando tenía 63 años, los muchos millones de cadáveres del gran terror de Stalin se habían simbiotizado con la tierra décadas antes y el mundo entero sabía, desde 1953 (por medio del camarada Kruschev), que el trigo del paraíso de los trabajadores estaba abonado con cadáveres.

Segundo: les juro que el Boss dijo «padre» del folk cuando consta que Springsteen, un tipo educado en lo musical, sabe de la existencia de Woody Guthrie, la Carter Family y Hank Williams, a quienes, dada la inmensidad de sus obras, resulta tan criminal como los gulags de Stalin colocar por debajo de la supuesta paternidad de Seeger, cuyo mayor aporte al folk fue comercializar un muy exitoso curso para aprender a tocar el banjo y cantar canciones que habían compuesto y cantaban mejor otros. Seré justo: con dos o tres excepciones, una de las cuales, Turn! Turn! Turn!, por cierto, es una adaptación (léase copia) del Eclesiastés bíblico, y otra, We Shall Overcome, una reinterpretación de un espiritual que cantaban los negros en las capillas. Es muy digno de otro estadio del espejo la insistencia de los comunistas en reconocer las bondades literarias de las expresiones de la fé católica.

Bob Dylan y Pete Seeger en el Festival de Newport de 1963

Bob Dylan y Pete Seeger en el Festival de Newport de 1963

¿Héroe? El adjetivo se vende barato, es cierto, pero es un desatino aplicarlo al empresario y organizador de los festivales de Newport, pensados para la izquierda exquisita, universitaria y adinerada que veraneaba en la costa del pueblo de Rhode Island y deseaba ventilarse escuchando, entre un gin fizz y el siguiente, algo de música del pueblo pero, por favor, sin olor a estiercol y debidamente tamizada y corregida para evitar incorreciones como el machismo de los bluesmen jactándose de maltratar a sus mujeres, tema recurrente en el cancionero negro del sur profundo de los EE UU, o el parafascismo de los hillbilies, los primeros en practicar el supremacismo ario.

Seeger transitó por el mundo llamándose comunista: militó, tuvo carnet y fue víctima de la caza de brujas del maccarthismo aunque salió muy bien parado de la investigación (no pisó la cárcel) porque era indiscutible su devoción patria por los EE UU y su vernacular estilo no tenía nada de bolchevique. El suyo era un comunismo estético que recuerda a esos que proclaman sin que venga a cuento su ateismo mientras beben una cerveza y, sin solución de continuidad, una vez establecido el estatus de ahora-ya-sabes-lo-que-molo-muchacha, pasan a loar el buen cine de San Tarantino, que es a las películas lo que Seeger a la música: un masticador-deglutidor de los hallazgos de otros.

Con mucha posterioridad a Pol Pot, Mao, Castro y otros gestores del comunismo con las manos teñidas de sangre (y no se puede olvidar en este punto que el pseudo padre del folk defendió en todas las tribunas el pacto diabólico Hitler-Stalin de 1939), Seeger aún seguía afirmando que el sistema comunista era el mejor. En una entrevista en 1995 dijo: «Todavía me considero un comunista, porque el comunismo tiene tanto que ver con Rusia como el cristianismo con la Iglesia», olvidando que la esencia del marxismo leninismo, sea cual sea su forma, es la eliminación del individuo en el vientre voraz del Estado y el partido del que sólo emergen, como heces idénticas, individuos planos y sin  nombre. En 2007, acaso en un examen de conciencia premorturio, el cantante manifestó sus errores: «Quizá debí haber visitado los gulags cuando estuve en la URSS en 1965″, declaró en un mea culpa formulado muy a destiempo.

Bob Dylan en Newport-1965, eléctrico por primera vez

Bob Dylan en Newport en 1965, tocando en directo por primera vez con un grupo eléctrico

Quiero regresar a la heroicidad de Seeger mencionada por Springsteen, enlazándola con la actuación pública que mejor dibuja el talante del personaje: el tantas veces recordado incidente del 24 de julio de 1965 en el Festival de Newport, cuando Seeger quiso cortar el sonido de la primera actuación eléctrica de Bob Dylan, quien, acompañado por la Paul Butterfield Blues Band, indicaba a los asistentes que le habían venerado en las ediciones anteriores del evento (Seeger entre ellos, siempre dispuesto a presentarse como «descubridor» del cantautor cuando en realidad se enteró a toro pasado de su poderío) que ahora sí, los tiempos estaban cambiando, y convenía tocar rock and roll otra vez en vez de folk de pub cervecero irlandés.

Aunque se ha escrito que Seeger pretendió dirigirse a la mesa de sonido y cortar los cables con un hacha —imagen muy soviet— para interrumpir el sacrilegio burgués que Dylan cometía: decibelios, letras simbolista-surrealistas y la mente acelerada por la bencedrina, lo cierto es que sólo mencionó literalmente la posibildad. «¡Si tuviera a mano un hacha me encargaba personalmente de acabar con esto!», dijo el «héroe» de Springsteen, a quien Seeger también hubiera atacado con un hacha de ser el Boss quien ocupase en el lugar de Dylan en aquella tarde de 1965.

La explosión de ira del camarada Seeger, que nunca negó y no es, como sostienen algunos exegetas, un invento (hay testimomios de testigos presentes en Bob Dylan. Behind the Shades, la muy seria biografía oral escrita por Clinton Heylin), situó al folklorista en el lugar reaccionario que merece. Tenía miedo de perder a las nuevas generaciones inconformistas que estaban regresando a la esencia voluptuosa del rock, consumían drogas y entendían que, de existir algún camino de liberación, pasaba por el ni dios ni amo anarquista y no por las consideración de catecismo de las obras completas de Marx. El sexo, la sustancias intoxicantes y la negación del poder central fueron y aún son las peores pesadillas de cualquier comunista. Seeger lo demostró en Newport en 1965 con su histórica pataleta de caudillo político.

"Songs of the Spanish Civil War, Vol. 1: Songs of the Lincoln Brigade, Six Songs for Democracy" (Folkways Records)

«Songs of the Spanish Civil War, Vol. 1: Songs of the Lincoln Brigade, Six Songs for Democracy» (Folkways Records)

Un apunte final que imbrica a Seeger con España. En 1940 grabó una serie de canciones, versiones de temas de los combatientes republicanos en la Guerra Civil, para loar la participación en la contienda de la Brigada Lincoln, donde combatieron 500 voluntarios estadounidenses para defender la legalidad democrática frente al golpe de estado bélico de los franquistas.

Durante toda su vida, Seeger se presentó como paladín del antifascismo en España, país al que no acudió durante la Guerra Civil —pudo hacerlo: en aquella época se dedicaba a la vida social de los activistas de salón en los EE UU—, sin citar ni una sola vez que el valiente y admirable idealismo de la Brigada Lincoln fue tan admirable como ciego: los voluntarios fueron empleados como carne de cañón en misiones suicidas ordenadas por los comisarios políticos János Gálicz (húngaro-ruso) y Harry Haywood (estadounidense), ambos militantes del Partido Comunista de la URSS que únicamente obedecían órdenes de Stalin y no del Gobierno de la República y enviaron a los brigadistas a la matanza.

No sé si en el funeral de Seeger colocaron un banjo como símbolo póstumo del folklorista. Lo justo hubiera sido añadir una hoz, un martillo y un hacha.

Ánxel Grove

6 comentarios

  1. Dice ser Dolmen

    Mucha energía negativa en el artículo. No dudo de lo que aquí se cuenta,pero el ser humano se equivoca,todos nos equivocamos,y me parece que se podrían hacer otras interpretaciones de los mismos hechos no tan duras.
    Quien sabe si Pete merece o no tanto rigor,pero tanta energía negativa descargada sobre el, una vez muerto y teniendo en cuenta que ser comunista en usa no es fácil,tanta energía negativa y rigor se vuelve contra quien se erige en administrador de ella, me refiero los articulistas.

    03 febrero 2014 | 20:05

  2. Dice ser carmona

    Muy bueno el articulo. Hay que desmontar a todos los idolos.

    03 febrero 2014 | 21:26

  3. Dice ser Mulliner

    Caramba, qué fácil. Se coge a alguien recién fallecido y del que todos hablan glorias y se le pone a caer de un burro. Eficiente.
    Para compensar, yo no puedo afirmar si Pete Seeger bebía Coca-Cola o vodka, pero recuerdo que hace casi 50 años cantábamos sus canciones contra la discriminación racial, contra el adocenamiento, contra la actitud sumisa como la que ahora mantiene en nuestro país tanto revolucionario de Puerta del Sol. No es autor de alguna cancioncilla que otros cantaban mejor, sino que las cantaba él bastante bien. Incluso fue el que lanzó al mundo una antigua canción que, esta sí, no era suya: Guantanamera.
    Claro que él no tenía que escribir en un panfleto de tercera categoría…

    04 febrero 2014 | 00:17

  4. Dice ser Armando González

    Estimado Ánxel. En un par de ocasiones te he felicitado en este blog de 20minutos por tus excelentes artículos. Esta vez, respetando tu opinión y por ende la plasmada en el blog, tengo que manifestar mi total desacuerdo y disconformidad con las líneas vertidas por tu pluma en este artículo, al considerarlas desproporcionadas hacia una persona recientemente fallecida.
    Pete Seeger para mí, y espero que respetes aquí mi opinión, es el “padre del folk” al igual que Woody Guthrie es el “gran bardo del pueblo”. De sobra son conocidos tanto la Carter Family como Hank Williams, por sus aportaciones a la música country aunque en sus inicios no se definiera por dicho nombre.
    Además de escribir un sencillo método para tocar el banjo, conocido mundialmente y que perdura a lo largo del tiempo y no por ello hay que decir necesariamente que es el mejor, en los conciertos cantaba algunas canciones compuestas por él pero también daba a conocer las de los integrantes de Broadside: conjuntamente con las de Woody Guthrie, las de Malvina Reynolds, Tom Paxton, etc. Ah! Y según se dice, estuvo cuatro días en la cárcel.
    Se han escrito muchas cosas sobre la aparición de Bob Dylan blandiendo una guitarra eléctrica en el Festival de Newport/65. Pero, ¿es para atacar a Pete Seeger cómo escribes en el blog? ¿No te parece exagerado? Las crónicas hablan de los abucheos con que el sector purista atacó la salida al escenario de Dylan con una guitarra eléctrica, pero tanto como coger un hacha y………..
    Pete Seeger ha cantado canciones de amor y de odio, de cowboys y sus viejas baladas, de cantos de trabajo y las penalidades en las cárceles, de la guerra civil española y de la guerra del Vietnam, y además de muchas otras, también de niños, muchas de niños al igual que hacía su amigo Woody Guthrie. Ha recorrido todo el mundo interpretando sus canciones y algo innato en él: su poder de comunicación con el público que hace que se compenetre con él y le siga cantando. Por todo ello y por más que habría que escribir de sus bondades, yo espero que en su funeral hayan colocado un banjo y una guitarra (por si lo olvidaste también la tocaba) como símbolo póstumo a tan loado folklorista. RIP.

    04 febrero 2014 | 00:55

  5. Dice ser Juampa

    Y que ocurre cuando Garcia Marquez habla de Castro?

    El que sea un genio escribiendo, no quiere decir que no sea un estupido o que no diga estupideces.

    Por lo visto lo mismo ocurre con Seeger, es la gente quien tiene que distinguir entre canciones y sus sandeces, que por lo visto dijo muchas… y quien esta libre de pecado?

    A dia de hoy hay gente que hace eufemismos porque sus cantantes preferidos, no son como les gustarian y es mejor para algunos ocultarlo y no ver la realidad, decir que no es cierto…ha ocurrido con Polanski, con W.Allen, con Ian Curtis, incluso con el mismisimo Che… y ni siquiera quieren escuchar sus minutos miserables en la ONU, ni quieren saber que le daba de hostias a sus mujeres… o simplemente que disfrutaba dandole el matarile a oponentes, o simplemente con la II republica… ya lo decia Joaquin Sabina, añorar aquello , que nunca jamas conocio.

    04 febrero 2014 | 04:51

  6. Dice ser clancet

    «Yo no soy comunista; pero cuando oigo denunciar al comunismo, pienso: “he aquí un fascista”.

    Eduardo Haro Tecglen.

    04 febrero 2014 | 09:50

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