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El inesperado fenómeno Zanón

Carloz Zanón - Foto: Jorge París

Carloz Zanón – Foto: Jorge París

He visto el futuro del rock and roll y se llama Carlos Zanón.

No creo que me demande si copio y pego algo de su propiedad, un extracto largo de un relato.

Los rockers de verdad nunca demandan.

Va entonces:

Cuando viajo, y siempre estoy viajando, no salgo de las habitaciones de los hoteles. La gente me asusta. Pienso en ellos, conocidos y desconocidos, y me aterran. Me bloquea tener que abordarlos, saludarlos, empujarlos, tener que abrir la boca para achicar el espacio entre ellos y yo, disimular la extrañeza, disolver el aroma a miedo y holocausto. Palabras nacidas muertas, gestos imitados, una manera pactada de moverse, alzar una copa de la mesa, apretar el botón del ascensor, ser yo y, al mismo tiempo, el espejo de lo que quieren ver los otros, ser también todo lo demás que no puedo ni quiero ser yo.
¿Puedes oírlos? Son helicópteros. ¿Puedes oírlos? No, no puedes pero créeme: son helicópteros.
Soy una estrella. Soy una mierda. Soy el hombre que asesinó al hombre que quería y no quería ser una estrella. Nadie escucha(rá) mis canciones. Nadie lee(rá) lo que (no) digan de mí los libros. Nadie ve(rá) mis películas. Yo ya no escucho las canciones de los otros porque me lo sé todo y estoy encerrado en mi mente, sin víveres ni agua, sin puertas ni ventanas. Solo cristal traslúcido a mi alrededor. Metal caliente, frío abisal. Soy una estrella. Un niño perdido en la feria. Un hombre asustado palpándose y observando que las mejillas apenas cubren ya mis pómulos como fundas en los brazos de un sofá.
(…)
¿Puedes oírlos? Dime si puedes oírlos.
Me gusta ganar, dejar, olvidar pero quizás no a ti.
Necesitabas a alguien que te dijera que los Reyes son los padres solo para los niños malos y las niñas ricas. Así luego, poder dormirte pulcra e inocente sobre las cajas de cartón vacías. Noche del cinco de enero: todos a encerrarse a sus casas. Acostarse pronto. Más que la llegada de los Reyes Magos parece que arribe el Ángel de la Muerte, cal viva sobre insomnes y padres miserables que no tienen dinero para regalos.
En la India se derrumba un edificio de siete plantas lleno de gente cosiendo mis deportivas, tus camisetas.
(…)
Quién hubiera dicho que Leonard Cohen me iba a sobrevivir?
Pudo ser todo mucho más hermoso, más grande. Fantaseo con mi obituario y los imbéciles que dirán o insinuarán cosas sobre mí. Los excesos me reventaron por dentro. Maybe. ¿Qué importa? La última vez que estuviste aquí me hubiera gustado decirte que nunca aceptes el trueque de fantasía por verdad. Me hubiera gustado darte las gracias por follarme debajo de las sábanas en nuestro particular iglú sin oxígeno. Me hubiera gustado invitarte a cenar, una copa más en cualquier sitio, carreras por las aceras de Manhattan tras el amor de tu vida que estás a punto de perder, cualquiera de esas tonterías que hacen que la vida sea una mentira entusiasta.
A ratos eras bonita, a ratos loca, siempre decente y leal, qué divertido fue: la corza que desconfía y el paciente inglés muriéndose de sed en la cueva.
(…)
Me iré sin saber si me gustó el poder o el sexo.
Estar enamorado o enamorar.
Beber o estar borracho.
Me iré sin que me gusten los primeros discos de Roxy Music.
Me hubiera gustado colgarte de mi pelo.
Me hubiera gustado amarte, que me amaras, vivir en tu casa, ser débil y generoso, normal y anónimo, nada ni nadie.
¿Puedes oírlos? Son helicópteros.
¿Puedes oírlos? No, no puedes, pero, créeme, es Herodes bombardeando Belén.
Quimioterapia.
Gases de la risa.
Venganza.

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La hermana de Zuckerberg alerta de la adicción a Internet con un libro para niños

«La tecnología ha cambiado virtualmente cada parte de nuestras vidas: cómo nos relacionamos con los amigos y la familia; cómo criamos a nuestros hijos, cómo anunciamos las noticias más importantes (…). Para nuestra sociedad, esto es como el Salvaje Oeste. Las reglas sociales y la etiqueta están cambiando constantemente mientras nos acostumbramos a vivir con smartphones«, declara Randi Zuckerberg, hermana del creador de Facebook Mark Zuckerberg, que siente cómo ha recuperado el control de su vida tras desengancharse de la red social.

La hermana del creador de Facebook se fue de la empresa —en la que dirigía el departamento de mercadotecnia— tras una baja por maternidad en 2011 y fundó después el grupo Zuckerberg Media, al que pertenece Dot complicated (Punto complicado, en referencia al punto que separa el nombre de la página de la extensión): una web realizada por mujeres, con novedades y artículos relacionados con el modo en que enfrentamos la tecnología, cómo modifica nuestra vida y cómo podemos utilizarla de modo inteligente.

Portada de 'Dot', el libro infantil de Randi Zuckerberg

Portada de ‘Dot’, el libro infantil de Randi Zuckerberg

Concienciada de la excesiva influencia de Internet sobre los niños desde muy pequeños (su hija tiene dos años y ya ha empezado a entrar en contacto con la Red) la empresaria se inicia ahora como escritora de cuentos infantiles con Dot, un libro pensado para niños de 4 a 8 años —con cándidos dibujos del ilustrador inglés Joe Berger y que publicará en los EE UU la editorial HarperCollins el 5 de noviembre— que narra la historia de una niña «obsesionada con sus dispositivos electrónicos«.

Dot apenas separa la mirada de la pantalla y juega siempre con su tableta o con el portátil. «Pero hay vida más allá de la pantalla. Todos necesitamos tiempo para reiniciar, recargarnos y reanudar», dice la voz en off de la animación que presenta el libro.

Para escribir el cuento, habló «con padres de todo el mundo» y descubrió que, aunque la tecnología es una herramienta «que nos facilita la vida y nos ayuda a mantenernos conectados» hay muchos padres con dudas sobre «cómo criar a sus hijos en esta nueva era digital».

Randi Zuckerberg

Randi Zuckerberg

Desde que dejó la empresa de su hermano, Zuckerberg alerta del peligroso enganche que podemos sufrir utilizando las redes sociales en exceso.

En la carta de presentación de su página web se define como una exadicta a Facebook: en la red social anunció su compromiso, publicó las fotos de su boda, anunció su embarazo, fue «esa madre que no para de colgar fotos del bebé»… «Incluso hice que una foto familiar se convirtiera en viral durante las vacaciones. ¡Uy!», dice en referencia a las «confusas» normas de privacidad que provocaron que compartiera una imagen privada con 40.000 personas.

Confiesa que en esa excesiva confianza en Internet hubiera estado bien «tener a alguien» que la alertara de su comportamiento. «Un amigo que me dijera ‘Randi, sentarte junto a tu marido en el sofá cuando los dos estais con el portátil no cuenta como tiempo dedicado a tu pareja’ o ‘¿No crees que pedir amistad en Facebook a alguien a los cinco minutos de conocerlo parece un POCO desesperado?’ o ‘¿REALMENTE querías poner eso en Twitter?».

Sin caer en la dura crítica, pero sí abriendo una puerta a la reflexión, Zuckerberg intenta ahora hacer llegar el mensaje a los niños para que no se pierdan la infancia mientras navegan por Internet.

Helena Celdrán

Wilfred Sätty, el mejor ilustrador de Edgar Allan Poe

"The Illustrated Edgar Allan Poe"

«The Illustrated Edgar Allan Poe»

El libro de la izquierda es difícil de encontrar y no está editado en español.

Además, The Illustrated Edgar Allan Poe, editado en 1976, debe competir con dos grandes rivales que supieron venderse antes y mejor a la hora de llevar al dibujo los cuentos de misterio y terror de Poe: Harry Clarke y Aubrey Beardsley, aplaudidos masivamente como los ilustradores canónicos de los mórbidos ambientes del autor estadounidense.

Creo que es injusto no introducir en la ecuación a Wilfred Sätty (1939-1982), un artista alemán alucinado cuya trayectoria vital se empareja a la de Poe, a quien ilustró en el más torvo de los estilos y, según creo, con resultados menos amanerados y más al servicio del espíritu de la narración que Clarke y Beardsley.

Dibujo de Sätty para 'La caída de la Casa Usher'

Dibujo de Sätty para ‘La caída de la Casa Usher’

Nacido en Bremen (Alemania), los indiscriminados bombardeos aliados sobre la ciudad durante la II Guerra Mundial (más de 500 toneladas de bombas al día) hicieron mella en la niñez de Wilfred Podreich -nombre real de Sätty- y le marcaron de por vida («la ciudad era un inmenso campo de juegos surrealista»).

En los años sesenta se estableció en San Francisco (EE UU), ciudad en la que vivió hasta la muerte.

De los años hippies heredó el gusto por el ocultismo y la sicodelia.

En una ciudad donde la excentricidad es un valor, Sätty -que eligió nombre artístico en honor a un faraón egipcio- se convirtió en el anfitrión de fabulosas fiestas-experiencia donde la bohemia era bienvenida y el LSD se consumía con normalidad.

Sus «collages-mágicos» alcanzaron cierta notoriedad para ilustrar cartelería. También publicó algunos libros (Cosmic Bicycle, Time Zone, The annotated Dracula…) y colocó colaboraciones gráficas en revistas como Rolling Stone.

Nunca intentó vivir como artista, consideraba absurda la idea de la reproducción masiva de una obra y prefería que cada pieza tuviese un carácter único.

Dibujo de Sätty para 'Los asesinatos de la calle Morgue'

Dibujo de Sätty para ‘Los asesinatos de la calle Morgue’

Los últimos años de Sätty fueron erráticos. Se aficionó al alcohol y la soledad, sufrió una racha de percances absurdos y murió en un accidente doméstico al caer por una escalera.

Sus ilustraciones para los relatos más conocidos de Poe tienen aire germano y ambiente de fiebre.

Olvidado y oculto -por eso asomo su figura a la sección Top Secret de cada lunes-, Sätty ha sufrido una injusta omisión en un área donde abunda el aplauso fácil: las narraciones de Poe, siempre agradecidas y plásticas para la ilustración gráfica.

Ánxel Grove

 

Edgar Allan Poe, un amante de las mentiras

Poe en 1949, el año de su muerte

Poe en 1949, el año de su muerte

Mucha información, pero pocos datos verificables. Entre la mentira y la fantasía, la vida de Edgar Allan Poe (1809-1849) está envuelta en una neblina de confusión.

Sorprende que de una época relativamente cercana, con abundantes documentos escritos y el nacimiento de la fotografía, ni siquiera se conserve el certificado de nacimiento del escritor. Nació en Boston en el año 1809, aunque hay quien dice que nació en Baltimore un par de años después. Ni en ese insignificante dato hay unanimidad.

Él ayudó también a sembrar la duda a lo largo de su vida. La única nota autobiográfica que escribió -en una antología de poesía norteamericana publicada en 1842- está llena de imprecisiones, exageraciones y mitos que utilizó para convertirse en un personaje literario, mencionando incluso que se unió a los griegos en su lucha por la independencia en 1828, como buen poeta romántico.

Luego llegaron las biografías -entre ellas la del escritor Charles Baudelaire, que lo promocionó en Francia- que dibujaban a Poe como un demonio, un alma perdida dada al alcohol y un poeta maldito. Otras versiones tiraban hacia la hagiografía y lo pintaban como un ángel incomprendido, una víctima del abandono emocional.

En los últimos años algunos autores han intentado desenmarañar con bastante pericia la madeja de datos y sucesos de la vida de Poe, como la biografía del inglés Peter Akroyd Poe, una vida truncada, que trata con cautela la información imprecisa, abre diferentes vías de investigación y cuenta con abundantes testimonios de la época.

Dedicamos este Cotilleando a… a Edgar Allan Poe, niño temeroso y falto de amor; melancólico e irritable; inseguro y presumido; humilde y soberbio; tétrico y tierno.

Dibujo del ilustrador Harry Clarke (1889-1931) para 'Ligeia'

Dibujo del ilustrador Harry Clarke (1889-1931) para 'Ligeia'

1. Hijo de actores pobres, la madre de Poe sufría de tuberculosis ya embarazada. El padre había abandonado a la familia y no se supo más de él. Ella murió cuando Edgar tenía dos años y él y sus dos hermanos, Henry y Rosalie, quedaron huerfanos. Cada niño fue a parar a una familia diferente y él fue acogido por John Allan, un próspero comerciante de Richmond (Virginia) que tenía entre sus negocios el tráfico de esclavos. Nunca llegó a adoptarlo y siempre tuvo una relación tormentosa con el escritor.

2. Pionero de la literatura de detectives con El escarabajo de oro y Los asesinatos de la calle Morgue; renovador de la literatura gótica con sus archiconocidos cuentos (El corazón delator, El pozo y el péndulo, El tonel de Amontillado…), autor de una sola novela (La narración de Arthur Gordon Pym) que fue la gran inspiración de La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson… El éxito literario de Poe se vio reducido en vida del autor a modestos premios y publicaciones en revistas. Todos sus intentos de prosperar fueron fallidos.

3. El amor de su vida fue su prima, Virginia Clemm. Ella tenía siete años cuando él se mudó desde Nueva York a Richmond -como siempre, arruinado- a casa de su tía, que acababa de enviudar. Poe trataba a Virginia como su primita pequeña y cuando se enamoró en 1832 de una joven, la pequeña era la mensajera que llevaba las cartas de amor del poeta a su amada.

Virginia, retratada unas horas después de su muerte, cuando Poe se dio cuenta de que no había imágenes de su esposa viva

Virginia, retratada unas horas después de su muerte, cuando Poe se dio cuenta de que no había imágenes de su esposa viva

4. Cuando Virginia cumplió los 12 años, Edgar se dio cuenta de que la admiración que sentía hacia la belleza y la vitalidad de Virginia era demasiado fuerte. Le pidió que se casara con él con misivas desesperadas: «Virginia, mi amor, mi dulce Sissy, mi querida esposita, piénsalo bien antes de romper el corazón de tu primo». Un año después contrajeron matrimonio. Ella aún no había cumplido los 14 y él tenía 27 años. Testigos de la época dicen que hasta que ella no tuvo 16 años, durmieron en habitaciones separadas.

5. La relación con la bebida es otro de los puntos oscuros de la vida de Poe. Algunos biógrafos sugieren que es posible que consumiera poco alcohol, pero que le afectara mucho. Otros apoyan la tesis de que era alcohólico. Parece ser que bebía frecuentemente y en abundancia: los amigos y conocidos hablaban de noches enteras de alcohol, de situaciones en las que Poe -inconsciente- necesitaba que lo recogieran para llevarlo a casa, llamadas a la Policía por disputas de borrachos… Beber fue un refugio en su trayectoria de fracasos, por el rechazo de su tutor, el desamor, la muerte y el futuro incierto que lo acechó siempre.

6. Edgar y Virginia fueron felices durante seis años hasta que ella, con 20, sufrió su primera hemorragia derivada de la tuberculosis. Era 1842, ella tocaba el piano y cantaba en el salón cuando la sangre comenzó a salir a borbotones de su boca. Durante cinco años Poe vivió huyendo del dolor a través de la bebida, en la pobreza más absoluta, aterrorizado por el visible deterioro del cuerpo de su esposa y por la llegada de una muerte inevitable. La escena del piano fue la primera de varias similares: «En cada una de esas veces sentí la agonía de su muerte, con cada avance de la enfermedad la quise cada vez más y me aferré a su vida con mayor y desesperada pertinacia«, escribió el escritor a su amigo y primer biógrafo John Ingram. Parece ser que Eleonora, Ligeia, Berenice y La caída de la Casa Usher fueron algunos de los relatos que surgieron a partir del terror hacia la muerte de Virginia, aunque Poe sólo reconoció haberle dedicado el poema Ulalume.

John Tenniel (famoso por sus dibujos de 'Alicia en el país de las maravillas') ilustra 'El cuervo'

John Tenniel (famoso por sus dibujos de 'Alicia en el país de las maravillas') ilustra 'El cuervo'

7. Su singular sentido del humor, negro y burlón, está presente en relatos satíricos como El rey Peste o Los Anteojos (un cuento en que el protagonista se enamora de una dama que resulta ser su abuela). Su don para el sarcasmo descubría un sentido de superioridad. También era un amante de contar mentiras, jugar con la credulidad del interlocutor y del lector.

8. En 1845 compuso el más famoso de sus poemas, la obra que lo representa: El cuervo. Causó sensación de manera instantánea en Nueva York. El famoso «Nunca más» que se repite a lo largo de la composición se convirtió, según las declaraciones de la época, en una especie de eslogan. Poe interpretaba el poema en los salones literarios con gran solemnidad, con luz ténue y con una manera de declamar que embelesaba a las damas de la audiencia.

9. «Hay un caballero intoxicado (…), que dice ser Edgar A. Poe, que parece sufrir de una gran angustia y dice conocerle. Y le aseguro que necesita asistencia inmediata». La nota iba dirigida a Joseph Evans Snodgrass, editor del Saturday Visiter, una publicación de Baltimore en la que Poe había colaborado. Alarmado por el mensaje, Snodgrass fue a la taberna en la que estaba el escritor, frecuentada por borrachos y también utilizada convenientemente como centro electoral. Aquel día había elecciones al Congreso y allí estaba él, aturdido y sentado con una extraña ropa que no era de su talla, con el sombrero como única prenda con la que había salido de Richmond. Snodgrass pidió en la misma taberna una habitación para el escritor y se puso en contacto con un par de familiares de Poe, que «declinaron hacerse cargo de él». Ingresó en el hospital Washington College, donde murió el 7 de octubre de 1849. Al funeral acudieron sólo cuatro personas y la ceremonia duró menos de cinco minutos.

10. Nadie sabe con certeza qué sucedió durante aquellos días en que Poe desapareció por las calles de Baltimore. La teoría más sólida es que lo utilizaron para votar en las elecciones al congreso, una práctica habitual en aquel entonces. Los agentes electoreales reclutaban a borrachos e indigentes para que votaran varias veces al mismo candidato recorriendo las tabernas convertidas para la ocasión en centros electorales. Incluso les cambiaban la ropa para que parecieran otros y los mantenían a la vista en los tugurios, proporcionándoles todo el alcohol que ellos quisieran. Pero no hay constancia de que Poe ingresara ebrio en el hospital y también se apunta a que pudo morir de un tumor cerebral, tuberculosis o diabetes.

Helena Celdrán