Era 1997, y Roberto Benigni quiso regalarle al mundo una cinta destinada a convertirse en un clásico del mejor cine: La vida es bella. la historia de un hombre, Guido, que desafía los convencionalismos para conquistar al amor de su vida, Dora (Nicoletta Braschi) y que más tarde, ya convertido en padre del hijo de ambos, Giosuè (Giorgio Cantarini, nuestro prota de hoy) va más allá y convierte un campo de concentración en una zona de juego para su hijo, hasta sus últimas consecuencias.
Empezabas la película partiéndote de risa con el humor hilarante de Guido (Roberto Benigni) y terminabas sin pañuelos ni whisky que pudieran darte consuelo.
El pequeño Giorgio, nacido en 1992, tenía cinco años cuando conquistó al mundo al grito de «¡Buenos días, Princesa!». Lo que sucede cuando alguien se convierte en una estrella a tan temprana edad es que nunca se sabe si tendrá una carrera fulgurante en la industria o si seguirá con su vida como si nada, dejándose caer delante de una cámara de vez en cuando. Giorgio ha sido de los segundos.
En 2000, por ejemplo, se le pudo ver muy brevemente en Gladiator, como hijo de Máximo.
Pero después de eso, y durante muchos años, su contacto con los focos se redujo prácticamente a alguna aparición esporádica en la televisión italiana, además de algún cortometraje independiente, donde parece que encuentra su lugar.
Hace un par de años, como os conté en otro post, tenía dos proyectos en marcha que pintaban bastante bien pero que se quedaron en el limbo (al menos de momento): Lamborghini (un biopic sobre Ferruccio Lamborghini) y una serie de la que solo llegó a rodarse el episodio piloto, Flatmates, sobre un artista italiano que se muda a Berlín.
Lo que sí ha visto la luz son los últimos cortos en los que ha participado, ambos como protagonista. De lo último ha sido Giorno di gloria (Día de gloria) en 2019, que fue premiado en el Festival de cine independiente de Roma, e Il dottore dei pesci (El médico de los peces), que es una obra delirante sobre un «pescadero» que vive en un pequeño pueblecito aislado hasta que lo descubren dos productores de televisión.
Desde 2019 Giorgio, como una gran parte del mundo, ha visto toda su vida laboral frenada de manera importante. Con todo, está inmerso en el último proyecto: otro cortometraje titulado Divine Comedy en el que él interpreta al mismo Dante. Promete no decepcionar.