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“Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…” Roy (Rutger Hauer) ante Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner.

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Con tetas no hay paraíso

 

Modelos fotográficos llegadas al cine hay muchas y no son la mayoría las que llegaron para quedarse. De entre ellas a mí me deslumbraba Laetitia Casta, mucho antes de que la revista Lui le dedicara esta espléndida portada que he puesto aquí encima, un ángel caído de las pasarelas, revistas de moda y ese relumbrante submundo para emprender una saludable carrera de actriz, en la que ha demostrado en Francia tener mucho más que belleza. En España rodó Gitano a las órdenes de Manuel Palacios (2000), una película digna pero no muy cuajada con guion de Arturo Pérez Reverte, novelista y académico, ex reportero de TVE, y ciudadano polemista por vocación. Lamentablemente, en nuestro país se han estrenado pocas películas protagonizadas por ella; en una de las más interesantes, que data de 2010, encarnaba nada menos que a Brigitte Bardot para ser objeto de deseo de un artista de armas tomar: Gainsbourg: (Vida de un héroe), de Joann Sfar.

Laetitia Casta ha lucido entre sus atributos físicos una “poitrine”, que es como le dicen los franceses en fino a las tetas, de medidas rotundas y aspecto inmejorable. En belleza y medidas de pecho se parece a otra modelo mucho más joven y actualmente en boga, Emily Ratajkowski, que, pobre desgraciada, se queja de que su belleza le cierra las puertas del cine.  “Hay una cosa que me pasa y es que dicen ‘Oh, eres demasiado sexy’. Se vuelve en mi contra porque la gente no quiere trabajar conmigo por tener los pechos demasiado grandes”. Lo decía en una entrevista de la edición australiana de Harper´s Bazaar, con lo que venía a coincidir con muchas actrices que consideran que el físico es un hándicap que afecta sólo a las mujeres para labrarse una carrera digna en la industria.

Emily Ratajkowski. Foto Instagram

Vamos por partes. Lo de ser demasiado sexi y lamentarse por los inconvenientes es como quejarse de estar podrido de dinero. Parece que esta mujer lo quiere todo. Va a resultar que una chica de su edad y condiciones tiene menos posibilidades de abrirse paso en la jungla que otra menos agraciada. Charlize Theron contaba en la revista GQ algo parecido: “Cuando llegan los roles jugosos, y yo he estado ahí, la gente guapa son los primeros en ser eliminados del casting”. ¡Hombreeee! Igual estamos exagerando un poco. Digo yo que dependerá de lo que los papeles pidan. Además lo dice una actriz que demostró que una guapísima puede afear su aspecto de manera ilimitada (se veía francamente perjudicada en Monster, y eso le ayudó a ganar un Oscar) mientras que lo contrario, convertir en bellezón a quien no lo es, se me antoja mucho más difícil.

Seamos serios. Todos los actores y actrices están limitados por su físico y a todos les condiciona en mayor o menor medida. Los guapos para unos tipos de papel y los feos para otros; cada uno tiene lo suyo y contra esas limitaciones tienen que luchar o saber aprovecharlas. El encasillamiento funciona para todo el mundo, salvo para algunos elegidos y Anthony Quinn, que nació en Chihuahua, México, pero parecía el representante de todas las naciones en la ONU. Podía ser griego, indio, esquimal o lo que hiciera falta, revolucionario junto a Emiliano Zapata, pintor impresionista como Paul Gauguin, o llevar con garbo las sandalias del pescador en el Vaticano; y para colmo, hasta tío de Mahoma.

Sobre el volumen pectoral me sorprende lo que dice Emily cuando en Estados Unidos hay que buscar con el polígrafo de la verdad para encontrar actrices que no se hayan regalado implantes en busca de las proporciones soñadas –o exigidas-. Digámoslo rápido, Emily sedujo Ben Affleck cuando éste la descubrió en el videoclip que puso a la modelo en órbita, y sin duda no fue por el color de sus ojos. Haber participado en el enrevesado y algo tramposo thriller del siempre brillante David Fincher, Perdida (2014), es una baza incuestionable en su carrera que le debe a su explosivo y espectacular físico, porque eso es lo que requería el breve papelito que interpreta. Y a Ben Affleck se le pusieron ojos golosones cuando pujó por Emily. Nada de lo que avergonzarse. Algo con un poderoso valor de cambio que abre muchas más puertas que las que cierra.

El videoclip en cuestión, era tan de caerse de culo que hubo que hacer dos versiones porque en la primera las chicas que bailaban junto a Robin Thickle y su artista invitado, Pharrell Williams, se mostraban demasiado desinhibidas, sin prendas que ocultaran más que la estricta franja triangular entre las piernas. Blurred Lines pasó a la posteridad y descubrió al mundo a esta divina criatura que se pregunta con toda ingenuidad: «Creo que hay madres que dicen a sus hijas que, aunque no sea su culpa, deben taparse más la próxima vez. Me niego a vivir en este mundo de vergüenza y disculpas silenciosas. La vida no puede ser dictada por las percepciones de los demás, y me gustaría dejar claro que las reacciones de la gente a mi sexualidad no son mi problema, son el suyo”. Claro que sí, Emily, con un par… Pero no confundamos las cosas. Había colgado aquí el videoclip original pero tendrán que verlo en este enlace. Tendremos que conformarnos con la versión adaptada a censores de vía estrecha, que sigue siendo muy estimulante para los sentidos.

El talento de Emily para la interpretación está bajo sospecha. O eso cree ella. No debería suceder lo mismo respecto a su inteligencia. Un dato que habla en su favor es que apoyó a Bernie Sanders en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2016, y dijo que si ella hipotéticamente se postulara a la presidencia (¡angelita!), sería partidaria de redistribuir la riqueza en Estados Unidos. Eso está muy, pero que muy bien. Aunque la inteligencia no es un valor necesario para la interpretación. Pero bien podríamos entender todo este embrollo como una manera inteligente de llamar la atención sobre sus deseos de seguir haciendo cine.  Sobre sus capacidades al respecto, en We Are Your Friends, de Max Joseph (2015) hay quien considera que acredita ciertas aptitudes dramáticas y quien entiende que no va más lejos de lo que le permite sugerir a Zack Effron con el movimiento de sus caderas.

Yo no puedo opinar, bien que lo siento, pero el papel exige de ella lo que sobradamente tiene, por lo que parece perfectamente idónea para encarnarlo. Así pues, ¡de qué se quejará esta chica! Igual es que ha descubierto que con estar buenísima no basta para ser actriz y que le tomen en serio. Pero, tranquila, Emily, eso le pasa a todo el mundo. A David Beckham le pasó en el Real Madrid: muchos creían que siendo tan guapo no podía tener el guante que tenía en el pie izquierdo y luego descubrieron que estaban muy equivocados. Yo creo que con trabajo y talento te entornan la puerta del paraíso y si el que mira desde dentro ve por la rendija a alguien como Emily Ratajkowsi, forma y tamaño de tetas jugando a favor, la abre del todo sin perder un segundo de tiempo.

Emily Ratajkowski. Foto Instagram