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“Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…” Roy (Rutger Hauer) ante Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner.

¡Todos a la hoguera!

Ya he dejado fijada aquí mi posición sobre el caso de Harvey Weinstein y no es mi intención repetirme y menos aún añadir leña al fuego. Pero me subleva que el incendio se esté propagando a diestro y siniestro y me temo que vamos a terminar todos –los hombres- achicharrados. Me parece a mí que en la pira de expiación que han montado entre unos y otras no va a haber sitio para tanta gente y no quedará más remedio que habilitar una máquina de turnomatic, ante la cual, como los que hacían cola a los pies del cadalso durante la revolución francesa, nos iremos ubicando educadamente: perdón, ¿es usted el último?, disculpe ¿es ésta la guillotina de los abusadores? ¿la pederastia es aquí o hay otra hoguera?

Iba a escribir: el último en caer de rodillas en el oprobio ha sido Kevin Spacey. Pero, qué va, la lista se va engrosando aceleradamente y antes de que este post se publique seguro que ya han caído unos cuantos más. A Spacey le ha recordado el actor Anthony Rapp que cuando éste tenía 14 años, allá por 1986, el vidrioso Keyser Soze, protagonista de Sospechosos habituales, ya cojeaba de otras inclinaciones imperdonables. Si en American Beauty Spacey le hacía ojitos a una lolita (¡y qué lolita, que era Mena Suvari!), dice Rapp que aquello era pura ficción, que lo que le gustaba en realidad era otro material, vamos, que le echó mano al paquete.

Kevin Spacey y Mena Suvari en American Beauty. UNITED INTERNATIONAL PICTURES

Ah, no, perdón, lo del paquete lo dice el director y productor Tony Montana, a quien no hay que confundir con el protagonista de El precio del poder, de Brian de Palma (1983), que éste hubiera resuelto el asunto con cuatro tiros (de su pistola para Spacey y de coca para él). Montana dice que tuvo que quitarle la mano de su entrepierna, donde se había posado como quien no quiere la cosa, mientras las suyas andaban ocupadas en sostener una bebida y pagar la consumición.

En ardua competición con Harvey Weinstein, a Kevin Spacey le salen damnificados por las esquinas y otro actor no identificado en los medios se ha sumado a la triste fiesta para relatar cositas parecidas, aunque hasta ahora el hombre sólo ha reconocido y solicitado disculpas por el caso Rapp. En 1986 Spacey aún no era nadie artísticamente hablando y se encontraba sobre las tablas en un montaje de Broadway con un título que parece pensado para este momento tan delicado: El largo viaje del día hacia la noche. Por otro lado participó en su primera película, que en España se tituló Se acabó el pastel. O sea que todo era premonitorio porque la suma de ambos títulos dan para visualizar lo que ahora podría decirse de la carrera de este gran actor, que lo uno no quita lo otro.

Kevin Spacey. GTRES

Como ya es costumbre, desde lo del factótum de Miramax, muchas manos han cogido la pala para arrojar su montoncito de tierra sobre la tumba del muerto cuando aún está caliente. La actriz, comediante y presentadora de televisión Rosie O’Donnell le dedicó en un tuit la siguiente lindeza: “¿No recuerdas el incidente de hace treinta años? Vete a tomar por el culo, Kevin, como Harvey, todos sabíamos de ti. Espero que más hombres vayan adelante”. ¡Caramba con miss O’Donnell, tanto tiempo esperando a reconocer que lo sabía y callaba como los demás le han agriado el carácter!

 

La palada más gorda, que ha resonado sobre el ataúd del actor dejando constancia de su carácter irremisible, ha venido sin embargo de Netflix, que ha anunciado perdiendo el culo (con perdón) que ha dado por terminada la serie House of Cards, y que adiós a Francis Underwood y su sarcástica sonrisa. Ni las 53 candidaturas al Emmy acaudaladas por la serie han bastado para contener el pánico. Como colofón a esta cadena de sinsabores, la Academia de Televisión estadounidense le ha retirado el Emmy de honor antes de que pudiera recogerlo el próximo 20 de este mes. Spacey se ha quedado sin su International Emmy Founders Award 2017. La guasa es que este premio se otorga cada año a “un individuo que traspasa los límites para tocar la humanidad”. Pues siendo así, creo yo que deberían habérselo dado con más razón, ¿no creen?

Imagen promocional de la serie House of Cards. Netflix

Todo el mundo reacciona, como se dice ahora, sobreactuando. Este tsunami de denuncias por conductas inapropiadas, que yo no juzgaré porque no soy quién, ni tengo todos los elementos de juicio y entre ellos las alegaciones de los acusados, se lleva por delante a cualquier nombre famoso que parezca cuadrar, por la razón que sea, en este fango inmundo. Se meten en el mismo saco a Woody Allen, a Roman Polanski, e incluso a Bernardo Bertolucci, víctima también de un linchamiento moral a escala planetaria descaradamente desproporcionado. Por poner sólo tres ejemplos.

Allen, acusado por su mujer Mia Farrow de haber abusado de la hija adoptiva de ambos, Dylan Farrow, cuando tenía siete años de edad, dos décadas y media atrás. Nunca fue procesado por tales acusaciones ni por otras. La investigación policial de Connecticut, que duró seis meses con la participación de psicólogos del Hospital de Yale-New Haven determinó que el juez Elliot Wilk cerrara el caso sin llevarlo a los tribunales. Los expertos tenían dos hipótesis: “una, que estas eran declaraciones hechas por una niña perturbada emocionalmente y que se convirtieron en ideas fijas. La otra hipótesis era que había sido entrenada o sugestionada por su madre. No llegamos a ninguna conclusión. Pensamos que era probablemente una combinación de ambas». Pero Woody Allen sigue siendo sospechoso, o más bien culpable, una estupenda diana contra la que lanzar los dardos del odio.

El director Woody Allen. GTRES

Roman Polanski sigue sufriendo el acoso de un juez norteamericano por un caso de relaciones sexuales consentidas con una menor hace treinta años, el de Samantha Geimer, que en su día dijo haber perdonado al director polaco. Aún así, la persecución se reaviva periódicamente con nuevas denuncias que no llegan judicialmente a nada. Polanski ha tenido que escuchar hace unos días las tonterías de las aguerridas chicas de Femen que perturbaron su homenaje por parte de la Cinemateca Francesa de París porque no necesitan juicios ni pruebas para declararle reo de todo lo que se le acuse, siempre que tenga que ver con algo sexual. Aunque el escrache modalidad tetas al aire es el más benigno de cuantos los exaltados puedan organizarte no debe de ser muy excitante y viene a sumarse a la ingente cantidad de artículos que lo confunden todo y allanan el camino a estos ridículos shows.

 

Y qué decir de Bernardo Bertolucci, arrastrado por los pelos a esta bacanal de lapidaciones, por el gravísimo delito de no haber advertido previamente a su actriz Maria Schneider que en la escena de violación anal (por supuesto, simulada) se utilizaría como supuesto lubricante lo que luego la convirtió en la más famosa escena sexual de la historia del cine. O de cómo volver a ensuciar una de las más bellas y grandes obras del arte cinematográfico. Que si Brando violó a Schneider con mantequilla, que si el trauma de la escena llevó a la actriz a un agujero negro mental, que si Bertolucci es uno más de los pérfidos directores que maltratan a sus actrices y merecen la reprobación universal al grito de ¡feministas y feministos del mundo, uníos! ¡Cuántas insensateces se han dicho y escrito a propósito de la famosa secuencia en contra de este director genial, por el que quiero romper aquí y ahora una lanza!

La famosa secuencia de El último tango en París

La iconoclasia es un bonito deporte últimamente muy practicado por los fanáticos del Islam, los partidarios de la yihad, los muyahidines, o los talibanes que tan pronto derriban los budas de Bamiyan, como la Alhambra de Granada si les dejaran. Ahora nos llega de Hollywood la iconoclastia antiabusadores ilustres, confesos o no, una moda que amenaza con derribar a artistas que son parte del patrimonio universal de la cultura. Hombre, por dios, ¡a ver si distinguimos y afinamos un poco! Y sobre todo, ¡no se me amontonen ni me formen jaurías, por favor!

16 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Deliranta

    ¿Distinguir? ?Qué hay que distinguir? Un/a depredador/a sexual siempre será un/a depredador/a, póngase usted como se ponga…
    Menudo articulito… enhorabuena, por nada.

    03 noviembre 2017 | 09:45

  2. Dice ser A

    Este post da mucha vergüenza ajena.

    03 noviembre 2017 | 09:59

  3. Dice ser ALC

    Me gustaría apuntar, ya que el autor de este post se ha olvidado de mencionarlo, que el señor Polansky tenía 44 años cuando mantuvo esas relaciones «consentidas» con una menor, apuntar también que la menor tenía 13 . Por contextualizar un poco más que nada.

    03 noviembre 2017 | 10:11

  4. Dice ser ALC

    Ah y después de ofrecerle drogas. Repito, por contextualizar, señor de 44 años se acuesta con niña de 13 después de facilitarle el consumo de drogas.

    03 noviembre 2017 | 10:22

  5. Dice ser israel

    Vamos, que si la que dice que ha sido acosada es una mujer si ves bien que se masacre a alguien ,pero a un violador de niños no,porque como no es una mujer la protagonista del abuso,el que se trate el tema hace que ,segun tu, te subleves.
    Pues vaya tela chaval.No estas tu poco zumbao ni na

    03 noviembre 2017 | 10:23

  6. Dice ser peregrino

    Lo bueno de cargarse la presunción de inocencia es que ahora cualquier hombre famoso puede ser destruído por aquellos que le tienen envidia, rivalidad, o simplemente se aburren.

    03 noviembre 2017 | 11:13

  7. Dice ser joe

    y los homenajes que le hacen desde hollywood a polanski ya los podemos olvidar? o siguen en sus trece de vanagloriar la mafia hollywodiense, cuando es la propia mafia la que denuncia hay que creerles sin pruebas pero si es alguien de fuera de la mafia la cosa ya no esta tan clara

    03 noviembre 2017 | 11:31

  8. Dice ser vergüenza

    Vergüenza deberían de sentir los responsables de 20 minutos por permitir que este «señor» publique en su medio online, haciendo gala de muy baja moral culpando a las victimas de oportunistas y lamentando que sus héroes los tiren del altar. A la hoguera se han metido ellos solos por agresores y a pesar de que yo también he admirado sus carreras, una cosa no quita a la otra. Las redes sociales amplifican , pero deberíamos reflexionar que tal vez han hecho falta para poner en relieve un acoso generalizado y silenciado. Se nota que al autor del articulo prefiere el mutismo solo para poder seguir disfrutando de sus películas preferidas. Un poquito de reflexión antes de publicar según que cosas, por favor.

    03 noviembre 2017 | 12:15

  9. Dice ser Rui Díaz

    Tema bastante espinoso, sobre todo a la hora de trazar una línea que delimite lo que es acoso y lo que no.

    Por ejemplo, mi mujer tiene una compañía de teatro, y es habitual entre los actores y actrices hacerse entre sí comentarios o bromas de carácter sexual. Todo diversión y buen rollo, aparentemente. Sin embargo, ¿qué pasa si, de buenas a primeras, una de las actrices interpone una denuncia alegando acoso, o comentarios sexuales inapropiados en el entorno de trabajo?

    Es más, ¿cómo se da actualmente el siguiente paso en una cita? Supongamos que un hombre y una mujer quedan para conocerse. Después de cenar, o lo que sea, el tío piensa que hay química, y se decide a besar a la mujer. Pueden pasar tres cosas:

    1- Es correspondido
    2- La mujer lo rechaza diciéndole que no siente lo mismo.
    3- La mujer lo denuncia por acoso sexual ya que, efectivamente, el hombre la ha besado sin su consentiemiento.

    ¿Se va a arriesgar alguien a dar el paso cuando puede ocurrir perfectamente la opción 3?

    03 noviembre 2017 | 12:25

  10. Dice ser Deliranta

    Rui…. ¿hay tanto problema en decir: «Me atraes tanto que me apetece besarte»? ¿O hay que hacerlo porqué sí?… Es que ya está bien, carajo… si a mí no me gusta que me besen por asalto… ¿debo consentirlo por bemoles? Pues no

    03 noviembre 2017 | 13:40

  11. Dice ser Para Rui Diaz

    Joé, colega, lo tuyo sí que es demencial…como dice Deliranta: ¿es que no puedes preguntar antes?¿te cuesta tanto?¿o es que has recibido tantos NO en tu vida que ya ni preguntas, te lanzas al ruedo y ya está? Por si no lo sabes, hay libertad de elección tanto en hombres como en mujeres, y siempre puedes preguntar o acercarte un poco y, si no te hacen la cobra, ya te lanzas al ruedo. Y no te preocupes, que la humanidad se seguirá reproduciendo, eso dalo por seguro, pero eso si, con un poco más de respeto (al menos eso espero)

    03 noviembre 2017 | 16:53

  12. Dice ser Cualquiera

    Por este artículo tratando de defender lo indefendible, que es el acoso, o de justificarlo, voy a dejar de leer este periodico. Sigue asi majo

    03 noviembre 2017 | 17:09

  13. Dice ser fer

    Leo esta entrada de su blog y me viene a la cabeza la palabra CANTAMAÑAS.

    Que tendrá que ver la velocidad con el tocino.

    Los que hayan acosado o se hayan valido de su posición de superioridad, que lo paguen.

    Que se elimine esa forma de hacer las cosas.

    Y si luego son grandes artistas, pues chapó.

    Pero una cosa no quita la otra.

    Y saldrán muchos más pues era como la corrupción aqui.

    Todos lo sabian pero nadie hacía nada.

    03 noviembre 2017 | 17:38

  14. Dice ser Rui Díaz

    Deliranta y compañía, ¿vosotras pedís siempre permiso antes de besar a alguien, incluyendo a vuestras parejas? Es decir, ¿hemos llegado al punto en el que, hipotéticamente, si besas a tu pareja sin haberle preguntado antes, te puede denunciar por acoso? Sólo estoy formulando estas preguntas para debatir dónde está el límite a día de hoy, que os veo un poco a la defensiva.

    04 noviembre 2017 | 11:13

  15. Dice ser Gustavo Glez

    Artículo atrevido y complicado dados los mares por donde navegamos.
    Atrevido porque vivimos la época del descredito del hombre y la credibilidad incondicional de la mujer en cuanto a estos asuntos y es suficiente con mirar al hombre en la dirección donde apunte el dedo índice de la mujer para lapidarlo sin hacerse ninguna pregunta al respecto y sin que nadie se arriesge siquiera a cuestionarlo.
    Ya se que durante mucho tiempo la mujer ha sido tratada muy injustamente como un cero a la izquerda y ha sufrido lo indecible por su condición de género, pero si eso es motivo para invertir la balanza y la solución es marcar al hombre desde su nacimiento con un sello de «potencialmente peligroso» o de «sospechoso», creo que vamos de mal en peor en cuanto a la convivencia social. El maltrato es algo inaceptable, pero en todas sus formas, no solo en las que un hombre agrede a una mujer.
    Complicado porque los abusos en todos los trabajos existen, no solo a nivel sexual, pues la humillación tiene muchas formas y por desgracia asumimos por miedo a perder el trabajo, que es nuestro medio de vida. Pero ¿Es la gravedad de una insinuación lo mismo que de una violación? Habrá gente que diga que el abuso es el abuso, y es intolerable en cualquiera de su forma… y podría estar de acuerdo, pero de ser así ¿Por qué no resuenan también los hombres (en esta caso los actores) acosados por mujeres? ¿No los hay o es que esos no importan porque no van con los tiempos que corren?

    04 noviembre 2017 | 14:16

  16. Dice ser ELMUNDODEALYCIA

    «Cuántas insensateces se han dicho y escrito a propósito de la famosa secuencia en contra de este director genial, por el que quiero romper aquí y ahora una lanza!»
    Desde El Mundo de Alycia lamentamos profundamente que personas como el autor de este artículo, dotadas de cierto poder mediático ergo la responsabilidad de utilizarlo coherentemente y con acierto, escriba artículos tan desafortunados a la vez que cargados de principios morales que deberían de haber quedado obsoletos hace tiempo.
    Adjuntamos el link del artículo original de donde se originó toda la «ira» feminista, por si una vez leído, puede extraer en alguna parte del mismo cualquier connotación agresiva, ofensiva o denigrante, excepto las propias de este director admirador de Jean Renoire.
    Esperemos que este periódico recapacite y argumentos como este, sean los últimos coletazos de la incomprensión, porque como bien dice la frase: «No se sienten la cadenas, hasta que se mueven».

    26 enero 2018 | 12:19

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