Tras los libros y la película llega el musical infantil de ‘Los futbolísimos’

Hace cinco años que Roberto Santiago publicó el primer volumen de Los futbolísimos, la historia de un grupo de chavales aficionados al balompié que resuelven misterios. Una suerte de Los cinco de Enid Blyton en versión patria y futbolera pero con nueve: el gordito comilón, la empollona, el guaperas, el miedoso, el pequeñajo… y cuyos protagonistas son Pakete, que siempre falla los penaltis, y Helena con H, entre los que salta la primera chispita del “me gusta”.

Probablemente no os cuente nada que una mayoría no sepáis. La colección de libros, de los que SM ya ha publicado catorce entregas, ha vendido muchísimo, más de millón y medio de ejemplares. Entre los niños de unos siete a doce años es una lectura habitual, sobre todo si esos niños son varones al menos un poquito futboleros. Y siempre hay que agradecer la existencia de los libros que acercan a nuestros hijos al amor por la letra impresa.

El éxito fue tal que este verano llegó a los cines la película, con guion del propio Roberto Santiago, que también es cineasta. No la he visto, os lo confieso. Que se estrenara en agosto no ayudó, tampoco que para mi hija el balompié no tiene el menor atractivo. La acabaremos viendo en cualquier caso.

Ahora, este pasado fin de semana, ha llegado un nuevo capítulo de Los futbolísimos. Nada menos que un musical infantil escrito y dirigido por Santiago que también es un libro a la venta, se podría considerar el número 15 de la saga.

El sábado estuve viéndolo en compañía de tres niños. Mi hija, ajena a este universo; otra niña que disfrutó la película y un niño que se ha leído todos los libros de Paquete y sus amigos. Los tres entre los ocho y los diez años, los tres público objetivo de esta representación para todos los públicos.

Y los tres disfrutaron de este musical infantil de menos de hora y media de duración sin descanso que está lejos de ser perfecto pero que es un buen plan de ocio familiar.

La historia se ubica una década después de las aventuras detectivescas de los chicos del Soto Alto. Ya son universitarios que han perdido el contacto unos con otros y a los que Helena reúne con una carta un tanto misteriosa para jugar un último partido, narrado por el periodista especializado Miguel Ángel Román, y resolver un nuevo misterio.

Se supone que son ya adultos, pero no lo son en realidad por su comportamiento, forma de expresarse e intereses. Son la misma pandilla de los libros, por mucho que ya trabajen, vivan lejos de sus padres o puedan conducir furgonetas desmandadas.

Y el guion es también infantil, sin ningún sentido despectivo pero sí descriptivo. Es una obra pensada para el disfrute de los niños, no tanto de los padres. Sobre todo niños seguidores de la saga, aunque todos puedan divertirse, aplaudir y cantar por mucho que desconozcan el universo creado por Santiago.

Se agradece la fortaleza de Helena y su capacidad de tomar la iniciativa. Es fácil imaginarla explicando a Paquete que los celos no son amor ni se le parecen. También tal vez sobra, sin molestar, el notable peso del componente romántico. Los niños en la edad de pasarlo bien con este musical prefieren humor y aventuras antes que romance.

El musical (Pentación Espectáculos) lo defienden, con empeño y sobrada dignidad, un elenco de jóvenes actores entre los que destacaría a los que interpretan a Ocho y a Anita, además de a los protagonistas Helena y Pakete. Debería sobrar decir que nadie espere encontrar las voces o los bailes de Anastasia en ellos, pero en la obra que es, encajan perfectamente y se percibe su entrega y entusiasmo.

Son Jaime Riba, Ondina Maldonado, Natán Segado, José Artero, María Zabala, Elena Matateyou, Víctor de las Heras, Juan Antonio Carrera, Daniel Galán y Paloma Pujol.

(Javier Naval)

No tiene unas canciones especialmente memorables, pero cumplen su objetivo de acompañar a la historia de modo atractivo. Resulta un tanto llamativo que la canción en la que más empeño ponen para lograr la participación de público sea la que menos se presta a ello, por cierta expresión china que de poco sirve ver transcrita. En cambio tiene un final más fácilmente participativo, eficaz en su simplicidad. Tal vez haría falta algo similar en su primera mitad.

Y también es simple pero eficaz la resolución del ambiente y cambio de escenario. Poco más que tres bancos acompañados de las atinadas ilustraciones de Enrique Lorenzo.

El precio de la entrada oscila entre los doce y los veinte euros. Se representará al menos hasta el 20 de enero en el teatro La latina de Madrid.

1 comentario

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Seguro que está superentretenido. La peli no la hemos visto.

    Besos!

    Anabel

    23 octubre 2018 | 08:04

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