El cisma en la casa es definitivo. Hay dos bandos claros y contrarios, aunque de momento mantengan las formas y las relaciones inter grupales (más que nada porque no les queda otro remedio).
Arturo, Pilarita, Indhira, Siscu y Rebeca integran el grupo de los buenos.
Gonzalo, Nagore, Melanie, Juan, Toscano y Tatiana integran el de los malos. En éste, a mi parecer, sobran Toscano y Juan. El primero porque es buen chico, y el segundo porque es un lameculos que se va a encontrar con una puñalada trapera a la de tres.
El caso es que una de las cosas que ha producido el cisma es que esta mañana el grupo de los buenos (menos Pilarita) se ha puesto a racionar los alimentos y se ha pasado buena parte de la mañana, mientras los otros vagos dormían, haciendo raciones con una báscula.
Perfecto, porque así los otros no podrán decir que se han puesto más o menos.
Poco después ha sonado la música y se han puesto a bailar, Rebecota (ahí ha sacado su parte traviesa) en plan sexy y Siscu como si fuera un mono adicto al Crack.
Arturo, el fecundador, se ha besado con Indhira. Un besito leve y fugaz, pero ha habido tomate. Justo después, el semental multirracial se ha puesto a comentar que tiene lo suyo tenso, y lleno, y que nadie se lo toca, para contarle a Indhira que pensaba hacérselo con una barra de pan agujereada y un poco de mantequilla.
A Rebequita le ha parecido un asco, pero Indhira se ha descojonado, pensando en si ella sería la hogaza del amor que busca Arturo.
Por su parte, la rusa y el murciano ya duermen juntos, aunque de momento no ha habido edredoning (al menos yo no lo he visto).
Las nominaciones de esta noche me decepcionarán, seguro. El grupo de los malos son más, así que volverán a nominar a uno de los buenos.
Y esto es peligroso, porque podríamos pasarnos el resto del concurso aguantando a Nagore y Melanie dando órdenes y cuchicheando…
El futuro de Gonzalo no lo tengo tan claro.
¡¡¡¡¡YA SABÉIS QUE ESTA NOCHE SEGUIMOS LA GALA EN DIRECTO!!!!!
NOTA: Los de este año son los concursantes más falsos, calculadores y estrategas que nunca, nunca, ha habido. Y eso que la Milá quería que no vinieran «toreados». Pobre.