Era la última que me faltaba ver en la categoría de Serie Limitada de los Emmys 2015. Aunque terminó de emitirse en el mes de mayo, la dejé para después del verano por tratarse de un drama intenso, con una primera secuencia que me dejó noqueada la primera vez que la vi. No estaba yo para esas lides, y menos con el calor alicantino, a pesar de que el amigo @lmejino, en quien confío, me la había recomendado por activa y por pasiva. Pues bien. Una vez relajada tras las vacaciones, más fresquita y con los Emmys al caer, me dispuse a hacer los deberes y, thanks Lord, el milagro seriéfilo se produjo.
Porque American Crime es una de las mejores series que he visto este año. Una de esas raras avis donde el relato fluye y te arrastra, donde las tramas se entrelazan con una aparente sencillez y las historias te desgarran las tripas haciéndote plantearte tus propios prejuicios. Si esto no es suficiente, añadamos que American Crime es un relato que, con sutiles pinceladas, esboza con mirada incisiva la diversidad social, la desigualdad, los conflictos étnicos, el sistema jurídico y la política estadounidense. Los choques raciales y la hipocresía o las medias verdades que enarbolan los diferentes grupos étnicos para defender su causa, enfrentándose a los hechos con total subjetividad, son la esencia de esta historia apasionante. (LEE SIN MIEDO. NO HAY SPOILERS).
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