Las adaptaciones literarias a la pequeña pantalla no son fáciles, sobre todo si se basan en libros que han sido auténticos éxitos. Sin embargo, en algunas ocasiones, dan lugar a series extraordinarias que han sabido reflejar en imágenes la emoción de las obras originales sin perder un ápice de su magia.
Éstas son tres de mis favoritas y, si no las habéis visto, os las recomiendo encarecidamente. Las dos primeras son clásicos de la televisión británica y están en los primeros puestos de la lista de los Cien Mejores Series Británicas que elabora el British Film Institute.
‘Yo, Claudio’
“Yo Tiberio, Claudio, Druso, Germánico, esto y lo otro y lo de más allá. Conocido no hace mucho tiempo por amigos y parientes como Claudio el idiota, o el tonto de Claudio o Claudio el tartamudo, voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida…”.
Con estas palabras y la imagen del viejo emperador romano Claudio sentado en su escritorio, rememorando la historia de su vida mientras bebe vino y garabatea un pergamino, comienza una de las mejores series que ha parido la televisión: ‘Yo, Claudio’ (I, Claudius), escrita por Jack Pulman y basada en las novelas Yo, Claudio y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina de Robert Graves.
A través de la autobiografía del emperador tartamudo, cojo y sabio, cuya habilidad para sobrevivir a las mil conspiraciones palaciegas es hacer creer a todo el mundo que es tonto de verdad, se desgrana la apasionante historia de Roma y sus emperadores: desde los primeros tiempos con Augusto −cuando Claudio es un niño todavía−, hasta los oscuros días de la decadencia del Imperio con Calígula y Nerón.
La historia, vista hoy en día, sigue teniendo los atributos que la hicieron grande en los años 70, cuando se estrenó en la BBC: un guion magnífico repleto de intrigas, pasiones, ambición desmedida, oscuras traiciones, presagios, veneno y escenas memorables.
‘Retorno a Brideshead’
La serie comienza cuando Charles Ryder (Jeremy Irons), oficial durante la Segunda Guerra Mundial, regresa a la mansión de Brideshead, que ha sido tomada como cuartel del ejército. La magnífica residencia de los Marchmain, que albergó sus felices días juveniles junto a su primer amor, Sebastian (Anthony Andrews), se ha convertido en un lugar abandonado y decadente, donde solo queda un pálido reflejo del pasado esplendor.
Con un tono melancólico y literario, propio de las series británicas de la época, el propio Ryder narra en primera persona la historia de su vida mediante flashbacks, donde va desvelando sus años de juventud como estudiante en Oxford y su primer encuentro con Sebastian Flyte, el excéntrico y hedonista lord, con el que aprende a disfrutar de la existencia y de los placeres del dinero.
A través de dos décadas, que se inician en los años 20 y terminan con la segunda guerra mundial, asistimos a la evolución y decadencia de los personajes. Contrastan los luminosos capítulos iniciales, con las excursiones al campo, las alocadas noches de estudiante y las borracheras, las exquisitas tardes en la mansión, paseando en los jardines, tomando el sol en la terraza, con el inicio de la edad madura, el declive de la viveza del espíritu, la intensificación de los vicios y, por fin, la llegada de la guerra.
‘Guerra y paz’
La miniserie ‘Guerra y paz’ (War and Peace, 2016) conjuga todos los atractivos de una gran narración en una síntesis perfecta de emoción, acción y pasión que, unidas a una ambientación deslumbrante, una excelente dirección y unas interpretaciones de nivel, consiguen un relato hipnótico que mantiene el nivel de excelencia en cada uno de sus seis episodios.
El veterano escritor Andrew Davies ha hecho un formidable trabajo realizando la nada fácil adaptación del clásico de Tolstoi. Conservando la integridad del relato original pero otorgándole la agilidad que exige el formato televisivo, ha parido un guion ágil e irresistible, que sirve de sostén para la suntuosa puesta en escena a la que nos tiene acostumbrados la BBC y a la que se unen las interpretaciones donde destacan nombres como Paul Dano en el papel del conde Pierre Bezukhov, Lily James como Natasha Rostova o James Nortoncomo el príncipe Andrei Bolkonsky.
Los temas que utilizó Tolstoi para conseguir enganchar a miles de lectores en su día siguen funcionando a la perfección: con el telón de fondo de las invasiones napoleónicas, el autor quiso plasmar el estilo de vida y las pasiones de varias familias de la aristocracia rusa, utilizando su agudo sentido de observación del alma humana para hablar de temas universales como el amor, la muerte, la amistad y el odio, y dibujando tramas de amores imposibles, penurias económicas, compromisos matrimoniales y bajas pasiones en un ambiente refinado de reuniones palaciegas y bailes de salón, pero sin caer en la superficialidad.
He visto las dos primeras, y son muy buenas. Otra adaptación que me gustó mucho fue una que hizo la BBC de Cumbres Borrascosas y que vi a finales de los 70, me pareció estupenda la ambientación.
10 noviembre 2018 | 15:56