Esta semana estoy encerrada en casa cuidando de mi hijo, que se ha cogido una bronquitis de caballo. Además, el virus nos ha inoculado a su padre y a mí, que nos hemos arrastrado por la vida como almas en pena.
En estos momentos de bajón existencial y cuando estamos malitos, los vacíacocos, series ligeras o ‘guilty pleasures’ (placeres culpables que para mí no lo son) son la dieta indispensable de la jornada.
Así que, como todavía tengo pendiente comenzar la tercera temporada de True Detective y estoy viendo Sex Education (de la que os hablaré en breve), os recomiendo tres series ideales para desconectar que están en nuestra plataforma amiga Netflix.
‘Luis Miguel. La serie’
Pocas tonterías con este título, porque fue una de las series más disfrutables que vi en 2018. Esta biografía autorizada del cantante más famoso de Latinoamérica es una serie entretenidísima, con estupendas actuaciones a cargo de Diego Boneta en el papel estelar y Óscar Jaenada como el manipulador progenitor de la estrella, que nos cuenta la historia de Luis Miguel desde sus inicios en la infancia hasta la llegada del éxito mundial. Deseando estoy la segunda temporada.
Pretty Little Liars
Esta serie es un clásico de los placeres culpables y, aunque el misterio sobre la identidad de «A» se fue volviendo cada vez más aburrido y rocambolesco con el paso de las temporadas, lo cierto es que las dos primeras entregas son muy disfrutables y resuelven un constipado (o dos).
‘Élite’
Si habéis pillado un buen trancazo y todavía no habéis visto la serie patria que reventó Netflix en 2018, ahora es vuestra ocasión. Lo mejor que se puede decir de ‘Élite’ es que no puedes parar de verla. Además, presenta unos personajes adolescentes con problemáticas actuales y muy creíbles y, cómo no, un misterio de fondo que es un macguffin pero que engancha que no veas. Por cierto, ya ha comenzado a rodarse la segunda entrega. ¡Ganazas!