La sobresaliente evolución de ‘The Americans’

theamericans_averseriesHabía leído en repetidas ocasiones al influyente crítico americano Alan Sepinwall que ‘The Americans’ era una de las mejores series en emisión y una de sus preferidas. Suelo coincidir bastante con él en gustos, así que fruncí el ceño y pensé: «Tengo que darle una nueva oportunidad.» A la recomendación de Sepinwall se unía la de Alberto Nahum, al que también le apasionaba la serie. ¿Cómo iban a estar equivocados mis dos críticos predilectos? Así que, intentando hacer caso omiso a mis impresiones sobre la primera vez que intenté verla y no pasé del cuarto episodio, la retomé con ganas.

Sin embargo, cuando terminé las dos primeras temporadas tuve la sensación de que había visto algo notable pero que no llegaba a apasionarme. La serie había comenzado con un enorme deux ex machina —el agente del FBI Stan Beeman se va a vivir justo a la puerta de al lado de los espías rusos e incluso se cuela en su garaje de buenas a primeras para ver si allí hay algo turbio—, aunque había conseguido enderezarse gracias al correcto desarrollo de una premisa arriesgada pero atractiva: ¿cómo se las ingeniaría una pareja de espías de la KGB para conciliar la vida familiar del americano medio con su trabajo sin horarios? La historia tenía su chicha. (Spoilers)

A esta problemática se sumaba un factor primordial que incrementaba la tensión: el desconocimiento de los hijos, casi adolescentes, de la doble vida de sus progenitores. Esta trama, que fue la que más me interesó desde el principio —sobre todo cuando Paige empieza a sospechar y huye para visitar a su “tía”—, fue la que, posteriormente, catapultaría a ‘The Americans’ a un nivel superior, cristalizando en el descubrimiento de quién era en realidad esa pareja de desconocidos a los que llamaba padres.

Alrededor de la columna vertebral de la serie, esto es, el conflicto en el seno del hogar, ‘The Americans’ explotaba otras subtramas de espionaje puro con mayor y menor acierto, y presentaba a los personajes que conformaban dos mundos opuestos y enfrentados: por una parte, la oficina del FBI, donde no había realmente ningún personaje potente a excepción del agente Beeman y Martha, y el buró de la KGB, que tampoco gozaba de la presencia de un personaje carismático a excepción de la mata hari de labios voluptuosos Nina Sergeevna.

Por el contrario, fuera de los escenarios administrativos se desarrollaban algunas historias poderosas: la tirante relación de Elizabeth y Philip con su supervisora Claudia (excelente Margo Martindale), y la sugerente y peligrosa historia del agente Beeman con Nina (las miradas de cordero degollado que le lanza desde el primer momento a la hermosa rusa captaron mi atención con rapidez e hicieron que tuviera un crush por Stan Beeman. Sí, como lo oís).

Sin embargo, algo fallaba.

No conseguía conectar al cien por cien con los protagonistas (sobre todo con Elizabeth, que me parecía un frío robot asesino). No comprendía sus motivaciones ni su férreo compromiso con ese concepto tan difuso llamado la Causa, ya que el guion prácticamente no había incluido ningún flashback sobre sus orígenes, entrenamiento o referencias a la vida que había llevado hasta llegar a Estados Unidos.

Tampoco había ningún momento de alivio cómico a excepción de las escenas de Clarke con Martha. Si a esto sumamos el tema de las operaciones de la CIA durante la guerra fría, con la maraña de alianzas y enemistades entre países (Nicaragua y Afganistán como parte del bloque ruso, por ejemplo), que a veces complicaban la comprensión si no estabas puesto en la materia, la serie se me hacía por momentos espesa e, incluso, difícil de seguir.

Además, me daba la impresión de que los guionistas liquidaban historias que habían sido importantes casi como un truco de prestidigitación: ¿dónde quedaban todos los problemas matrimoniales que los llevaron a la separación? ¿Realmente qué había pasado para que se enamoraran Phil y Elizabeth tras veinte años de tensiones? ¿Cómo podían aguantar la vida de espías, el trabajo en la agencia de viajes y tener la casa tan limpia sin asistenta?).

Bromas aparte, la serie no terminaba de cuajar.

Entonces llegó la tercera temporada y se obró el milagro.

The-Americans-3

‘The Americans’ tomó una nueva dimensión centrándose en lo que hacía falta: una apasionante trama central con Paige como protagonista, que posibilitó que el dilema principal pusiera en peligro el único resquicio seguro: el hogar, y en juego lo que los protagonistas más querían: sus hijos. La serie se hizo más personal y sus conflictos lograron una emoción y una fuerza que hasta el momento no habían tenido.

A su vez, la historia de Paige y su descubrimiento facilitó el desarrollo de dos vertientes fundamentales para comprender más profundamente a los personajes: la relación entre madre e hija, que nos hizo darnos cuenta de las similitudes que existían entre ellas más allá de los problemas espirituales, y la de los conflictos morales de Philip y de la propia Elizabeth que, por primera vez, mostraba los claroscuros de su alma.

Quizás el momento de inflexión para Elizabeth se produjo en la memorable escena de “Do Mail Robots Dream of Electric Sheep?” (S03E09), escrita por el gran Joshua Brand, donde relata sus orígenes humildes y la relación con su madre a la anciana a la que obliga a suicidarse. Más tarde vendrían otras espléndidas como la visita con Paige al barrio marginal donde vivía el espía de quien estaba enamorada o, más impactante todavía, el desgarrador viaje a Rusia para ver, por última vez, a su madre moribunda.

Junto con una mayor profundización en los problemas emocionales, los creadores limaron otros problemas como las historias de espionaje internacional —para mí la parte más aburrida—, sustituyéndolas por otras más humanas y que acentuaban, todavía más, los dilemas de los protagonistas. La relación de Philip con Kimberly, de la misma edad que su hija, profundizó en el conflicto de un padre que quiere liberar a su hija de una vida de sufrimiento. Y la de Elizabeth con Young-Hee, no solo mostró una faceta más amable y divertida del personaje, sino que nos conmovió con sus dudas y deseos de tener, por primera vez en su vida, una relación sincera de amistad y un poco de relax en sus inamovibles obligaciones.

Asimismo, la historia de Martha que, desde la tercera temporada había comenzado a despegar con el descubrimiento del micrófono en la pluma, se convirtió en la cuarta en una de las tramas con mayor carga dramática. La actuación de Alison Wright —que lluevan los premios sobre su cabeza— y la sutil conclusión de la historia, con Martha mirando a Phil desde la ventanilla del avión, herida y traicionada, mientras Phil se quedaba en tierra más solo que nunca, lograron que el episodio “The Magic of David Copperfield V: The Statue of Liberty Disappears» (S04E08) fuera uno de mis preferidos de toda la serie. De nuevo la trama aportaba otra capa de significado al personaje de Phil: el cariño verdadero que sentía hacia otra mujer y que nunca podría confesar. Y, por supuesto, añadía un nuevo toque de humanidad a Elizabeth: los celos.

El bautismo del humor negro

Otro de los puntos fuertes que llevó a ‘The Americans’ a escalar peldaños durante la tercera temporada fue el empleo de un sutil humor negro. El tema del bautismo de Paige —que desea como regalo de cumpleaños en una broma mayúscula—, es el detonante de una serie de situaciones donde la fe choca contra el ateísmo más militante de los comunistas, con una serie de divertidas escenas donde Elizabeth literalmente pone los ojos en blanco ante los avances beatos de su hija.

Sin embargo, el buen hacer de los guionistas también los lleva a emplear la fe como recurso dramático, tentando a un Philip lleno de remordimientos con la redención y el perdón infinito. Cara y cruz. Blanco y negro. Por cada movimiento del guion hay una consecuencia moral para sus protagonistas. Así fue también para Nina Sergeevna, cuya liberación espiritual, promovida por el contacto con el científico Anton Baklanov, tiene como causa directa su muerte física, en una de las escenas más impactantes y hermosamente escritas que he visto en televisión, en el brutal «Chloramphenicol» (S04E04).

El desgaste moral de los protagonistas y la captura de William Crandall en la cuarta temporada (la trama del robo de la cepa mortal es interesante para explicar la soledad del espía y manifestar si, al fin y al cabo, la lucha y el odio merecen la pena), enfila la quinta temporada hacia un territorio de arenas movedizas donde, por fin, podremos ver si las dudas existenciales de Philip eran ciertas (¿realmente desea renunciar a la única vida que conoce? ¿Puede hacerlo?), y si Elizabeth es capaz (o no) de construirse una nueva existencia.

Tres espadas de Damocles penden sobre sus cabezas: Henry, que está a punto de ver que hay algo más allá de los juegos de marcianitos; la llegada de Misha, que parece oponerse al régimen soviético con las pertinentes consecuencias para su padre. Y, por supuesto, la de Paige, que camina peligrosamente entre sus propias convicciones, la fidelidad hacia su familia, un noviazgo de adolescencia con el hijo del agente Beeman y los deseos de la KGB.

Gracias a la ambigüedad, múltiples matices y una capacidad inaudita para mantener en vilo al espectador y lograr que se haga innumerables preguntas, ‘The Americans’ ha encontrado durante estas dos últimas temporadas su rumbo, erigiéndose en una de las grandes ficciones de la televisión actual.

Por supuesto, Alan Sepinwall y Alberto Nahum (leed su completísima review de la cuarta temporada) tenían razón.

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: The Americans
Creada por: Joe Weisberg
Cadena: FX
Año de creación: 2013
Temporadas: 4

«Cientos de afiladas torres, tan delgadas como agujas, se perdían en la inmensidad del espacio cuajado de estrellas. Araneida resplandecía con el fulgor de la plata vieja. En la colina, la hierba se mecía al son de una pretérita canción.»

«En la oscuridad salvaje los pájaros muertos se levantaron del suelo y comenzaron a volar.»

«¿Quieres ver lo que hay al otro lado? ¿Quieres volar?»

ARANEIDA

18 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Isa Díaz

    Este verano la veré sin falta.

    15 junio 2016 | 15:33

  2. Dice ser Rachel Morgan

    ha tenido una evolución brutal desde sus primeras temporadas. La química entre los actores principales y los dilemas morales que plantea tan inteligentemente, cautivan.

    15 junio 2016 | 15:39

  3. Dice ser A ver series

    Pero muy brutal. Como explico no llegó a apadionarme hasta la tercera, pero ahora se ha convertido en una de mis series favoritas. Estoy muy sorprendida y encantada de su evolución. Me parece excelente

    15 junio 2016 | 16:04

  4. Dice ser A ver series

    Debes verla, Isa Díaz. te va a apasionar. Aunque a lo mejor te pasa igual que a mí y tienes que esperar hasta la tercera!

    15 junio 2016 | 16:06

  5. Dice ser Monica Sangrador

    Mira que te ha enganchado…..seguro que aun tienes mas que decir…:)

    15 junio 2016 | 16:45

  6. Dice ser A ver series

    Me ha enganchado como hacía tiempo no lo hacía una serie. ¡Y me he cortado de seguir echando rollo, que ya era suficiente! La verdad es que es una serie muy rica para analizar, aunque al hacerlo en general he tenido que ir a lo central para no escribir la biblia en verso, jejeje.

    15 junio 2016 | 16:49

  7. Dice ser Monica Sangrador

    Pues ahora te toca esperar un poco hasta la siguiente temporada…

    15 junio 2016 | 16:51

  8. Dice ser Efibi

    Fantástica entrada Cecilia! As usual 😉
    A mí me gustó desde el principio. El simple hecho de que en una serie americana, los rusos no sean malos malísimos con rabo y pezuñas ya me resultó cautivador. Así que imagínate mi entusiasmo al llegar a la tercera temporada, empezar a ver dentro de ellos y empatizar cien por cien. Por eso cuando la empezaste (yo estaba viendo la cuarta a ritmo de emisión) y leí tus dudas, no dudé en animarte a continuar para llegar a este punto en el que nos encontramos.
    Ahora toca esperar a la quinta, que si de verdad se lo montan bien nos va a hacer mucha pupita .

    16 junio 2016 | 13:04

  9. Dice ser Monica Sangrador

    A lo mejor ya lo conoces….te dejo un artículo donde se inspiró la serie The Americans…para que sigas enganchada: https://www.theguardian.com/world/2016/may/07/discovered-our-parents-were-russian-spies-tim-alex-foley

    16 junio 2016 | 16:22

  10. Dice ser A ver series

    Whoa! Qué interesante: «Ahead of them was a long flight to Moscow, and an even longer emotional and psychological journey». Tal cual. Me he leído la mitad, vaya tela! Imagínate cómo tienes que quedarte al enterarte de algo así. Como dice en el artículo, hasta que no vieron fotos de ellos con uniforme, etc. no se lo llegaron a creer. Awesome. Gracias, Mónica!

    16 junio 2016 | 16:42

  11. Dice ser Monica Sangrador

    You´re welcome¡ me alegra que te guste …. además así practicamos el inglés…que el artículo es larguito 🙂

    16 junio 2016 | 16:45

  12. Dice ser A ver series

    Monica Sangrador Sí! Por eso me he leído solo la mitad! Pero se entiende bastante bien. Así practico para el First, jeje

    16 junio 2016 | 16:46

  13. Dice ser Efibi

    Cuando la realidad supera a la ficción… Joder menuda historia!! Y pobres chavales :’-(

    16 junio 2016 | 21:55

  14. Muchísimas gracias por ser una de las personas (importantes) que me animaron a verla. Ha sido una experiencia fabulosa y me he pegado un maratón con el que he disfrutado increíblemente. La verdad es que sí que es raro ver a los rusos presentados de una forma más humana (considerando que gran parte de películas y series son americanas) y esta es como un soplo de aire fresco. Aunque sí es cierto que, al principio, costaba empatizar con ellos y pese a verlos poniendo lavadoras te daba mucho repelús ver todo lo que estaban dispuestos a hacer por la Causa.
    ¡A ver cómo se presenta la quinta! Me la veo de golpe y ahora tengo que esperar un montón. Dolor!! ;D Un besazo enorme!!

    17 junio 2016 | 07:44

  15. Alucinante… Me quedé a cuadros cuando Mónica lo compartió.

    17 junio 2016 | 07:45

  16. Dice ser Maria Ines

    que interesante entrada, conozco varios que les pasó como a ti, les costó enganchar, los animé a perseverar y ahora son fanaticos. Yo enganché desde el principio, a pesar de ser una serie americana, que las buenas son la excepcion, será que el tema me apasiona, y está el hecho de que por primera vez ganan los rusos, aunque, sabemos, que finalmente perderán, eso es potente. Personajes con tantos matices, especialmente Elizabeth, mi favorita, guiones potentes, en fin, espero que esta serie tenga el reconocimiento que merece, saludos.

    30 junio 2016 | 02:15

  17. Hola María Inés, qué gusto ir encontrando fanáticos de esta gran serie. Como tú, también espero que la crítica (y los premios, claro) reconozcan su valía porque es brillante. Respecto a los personajes, aunque soy muy de Phil, Elizabeth cada vez me ha ido ganando más y más. Kery Russell ha demostrado que es una actriz muy dotada y su actuación, sobre todo en las dos últimas temporadas, me ha parecido sensacional. Y, sí, como tú creo que al final ganarán los americanos… aunque veremos qué ocurre para llegar hasta allí. Un saludo y gracias por comentar 🙂

    30 junio 2016 | 12:29

  18. Dice ser Maria Ines

    gracias Cecilia por responder, tambien me encanta Phillip, creo que esas dualidades y opuestos entre los dos los mantiene juntos, solo se tienen el uno al otro, en fin tanto que analizar mientras esperamos la S5, para ver cual será el destino final de nuestros anti heroes, un abrazo desde Chile.

    30 junio 2016 | 16:31

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