Si a finales del s. XX eras un hispano intentando abrirte un hueco en la industria del CINE con mayúsculas, Hollywood tenía un papel guardado para ti: el de matón latino. Esto es así: había actores que se quejaban de estar encasillados, pero Hollywood era (¿es?) capaz de encasillar a todo un colectivo. Ay, camión, mátame pronto…
El de Rick Aviles no fue un caso diferente: nacido en Nueva York en el 52 y de padres igualmente neoyorkinos, su ascendencia portorriqueña y venezolana le dio unos rasgos morenos que a la industria le encantaban para los papeles de malo. Y como malo pasó a la posteridad, cuando interpretó a Willie López en Ghost, en 1990.
Este verano, Ghost, que por cierto es la peli favorita de mi madre, cumplió 30 años. La de Sam y Molly es una de las más emotivas y recordadas historias de amor que se han contado en la gran pantalla (y en el teatro ni te cuento). Porque Ghost es eso: una historia de amor. En la que intervienen cuatro personas: el chico, la chica, la medium y el malo.
Y el malo de Ghost, que se llamaba Carl… Era MUY malo.
Este malo malísimo tenía por entonces 30 años (sí, igual que ahora la peli) y su nombre es Tony Goldwyn; uno de esos intérpretes que nunca ha tenido un estrellato fulgurante pero que se ha mantenido en un estado activo y constante, y eso es mucho decir para alguien que comenzó su carrera a mediados de los ’80. ¿Queréis saber dónde? En la sexta de Viernes 13, Jason vive.
A pesar de este inicio y de su papel en Ghost, lo cierto es que sus participaciones en cine han sido más bien escasas, y de ellas yo me tengo que quedar con este que me parece imprescindible: Tarzán. ¿Que a quién le ponía la voz Godwyn? Pues al mismísimo Tarzán 😀
Reconocedme que mola mucho saber que «el malo de Ghost» le ponía la voz a Tarzán. Como saber que su madre era Glenn Close o que la voz del elefante la ponía el malo de Jurassic Park. El tiranosaurio no, el informático.
Pero, como os digo, salvo una minoría como estas mencionadas,El 6º día o El último samurai, por ejemplo, la mayor parte de su carrera (antes y después de Ghost) ha estado en la televisión. En El último samurai, por cierto (2003) entre el sombrero y el bigote no os creáis que era tan fácil sacarlo a la primera.
Goldwyn en ‘El último samurai’
En televisión ha tenido episódicos verdaderamente memorables. En los ‘9o participó en el episodio Abra Cadaver deHistorias de la cripta, no os digo más xD
A finales de la década fue Neil Armstrong en la miniserie De la Tierra a la Luna, y durante los 2000 hizo geniales cameos en series de tanto calado como pudieron ser Frasier, Sin rastro, Dexter y The Good Wife.
Al empezar la nueva década ha hecho incursiones en algunos títulos para la gran pantalla con mucho tirón, como The Mechanic en 2011 y Divergente (y Divergente: Insurgente, en 2014 y 2015 respectivamente) como Andrew.
Pero, aún así, su gran éxito ha venido de la mano de las series, que son su claro territorio.
Y es que desde 2012 hasta 2018 Goldwyn ha sido la estrella (o una de ellas) de Scandal, el gran éxito de la ABC y que en España ha distribuido FOX, en la que ha interpretado a Fitzgerald Grant, 44º presidente de los EE.UU., tan soberbiamente que, ahora sí, se ha ganado un hueco entre los ídolos más grandes de los fans de la serie en todo el mundo.
Tras Scandal, Goldwyn ha estado en Chambers con Uma Thurman, una miniserie de horror que tenéis disponible en Netflix y, hace nada, apareció por sorpresa en el segundo episodio de uno de los últimos estrenos de HBO: Territorio Lovecraft.
A sus 60 años, Tony parece que está dando ahora su mejor versión y que está empezando a tener un muy merecido reconocimiento.
Mira, es que en los ’90 cuando nos daba por algo, le dábamos hasta agotarlo, ¿eh? No como ahora, que solo llevamos nueve pelis de Fast & Furious.
Bueno, pues con Whoopi nos dio por ahí.
Whoopi Goldberg en julio de este año (GTRES)
Dice la Wikipedia que se llama en realidad Caryn Elaine Johnson, y el amor noventero hacia ella nació, en realidad, durante los ’80, cuando en 1985 fue la protagonista (Celie Johnson) de El color púrpura, junto a Danny Glover, Margaret Avery y Oprah Winfrey. Y tal vez esto os resulte curioso, pero este fue su segundo papel ante las cámaras, solo precedido por su aparición en Citizen, en el ’82.
No todo el mundo puede presumir de ser nominada a un Oscar a mejor actriz principal con su -prácticamente- debut, y de llevarse por lo mismo un Globo de Oro.
Y, aunque es cierto que en los ’80 hizo alguna cosilla más digna de mención, como El corazón de Clara o El sabor del dinero, en los ’90 le llegó el otro papelón, el que la catapultaría a la memoria colectiva para siempre de los siempres (y el que, esta vez sí, le otorgó un Oscar, a mejor actriz secundaria -amén del Globo de Oro-): el de Oda Mae Brown en Ghost (Más allá del amor). Que, me vais a perdonar, pero qué manía de estropear títulos tenemos, maemía.
A esto siguió, por supuesto, una larga retahíla de películas para cine y televisión, amén de un montón de apariciones como estrella invitada en diferentes series (por no hablar de programas de tertulias y entrevistas), entre las que destacan, claro, las entregas de Sister Act (1992 y ’93), en las que interpreta a Deloris, una cantante que es testigo accidental de un crimen de la mafia, y la policía la protege haciéndola pasar por monja en un convento, y acaban todas cantando porque Hollywood es así.
Y esto sin olvidarnos que aún tuvo tiempo para aparecer en casi una treintena de episodios de Star Trek: La nueva generación.
Mujeres bajo la luna, Eddie, Cómo triunfar en Wall Street, Fantasmas del pasado… Y eso sin contar todos sus papeles como actriz de doblaje. ¿Quién no la recuerda como Fantasía en El guardián de las palabras?
Para finales de la década (a partir del ’94, en realidad), Whoopi era la anfitriona en la gala de los Oscar. Pero los ’90, como todas las cosas buenas (y las malas también) llegaron a su fin, y se hizo cada vez más difícil seguir el rastro de Whoopi. Lee el resto de la entrada »
Es difícil que tu nombre sea «cojín de pedorretas» y pasar por la vida como uno más.
Whoopi Goldberg desde luego se hizo notar: fue primera mujer negra en ganar un Oscar como Mejor actriz de reparto desde 1939, cuando Hattie McDaniel lo obtuvo por su papel de Mammy en Lo que el viento se llevó. Y ha sido una de las siete únicas actrices afroamericanas en conseguir la dorada estatuilla (el dato me deja perpleja).
Whoopi ha roto moldes allá por donde ha ido. Ha sido la única mujer negra en ganar los cuatro grandes premios de la actuación: Emmy, Tony, Oscar y Grammy. Un hito que solo han conseguido tres mujeres más y un total de 10 personas en toda la historia de estos premios.
Claro que esto fue después de que la actriz hubiera trabajado como cajera de banco, telefonista en una línea caliente, albañil y maquilladoraen un depósito de cadáveres. Si hubiera sabido que le aguardaba un futuro tan brillante tal vez hubiera elegido otro nombre artístico un poco más serio. Porque obviamente no nació con semejante apelativo: se lo puso ella misma en sus inicios como comediante.
