Leía el otro día en Kotaku una cosa que me hizo bastante gracia relacionada con la película Super Mario Bros., aquel ‘truño’ que vio la luz en 1993. Se trataba de un extracto de un cuestionario (de esos que suelen hacer los medios de comunicación a los famosos) realizado por The Guardian a Bob Hoskins, el actor que interpretó el papel de Mario en la gran pantalla.
Lo cómico del asunto era que la respuesta a tres preguntas consecutivas fueron exactamente la misma. Imagino que podéis adivinar por dónde van los tiros. Digamos que a Hoskins no le quedó un buen recuerdo de aquel largometraje. Probablemente lo detesta incluso más que cualquiera de los fans del fontanero (y eso ya es decir mucho). Las preguntas y respuestas a las que me refiero son las siguientes:
– ¿Cuál es el peor trabajo que has hecho?
Super Mario Brothers
– ¿Cuál ha sido tu mayor decepción?
Super Mario Brothers
– Si pudieras modificar tu pasado, ¿qué cambiarías?
No haría Super Mario Brothers
Más claro, el agua. El caso es que leyendo esto recordé que hace por lo menos más de una década que no he vuelto a ver esta película. En su día me parecía horrible, pero por aquel entonces yo aún no había desarrollado el gusto por el cine malo. Creo que es el momento de revisionar la peli y descubrir si realmente era tan horrenda o si simplemente mancillaba el nombre de Mario y Luigi con una película mediocre y absurda (aunque no lo parezca, hay una gran diferencia entre una cosa y otra, entre una peli mala sin más y una peli «mala pero buena»).
Supongo que por aquel entonces aún no estábamos preparados para lo que se nos venía encima en cuanto a adaptaciones de videojuego a película se refiere. En la actualidad, creo que hemos llegado a un punto en el que nadie espera absolutamente nada bueno de esta relación (a la inversa tampoco se prodigan los éxitos, la verdad).
Miedito me dan las adaptaciones cinematográficas de Uncharted y God of War…