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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Grandes figuras: Suda 51

Si hace unos días arremetía contra el grueso de lanzamientos actuales de Nintendo DS, hoy quiero dedicarle unas líneas a una de las pocas excepciones, a uno de los pocos juegos que no van sobre perritos, bodas y diseños de ropa.

Estoy hablando de Flower, Sun and Rain. Con ese nombre bien podría ser un simulador de jardinería táctil, pero no, se trata de una creación de Goichi Suda (alias Suda 51).

Este artista japonés quizá no aportará grandes ideas al sector, creaciones visionarias que influirán en muchos de los videojuegos venideros (como sí sucede en el caso de Shigeru Miyamoto). Su grandeza, su talento, consiste justamente en lo contrario, en producir obras únicas e inimitables, con una personalidad arrolladora.

El citado Flower, Sun and Rain es una aventura de puzles que se desarrolla en el hotel que da nombre al juego. Lanzado en 2001 para PlayStation 2, nunca vio la luz fuera de Japón, así que este remake para Nintendo DS es una buena oportunidad para que americanos y europeos disfrutemos de una muestra más de la obra de Suda.

Cualquiera que haya visto o jugado a uno de los juegos de Suda ya se puede imaginar que la aventura es más bien «especialita» y que no gustará a todo el mundo. El protagonista debe resolver todos los misterios que rodean a los huéspedes y trabajadores de un hotel a base de completar puzles numéricos. Para hacerlo todo un poco más extraordinario, el mismo día se repite una y otra vez como en la mítica Atrapado en el tiempo (adoro esta película).

La estética es typical Suda, aunque los gráficos acusan las limitaciones de la Nintendo DS. El surrealismo también es una constante en los juegos del japonés y em>Flower, Sun and Rain no es una excepción. De hecho, una de las tareas fundamentales en la aventura es conectarse a objetos y personas utilizando un extraño aparato que responde a una lógica completamente ilógica.

La popularidad de Goichi Suda en España se debe sobre todo a dos títulos Killer 7 y No More Heroes. El primero, Killer 7, era una extrañísima aventura de acción que salió para GameCube y PlayStation 2.

Muy violento, con gráficos cel shading, argumento desconcertante, avance predeterminado por raíles (aunque con bifurcaciones que abren varios caminos), personajes que hablan con siniestras voces electrónicas, protagonizado por un asesino con siete personalidades capaces de manifestarse físicamente… vamos, que es un juego raro, raro, raro.

El primer contacto con Killer 7 siempre es duro, por muy experimentado que sea el jugador. La perplejidad inicial que produce es tal que la mayoría no le da una oportunidad al juego. En cambio, el que se la da, se ve ampliamente recompensado con una experiencia original y psicopática como pocas. A mí me gustó. He dicho.

Mucho más reciente es No More Heroes para la Wii, friki hasta la saciedad pero también bastante más comercial que Killer 7. Manga y anime, cel sahding, violencia cinematográfica (censurada en Europa), sables de luz…

No More Heroes ha sido uno de los juegos más exitosos de la Wii y sus desarrolladores ya preparan la segunda parte, que pudo verse en el pasado Tokyo Game Show.

Los juegos de Suda 51 pueden gustar o no gustar, pero lo que es innegables es que son diferentes e inimitables.

Grandes figuras: Shigeru Miyamoto

Para mí, Shigeru Miyamoto no es una gran figura, es la mayor, la más importante personalidad del mundo de los videojuegos y una de las más relevantes de la industria del entretenimiento en general.

A mendo se le cita como el padre de Super Mario y creador de Donkey Kong, Zelda o Pikmin entre otras importantes franquicias. Pero Miyamoto es mucho más que eso.

Este genio revolucionó el mundo de las máquinas recreativas, elevó a Nintendo a lo más alto y definió, redefinió y sigue redefiniendo el concepto de ocio electrónico. Además, es capaz de dotar a sus personajes de un carisma que los han situado al nivel de iconos tan populares como Mickey Mouse. Por si fuera poco, todo el mundo habla maravillas de él como persona: dicen que es humilde, afable, educado…

Pero hagamos un poco de historia. A finales de los 70, Nintendo buscaba sin éxito la forma de hacer mercado en Estados Unidos. Hiroshi Yamauchi, por aquel entonces director de la compañía y actualmente el hombre más rico de Japón, decidió darle una oportunidad a un joven artista japonés: Shigeru Miyamoto.

Inspirándose en Popeye, La Bella y la Bestia y King Kong, Miyamoto creó en 1981 Donkey Kong, un juego de recreativa que arrasaría en todo el mundo y que serviría de presentación tanto del malvado mono (hoy día envejecido, ya no tan malvado y más conocido como Cranky Kong) como del gran Mario (llamado Jump Man en aquella primera aparición).

Pero eso sólo fue el principio. Después llegó la revolución de Super Mario Bros., quizás el videojuego más influyente de la historia; la creación de The Legend of Zelda, el mayor exponente de los action RPG; la aparición del sorprendente Super Mario 64, la aventura 3D que lo cambió todo para siempre; u Ocarina of Time, considerado a menudo como el mejor juego de la historia.

Miyamoto ha sido el máximo responsable de la inmensa mayoría de grandes juegos de Nintendo, aunque a menudo no ha figurado como tal en los créditos. Frecuentemente comparado con «hacedores de sueños» como Steven Spielberg o Walt Disney, ahora se le ha comparado con un genio aún mayor, con Einstein.

La publicación Mental Floss ha elaborado un reportaje sobre Los nuevos Einsteins, «nueve genios capaces de cumplir metas más allá de la imaginación», nueve genios entre los que han situado a Shigeru Miyamoto.

Tal vez sea una exageración situar a Miyamoto entre personas que investigan los agujeros negros, que buscan curas para la malaria o que trabajan en la regeneración de órganos humanos, pero me alegro de que los videojuegos y aquellos que les dan forma tengan cada día un mayor reconocimiento en la cultura.

Este post no es ni de lejos el texto que me gustaría dedicarle a Miyamoto, mi mayor ídolo, el primer rostro que le puse a las personas que hay detrás de los videojuegos. Pero aunque el espacio es infinito en Internet, el tiempo no lo es y hay que limitar los temas.

Cada palabra que se escribe sobre videojuegos, cada partida a cualquier aventura, cada idea nueva que surge en la industria… se la debemos en mayor o medida a este señor, a este simpaticón hombrecillo japonés que ya se ha ganado su merecido hueco en la historia.

Grandes figuras: Will Wright

Al igual que de vez en cuando le dedico un artículo a «viejas joyas», he decidido hacer lo mismo con personajes relevantes del mundo del videojuego, celebridades de este mundillo cada vez más conocidas que han ayudado a darle prestigio a esta forma de ocio.

El estreno se lo lleva Will Wright, que se ha pasado estos días por Madrid para presentar Spore, su última genialidad y, casi con toda seguridad, su próximo gran éxito.

Dicen de él que es un excéntrico, simpático y que tiene mucho sentido del humor. Será por eso que Wright es probablemente el desarrollador que más veces ha aparecido en un videojuego: con aspecto caricaturizado hacía de consejero en Sim City, en The Legend of Zelda: Link’s Awakening de GB existía un personaje clavado a él a modo de homenaje, en Los Simpson: El Videojuego asumía un divertido papel de villano y, más recientemente, ha aparecido en Super Smash Bros. Brawl como uno de los personajes de apoyo.

Will Wright no destaca precisamente por ser muy prolífico sino más bien por la profundidad que imprime a todos sus juegos. Wright es capaz de coger una idea, retorcerla, hacerla más compleja y convertirla en todo un referente de la industria. Ya lo ha hecho dos veces, con Sim City y con Los Sims, y va camino de hacerlo una tercera vez con Spore.

La serie Sim City propone la creación y gestión de ciudades y obliga a controlar hasta los más pequeños detalles: desde los impuestos hasta la educación, la sanidad o el tráfico. Una de las cosas que más me llamaban la atención de Sim City es que, pese a ser un juego constructivo, en algunas versiones se te da la opción de invocar tornados, crear terremotos e incluso hacer aparecer ovnis que devastan la ciudad.

En cuanto a Los Sims, ya dije que me aburrían soberanamente, pero eso no es óbice para reconocer el mérito de la idea y de sus grandes posibilidades. Hace poco me contaba un amigo cosas curiosas que se pueden hacer con Los Sims, distintas formas de matarlos, por ejemplo. Me pareció muy gracioso, me reí un buen rato, el problema es que me divierte más escucharlo que intentar hacerlo por mí mismo.

El mérito de Wright ha tenido en este caso un reconocimiento masivo: Los Sims es el juego de PC más vendido de la historia y el duodécimo en términos globales.

Algunos predicen que Spore puede alcanzar un éxito muy parecido. Desde luego, el editor de criaturas ha causado sensación, habrá que ver qué tal funcionan las ventas del juego completo…

Todos los juegos de Wright coinciden en que ofrecen al jugador una perspectiva casi divina, con poder para manipular prácticamente cualquier cosa. Con Spore (crear vida y hacerla evolucionar y civilizarse), esa sensación de «jugar a ser Dios» alcanza su grado más alto.

¿Os gustan los juegos de Will Wright?, ¿cuál es vuestro favorito?, ¿qué os parece Spore?