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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Hoy había que escribir sobre él

Si hay una noticia que un medio que habla sobre videojuegos no puede dejar de publicar hoy, es esta. Si solo puedes escribir sobre un tema y tienes que elegirlo de entre lo más destacado de la actualidad del sector, deberías elegir este. Shigeru Miyamoto ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2012. Pero, ¿qué escribir sobre el papá de Super Mario?

Podría hablar de cómo llegó Miyamoto a Nintendo, de los orígenes del fontanero, de las influencias que le inspiraron para crear Donkey Kong, de su imaginación excepcional, de lo importante que este señor ha sido para la industria y para la cultura… Sin embargo, todo eso se ha escrito ya, todo el mundo lo ha publicado y todo el mundo lo ha leído, una y mil veces, y no solo hoy sino en cientos de ocasiones durante muchos años. Yo mismo le dediqué un artículo hace ya cuatro años y le he rendido tributo en incontables ocasiones desde entonces.

¿Qué escribir sobre Miyamoto que no hayan escrito ya muchos otros antes que yo o incluso yo mismo?, ¿cómo contar algo diferente o quizá lo mismo pero de manera distinta? Después de darle muchas vueltas a estas preguntas, solo se me ha ocurrido una respuesta: solo yo puedo hablar de lo que Shigeru Miyamoto significa para mí, de lo que simboliza, de todo aquello que me evoca.

Para mí, Shigeru Miyamoto es una vieja máquina recreativa de un bar que hacía esquina cerca de mi casa de la infancia, una máquina en la que los chicos mayores controlaban a un personajillo achaparrado que tenía que enfrentarse a un feroz gorila para salvar a una damisela en apuros. Para mí, Shigeru Miyamoto es la emoción que sentía al descubrir tuberías y bloques secretos en aquel fantástico videojuego que los Reyes Magos me trajeron junto a una flamante Nipondo.

Para mí, Shigeru Miyamoto es la perfección del mundo de Super Mario 64, es Mario y Yoshi infiltrados en Metal Gear Solid, es una noche —innumerables noches— en vela jugando a la consola, es mil millones de vídeos de YouTube y cientos de guiños en incontables películas y videojuegos: el final de los niveles de Braid, una de las fases ocultas de Angry Birds Space, algunas referencias en el paródico Ásterix y Obélix XXL 2…  Shigeru Miyamoto es Hyrule, es una ocarina, es un vasto mar azul que se agita al son de hermosas melodías de aires celtas, es Koji Kondo, es Steven Spielberg, es el corazón de una factoría de sueños.

Para mí, Shigeru Miyamoto es una preciosa DS firmada que me robaron en un restaurante del centro de Madrid, es una entrevista inventada que unos compañeros y yo metimos en una revista que tuvimos que hacer para aprobar una asignatura de maquetación del último año de carrera, es un tipo que hace videojuegos que a uno de mis mejores amigos, cuya opinión suelo tener en alta estima, no le gustan (nadie es perfecto).

Para mí, Shigeru Miyamoto es un señor japonés bajito, tímido y risueño que, como muchos otros nipones, entiende el inglés pero no lo habla, es un hombre que comparte con Jordi Hurtado y Ra’s al Ghul el secreto de la eterna juventud, es un genio con alma de niño al que tuve el honor de entrevistar en 2009, cuando mi dominio de la lengua de Shakespeare no era muy superior al de los japoneses.

Shigeru Miyamoto es mi paso por Nintendo Acción, es el blog 20 Hit Comboes uno de los grandes culpables de que mi afición y mi profesión sean casi la misma cosa y de que pueda disfrutar de ambas como si siguiera siendo aquel niño que veía a los mayores jugar al Donkey Kong en la máquina del bar de la esquina.

Para mí, Shigeru Miyamoto son los videojuegos.

Los ángeles de un agotado Miyamoto

Cuando tuve la fortuna de conocer en persona a Shigeru Miyamoto, hace ya más de dos años, me sorprendió la juventud y jovialidad que emanaba de él. Siempre risueño, se le veía disfrutar como un niño, ya fuese haciendo una demostración de New Super Mario Bros o mientras respondía amable y educado a las preguntas de la prensa. En cuanto a su aspecto no hay mucho que decir, como multitud de japoneses parece haber hecho un pacto con el diablo.

Sin embargo, con 59 años recién cumplidos, al maestro Miyamoto se le empieza a notar cansado. No es en su aspecto donde se ve sino en su actitud. Desde hace décadas ha sido el alma de Nintendo, el guía espiritual, la figura a la que seguir, venerar e imitar. El padre de Super Mario necesita un descanso y lo ha pedido alto y claro. Lo ha hecho en privado, al parecer en repetidas ocasiones, y lo ha hecho en público, en una entrevista concedida a Wired que ha generado revuelo y confusión.

En realidad Miyamoto no quiere retirarse de la industria del videojuego. Ni siquiera pretende abandonar Nintendo. Su único deseo es dejar su cargo actual, relegar sus responsabilidades actuales y centrarse en proyectos más pequeños y reconfortantes.»En la oficina les he dicho recientemente ‘voy a retirarme, voy a retirarme’. No estoy diciendo que vaya a dejar del todo el desarrollo de videojuegos. Lo que quiero decir con lo de retirarme es que voy a retirarme de mi puesto actual», explicaba Miyamoto.

Su intención es no ponerse al frente de una producción de cinco años sino desarrollar algo más modesto, algo que le permita imprimir a su trabajo una marca más directa y personal y, al mismo tiempo, ceder la toma de decisiones importantes a jóvenes talentos que, de otro modo, no hacen más que seguir sus directrices. Es una idea romántica, quizá demasiado para estos tiempos de tiranía económica y cebos casual.

No tardó en demostrarse lo idílico de este planteamiento. Tras la publicación de la entrevista, las acciones de la compañía descendieron un 2%. Ipso facto, Nintendo explicó que todo había sido un malentendido y que Miyamoto no tienen intención de abandonar su puesto directivo. Miyamoto no va a reducir su implicación en Nintendo, todo ha sido un malentendido. Por favor, no os preocupéis», dijo la compañía en un comunicado oficial.

Está claro que, en la delicada situación que se encuentra Nintendo, a punto de encarar una nueva transición generacional en un momento de gran desgaste, no están dispuestos a seguir mermando su valor. La empresa ha dicho que se han malinterpretado las palabras de Miyamoto, han insinuado que la traducción puede no haber sido buena y han tergiversado lo publicado para que parezca otra cosa. El periodista de Wired, por supuesto, insiste en la exactitud y veracidad de su entrevista.

La respuesta de Nintendo es comprensible, pero también es difícil de digerir. Sus explicaciones se sostienen a duras penas. No es fácil echar abajo una entrevista tan extensa y detallada. Además, no es raro ver a gurús hablando sin tapujos. Ni siquiera los japoneses, que parecen una cultura más reservada, tienen pelos en la lengua (Inafune, Itagaki, Sakaguchi…). Eso sí, me temo que si finalmente Miyamoto se sale con la suya y reduce sus funciones dentro de Nintendo, jamás nos enteraremos.

Puesto que es viernes y hace mucho que no le doy un tono festivo al blog, voy a terminar con un simpático vídeo dedicado precisamente al creador de Donkey Kong. El corto se llama Los ángeles de Miyamoto y pone a Peach, Zelda y Samus Aran a interpretar los papeles de Farrah Fawcett y compañía. Además, el corto es interactivo y nos permite ver tres desenlaces diferentes. ¡Disfrutadlo y honrad a Miyamoto echando una partidilla al Super Mario Bros original! 😉

Declaraciones de un candidato al Príncipe de Asturias

Aunque ya no esté tan en forma como lo estaba antaño, sigo adorando a Shigeru Miyamoto. Aun así, jamás esperé que le propusieran para el Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades. La iniciativa a surgido de Gamelab, la Feria Internacional del Videojuego y el Ocio Interactivo que se celebra en Gijón (donde estuve el año pasado y lo pasé genial).

Ahora, en plena vorágine de información sobre Project Natal y sobre PlayStation Move, el maestro ha realizado una serie de declaraciones sobre el tema en las que manifiesta que es un gran honor que otras compañías sigan la senda que ellos iniciaron. No es la primera vez que pasa esto, aunque tal vez sí es la primera ocasión en la que la competencia se apunta a un modelo de negocio que durante años han intentado desacreditar. Ya sabéis, todo eso de que la Wii es un juguete y compite en otra liga.

Nintendo debe agradecer la oportunidad cuando algo que hemos creado es recogido y reinterpretado por otros, ya que eso significa que están agradecidos de cualquier innovación que hayamos realizado en un principio (…) Es un gran honor

Sin embargo, Miyamoto insiste en que la intención de Nintendo no es competir. Ellos seguirán dedicándose a lo suyo. Lo que haga la competencia les da igual. Y convencido estoy de que es sincero cuando dice esto. A Nintendo nunca le ha importado ir a su bola, incluso cuando se equivoca (como sucedió al mentenerse obcecados en el cartucho cuando el futuro miraba hacia el CD como soporte).

Lo que pasa es que no pueden cerrar los ojos a lo que está sucediendo. La Wii ya no es lo que era al principio en cuanto a ritmo de ventas (de hardware y sobre todo de software) y los demás llegan pisando fuerte. Miyamoto no pone excusas: «Creo que cualquier producto de entretenimiento es menos susceptible a los cambios de la economía. El hecho de que en 2009 no pudiésemos vender más que en 2008 fue que, simplemente, en comparación, no pudimos crear productos suficientemente divertidos. Mientras creemos experiencias únicas y sin precedentes en los videojuegos, amigos, no hay nada de que preocuparse».

Si no hay buenos juegos, bajan las ventas. Señores, hay que ponerse las pilas. Esta actitud le honra. Y es que Miyamoto sigue siendo un grande (aunque no creo que tenga posibilidad alguna de que le den el Príncipe de Asturias).

Homenaje a la GameCube

Soy gran fan de Shigeru Miyamoto y, hasta hace bien poco, nintendero a muerte. Aunque, como he dicho en mil ocasiones, la Wii no me convence, la Nintendo DS (morralla aparte) me parece una gran consola. Por todo ello guardo un especial respeto y simpatía hacia la compañía nipona.

Y desde esa profunda y sincera admiración tengo que hacerle un pequeño reproche al papá de Super Mario y romper una lanza en favor de la GameCube, una consola que no supuso el éxito comercial que Nintendo esperaba pero que aún así fue una gran máquina digna de mención.

Digo esto porque Shigeru Miyamoto ha comentado esta semana que en la etapa de la GameCube se sentía muy triste, tanto por las ventas como por el rumbo que estaba tomando la empresa. «Si los juegos de Nintendo fallan en el terreno comercial, el proceso artístico y creativo no habrá servido para nada. Y eso me ponía muy triste», ha comentado.

Miyamoto no lo duda: «Existió una época en la que Nintendo siguió los mismos pasos que el resto de empresas de videojuegos. Cuanta más competencia había en el mercado, más nos parecíamos todos. ¿Pero ser los números uno en esa competición era lo mismo que conquistar al público general? Ésa es la pregunta que nos hicimos».

De esa etapa de bloqueo y frustración surgió la búsqueda de nuevas ideas, y de esa búsqueda nació la Nintendo DS, el primer impulso de una trayectoria creativa que acabó desembocando en la Wii. Exitazo comercial inesperado, estanterías vacías antes de Navidad, revolución en la industria del videojuego, toneladas de publicidad en blanco pijo, abuelas jugando al tenis y niñas «imaginando ser». Me alegro mucho por ellos pero, ¿es necesario renegar del pasado para darle más valor al presente? ¿De veras piensa Miyamoto que Wii Music es mejor producto que The Wind Waker?

La GameCube fue una consola estupenda con un catálogo en mi opinión mejor que el de la Nintendo 64. No arrasó, no innovó, pero tenía muchas virtudes.

¿Por qué no arrasó? Quizá porque la estrategia comercial fue bastante mala, no existió una gran campaña publicitaria como las que sí se han hecho en esta generación. Además, la fama infantilona de Nintendo y el aspecto de la GameCube, que casi parecía un juguete (sobre todo la de color azul) tal vez no daban la imagen más atractiva del producto.

¿Qué virtudes tenía? Era una consola pequeña, el mando era muy bueno, incluía cuatro puertos y técnicamente era un maquinón, más potente que la PlayStation 2. Es curioso que entonces no se le valorase a Nintendo la potencia de su máquina y que ahora se critique a la empresa por las escasas capacidades de la Wii.

En cuanto al catálogo, la GameCube recibió el impresionante Zelda: The Wind Waker, la más brillante demostración hasta la fecha del buen uso del cel shading. Capcom trasladó toda su saga Resident Evil a la consola de Nintendo, lo que nos dejó varios suculentos regalos: un Resident Evil que es probablemente el mejor remake de la historia, un Resident Evil 0 totalmente exclusivo y un Resident Evil 4 que nos dejó a todos con la boca abierta y que tardó meses en adaptarse a PlayStation 2.

Otro de los grandes remakes de la historia de los videojuegos también se lo llevó GameCube: Metal Gear Solid: The Twin Snakes. Ya me he fustigado por haberme olvidado de incluirlo en un primer momento en este artículo. Aunque este MGS no disfrutó del cinematográfico doblaje que sí tuvo la versión de PlayStation, el juego vivió una fantática actualización gráfica. Además, supuso la histórica colaboración entre dos grandes entre los grandes: Hideo Kojima y Shigeru Miyamoto.

Cierto es que Super Mario Sunshine no le llegaba a Super Mario 64 a la suela de los zapatos, pero también fue un juego sobresaliente. Lo mismo podría decirse de los Mario Party o de los geniales Mario Power Tennis, Mario Kart: Double Dash!! y Super Smash Bros. Melee.

Pikmin creó una nueva y original franquicia para un género tan poco prolífico en las consolas como la estrategia. Metroid vivió una segunda juventud gracias a una renovación total que dio lugar a las aventuras en primera persona Metroid Prime y Metroid Prime 2: Echoes. En RPG disfruté como un enano con Skies of Arcadia Legends (una versión mejorada del juego de Dreamcast), el bello Baten Kaitos y Tales of Symphonia (el juego de rol que más he disfrutado en años).

Podría seguir, pero hay que poner un límite (me excedo mucho con la longitud de la mayoría de los textos, no lo puedo evitar). Lo dicho, que menos entristecerse por los supuestos errores del pasado y más enorgullecerse de los logros destacables, que haberlos haylos incluso en los momentos más turbios.

¡Larga vida a la memoria del Gran Cubo!

Grandes figuras: Shigeru Miyamoto

Para mí, Shigeru Miyamoto no es una gran figura, es la mayor, la más importante personalidad del mundo de los videojuegos y una de las más relevantes de la industria del entretenimiento en general.

A mendo se le cita como el padre de Super Mario y creador de Donkey Kong, Zelda o Pikmin entre otras importantes franquicias. Pero Miyamoto es mucho más que eso.

Este genio revolucionó el mundo de las máquinas recreativas, elevó a Nintendo a lo más alto y definió, redefinió y sigue redefiniendo el concepto de ocio electrónico. Además, es capaz de dotar a sus personajes de un carisma que los han situado al nivel de iconos tan populares como Mickey Mouse. Por si fuera poco, todo el mundo habla maravillas de él como persona: dicen que es humilde, afable, educado…

Pero hagamos un poco de historia. A finales de los 70, Nintendo buscaba sin éxito la forma de hacer mercado en Estados Unidos. Hiroshi Yamauchi, por aquel entonces director de la compañía y actualmente el hombre más rico de Japón, decidió darle una oportunidad a un joven artista japonés: Shigeru Miyamoto.

Inspirándose en Popeye, La Bella y la Bestia y King Kong, Miyamoto creó en 1981 Donkey Kong, un juego de recreativa que arrasaría en todo el mundo y que serviría de presentación tanto del malvado mono (hoy día envejecido, ya no tan malvado y más conocido como Cranky Kong) como del gran Mario (llamado Jump Man en aquella primera aparición).

Pero eso sólo fue el principio. Después llegó la revolución de Super Mario Bros., quizás el videojuego más influyente de la historia; la creación de The Legend of Zelda, el mayor exponente de los action RPG; la aparición del sorprendente Super Mario 64, la aventura 3D que lo cambió todo para siempre; u Ocarina of Time, considerado a menudo como el mejor juego de la historia.

Miyamoto ha sido el máximo responsable de la inmensa mayoría de grandes juegos de Nintendo, aunque a menudo no ha figurado como tal en los créditos. Frecuentemente comparado con «hacedores de sueños» como Steven Spielberg o Walt Disney, ahora se le ha comparado con un genio aún mayor, con Einstein.

La publicación Mental Floss ha elaborado un reportaje sobre Los nuevos Einsteins, «nueve genios capaces de cumplir metas más allá de la imaginación», nueve genios entre los que han situado a Shigeru Miyamoto.

Tal vez sea una exageración situar a Miyamoto entre personas que investigan los agujeros negros, que buscan curas para la malaria o que trabajan en la regeneración de órganos humanos, pero me alegro de que los videojuegos y aquellos que les dan forma tengan cada día un mayor reconocimiento en la cultura.

Este post no es ni de lejos el texto que me gustaría dedicarle a Miyamoto, mi mayor ídolo, el primer rostro que le puse a las personas que hay detrás de los videojuegos. Pero aunque el espacio es infinito en Internet, el tiempo no lo es y hay que limitar los temas.

Cada palabra que se escribe sobre videojuegos, cada partida a cualquier aventura, cada idea nueva que surge en la industria… se la debemos en mayor o medida a este señor, a este simpaticón hombrecillo japonés que ya se ha ganado su merecido hueco en la historia.