Por Marina Fernández Rodríguez
Dentro de poco empieza el verano, ‘el caloret’ ha vuelto a nuestras vidas. Como otros tantos, iré a la playa. ¿Mi problema? A mí me encanta la playa y a mi perra también, pero ella no puede ir. Hay una norma que dice que no puedo llevar a mi querida mascota conmigo a disfrutar de un día de playa, ya que ensucian o pueden molestar a los demás. Sólo a partir de las 20h puedo darme un paseo con ella por dicho territorio.
¿Cuál es mi enfado? Que no hay respeto. Yo sí puedo ir a la playa y ver como muchos adolescentes dejan su basura de los botellones tirada en la costa, bolsas de plástico llenas de alcohol y desperdicios. Puedo ver a la gente dejar que sus hijos molesten a los demás mientras intentan disfrutar del sol. Puedo ver gente poniendo música a toda pastilla cuando a mi no me interesa su música ni tengo por qué oírla. Pero claro, si yo llevo a mi perra domesticada y bien educada que se queda conmigo en la toalla, que va donde yo vaya y a darse un baño conmigo, es una total falta de respeto hacia los demás usuarios de la playa.
Necesitamos respetar un poco más, no puede ser que tenga que ir a la playa sin ella y dejarla en casa una mañana o una tarde sola cuando puedo disfrutar ese rato con mi fiel compañera. Y me lo tengo que perder por una norma que no tiene ningún fundamento, siendo nosotros quienes menos respeto tenemos hacia nosotros mismos, ellos se pierden la diversión a causa de nuestra poca vergüenza.