Entradas etiquetadas como ‘Vasily Kandinsky’

¿Quieres que el MoMA te enseñe a pintar como Pollock, Rothko, De Kooning…?

Algunas de las obras que serán analizadas en el curso en línea del MoMA © MoMA

Algunas de las obras que serán analizadas en el curso en línea del MoMA © MoMA

Dediquen un momento a las seis obras de arte del mosaico que abre la entrada.

Desde arriba a la izquierda y en el sentido de las agujas del reloj, Númber 107, de Ad Reinhardt, una textura de fosforescencia blanco y aspecto de pared de ladrillo; White Light, uno de los últimos cuadros de Jackson Pollock, que habló del «peligroso glamour» de la pieza; No. 10, en el que Mark Rothko dio un paso más en la pretensión de «eliminar todos los obstáculos entre la idea y el cuadro»; Vir Heroicus Sublimis, de Barnett Newman, donde el pintor deseaba compomer un paisaje legendario para una época sin dioses ni creencias; Excavation, una de las marañas de Willem de Kooning, y Friendship, de Agnes Martin, que, como es habitual, traza una red articulada para alcanzar el zen de vacía tranquilidad del minimalismo.

¿Le apetece pintar así? ¿Siente la llamada de la abstraccción pura y libre? ¿Considera, como Kandinski, que el color es un medio para llegar al alma y ninguna otra pretensión debe tener el arte? ¿Opina, como añadió Pollock, cansado de dar explicaciones, que «la pintura abstracta es… abstracta»?

¿Es usted uno de esos que, ante una brutal mancha o una trama informe e infinita, opina, con bastante suficiencia y aún más tontería, que eso lo puede pintar su hijo de seis años?

El Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, templo primario de la abstracción, le puede ayudar.

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Harvard cuelga en línea un archivo con 32.000 objetos de la Bauhaus

Marianne Brandt - Untitled [with Anna May Wong] - Harvard Art Museums/Busch-Reisinger Museum © Artists Rights Society (ARS), New York

Marianne Brandt – Untitled [with Anna May Wong] – Harvard Art Museums/Busch-Reisinger Museum © Artists Rights Society (ARS), New York

Un paraíso en línea para los amantes del diseño simple y eficaz. Eso han montado los Museos de Arte de la Universidad de Harvard con el lanzamiento de la mayor colección mundial de objetos, obras y documentos relacionados con la Bauhaus, la escuela de diseño más influyente del siglo XX.

Harvard ha colgado online nada menos que 32.000 piezas. Es un aperitivo para la celebración, en 2019, de los cien años de la fundación de la institución, que funcionó en tres ciudades alemanas antes de que la presión de los nazis obligase al cierre. El fundador de la Bauhaus, Walter Gropius, emigró a Bostón y fue, hasta su jubilación, decano de la Facultad de Arquitectura de Harvard. De ahí la riqueza del archivo de la universidad.

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Kandinsky, Munch, Mondrian, Saint-Exupéry…, de dominio público desde 2015

"Vampyr II" - Edvard Munch, 1895

«Vampyr II» – Edvard Munch, 1895

El tremendo óleo de Edvard Munch Vampyr II es, desde el uno de enero de 2015, de dominio público.

Han pasado 70 años desde la muerte del pintor, legalmente llamada post mortem auctoris, y ha concluido el periodo de vigencia de los derechos de autor según la legislación que aplica más o menos toda la Unión Europea. El cuadro puede, por tanto, ser utilizado y difundido con absoluta libertad.

El año que acaba de comenzar viene bien surtido de herencias artísticas que pasan a pertenecer al legado común.

En 1944, hace 70 años, murieron el poeta de la abstracción Vasily Kandinsky, que pintaba como haciendo música; Piet Mondrian, que soñó con desentrañar el color de la «retícula cósmica» y desde hace años se lleva mucho en tapicerías y cortinas; el futurista Filippo Marinetti, propulsor de la idea de que la verdad está en la máquina y temerario compañero de viaje del neofascismo italiano, y el paladín del swing blanco Glenn Miller, quien todo lo merece por el mero título de sus canciones, que te hacen bailar sólo con mencionarlas: Chattanooga Choo Choo, Moonlight serenade, Pennsylvania 6-5000

Las obras de los cuatro son de dominio público.

'Circles Within A Circle" - Vasily Kandinsky, 1923

‘Circles Within A Circle» – Vasily Kandinsky, 1923

En lo literario destacan dos figuras de caráter legendario, Flannery O’Connor, criadora de pavos y reina del gótico sureño, ese subgénero desapegado, irónico y descarnado en el que no ha sido superada por ninguno de sus ilustres imitadores, de Faulkner a McCarthy pasando por García Márquez —todos los postulados del realismo mágico estaban en la obra de O’Connor—, y Antoine de Saint-Exupéry, el autor de Le petite prince (El principito), traducido a 250 idiomas y tercer libro más vendido de todos los tiempos (tras Historia de dos ciudades, de Dickens, y El Señor de los Anillos, de Tolkien).

Para los amantes de la narrativa pulp también se libera de derechos de autoría, aunque sólo en Canadá —en la UE habrá que esperar diez años más—, la obra de Ian Fleming, creador del personaje literario de James Bond y, como 007, bon vivant y mujeriego.

"Aften på Karl Johan" - Munch, 1892

«Aften på Karl Johan» – Munch, 1892

El asunto es menos simple de lo que sugieren estas apresuradas notas.

En los EE UU, por ejemplo, ninguna obra pasará a ser de dominio público hasta 2019, porque en 1978 se extendió de 70 a 95 años el periodo de explotación de regalías y se permitió, en una decisión deleznable que sólo defiende a las empresas que mercantilizan los bienes culturales, que se aplicara con carácter retroactivo a obras que ya estaban en los catálogos de dominio público y dejaron de estarlo, volviendo los derechos a sus legítimos propietarios.

Según las normas estadounidenses vigentes ninguna obra por encargo es propiedad del creador o compositor, sino del empleador —empresa editora o de publicación—, que será dueño de los derechos durante los 95 años siguientes a la fecha de edición. La locura de este proteccionismo corporativo motiva que los defensores del dominio público emitan cada uno de enero un listado de las obras que hubiesen entrado en la categoría de estar vigente la ley que estuvo en vigor hasta 1978.

El uno de enero de 2015, por ejemplo, entrarían en dominio público novelas como Desayuno con Diamantes (Truman Capote), películas como Vértigo y canciones como el himno del rock Johnny B. Good (Chuck Berry)… Hay, desde luego, muchas otras: todas las obras publicadas y editadas en 1958.

Podrían ser de dominio público en los EE UU (Imagen: Duke University's Center for the Study of the Public Domain)

Podrían ser de dominio público en los EE UU (Imagen: Duke University’s Center for the Study of the Public Domain)

La extraordinaria y atribulada historia es seguida con atención y narrada con ánimo reivindicativo por el Centro de la Univesidad de Duke para el estudio del dominio público, uno de esos departamentos universitarios que los yanquis saben cómo manejar como nadie [aquí está el informe sobre este año, con suficiente hipervinculación como para dedicarle meses a la lectura]. Las universidades españolas, cavernícolas como casi siempre, ni siquiera consideran que el asunto tenga interés.

Más información detallada, en ingles, puede encontrarse en el libro The Public Domain: Enclosing the Commons of the Mind, de James Boyle, que, como buen militante del procomún, deja bajar el libro gratis.

Entretanto, si les parece que hay clientela editen El Principito —ojo: encargando a alguien la traducción o buscando una traducción libre de regalías— o vendan pósters y postales de obras de Kandinsky, Munch y Mondrian. Son de todos.

José Ángel González

La ensalada inspirada en Kandinsky, un 18% más rica

Ensalada inspirada en 'Pintura nº 201', de Vasily Kandinsky

Ensalada inspirada en ‘Pintura nº 201’, de Vasily Kandinsky

Hicieron tres ensaladas con los mismos aderezos e ingredientes medidos al gramo, cortados de la misma manera. Científicamente sabían igual, pero quienes las probaron no opinaban lo mismo y las veían tan diferentes entre sí que, en el caso de tener que escoger cual comprarían y por cual pagarían más, se inclinaban por una en particular y no por las demás.

A taste of Kandinsky: assessing the influence of the artistic visual presentation of food on the dining experience (Un título abigarrado que se podría traducir por Gusto por Kandinsky: estableciendo la influencia de la presentación visual artística de la comida en la experiencia de comer fuera) es un interesante experimento que demuestra cómo «una variedad de factores visuales, como el color y el equilibrio de los elementos sobre un plato», pueden influir en la percepción y en la respuesta del consumidor.

El artículo académico es de un grupo de investigadores del Crossmodal Research Laboratory, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford (Reino Unido). El laboratorio, fundado en 1997, se especializa en estudiar «la integración de la información» en los cinco sentidos y con paradigmas y técnicas estimula a que cambiemos nuestras ideas preconcebidas sobre los sentidos. La singular area de estudio en la que se centran contribuye a descubrir «nuevas maneras de comprender el cerebro».

En la primera ensalada los ingredientes están mezclados como es habitual. La segunda, es una reproducción muy aproximada de una pintura del vanguardista ruso Vasily Kandinsky. En la tercera se disponen los elementos separados por tipos y ordenados en columnas, implicando un esfuerzo por mostrar una cierta presentación, pero de una manera nada artística. Aunque está claro que la apariencia tiene peso en el ámbito culinario, el experimento introduce un elemento artístico en la ecuación y revela que un plato dispuesto «de una manera  artística» eleva las expectativas del consumidor y lo predispone a disfrutar más de la comida.

A taste of Kandinsky: assessing the influence of the artistic visual presentation of food on the dining experience

El cuadro en el que se inspiraron es Pintura nº 201, también conocido como Panel para Edwin R. Campbell Nº 4, creado por el artista en 1914 en un mural en dos partes por encargo del millonario de la industria automovilística Edwin R. Campbell. En pleno despegue hacia la abstracción, cuando pintó la obra, el autor ya expresaba con convicción que las masas de color no tenían por qué quedar encerradas dentro de formas y líneas y apelaba al elemento espiritual y rítmico de la pintura. Los investigadores se han permitido el lujo de darle la vuelta, tal vez para que la rodaja de champiñón domine más sobre el plato.

A los participantes (60 en total, 30 hombres y 30 mujeres de entre 18 y 58 años) se les presentaron las tres opciones en humildes superficies rectangulares de cartón, con una iluminación dirigida a la ración. Rellenaron dos cuestionarios, uno antes y otro después de comer. Tras observar los platos consideraban que la ensalada-Kandinsky contenía una combinación de ingredientes más compleja y además declaraban que hubieran estado dispuestos a pagar más por ella que por las otras dos.

Lugar en el que tuvo lugar el experimento

Lugar en el que tuvo lugar el experimento

Aunque la «complejidad» es la misma en los tres casos, por supuesto tiene cierta lógica primar el esfuerzo empleado en la composición del plato para que se asemeje a una obra de arte, pero lo más interesante llega cuando hablan de sus impresiones después de consumir las ensaladas: los participantes aseguraban que la Kandinsky estaba un 18% más rica que las otras. Aunque las tres sabían igual, el parecido con el cuadro los sugestionó para que la comida supiera mejor.

Helena Celdrán

'Pintura nº 201' (1914) - Vasily Kandinsky

‘Pintura nº 201’ (1914) – Vasily Kandinsky