Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Mad Men: la derrota final de Don Draper

5Llevo desde ayer pensando qué escribir sobre el final de Mad Men. Ha sido tan extraño e inclasificable que es imposible plasmar en poco tiempo una opinión bien formada sobre lo que ha ocurrido en la despedida de una de las mejores series de la historia. Como ocurre con las asignaturas más difíciles, lo que te hayas estudiado al principio solo podrás asimilarlo con el paso de las horas y tras una noche de sueño. The End of and Era, el capítulo 14 de la séptima temporada de la serie, el 92 de su historia, te exige más tiempo para hacer un análisis sosegado y que se aproxime a la realidad. Aunque cada persona que haya visto este final tenga un parecer distinto.6

No voy a decir que me ha encantado el último capítulo y lo que ocurre con Don Draper en los últimos minutos. Tampoco que no me ha gustado nada, que ha sido aburrido y que no aporta nada a la historia. Lo que me ha parecido es que ha sido un capítulo más de Mad Men. Desconcertante. Rico, lleno de novedades para las tramas actuales e interesante. Pero sí destaca en que ha sido de los episodios que más me ha hecho pensar en cómo soy y me ha forzado a buscar paralelismos entre mi actitud diaria y la de los que me rodean. Hasta el último segundo ha cumplido con el objetivo de Matthew Weiner: ser una clase de empatía en cada escena. Especialmente con la derrota de Don Draper con respecto a todos los que le rodean.

3He leído por ahí que ha sido un final «espiritual» (y, esto es verdad, lleno de guiños maravillosos). Todo porque Don acaba en un retiro rodeado de hippies y gente alternativa con nada más que unas cabañas y el mar para escapar. Que hasta es una representación del comienzo de su nueva vida. Algo que ocurre por lo que su familia le dice que debe hacer y por la experiencia que comparte uno de sus compañeros de sesión. Cuando finalmente se da cuenta de que todos le miran a él pero no como le gustaría. Que triunfar con las mujeres no significa nada. Tampoco hacerlo en la publicidad. Es la vida vacía del éxito que nos han enseñado durante estos ocho años y que Jon Hamm ha explotado dentro de un personaje que merece tener un hueco destacado en la historia televisiva. 1

Mi sensación es que Weiner ha querido dejar el final más abierto posible para que estemos ahora todos haciendo conjeturas. Preguntándonos qué va a ser de Don ahora que todo lo que conocía va a cambiar por completo, ya sea por sus elecciones o por los golpes de la vida. Así estoy yo ahora mismo. Lo mismo con el resto. ¿Va a hacer caso Peggy a su corazón? ¿O realmente es su cabeza la que habla? ¿Va a triunfar Joan ahora que no tiene un asidero? ¿Cómo le irá a Peter? ¿Y a Roger Sterling? ¿Sabremos algo más de Sally Draper?

4Lo que sí está claro con el final de Mad Men es que todos los personajes han rehecho sus vidas y tienen un horizonte claro. Incluso Betty. ¿Quién es el único que no puede contar con un futuro aparente por delante? Exacto. Al final, siempre hay esperanza para todos. Excepto para los que se autodestruyen y retozan en su mierda. Estoy convencido de que todos nos hemos podido ver reflejados en algún momento en la historia de Don. Los otros personajes son muy interesantes, pero evidentemente no están a la altura de los matices del protagonista. Por algo es el que manda.

Quizá Matthew Weiner alumbró esta serie como algo autobiográfico. Él puede decir una cosa en una entrevista y otra en la contraria, despistándonos y convenciéndonos de que debemos creer que para nosotros debe ser lo que dice él. Yo creo todo lo contrario: cada uno debe sacar sus propias conclusiones. Más en una serie que tiene tantas lecturas posibles. Por algo es una de las mejores de la historia.2

El desconcierto que ha generado el capítulo 92 de Mad Men debería servir de lección para todos aquellos que dicen que es aburrida y que nunca pasa nada en ella. Si no fuese así, ¿para qué iba a escribir siete u otro párrafos que rozan lo bizcochón? Ya dije en una ocasión que no es una serie para todo el mundo porque no es fácil seguir el hilo al principio. Pero cuando te das cuenta de qué va, del fracaso dentro del éxito, es imposible no engancharse. Así hemos estado ocho años.

El final de Mad Men: entre la veneración y el postureo

2Ya he contado alguna vez que Mad Men siempre ha estado en la lista de las que no me pierdo nunca. Que el «it’s toasted» del primer episodio de la serie se me quedó clavado y demostró que era muy diferente en su propuesta y objetivos. Que tuve la suerte de pillar su intención al instante y no cometí el error de querer coger el hilo de las historias profesionales desde el primer minuto. Seguramente ese fuese el fallo de los muchos que la han dejado porque se les hace «pesada».

Porque la intención de Matthew Weiner no está en que el espectador se empape de cómo se desarrolla la rutina en una agencia de publicidad. Son los vaivenes emocionales, la personalidad y los problemas de los personajes lo que realmente importa. Una demostración de que los aparentemente triunfadores también lo pasan mal. Y puede que hasta estén podridos por dentro.

3Mad Men regresó el domingo para su particular principio del fin. Con un capítulo perfecto. En el que no sobra nada y se hace un repaso a las ya conocidas tribulaciones de Don Draper. Ese hombre que siempre mira atrás. Para el que nunca nada es suficiente. Que es incapaz de pasar página. Al que no le basta con lo actual y quiere recuperar lo que ya se marchó. El mismo que, al darse cuenta de que la vida se puede acabar, se refugia en lo fácil para evitar pensar en su propio y seguro deceso.

Se han escrito y publicado incontables análisis sobre la personalidad Don, ya sean seriéfilos o incluso médicos. La potencia que han ido cobrando otros personajes ha permitido que textos de ese tipo también se trasladen a Peggy, con su complejo de inferioridad; a la lucha contra el machismo de Joan; la ambición desmedida cargada de fracaso de Peter; la negativa a la vejez de Roger; o la difícil adolescencia de Sally. Los aficionados a diseccionar cómo son los protagonistas van a hincharse de poder extraer conclusiones sobre cómo han evolucionado y cómo acabarán tras ocho años de temporadas. Porque es cuando les vamos a ver más débiles.

1La perfección del elenco también está en los aspectos técnicos. Los planos, la fotografía, el nuevo vestuario acorde a los inicios de los 70… Todo es caviar. Esas miradas entre personajes captadas por la cámara y los constantes gestos desencajados de los mismos logran transmitir todo lo que pretenden gracias a la deferencia que se tiene con el espectador. Se quiere mostrar qué les ocurre en momentos determinados. También a través de la belleza, uno de sus aspectos más empleados a lo largo de estos años. Logra que nos alegremos la vista incluso en las situaciones menos propicias para ello. De la misma manera que consigue que nos pongamos enfermos cuanto toca hacerlo.p19er3ivbi1egq1avpnfqej8m4m5

Es un placer que exista una serie como Mad Men. Que cuida todos sus detalles y no para de mejorar con el paso de los años. En la que todo está hilado. Como ejemplo sirve el desgaste por el alcohol, el tabaco y los palos amorosos de los personajes, que ha facilitado que les conociésemos más. Y saber cómo son demuestra el gran trabajo de guión y de actores que hay detrás. Y es que si la has visto completa, es imposible recordar un momento de bajón en los episodios o de decadencia en algún personaje. Por eso hay que venerarla como se merece.

p19er3ivbi1gr6po7j1hvp1mnd6Pero no todo lo que rodea a Mad Men es bueno. Estos días ha surgido un fenómeno inesperado y que ha estado alimentado por la campaña de promoción del final de las cadenas que la emiten. Lo podemos llamar el postureo madison, por no blasfemar con el nombre de la serie. Cualquiera que esté en Twitter ha podido ver cómo de repente han aparecido miles de fans de la serie, que escriben sus análisis sesudos y lamentan que se acabe. Sus tuits, posts y demás parecían decir que es la única ficción que ha contribuido al cambio y la edad de oro. Que solo ha existido lo que alumbraron Weiner y AMC.p19er3ivbj8o31hce1si839e26ka

Las cadenas deben hacer publicidad de una serie tan buena y darle una despedida como se merece, ya que pierden un atractivo de parrilla. Lo patético es que haya gente que por sumarse a la masa y salir en la foto de repente haya descubierto a los publicistas de Madison Avenue y haga proselitismo de los mismos como si fuese una religión. Ni con Breaking Bad ocurrió esto. E insisto: es todo por aparentar y estar dentro del grupito, como te enseñan de manera mucho más amplia en Sociología. El postureo madison ya morirá con la serie. O eso espero.

A mí me encanta Mad Men. Es de mi top 10 eterno. Pero no estoy hablando a todas horas de ella. No es necesario. No me hace falta demostrar que soy un fan. Será que soy raro.

La canción del 7×08, el regreso

Un libro

De lo poco que he leído hasta ahora, más allá del postureo recalcitrante que comentaba antes, lo mejor es un libro de varios autores como el propio Matthew Weiner o Enrique Vila Matas. En sus páginas se cuenta muy bien cómo nació la serie y qué se podía esperar de ella. Lo ha publicado la editorial Errata Naturae y se titula Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison AvenuePor si queréis profundizar en el tema.