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Mi conversación (amistosa) con un creyente

«Es bueno confrontarse con las ideas de otros». Este es el título que Juan Carlos Hernández, químico y periodista, pone a nuestra conversación desordenada (y libre) sobre la fe y la razón, sobre la Transición, sobre el periodismo e, incluso, sobre mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo». Con lo que me gusta hablar, pasé un buen rato en el bar que hay frente a mi clase de talla en Bellas Artes Coronado. Gracias, Juan Carlos. Ha sido un placer hablar contigo como si fuera libre. Detrás de mi entrevista en paginasdigital.es viene otra con Nicolás Redondo Terreros sobre la recuperación de un mínimo de concordia. Os la recomiendo.

Entrevista con paginasdigital.es

https://paginasdigital.es/es-bueno-confrontarse-con-las-ideas-de-otros/

ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER

Es bueno confrontarse con las ideas de otros

ENTREVISTAS·JUAN CARLOS HERNÁNDEZ

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12 ABRIL 2024

José Antonio Martínez Soler (JAMS) es un histórico del periodismo en España (El País, RTVE, El Sol, 20 minutos…). En sus memorias, recientemente publicadas, nos cuenta la aventura de la transición desde su apasionante y cercana perspectiva.

¿Cómo ves el futuro del periodismo?

Yo no creo que cualquier tiempo pasado fuese mejor. En general, cualquier tiempo pasado fue peor. Y vamos mejorando, porque yo creo en el progreso. Soy progresista, no porque sea de derecha ni de izquierda, sino porque creo en el progreso de la humanidad. Pero yo veo bien el futuro del periodismo. Lo que pasa es que está en crisis de crecimiento ahora.

Suponte que yo soy un empresario con mucho dinero, que no es así, y te digo que vamos a montar un periódico desde cero. ¿Cómo hacemos?

Lo primero que le preguntaría es ¿Por qué quieres hacer un periódico? ¿Qué pretendes? ¿Informar? ¿Influir? ¿Chantajear?

Mucha gente hace periódicos no por el beneficio que te da la industria misma de venta, de publicidad… sino porque tiene muchos beneficios intangibles. Por la presión que tiene su periódico, si va bien y gana dinero con la publicidad y con las ventas, no tiene por qué amedrentar a nadie. Pero si te va un poco mal, lo que haces es usar el pesebre o el trabuco. Son dos líneas de trabajo en el periodismo que ahora funcionan muy bien.

El pesebre consiste en que se trata muy bien a los políticos que tú quieres proteger y ellos te dan suscripciones, publicidad, beneficios, te financian… porque los políticos quieren quedar bien, quieren buena imagen. Eso es el pesebre. Te alimentan y tú les tratas bien. Y los que se resisten, pues eso les aplicas el trabuco. Que es que les disparas con el periódico, un editorial o una noticia terrorífica, le creas una crisis informativa que le hundes, le amenazas o bien hablas muy bien de su competencia y le hundes.

Eso es lo malo pero eso ha habido siempre. Ahora quizás se nota un poco más, porque con la crisis de crecimiento, los medios no están todavía muy definidos. Hay miles de plataformas digitales y algunas triunfarán y otras irán muriendo por el camino.

En todo caso, hacer un periódico me parece que es un experimento muy bueno. Luego, los jóvenes están muy bien preparados. En mi generación tuvimos mucha suerte. Mi hijo mayor, me dice, vosotros papá teníais un presente negro con la dictadura y un futuro brillante con la democracia. Nosotros tenemos un presente brillante y un futuro negro. Algo de razón tiene, pero se abrirá un horizonte bueno para el periodismo. ¿Por qué? Porque como hay tanto malo en las redes sociales, sin filtros, que difunden bulos. Hay periódicos que parecen de prestigio que son malos… que publican noticias sin contrastar y pierden credibilidad. La gente no es tonta. Si tú pagas dos euros por un periódico, tienes que recoger eso en beneficio. Si no te dan el valor de los dos euros, dejas de comprarlo. El lector no es tonto. Puede ser inculto, pero no es tonto. Y yo eso lo tengo muy claro. El lector tiene razón.

“Se cambia de conciencia antes que de periódico”

Dices en el libro que el lector antes cambia de periódico que el periódico cambia al lector.

Tú no cambias de conciencia fácilmente sino que cambias de periódico. Es más fácil cambiar de periódico que cambiar de conciencia y de principios. Había algún banquero por ahí que se le atribuía, aunque no es cierto, que decía que él no quería comprar periódicos porque era más barato comprar periodistas. Pero eso es una frase simpática que no es cierta. Es verdad que los periodistas a veces no nos vendemos pero nos regalamos. Nos regalamos por información.

¿El lector quiere confirmar sus prejuicios leyendo un periódico? Por lo menos el que sólo lee un periódico.

El que solo lee un periódico lee el que le da la razón en todo lo que él piensa. Si el periódico se desvía, cambia de periódico y se va a otro. Pero generalmente su periódico es el que confirma sus prejuicios. Es normal, como la religión. El periódico pues tiene eso que vas al que te confirma sus ideas previas. Pero es bueno confrontarse. Lo bueno es comprar dos o tres.

O el que tenga fe, es bueno confrontarse con su fe, con uno que no piense igual. Si tú tienes fe y buscas confrontarla con otra fe, es porque te genera alguna duda tu propia fe.

Eso es muy bueno, porque la duda, para contrastar tu fe con otras, te abre la puerta hacia la razón. Y la duda es el principio para dejar de ser creyente en una fe. La duda es buenísima, es lo mejor del mundo. Es lo que nos hace humanos. La duda y la risa, no sé en qué orden.

Si buscas tres periódicos, ya no eres una cabeza cuadrada que está con los prejuicios confirmándolo, porque oyes lo que dicen otros. Y te genera dudas. Y dices… ¡ah, entonces lo mío no es tan seguro! Una parte sí, pero esta no. Es muy bueno buscar varias versiones de la realidad. ¿Por qué? Porque la realidad no es una. La verdad no existe.

Todo periodista que te diga que es objetivo, neutral, independiente… ¡miente! Porque somos subjetivos. Hay que ser humilde ya que la realidad es poliédrica. Yo trataba de explicarlo a mis alumnos cuando daba clases en la facultad. Ningún ser humano puede tener toda la verdad sobre algo. Nadie. Ni Dios, que no existe, pero bueno.

Yo soy muy cervantino. El capítulo de los molinos o los gigantes. Porque para Sancho, un tío simplón del pueblo que no ha leído nada.

Pero que tiene la sabiduría del que llama al pan pan y al vino vino.

¿Dónde va usted, señor? dice Sancho. “Calla, Sancho, que eres un inútil, un ignorante. Son gigantes. Con esos brazos que tienen, con esas lanzas y esas armas que traen”. Entonces, Don Quijote acomete a los gigantes. Para unos son gigantes y para otros son molinos.

Desde el punto de vista de Sancho Panza claramente son molinos. Desde el punto de vista de Don Quijote son gigantes. ¿Qué nos cuenta Cervantes? Que es listísimo para eso. Nos está contando algo más. En el capítulo primero nos dice que este era un hidalgo arruinado, que tenía tierras cerealistas. La cosecha le iba mal y se dedicó a leer… La cosecha de Felipe II, y luego de Felipe III también, estaba sometida a la molienda que era el mayor impuesto que la corona grababa a los hidalgos que tenían tierras de cereales. Don Quijote llevaba sus cereales al molino. El molino es el fisco, es hacienda. Le trincaba de cada tres sacos uno para el rey. ¡Estaba cabreado! ¡le arruinó! Entonces, para Don Quijote es un monstruo, es un gigantón.

Sobre la duda y la fe que hablabas… Yo soy católico y hablando una vez con Pedro Cuartango le decía que leerle hacía mi fe más razonable.

¿Ah, sí? Pero, sí lees a Cuartango perderás la fe.

¡No! yo le decía que la hace más razonable.

Pero él habla de Spinoza. Él tiene una altura tremenda y es muy bueno.

Pero efectivamente como tú dices la duda es humana.

La duda es tan buena. Yo soy cartesiano en eso. El método de Descartes era que había que dudar hasta de la duda misma. La duda es lo que te permite pasar de la fe a la razón. Es la puerta que comunica la fe con la razón. La duda te salva de la fe y te mete en la razón. Porque la duda es la base de la ciencia. Prueba y error.

Lo que permite descubrir es también la curiosidad.

Bien, sí. Pero con la química sabes mucho sobre de qué está hecho el mundo y de qué está hecha el alma. Es física y química.

También soy químico y veo que para conocer la composición de esta cerveza requiere un método científico. Pero el amor de tu mujer lo conoces por el método de la fe. Porque hay signos, hay evidencias de toda una convivencia en común con ella. O sea, que tú sepas que tu mujer te quiere, lo conoces por el método de la fe.

Las emociones son física y química también.

Sí, tiene un componente químico, pero lo conoces por un método que es la fe.

¡No, no, no! Por la experiencia científica. Por la piel, por los ojos, la mirada, la sonrisa. Eso es experiencia científica.

Suponte que tu mujer te dice: ¡Oye JAMS! necesito que vengas enseguida ahora mismo porque ha surgido un imprevisto.

Voy inmediatamente.

¡Te puedes fiar de ella!

¡Claro! Voy hasta la muerte.

Entonces, eso yo sí lo llamo fe.

No, ¡qué va!, eso es amor. La fe es una cosa fanática que impide la razón. La fe es enemiga de la razón.

Creo que tenemos conceptos distintos sobre qué es la fe (risas entre nosotros).

El otro día he leído un poema sobre el tsunami que destruyó Lisboa en 1857. Voltaire hizo un poema. Y dice: “¿Por qué en Lisboa los niños mueren y en París se baila? En París están felices. ¿Por qué Dios permite esa matanza de niños? ¿Es que los de Lisboa son peores que los parisinos?” Y Voltaire pone en duda que Dios, que es omnipotente y totalmente bueno, exista. La ilustración pone en duda la religión. La religión cristiana de la época.

Ya perdí la fe a los 14 años porque los frailes me engañaron siempre. ¡Mentían! Los frailes decían que los rojos mataban a los niños, violaban a las mujeres, quemaban las iglesias, que eran malísimos. Y yo decía: mi padre, que es rojo, no es así.

No se correspondía con tu experiencia.

Yo nunca me creí lo que decían, yo era un agnóstico y luego un ateo, aunque disimulaba muy bien, iba a misa para mantener la beca. Si se enteran de lo que yo pienso me quitan la beca.

Otro día quedamos para tomar una cerveza y seguir hablando de estas cosas pero volvamos al libro. Decías antes de los molinos de Don Quijote… Tú eres padre de la creación de la renta moderna también.

Sí, trabajé en eso. Porque si tienes una buena declaración de la renta, yo decía que eso era un certificado de demócrata. Hicimos una campaña con Fernando Ordóñez. Me contrataron para eso, para vender un poco la operación. Y la verdad es que fue un éxito, porque con Franco nadie pagaba impuestos y era un Estado raquítico.

“Abril Martorell me hizo pensar que había nobleza en la política”

Todo el libro es apasionante pero a mí hay un momento que me parece aún más, si cabe, que es cuando hablas de Abril Martorell.

Me encanta, es un hombre que me impresionó mucho. Yo soy un tío de izquierda de toda la vida, no soy fanático de nada, y puedo criticar a los de izquierda y a los de derecha. Entonces, Abril Martorell era un hombre de derecha y católico. Era el ayudante e íntimo amigo de Suárez. Yo me sumo con unos amigos míos de Cambio 16, que me dicen, “¡vente para acá, que hay un grupo muy bueno de gente para cambiar la economía española, el programa económico del gobierno de la UCD!”

¡Me ficharon estos! José Luis Leal, que fue ministro de Economía y Santo Plaza, director general de Política Económica. Me veo con ellos una vez al mes todavía para comer juntos. En ese grupo, el jefe de ellos era el vicepresidente económico del gobierno, que era Abril Martorell, el mandamás. El tío todopoderoso en España. Era el que gobernaba, porque Suárez estaba más en la política pero este tenía todo el poder.

Y cuando lo conocí me echó una bronca. Creo que lo cuento ahí en la memoria. Me hizo una entrevista casi de una hora y pico. Un tío que lleva todo el peso del Estado pierde una hora y media conmigo, que soy un mindundi. Yo hacía cosas de la UCD, informes…

Y entonces fui descubriendo que el tío era muy inteligente, muy íntegro y muy noble para la política. Tenía un sentimiento de servicio a los intereses generales del pueblo. Realmente me sorprendió.

Sabía que yo votaba a los socialistas. No le votaba a él, pero me aceptó como ayudante en el equipo. Fue un maestro y amigo. Yo le tengo mucho respeto. Él me hizo pensar que había nobleza en la política. Que no todos eran corruptos, que no todos eran malos.

Podías tener tus discrepancias con los comunistas, con los guardias civiles, con los católicos, con los de la UCD… Pero es bonito porque en tu vida has encontrado gente que merecía la pena y con la que has podido construir cosas interesantes.

Gente buena en todos lados. Y gente mala también.

Y me parece como esto tiene una lección para el día de hoy donde los partidos políticos se dedican a poner “cordones sanitarios”.

Porque son creyentes. Son fanáticos. Y no admiten la duda.

¿Son creyentes o es una postura impostada de cara a la galería?

Los partidos políticos, tal como está ahora concebida la política en España, son oficinas de colocación. Empiezas de joven y vas prosperando. Si te sales de la línea, te echan. La línea viene por aquí. Si el partido hace así y tú no sigues la línea… te echan. Entonces, todos los políticos siguen la línea principal que les manda su partido. No tienen independencia de criterio.

Ni todos los fascistas son tenebrosos y asesinos malvados. Ni todos los izquierdistas son maravillosos soñadores en el bien, en el bien común.

Están los guardias civiles que te capturan y te torturan, al poco de morir Franco y están los guardias civiles que te protegen.

Los que me custodian me hice amigos de ellos. Le daba café y copas. Y los policías de la secreta, que me custodiaban en Madrid, me hice amigos de varios de ellos. Y mantuvimos la amistad muchos años.

En la vida tienes que tener la mente abierta para entender que no siempre el que tiene ideas contrarias a las tuyas está completamente equivocado. Y el que tiene ideas como las tuyas está completamente acertado.

En la transición hay una mayoría, que podría venir de gente que si no franquista sí respetaba al dictador y otro más de izquierda que tampoco estaba en ideas radicales, que buscaban mirar hacia adelante. De hecho, lo citas en el libro, Blas Piñar no saca un solo escaño.

Ni Carlos Arias. Para mucha gente el dictador era cómodo.

Luego tienes amistad con el Teniente General Casinello.

Sí, es un gran amigo que me ha hecho el prólogo del libro y estuvo en la presentación de mi libro en el Ateneo  donde me hizo un discurso precioso y aún seguimos quedando.

Como jefe de espionaje despachaba todas las mañanas con Suárez. Lo primero que hacía Suárez era recibirle. Casinello le informaba (a Suárez) de lo que había hecho el día anterior. Su función era hablar con Felipe González, con Alfonso Guerra, mandar emisarios, hablar con Carrillo, hablar con los fascistas, con los de Blas Piñar, con los del movimiento… hablar con todos. Entonces tenía mucha información. No podía detener a nadie porque eran todos ilegales.

Entonces hay una mayoría social que busca la moderación.

Cuando muere Franco el movimiento era una cáscara vacía. No había nada. Y por otra parte, la izquierda tampoco era nada. No había ni por un lado ni por otro. Su análisis (de Casinello), que yo hago propio, es que las dos partes tenían miedo la una de la otra porque desconocían la debilidad del adversario. Los fascistas pensaban que la izquierda era muy fuerte y que podía haber revancha, que iban a ganar las elecciones y que iban castigarlos. La Guerra Civil acabó en el 75 no en el 39. La dictadura machacó a los perdedores y tenían mucho miedo a la revancha.

“Ambos bandos no eran conscientes de lo débiles que era el otro”

Por otra parte, la izquierda tenía miedo al “ruido de sables”. De hecho hubo uno en el 81. Pensaban que el “bunker” franquista contenía mucha más fuerza. Los dos tenían miedo al otro bando. No sabían lo débiles que eran ambos. Entonces cuando se juntaron para hacer la Constitución tuvieron que ceder ambas partes. Había una complicidad nacional para hacer la transición en paz. No querían otra guerra ni la derecha ni la izquierda. Por eso se hizo la Constitución por miedo. Fernando Abril Martorell me discutía mucho eso y me decía que no sólo miedo sino que hubo mucha nobleza y generosidad. Para mí… la nobleza un poquito, el miedo toneladas. El miedo nos hizo demócratas. Por eso si hizo la transición ¡y salió muy bien! Fue un éxito mundial.

Julián Marías siempre lamentó la falta de generosidad del bando vencedor pero quizá esa generosidad a nivel del “pueblo llano” sí se daba ya.

Siempre hay gente buena y gente mala en todos lados pero en las elecciones del 77 el pueblo elige a sus representantes y ellos saben lo que piensa el pueblo. Y los dos lados tienen miedo.

Pero son la UCD y el PSOE, que en aquel momento representan las opciones moderadas, los que tienen la mayoría amplísima de los votos.

Ganan los franquistas reconvertidos en demócratas. Suárez es un tipo que evoluciona a favor de la democracia… ¡lo cual está muy bien! Yo lo conocía con camisa azul y le estoy muy agradecido porque me dio trabajo. Yo lo quiero mucho. En aquel momento lo critiqué mucho. “Otro Presidente del Gobierno a dedo”. Él lo sabía.

¿Fue decisiva la legalización del Partido Comunista?

Mi paisano Casinello hace un informe en Semana Santa de tres folios y se lo da a Suárez. Donde le dice que tiene que legalizar al Partido Comunista pero los militares no querían. Pero aquel le dice que las elecciones no valdrán nada si no están los comunistas y además no van a ganar nada. Recuerda que había ocurrido la matanza de los abogados de Atocha. Y la lección que da el Partido Comunista es tremenda con un entierro sin ninguna violencia. Eso es lo que hace que Suárez aprobase lo que decía el informe de Casinello.

Los comunistas tienen una aportación positiva en la transición.

Ellos ayudaron mucho y no se lo hemos pagado bien. Les aplaudimos pero no le votamos.

Una vez fallecido el dictador y ya en la democracia… Sin embargo, hablas de una decepción de la democracia.

No inmediatamente, hubo una euforia democrática, estaba el destape, hubo mucha alegría. Suárez hizo cosas muy buenas con el miedo al ejército aún presente. Lo primero que hizo Felipe cuando ganó las elecciones fue ir a un Cuartel a reunirse con los militares.

El miedo no se perdió del todo con la Constitución pero sí se fue perdiendo poco a poco y ahora ya no hay miedo de una vuelta a atrás. Vox no es nada y los de Podemos y los otros extremistas tampoco. Los dos lados que se han roto por parte del PP y del PSOE no son relevantes. Y tenderemos a que vuelva el bipartidismo tarde o temprano.

¿Cómo ves la situación actual del país?

No veo la situación tan grave como mucha gente la ve. Yo soy optimista. España es un país seguro, con un buen nivel de empleo aunque tenemos problemas en el empleo juvenil. Vienen inmigrantes porque aquí están mejor. Hay tolerancia en el pueblo aunque los políticos estén en sus juegos de artificio.

El libro es, en cierto sentido, un legado a tus nietos. ¿Qué te gustaría transmitirles?

Mi hija me regaló un libro en blanco y me dijo: escribe tu libro para que tu nieto conozca tu historia. Me gustaría que sepan que vienen de una familia tolerante, abierta, curiosa… y buena gente. En el fondo hago el libro para que me quieran. Escribo el libro para que me quieran mis nietos y los lectores como tú.

Pues te queremos.

No es por ganar dinero. Es por vanidad y porque me quieran.

JOSE ANTONIO MARTINEZ SOLER

La prensa libre no fue regalo. Cómo se gesto la transición

Marcial Pons. 576 páginas. 31,35 €

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Lee también: Hay que recuperar esa mínima concordia

 

Es bueno confrontarse con las ideas de otros

 

 

 

 

El creador del CNI impulsó la legalización del PCE

Hoy se cumplen 47 años de la legalización del Partido Comunista de España. Algunos almerienses lo hemos celebrado con el teniente general Andrés Cassinello, creador del SECED (luego CNI), ya que nuestro paisano impulsó dicha legalización con un documento histórico que entregó al presidente Adolfo Suárez el 6 de abril de 1977. Cassinello despachaba cada día, a las 9 de la mañana, con Suárez.

Contra cubierta del libro de memorias del teniente general Cassinello.

Cubierta del libro de Andrés Cassinello donde revela su documento para legalizar al PCE.

Anexo 1. Posibles ventajas de la legalización del PCE. Pag 264

Anexo 1. Pag 265

Anexo II. Ventajas que se derivarían de su no legalización. Pag. 266

Ernesto Villar, en»Los espías de Suárez», descubrió en 2016 el papel de Cassinello en favor de la legalización del PCE. Pag. 259

Mi paisano Andrés Cassinello, autor del Prólogo de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo», fue valiente y coherente al proponer la legalización del Partido Comunista en aquellos momentos de turbación, tras el asesinato de los abogados de Atocha por pistoleros de la extrema derecha en enero de ese año. El entierro multitudinario de los laboralistas asesinados, profundamente silencioso y pacífico, fue una lección impresionante de los comunistas españoles que renunciaron a la violencia. Merecieron poder salir de la clandestinidad y competir legalmente en las primeras elecciones libres del 15J de 1977.

Andrés Cassinello asumió ciertos costes al defender su posición. Un grupo de militares compañeros de su promoción, contrarios a la legalización del PCE, quisieron acusarle ante un Tribunal de Honor. El entonces coronel Cassinello convocó a sus colegas a una cena en la Escuela de Estado Mayor. Aquella cena fue mano de santo y diluyó la idea que tenían de llevarle ante un Tribunal de Honor.

Con el teniente general Cassinello, poco antes de que hoy soplara la vela de su 97 cumpleaños.

De paso, hemos brindado por los 97 años que Andrés cumplirá el próximo 18 de abril y por los 94 años que Pepe Siles Artés ha cumplido el pasado 2 de abril.

Pepe Siles también sopló la vela de su 94 cumpleaños.

Triple fiesta que los transterrados de Almería a Madrid hemos disfrutado, como diría Giner de los Ríos, con el «santo sacramento de la conversación».

Los cinco almerienses en el restaurante El Marqués, donde tenemos fijada nuestra tradicional tertulia. Los jóvenes Antonio Abad y Antonio Cantón bajan la media de edad del grupo.

El menú del día de El Marqués se ha convertido hoy en un banquete espléndido. ¡Feliz cumpleaños, queridos Andrés y Pepe! Y gracias por el país en paz que habéis construido para las generaciones venideras, uniendo los viejos bandos que dividieron España.

 

Una foto rompió el mayor banco de España… y varias familias

La fusión del Banesto y el Central (el mayor banco de España) se rompió por la foto de un adulterio.

Mamen Mendizábal y Conchi Cejudo leyeron un capítulo de mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») y este domingo, 7 de abril, a las 21.30h, emitirán en La Sexta un reportaje sobre el caso («Anatomía de una foto»), que os recomiendo.

Fotograma de «Anatomía de una foto» que ha publicado Jordi Évole.

 

En febrero de 1989, hace un cuarto de siglo, Marta Chávarri, marquesa consorte, y Alberto Cortina, marqués consorte, se fugaron a un hotel de Viena.

Alberto Cortina y Marta Chavarri, al salir de su hotel en Viena.

Un fotógrafo les pilló a la salida. Esa foto se cargó la fusión que creaba el Banesto-Central, el mayor banco de la historia de España… y, de paso, provocó el divorcio de varias familias de millonetis.

Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, y Mario Conde, presidente de Banesto.

La carroza dorada de Mario Conde, presidente de Banesto, se convirtió de pronto en calabaza. La prensa rosa hizo su agosto y la prensa económica entró al trapo. Conde se quedó sin banco y acabó en la cárcel.

Los grandes banqueros de España en 1989

Nuestro diario dio la exclusiva del reparto de patrimonio entre Alberto Cortina y Alicia Koplovitz.

La Gaceta de los Negocios, que fundé ese mismo año en el Grupo Zeta, dio las principales exclusivas y consolidó su fama de diario económico serio y solvente. Nos apuntamos varios tantos.¡Qué gran equipo!

Cubierta de mi libro de memorias donde se cuenta esta historia, más económica y política que del corazón.

Para quienes no tengan (aún) mi libro, y hayan llegado a leer hasta aquí, les copio y pego, de propina, algunas páginas del caso:

Pag. 446 de «La prensa libre no fue un regalo».

Pag 447

Pag. 448

Pag. 449

Pag 450

Pag 451

Pag 452

Pag 453

Pag 454

Pag 455

Pag 456

Pag 457

Pag 458

Pag 459

Pag 460

Pag 461

Este domingo, 7 de abril, a las 21:30h, en La Sexta. No te lo pierdas.

Portada de Interviú.

 

 

MAR, el Rasputín de Ayuso, en la cumbre de la vileza

Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el ex Rasputín de Aznar y ahora de Ayuso, es un bravucón astuto, tramposo y, por tanto, peligroso. Esto no es ningún secreto para quienes lo hemos sufrido de cerca. Miente, amenaza y ejecuta sus amenazas sin que le tiemble el pulso. Carece de empatía y golpea con una herradura escondida en su guante. Es un psicópata del tipo Pedro J. o Federico Jiménez Losantos, «dos viejos amigos» que recuperó Aznar para su gran mentira del 11M. Haría bien la señora Ayuso en devolvérselo rápidamente a Aznar antes de que la enfangue demasiado con los delitos fiscales de su novio. Le sirvió en su ascenso al populismo, estilo Bannon, pero dudo mucho que le sirva ahora de ayuda en su caída. Ni siquiera estando sobrio.

 

MAR, con su compañero inseparable.

Miguel Ángel Rodríguez insultó y amenazó a una redactora de elDiario.es que había publicado exclusivas verficadas de los delitos fiscales del novio de su jefa. Estas fueron sus palabras escritas en un mensaje:

“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Que os den. Idiotas”. 

La receptora de los mensajes preguntó al jefe de gabinete de Ayuso: “¿Es una amenaza?”

“Es un anuncio”, respondió Miguel Ángel Rodríguez, quien todavía increpó a la integrante de la redacción de elDiario.es con algunos insultos más. 

 

El abrazo de MAR a Ayuso.

La actitud bravucona de MAR contra un diario no me ha sorprendido. Tengo grabado el recuerdo de la campaña de calumnias que dirigió contra el doctor Montes. Antonio Muñoz Molina tampoco lo ha olvidado y así lo recordó en su columna espléndida «La era de la vileza» en El País (15 de julio de 2023):

«Un rasgo de la edad de la vileza es la repetición metódica del abuso, la injuria y la mentira. Al volverse habituales no pierden su veneno, pero cada vez provocan menos escándalo. Es posible que los primeros sedimentos de esta nueva época fueran sembrados por este personaje público, siempre más o menos en la sombra, Miguel Ángel Rodríguez, que según dicen asesoró a Feijóo antes del debate, y que hace 15 años usó por primera vez en público, en programas de televisión, a sabiendas de que lo hacía, la calumnia contra una persona del todo honorable. Los residuos de vilezas pasadas los olvida todo el mundo, salvo los que las sufrieron. En 2008, en plena campaña derechista para desacreditar la sanidad pública en Madrid, Miguel Ángel Rodríguez llamó reiteradamente nazi en varias tertulias de la televisión al doctor Luis Montes, antiguo coordinador de Urgencias del hospital de Leganés, acusándolo de haber abusado de las sedaciones de enfermos graves para acelerarles la muerte. El embustero sabe que a partir de un cierto grado la mentira tiene un efecto paralizador, como lo tiene siempre un acto de violencia súbita, un grito, una bofetada. Las mentiras de Miguel Ángel Rodríguez trastornaron la vida y la carrera de un hombre íntegro, que ya había sido objeto de una sostenida persecución política. Los tribunales confirmaron la inocencia del doctor Montes, y condenaron por un delito de injurias a Rodríguez. Ya no importaba nada. El daño estaba hecho. Había enfermos que se negaban a ser atendidos por el médico injuriado. Y el mentiroso y condenado por la justicia convirtió su indecencia en un mérito para su currículum, que ha vuelto a situarlo en lo más alto de la influencia política en España. (..)

En el registro sedimentario de la era de la vileza resaltarán dos fechas aún más fundacionales, dos mentiras tan desvergonzadas como las de Miguel Ángel Rodríguez, pero de mucha mayor resonancia: en 2003, la mentira sobre las supuestas armas de destrucción masiva almacenadas en Irak por Sadam Husein; en 2004, la mentira del Gobierno de José María Aznar sobre los atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha.»

Con el candidato Aznar en TVE.

Después de ser despedido de la TVE de Aznar, tras la entrevista preelectoral que le hice en 1996, puse un pleito contra la TV del nuevo Gobierno por despido improcedente. Gané el juicio, pero no pude volver a la prensa. Me refugié en la Universidad hasta que, años más tarde, fundé 20minutos. Tuve fuentes solventes que apuntaban a MAR como el mensajero de la Moncloa que amenazó a los grupos de prensa para que no me dieran empleo. Se le da muy bien amenazar… y ejecutar. No te confíes, querido Ignacio Escolar. No soportan el éxito de elDiario.es. Recuerda que MAR esconde herradura en su guante.

Solo por eso, comprenderéis que este Rasputín no sea santo de mi devoción. Por prevención, en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») no quise darle a MAR el triste crédito por sus amenazas a los medios. Su mensaje fue, más o menos, que «si me daban trabajo lo considerarían con un acto de hostilidad hacia el nuevo Gobierno». ¡Madre mía! Nunca me había sentido tan importante… pero, por si acaso, salí huyendo hacia Almería, la tierra refugio donde nací.

Esto fue lo que, en plena pandemia, escribí en mis memorias:

 

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Los demócratas, en deuda con Ángel Viñas

Los demócratas estamos en deuda con Ángel Viñas. Es difícil entender la II República, la Guerra Civil y dictadura de Franco sin contar con la obra ingente de este historiador, economista, embajador, alto funcionario… y amigo.  Anoche presentó en la Cátedra Mayor del Ateneo de Madrid su último libro «La forja de un historiador» (Ed. Crítica).

Con Ángel Viñas en el Ateneo

Naturalmente, compré el libro y, tras su defensa en el Ateneo y ver el Índice, os lo recomiendo. «No hay historia definitiva» es una de sus frases favoritas. Y esta otra, tan triste: «Por desgracia, la España de hoy no ha llegado a reconciliarse del todo con su pasado». He leído, con gusto, muchas de sus obras, desde que le conocí en la Feria ANUGA de Frankfurt de 1972. Viñas era agregado comercial de nuestra embajada y yo era director ejecutivo de Cambio 16. Ambos ayudamos a montar stands de empresas españolas y allí saludamos al canciller Willy Brandt. Me llevó a cenar a su casa y acabamos cantando canciones de la República y la Guerra Civil. Un encuentro inolvidable y emocionante.

Contra cubierta y otras obras de Viñas

Hace 52 años, ya estaba Ángel curioseando en los archivos históricos de Alemania y buscando «las evidencias primarias relevantes de época, el pan y la sal del historiador». ¡Enhorabuena, Ángel! Y gracias por la ayuda que me has prestado con mi manuscrito de «La prensa libre no fue un regalo». Sin tu ayuda y la de nuestro Gabriel Jackson nunca hubiera acabado mis memorias. ¡No te rindas! Espero pronto un nuevo libro tuyo.

Dedicatoria del autor.

 

La novela de Nativel Preciado, «una pasión controlada»

Anoche bajé a Madrid y me junté con toda la tribu para aplaudir la última novela de Nativel Preciado. Al regresar a casa me puse a leerla. Sus palabras sabias y cargadas de sensibilidad y humanidad, me emocionaron. Citó a Bertrand Russel: «El amor es sabio y el odio estúpido». Recomiendo vivamente su lectura. ¡Qué buen ojo tuvimos al ficharla en 1974, casi una niña, como redactora fundadora del semanario Doblón! ¡Enhorabuena, Nativel! No cambies.

Con Nativel Preciado, en el edificio que albergó al segundo diario El Sol, el de Ortega y Gasset.

El leonés Julio Llamazares presentó la obra de Nativel en la Fundación Diario Madrid.

Manuel Vicent, mi bálsamo dominical en El Pais, celebró la novela en el marca libros de Espasa.

Contra cubierta de «Palabras para Olivia».

Dedicatoria de Nativel. Gracias. Amor compartido.

Hubo una larga cola de fans para conseguir la dedicatoria de la autora. Mi chica (awestley.com), que tanto quiere a Nativel, no pudo acudir por su rehabilitación de rodilla. Nunca olvida que, en la presentación que Nativel hizo de mis memorias en el Ateneo de Madrid («La prensa libre no fue un regalo»), le dio públicamente a la Westley el mérito de haberme «civilizado y convertido al feminismo». Siempre me gustó contratar a mujeres para fundar diarios, semanarios o programas de televisión. Son superiores (y muy rentables) en muchos aspectos. Desde luego, Nativel lo fue.

Entre los fans de Nativel estaban Joaquín Almunia y Mila, casi almerienses por ser vecinos de Nativel en Vera, Amalia Sánchez Sampedro, otra vecina de Vera, y Miguel Ángel Aguilar, maestro de ceremonias.

Cubierta de la novela de Nativel Preciado. No te la pierdas.

 

Mi talla, por San Valentín, en el salón de mi casa

Este ha sido el mejor regalo de mi chica (awestley.com) para celebrar el Día de los Enamorados. Me ha concedido el honor de que mi última talla («Quema de libros por la Inquisición») se codee temporalmente con sus óleos, junto a la tele, en el salón de casa.  No es poca cosa. Aun con sus defectos (disimulados con la lija), estoy orgulloso de mi obra de jubilado inspirada en Juan de Juni.

Mil última talla, en el salón de mi casa. Nada menos. Las anteriores siguen en el sótano.

El óleo «Encrucijada» (sobre mi talla) fue catalogado en el Salón de Otoño de la AEPE.

La comencé en tallasmadera.com antes de la pandemia del Covid. Algunos colegas escultores pensaron, seguramente con razón, que estaba loco. Incluso mi gran maestra, Sandra Krysiak, tuvo dudas razonables de que pudiera acabarla algún día. No saben lo cabezón que soy cuando decido iniciar algún proyecto por loco que parezca. Basta con repasar mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») para conocer lo pertinaz que soy. No sabía que era… imposible. Varias veces perdí los dedos de algunos inquisidores y los pegué con cola blanca. Ni se nota. «Tengo mis huesos hechos…» al fracaso. A mi provecta, estoy bastante curado de espanto. Por eso, el curso pasado retomé la talla, inspirada en una que me impresionó, en un viaje inolvidable, en el Museo de León.

Lijando la «Quema de libros»

Un poco de tinte para disimular fallos…

Así dejé mi talla cuando me contagié del Covid.

Estoy muy agradecido a mi maestra por su enseñanzas… y por su paciencia conmigo. Gracias a su magisterio la AEPE seleccionó y catalogó la primera obra que presenté al Salón de Otoño del 2023. Y celebro haber elegido madera de cerezo, bastante noble, para la Quema de libros.

¡Feliz Día de la Constitución!

Dicen que 45 años no es nada, pero ahí está, ahí está, viendo pasar la Historia: la Constitución del 78, la más larga y provechosa desde La Pepa de 1812… cuando se fundó España como nación. ¡Feliz Día de la Constitución, amigos demócratas! Recordar es vivir dos veces. Por eso, quiero hoy pensar, no sin emoción, en aquel día 6 de  diciembre de 1978. Sonó fuerte el llamador de mi puerta, sobre la que yo había colocado la bandera de España, sin la gallina de Franco. Mi vecino, el coronel Lisarrague, un ex franquista jubilado, me preguntó, con cierta socarronería, qué hacía yo con su bandera en mi puerta. Le respondí: «Ayer, era solo suya y no mía, mi coronel, pero hoy ya es, por fin, de todos los españoles». Y brindamos juntos por ella.

El Congreso aplaude la Constitución del 78. La Dictadura cruel de Franco ha terminado.

Carteles del 6 de diciembre del 78

Han pasado 45 años desde el final del régimen del general Francisco Franco, el dictador felón y genocida. ¿Por qué el Partido Popular y Vox se resisten tanto a condenar la Dictadura?. VOX no existía en 1978, o estaba agazapado en el PP que entonces se llamaba Alianza Popular. De los 16 diputados del PP de entonces solo 8 votaron a favor de la Constitución. De los otros 8, 5 votaron en contra y 3 se abstuvieron. Eran el embrión antidemocrático de VOX. Y ahí siguen… incumpliendo la Constitución desde hace 5 años al negarse a renovar, según las reglas vigentes del juego democrático, el Poder Judicial, uno de los 3 poderes del Estado. Hoy es un buen día para que los del PP reflexionen si son demócratas o no. Si respetan la Constitución de todos o no. Con la negativa del PP a cumplir la Constitución, secuestrando el Poder Judicial para su beneficio espurio, se les ha visto el plumero.

En este libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») cuento lo que pasó en la puerta de mi casa el 6 de diciembre de 1978 con el coronel Lisarrague.

Copio y pego mi recuerdo del 6 de diciembre del 1978, tal como lo cuento en mi libro «La prensa libre no fue un regalo».

¿Qué hace usted con mi bandera en su puerta? Pag. 349

¡Feliz Día de la Constitución!

20-N: Hoy hace 48 años que se fue el caimán

Dos semanas de violencia callejera ante la sede del PSOE, aderezada con el «Cara al Sol», brazos en alto, vivas a Franco y a Primo de Rivera y ataques a la Policía de la Democracia, todo ello acompañado de arengas de Esperanza Aguirre, lideresa rabiosa del PP  (línea Aznar/Ayuso) y de los líderes de VOX, me han recordado que hoy mismo, 20-N, hace 48 años que murió el tirano, el dictador felón, Francisco Franco.

Portada del 20-N-1975 del semanario Doblón secuestrado por la Policía de Franco.

Diseñando la muerte del tirano…

Desde que publique el año pasado mis memorias, casi me había olvidado de este general genocida, que tanto reivindican ahora los bárbaros de extrema derecha y algunos militares jubilados. Son los mismos oficiales que, el año pasado, publicaron en su chat que había que fusilar a 26 millones de españoles para arreglar los problemas de «su patria». Y no les pasó nada. Ya sabemos que «esa patria» es el último refugio de los canallas.

La actriz Anabel Alonso ha descrito muy bien lo que significa para estos fachas el amor a su patria:

Anabel Alonso lo explica muy bien.

Las imágenes de la violencia callejera en Ferraz y los gritos «vintage» de estos bárbaros me han llevado a recordar cómo vivimos los abuelos demócratas de hoy aquel 20 de noviembre de 1975, dos meses después de los últimos fusilamientos de Franco. Tal como vivió, el dictador murió matando.

Copio y pego a continuación los recuerdos de aquella muerte, tan esperada, que recogí en mi libro «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Macial Pons)

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Perdonar, siempre. Olvidar, nunca.

«Valoramos la libertad, como el oxígeno, cuando nos falta»

Hoy me siento alguien. The Objective publica el texto de una entrevista grabada sobre mi vida y milagros. La transcripción escrita de lo que dije ante la cámara puede inducir a error. Quienes me conocen saben lo presumido que soy. Por eso puede sorprenderles que yo haya dicho que «en lo que más destaco es en la modestia, como sabes. Soy muy humilde». En cámara podréis notar la sonrisa y el gesto que acompaña a mi ironía, ya que de humilde no tengo nada. Pero una frase escrita, desprovista de la imagen, resulta ingrata por incompleta. Pido disculpas por haber hecho el payaso ante la cámara. Ahí va la transcripción de la entrevista y el enlace a la grabación, que recomiendo. Gracias, Javier, por acordarte de los viejos rockeros… y por haber leído mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo».
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J.A. Martínez Soler: «La libertad, como el oxígeno, sólo la valoramos cuando nos falta»

El periodista almeriense ha fundado y cerrado periódicos. En consecuencia, ha vuelto a empezar muchas veces

J.A. Martínez Soler: «La libertad, como el oxígeno, sólo la valoramos cuando nos falta»
José Antonio Martínez Soler. | Carmen Suárez

Su hija Andrea tiene la culpa de que en plena pandemia de la covid comenzara a escribir sus memorias pensando en sus nietos, dejándole un libro en blanco en la puerta de casa. José Antonio Martínez Soler –también conocido como JAMS– ha vivido a salto de mata, con muchos sobresaltos, la profesión de periodista. El 2 de marzo de 1976, siendo director de la revista Doblón, fue secuestrado al salir de su casa en Las Matas (Madrid) para ser torturado e interrogado después, en la Sierra de Guadarrama, por un grupo de individuos –según todos los indicios, guardias civiles franquistas–, empeñados en saber la identidad de sus fuentes de información.

Conociéndole, este dramático episodio y otros más felices se los habría contado igual a sus nietos de palabra, pero escribir sobre su vida podría ser una buena terapia para combatir el confinamiento. Así nació La prensa libre no fue un regalo (Editorial Marcial Pons), un libro de más de quinientas páginas en las que cuenta en primera persona su dilatada trayectoria profesional, con algún ajuste de cuentas y muchas anécdotas, pero «sin acritud», como diría su buen amigo Felipe González.

De familia humilde, Martínez Soler nació en un barrio obrero de Almería en enero de 1947. Su padre, admirador de Nicolás Salmerón, presidente de la Primera República, le inculcó ideas socialdemócratas que todavía defiende. Como también defiende la Transición democrática, que ahora algunos tanto cuestionan.  «El miedo en ambas partes –afirma en sus memorias– nos hizo demócratas».

Reconoce el sacrificio y la generosidad de los líderes de entonces, pero critica las actuales posiciones de Felipe González y Alfonso Guerra, contrarios a las concesiones de Sánchez a los partidos independentistas.  «Creo que Felipe y Guerra están envejeciendo mal… Pedro Sánchez tenía que haber cautivado a estos dos viejos monstruos del socialismo para que no se pusieran en su contra», explica. En definitiva, darles algo más de cariño.

Casado con la periodista estadounidense Ana Westley (natural de Boston), Martínez Soler cuenta en esta entrevista de Fuera de micrófono que dejó los estudios de Arquitectura al no aprobar el dibujo, y que esa circunstancia le abocó a tener que buscarse la vida escribiendo donde podía. El periodista almeriense recuerda sus idas y venidas por el diario El País y su participación en la fundación de periódicos, revistas y programas de televisión. «Iba de fundación en fundación, como Santa Teresa de Jesús», afirma divertido. Aunque confiesa: «nunca he estado en ningún partido político y no lo estaré jamás, mientras sea periodista»; tampoco esconde sus afinidades y simpatías socialdemócratas.

PREGUNTA.- En tu libro de memorias, La prensa libre no fue un regalo, resumes una vida dedicada al periodismo. ¿Qué te llevó a escribir sobre tu pasado?

RESPUESTA.- Nunca pensé escribir mis memorias, porque yo en lo que más destaco es en la modestia, como sabes. Soy muy humilde. Me pilló por medio la covid, estaba en casa encerrado, con mi mujer, y mi hija nos traía la comida a la puerta. Durante el confinamiento, para no aburrirme, me puse a escribir para mi nieto. Mi hija, que es muy lista, me regaló un libro con las páginas en blanco y me dijo: escribe ahí tu vida para que la conozca tu nieto, porque creo que él debe conocer cómo fueron tus raíces. Empecé a escribir a mano sobre mi infancia, hasta que me cansé y me puse en el ordenador. Me salieron mil páginas. Mi mujer me dijo: «¡Estás loco! Quién va a querer leer mil páginas sobre tu vida». Así que le dije que las editara ella. Cogió un lápiz rojo, empezó a cortar y dejó el libro en quinientas.

P.- Que «la prensa libre no fue un regalo» lo sabes bien, porque lo sufriste en tus propias carnes.

R.- Es cierto, pero también lo sufrieron muchos más. No sólo yo. Algunos lo pagaron con su vida. Yo tuve mala suerte. Tras la muerte de Franco, en noviembre de 1975, yo estaba investigando la purga de mandos moderados en la Guardia Civil. En febrero de 1976 publiqué cuatro o cinco casos sueltos, gota a gota, en los que contaba que el general Campano, nombrado por Franco antes de morir, iba destinando a provincias, y sin mando, a guardias civiles importantes que eran demócratas moderados. A sospechosos de no ser franquistas. Aquello provocó una reacción que no me esperaba. Me cruzaron un coche al salir de mi casa, en Las Matas (Madrid), me sacaron del vehículo con metralletas y me llevaron a la sierra de Guadarrama. Me quemaron la cara y me estuvieron interrogando desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. Luego supe que era un comando de la Guardia Civil especializado en este tipo de interrogatorios. Eran muy profesionales y todas las preguntas iban dirigidas a que confesara quién me había filtrado la información. Les dije que no lo sabía porque me llamaban por teléfono sin darme el nombre. A pesar de ello, me hicieron firmar un documento acusando al general Sáinz de Santamaría de haberme dado esa información. Le dije que no era verdad, pero con una metralleta en la espalda yo firmo todo lo que me digan.

«El poder se toma la revancha, como hizo Aznar conmigo»

P.- Las memorias sirven a veces para ajustar cuentas y justificar errores. En tus memorias ajustas cuentas con Aznar.

R.- Yo a los malos no los respeto para nada. Pero no tengo enemigos. Como dijo Narváez, el espadón de Loja (Granada), cuando el cura le preguntó, antes de morir, si perdonaba a sus enemigos. «Padre, yo no tengo enemigos: a unos los fusilé y a otros los ahorqué». En ese ten con ten se había quedado sin enemigos. Cuando criticas al poder, el poder se toma la revancha, como hizo Aznar conmigo, echándome de TVE después de entrevistarle como candidato a las elecciones de 1996. Ganó las elecciones por menos votos de los que él pensaba y me despidió de la tele. Estaba yo de corresponsal de TVE en Estados Unidos y no era un cargo político, sino laboral. Me sentó muy mal. Me dio la impresión de que era un hombre rencoroso. Le puse un pleito a la televisión del Gobierno, lo gané, y con el dinero de la indemnización pude comprarme un BMW grande, de segunda mano. Mis tres hijos me decían: «Este cochazo es de la época de Aznar«. Lo tomamos con sentido del humor. Yo creo que no he ajustado cuentas con nadie. Critico un poco a Juan Tomás de Salas porque me despidió de Cambio 16 de mala manera, con un poco de mala fe. Cuento sus luces y sombras. Y no tengo más enemigos… Bueno, otro que quiso quitarme el trabajo fue Miguel Boyer, el pobre, que le pidió a Jesús Polanco mi cabeza. Acabé yéndome de El País por tercera o cuarta vez.

José Antonio Martínez Soler. | Carmen Suárez

P.- Volviendo a tus inicios, hay que recordar que empezaste Arquitectura y, al no aprobar la asignatura de dibujo de primero, te buscaste la vida en el periodismo.

R.- La suerte me acompaña. Soy cobardica, pero tengo mucha suerte. Eso me ha permitido fundar muchas revistas, muchos periódicos y muchos programas de televisión. Me he divertido mucho. De alguna forma, yo tenía las espaldas cubiertas. Era un mantenido porque mi mujer, que nació en Boston, era corresponsal del New York Times y cobraba en dólares. Entonces, yo podía arriesgarme. Me iba de los sitios porque tenía a mi mujer detrás que mantenía a los niños. No soy ningún valiente, Javier, aunque he tenido mucha suerte.

José Antonio Martínez Soler, cuando dirigía y presentaba Buenos días, año 1986| Foto: Javier del Castillo.

P.- En las memorias cuentas que fuiste «de fundación en fundación, como Santa Teresa de Jesús».

R.- En lugar de conventos, fundaba medios de comunicación. Yo empecé en TVE haciendo de figurante, porque había hecho cine en Almería como extra. Entonces, conocí a Amestoy. Me pidió un artículo para la revista Don Quijote y después me contrataron. Hacía el ajuste de páginas, mientras estudiaba Periodismo. Estuve seis meses, pero sólo cobré el primero. Después, fui uno de los fundadores del periódico Nivel. Me contrató Manuel Martín Ferrand y conocí allí a gente muy buena. A Martín Ferrand le quise mucho. Era un tipo sensacional. Él era conservador y yo socialdemócrata, así que chocábamos de vez en cuando. No he estado en ningún partido, ni lo estaré jamás, mientras sea periodista. Aquel periódico sólo se publicó un día. Así que de ahí me fui a trabajar de documentalista a un programa de TVE que se llamó España siglo XX, cuyos guiones firmaba José María Pemán, el poeta de Franco. Era el negro de Pemán. Él corregía algunas cositas y ponía su nombre en letras grandes. Debajo, en letras pequeñitas, aparecía: Investigación y documentación, José Antonio Martínez Soler. Y yo tan orgulloso.

«No he sido nunca felipista, guerrista, ni maoísta del Niño Jesús»

P.- Lo primero que hiciste en TVE fue presentar un programa escolar, gracias a una recomendación de Adolfo Suárez.

R.- Era una especie de videoclub que se ofrecía a los colegios de los pueblos, y que se llamaba Televisión escolar. Era una prueba, que duró un año.  Yo había conocido a las secretarias de Adolfo Suárez, entonces uno de los jefes de producción en la Primera Cadena de TVE. Ellas me dijeron que estaban buscando una cara para presentar aquel programa y Suárez me dio una tarjeta para que se la entregaran a quienes hacían las pruebas. Hice la prueba con gente de más experiencia y, al finalizar, el realizador me dice: «¿Te habrás dado cuenta de que eres el peor de todos?». Me puse colorao y le dije que el problema era que estaba acostumbrado a las cámaras de cine, más pequeñas. Al final, me dijo que si en quince días perdía el acento de Almería el trabajo sería mío. Lo conseguí y fui presentador de Televisión escolar con 20 años.

P.- Volviste muchos años después a TVE, en los años 80, para hacer Telediarios y el programa matinal en TVE, Buenos días.  

R.- He tenido mucha suerte. Un día, cuando yo era director del TD1, estaba yo preparando las preguntas para una entrevista al ministro de Obras Pública, Julián Campo, sobre la Ley de Aguas, y me llamaron al control para decirme que el ministro no iba a llegar a tiempo. ¿Qué hacemos? Me bajé al estudio, me maquillaron corriendo y Manuel Campo Vidal Concha García Campoy me hicieron a mí las preguntas que había preparado para el ministro. Esa misma tarde, Ramón Colom me dijo que dónde había aprendido a hablar en televisión con tanta naturalidad. Le conté que había estado un año presentando Televisión escolar. Al poco tiempo, me llamó José María Calviño, el gran jefe, y me dijo si podría hacer el Buenos días, en la televisión matinal. Me fui una semana a Nueva York a copiar los matinales que se habían en EEUU. y los adapté al gusto español. Y el 13 de enero de 1986 había nacido una estrella.

P.- Recuerdo que dabas los buenos días en los cuatro idiomas que tenemos en España.

R.- Es verdad. Ahora me copian en el Parlamento. Yo saludaba todas las mañanas diciendo Buenos días, Bon dia, Bos días y Egun on. Excepto un día en que cambié el saludo. Me llamó a las dos de la mañana nuestro corresponsal en Ámsterdam anunciándome que se iniciaban relaciones diplomáticas de España con Israel. Cambié todo el programa y abrí el Buenos días diciendo Shalom, shalom, IsraelUn saludo, recordé, que se remontaba a hace quinientos años. Yo oí decir entonces: Buenos días, ShefaradEra emocionante. Se te ponían los pelos de punta. Dimos la exclusiva.

P.- TVE era la única cadena de televisión y esa circunstancia permitía alcanzar grandes audiencias, pero también incrementaba las presiones políticas.

R.- Yo he dirigido telediarios en el año 1985 y en los años 1993 y 1994. En dos etapas distintas. Los políticos siempre quieren manejar el monigote que sale en la tele. Es normal. Y el periodista tiene que oponerse y tratar de equilibrar esas presiones. Lo que se publica o se emite es la resultante de todas las presiones que llegan: del jefe, del amigo, del cuñado, del vecino, del político o del anunciante. Nosotros tratamos de hacer la resultante de todas esas presiones. Yo recibía llamadas del ministro portavoz o del líder de la oposición continuamente. Pero en el Buenos días ¿quién me iba a llamar a mí a las cuatro o a las cinco de la mañana? Todos estaban durmiendo. Yo era libre y hacía lo que me daba la gana. A posteriori, podían criticarme, pero ya daba igual. Era maravilloso. Éramos los más libres de España porque los jefes estaban durmiendo.

P.- ¿Por qué se cargaron el programa matinal, nada más llegar a la dirección general de RTVE Pilar Miró?

R.- Hay cosas que no se pueden contar. Yo no he sido nunca ni felipista, ni guerrista. Ni maoísta del Niño Jesús. He sido siempre independiente. Soy de centro izquierda porque mi padre era republicano salmeroniano. Fíjate, yo soy de Salmerón, de la Primera República. Y también de Indalecio Prieto, si quieres, socialista a fuer de liberal. Pero nunca he estado en ningún partido político, ni lo voy a estar. Porque me interesa ser libre. Mi corazón está un poco en el centro izquierda. ¿Qué ocurre? Pues que inmediatamente tratan de ponerte una etiqueta. Cuando Calviño me llamó para dirigir un Telediario, la gente decía: si le ha llamado Calviño, es que este es guerrista. Yo ni conocía a Guerra. No lo había visto en mi vida. Bueno, le conocí indirectamente cuando fui ayudante de Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno con Suárez, y ellos dos negociaban la Constitución. Los padres de la Constitución de verdad son Alfonso Guerra y Fernando Abril Martorell. Ellos negociaban de madrugada y luego le decían a Felipe y a Suárez lo que habían aprobado. Las matronas de la Constitución fueron Abril Martorell y Guerra. Me decían que era guerrista, pero de guerrista nada.

P.- Te llevabas bien con Felipe González… Te mandó una carta cuando te secuestraron.

R.- Es verdad. La primera foto de Felipe González la publiqué yo en la revista Doblón. Le tapamos los ojos, porque era todavía ilegal. Cuando me secuestraron y torturaron, me mandó una carta muy cariñosa, firmando ya con el nombre de Felipe González. También me mandó otra carta Nicolás Franco, sobrino del dictador. Yo soy amigo de Nicolás Franco porque me salvó la revista. El día que murió el caudillo nos la secuestró la policía. La portada era un sello de correos, con la cara de Franco ampliada y un titular que decía Ha muerto. Nada más. Luego me enteré que el secuestro se debió a que habíamos ofendido a la viuda, Doña Carmen Polo de Franco, por decir que era «inteligente para los negocios». No pagaba los collares en las joyerías. Lo tengo confirmado. Le hicimos llegar una carta al entonces todavía príncipe Don Juan Carlos y por la tarde nos dieron permiso para repartir la revista. Yo le estaré siempre agradecido al rey Juan Carlos y a Nicolás Franco. Aunque el rey Juan Carlos nos salió luego un poco rana, hizo mucho por la democracia y salvó mi revista.

José Antonio Martínez Soler en un momento de la entrevista. | Carmen Suárez

P.- Después de tan larga trayectoria, ¿somos ahora más libres o menos libres que hace cuarenta años?

R.- Es una reflexión difícil. Depende. Está claro que España es un país democrático. Somos libres. La mayor libertad que yo he tenido, como periodista, fue desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Constitución, años 76, 77 y 78. Me sentía más libre porque los poderes antiguos de la dictadura no acababan de morir y los poderes nuevos de la democracia no acababan de nacer. No había unos poderes claros. Yo era entonces director de Doblón y publicábamos cosas increíbles. La clave de la Transición fue que los demócratas no sabían la fuerza que tenían los franquistas y viceversa. Y tenían miedo a volver a las andadas. En aquellos tres años he sido más libre que nunca. Nadie es objetivo; somos sujetos, no objetos.

«Los españoles perdonamos los pecados del amor, pero no los de robar»

P.- En la Transición conociste bien a Felipe González y a Alfonso Guerra. ¿Qué te parecen sus críticas a lo que está haciendo Pedro Sánchez?

R.- El Rey emérito, con el que he tenido una relación de afecto y de agradecimiento, ha envejecido mal. Constitucionalmente, lo ha hecho bien, pero la bragueta le fue mal y la cartera también. Los españoles perdonamos siempre los pecados de amor, pero los de robar no. Aunque no se ha probado todavía, todo el mundo sabe que ha habido un comportamiento no ejemplar del Rey emérito. ¿Qué pasa con Felipe y Guerra? Yo quiero a los dos, y les he votado muchas veces. Para mí, Felipe es un hombre imprescindible en la historia de España. Ha sido fundamental, como lo fue Suárez, como lo fue Carrillo, como lo fue incluso Fraga, Guerra o Abril Martorell.  Pero, cuando pierdes el poder -por vejez o porque te retiras-, no te acostumbras a que los guardias no se cuadren y den el taconazo, ni a que el coche oficial no te esté esperando en la puerta. No se acostumbran a que las nuevas generaciones no les pregunten. Felipe y Guerra están dolidos por eso. Pedro Sánchez tenía que haber cautivado a estos dos viejos monstruos del socialismo para que no se pusieran en contra. Tanto Guerra como Felipe están envejeciendo un poco mal. Han hecho mucho bueno por la democracia, pero ahora es tiempo de los jóvenes.

«Felipe González, Alfonso Guerra y el rey Juan Carlos I están envejeciendo mal»

P.- Pero ¿no crees que se están haciendo demasiadas concesiones por parte del presidente en funciones?

R.- Pero, ¿cuándo no se han hecho?

P.- Tendrá que haber algún límite.

R.- El que marque la ley. Yo soy demócrata y republicano. Por ese orden. Acepto la Constitución y apoyo al Rey, aunque soy republicano. Y la princesa Leonor me parece encantadora. El Rey es soberano, no como Franco que era caudillo por la gracia de Dios. Felipe VI es rey constitucional de España, por designio del pueblo. Envejecer es muy difícil. Yo me he buscado otra vida para no molestar a los jóvenes. Hay gente que envejece mal. Y creo que Felipe, Guerra y el rey Juan Carlos I están envejeciendo mal.

P.- En el libro dices que el miedo de unos y de otros nos hizo demócratas. ¿Qué está pasando ahora?

R.- Efectivamente. El miedo nos hizo demócratas porque, como te decía antes, ninguno bando sabía la fuerza del otro bando. El miedo fue fundamental, pero también la generosidad. Hubo un punto de generosidad. Miedo a no volver a las andadas y generosidad para perdonar a los asesinos del lado franquista y a los asesinos del lado republicano. En la guerra civil hubo asesinos en los dos lados, pero en la posguerra los asesinos estaban todos en el mismo lado: en el lado de la represión franquista y policial. Creo que la izquierda perdonó más, pero ambos perdonaron. Los jóvenes han nacido en libertad y la libertad, como el oxígeno, sólo la valoras cuando te falta. A mí me faltó durante muchos años y la valoro; que ahora no me la quiten. La libertad no fue un regalo, ni lo es ahora. Hay que estar alerta defendiendo permanentemente la libertad, porque un país libre siempre es un país mejor.