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El creador del CNI impulsó la legalización del PCE

Hoy se cumplen 47 años de la legalización del Partido Comunista de España. Algunos almerienses lo hemos celebrado con el teniente general Andrés Cassinello, creador del SECED (luego CNI), ya que nuestro paisano impulsó dicha legalización con un documento histórico que entregó al presidente Adolfo Suárez el 6 de abril de 1977. Cassinello despachaba cada día, a las 9 de la mañana, con Suárez.

Contra cubierta del libro de memorias del teniente general Cassinello.

Cubierta del libro de Andrés Cassinello donde revela su documento para legalizar al PCE.

Anexo 1. Posibles ventajas de la legalización del PCE. Pag 264

Anexo 1. Pag 265

Anexo II. Ventajas que se derivarían de su no legalización. Pag. 266

Ernesto Villar, en»Los espías de Suárez», descubrió en 2016 el papel de Cassinello en favor de la legalización del PCE. Pag. 259

Mi paisano Andrés Cassinello, autor del Prólogo de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo», fue valiente y coherente al proponer la legalización del Partido Comunista en aquellos momentos de turbación, tras el asesinato de los abogados de Atocha por pistoleros de la extrema derecha en enero de ese año. El entierro multitudinario de los laboralistas asesinados, profundamente silencioso y pacífico, fue una lección impresionante de los comunistas españoles que renunciaron a la violencia. Merecieron poder salir de la clandestinidad y competir legalmente en las primeras elecciones libres del 15J de 1977.

Andrés Cassinello asumió ciertos costes al defender su posición. Un grupo de militares compañeros de su promoción, contrarios a la legalización del PCE, quisieron acusarle ante un Tribunal de Honor. El entonces coronel Cassinello convocó a sus colegas a una cena en la Escuela de Estado Mayor. Aquella cena fue mano de santo y diluyó la idea que tenían de llevarle ante un Tribunal de Honor.

Con el teniente general Cassinello, poco antes de que hoy soplara la vela de su 97 cumpleaños.

De paso, hemos brindado por los 97 años que Andrés cumplirá el próximo 18 de abril y por los 94 años que Pepe Siles Artés ha cumplido el pasado 2 de abril.

Pepe Siles también sopló la vela de su 94 cumpleaños.

Triple fiesta que los transterrados de Almería a Madrid hemos disfrutado, como diría Giner de los Ríos, con el «santo sacramento de la conversación».

Los cinco almerienses en el restaurante El Marqués, donde tenemos fijada nuestra tradicional tertulia. Los jóvenes Antonio Abad y Antonio Cantón bajan la media de edad del grupo.

El menú del día de El Marqués se ha convertido hoy en un banquete espléndido. ¡Feliz cumpleaños, queridos Andrés y Pepe! Y gracias por el país en paz que habéis construido para las generaciones venideras, uniendo los viejos bandos que dividieron España.

 

El tte. general Cassinello presenta mañana sus Memorias

Las Memorias del teniente general Andrés Cassinello, imprescindibles para entender la Transición, se presentarán mañana, miércoles, 5 de octubre, a las 18:30 h. en el Instituto Gutiérrez Mellado, Calle Princesa, 36, Madrid.

Andrés Cassinello, cuando fue capitán general de Burgos

Este experto almeriense en inteligencia política y militar, que inventó en embrión del actual CNI a las órdenes del presidente Suárez, tiene mucho que contar. No solo sobre lo que ocurrió en España de la Dictadura a la Democracia, sino, más importante aún, por qué ocurrió.

Cubierta del libro de memorias de Andrés Cassinello

Y lo hace con una escritura limpia y clara. Por muy raro que parezca, el teniente general Cassinello es un militar que sabe escribir. En cuanto leí su libro, recién salido de imprenta («La huella que deja el tiempo al pasar»),  lo recomendé inmediatamente a nuestros paisanos en el diario La Voz de Almería. En vísperas de su presentación al público de Madrid, copio y pego aquella crónica.

Crónica sobre el libro de mi paisano Andrés Cassinello publicada en el diario La Voz de Almería

Almería, quién te viera… (26)

Los demócratas, en deuda con el tte. general Cassinello

 J.A. Martínez Soler

Si tuviera que elegir a los tres almerienses que más me han inspirado en mi vida diría Nicolás Salmerón, presidente de la I República, Carmen de Burgos, primera periodista y corresponsal de guerra, y Andrés Cassinello, coautor clave de la Transición. Por eso, me emociona tanto tener hoy en mis manos el libro de “memorias de tiempos difíciles” de nuestro paisano, el teniente general Cassinello Pérez, recién salido del horno. Su título: “La huella que deja el tiempo al pasar”. Os lo recomiendo vivamente.

Su historia personal y profesional, desde la Dictadura a la Democracia, te engancha porque, por raro que parezca en un teniente general, nuestro paisano escribe muy bien. Da gusto leerle. Es su quinto libro. Y aunque me gustó mucho su biografía del Empecinado (“O el amor a la libertad”), ejecutado por orden del rey felón (Fernando VII), como nuestros Colorados, esta es, a mi juicio, su mejor obra.

Andrés Cassinello, que ya ha cumplido 95 años, estudió en el colegio Ferrer Guardia como Andrés Pérez (su padre y su tío habían sido fusilados por los republicanos) y luego, en el Instituto de Almería, fue alumno de Celia Viñas. Con un solo párrafo de su primer capítulo, el autor muestra toda su gran humanidad ante los lectores:

“Pero mi compañero de banca, mi amigo para toda la vida, era Pepe Fornovi, cuyo padre acababa de ser fusilado por las tropas de Franco que a mí me liberaron. Podría contar su historia. Igual a la mía, pero desde el otro lado del espejo, porque a su padre le condenaron a muerte y le fusilaron los míos en el verano de 1939, mientras yo me ufanaba con la victoria. (…) Me confesó que a uno de sus hijos le había puesto de nombre Andrés en recuerdo de nuestra amistad juvenil”.

Este es nuestro Andrés, como dice la contra cubierta de su libro, “un militar profesional que, desde planteamientos netamente alineados con el régimen franquista, pasó a convertirse en uno de los principales impulsores del proceso de transición a la Democracia”.  Como jefe de Inteligencia, a las órdenes directas del presidente Adolfo Suárez, Cassinello, que sabía inglés (esto cambió su suerte) y por eso había estudiado en Estados Unidos, creó el SECED, embrión de lo que luego sería el CNI. Su informe secreto a Suárez en favor de la legalización de PCE fue clave para el éxito de la Transición sin violencia por parte de los comunistas. También lo fue para traer a España al president Tarradellas, a quien visitó en el exilio, y durante la noche del golpe fallido del 23-F que pasó hablando con todas las capitanías generales.

Bueno, con todas, no. Solo se le resistía la del general Milans del Bosch, capitán general de Valencia, quien se había unido a los golpistas y mandó sus carros de combate a recorrer las calles de la capital de su región militar. Hay una anécdota que no aparece en sus memorias y que yo, con su permiso, cuento en las mías (“La prensa libre no fue un regalo”):

“El jefe de la Comandancia de Valencia, a quien mi paisano conocía muy bien, no se le ponía al teléfono. Cabreado por su resistencia, le dio este mensaje al telefonista: “Dígale a Quintiliano que, si no se pone al teléfono, mañana me presentaré en Valencia y le cortaré los huevos”. El mensaje, claro y cuartelero, surtió efecto. Al final, la sangre no llegó al río”.

El teniente general Cassinello ha leído y recortado mi manuscrito (como han hecho mi esposa Ana Westley, mi hijo Erik y Manolo Saco) y me ha concedido el honor de escribir un prólogo cariñoso (“Vidas que han estado entrelazadas”) para mi libro de memorias. También tuve la fortuna de leer su manuscrito y ayudar en su edición y recorte. Ojo por ojo. Este trabajo conjunto en ambas memorias, mano a mano, me ha permitido conocerle mejor y quererle más. Es un personaje excepcional, con sentido del humor y de la Justicia, buena escritura y una gran finura y profundidad en sus análisis.

De sus memorias y de nuestras tertulias de almerienses transterrados a Madrid, me han impresionado mucho sus reflexiones sobre los nacionalismos para entender el fenómeno de ETA y lograr vencer al terrorismo. A las órdenes directas del general Saénz de Santamaría, Andrés Cassinello se dedicó ocho años a la lucha contra ETA, que luego continuó como capitán general de Burgos. Por sus análisis tan acertados del terrorismo y sus éxitos al combatirlo, los demócratas estamos en deuda con este almeriense ilustre.

Le conocí hace años en la ADVT (Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición) de la que él era su presidente. Así terminó Andrés Cassinello el prólogo que tan generosamente escribió para mis memorias:

“Y allí apareció José Antonio Martínez Soler, el hijo de “Pepe el del Cemento”, el que leía los libros de mi tía Serafina, a quien me unían, sin saberlo, recuerdos y recuerdos. Después, las memorias de uno y otro. Leídas, discutidas, subrayadas…, y el atraco de que escriba un prólogo. Pues bien, he aquí la criatura. Por favor, sigan leyendo, se podrán enterar de muchas cosas y recordar otras tantas”.

También escribió:

“No estábamos tan lejos sin saberlo. Posiblemente, nos pesaba la historia. Yo era lo que entonces se llamaba hijo de caído, y él era hijo de un teniente del ejército republicano, pero ese peso no coaccionaba nuestras libertades supuestamente enfrentadas”.

Comprenderán que, con este prólogo del teniente general Cassinello, fruto del afecto mutuo, cómo no voy a quererle. No os perdáis sus memorias. Lo digo en serio.

«A José Antonio, el hijo de Pepe el del Cemento, con mis letras garrapatosas pero con todo cariño, Andrés». Dedicatoria que guardo como oro en paño.

Andrés Cassinello vino a la presentación de mi libro en el Ateneo y yo iré mañana a la del suyo. Faltaría más. (Manuel Saco, Joaquín Estefanía, Andrés Cassinello, Ricardo Urías, un servidor, Nativel Preciado y Antonio Cantón)

Con Andrés Cassinello y su libro

Con Andrés Cassinello y mi libro

 

Los demócratas, en deuda con el teniente general Cassinello

Si tuviera que elegir a los tres almerienses que más me han inspirado en mi vida diría Nicolás Salmerón, presidente de la I República, Carmen de Burgos, primera periodista y corresponsal de guerra, y Andrés Cassinello, coautor clave de la Transición.

Con mi paisano Andrés Cassinello y su último libro.

Por eso, me emociona tanto tener hoy en mis manos el libro de “memorias de tiempos difíciles” de nuestro paisano, el teniente general Cassinello Pérez, recién salido del horno. Su título: “La huella que deja el tiempo al pasar”. Os lo recomiendo vivamente. Hoy publiqué la noticia en La Voz de Almería.

Mi artículo sobre el libro de Cassinello en La Voz de Almería de hoy, 7 de septiembre de 2022

Portada del libro de Cassinello

Dedicatoria: «A José Antonio, el hijo de Pepe el el cemento, con mis letras garrapatosas, pero con todo cariño. Andrés.

Cassinello, de capitán general de Burgos.

Carnet militar de mi padre en el Ejército de la II República.

Como de costumbre, para facilitar la lectura a jubilados con vista cansada, copio y pego a continuación el texto de mi artículo en word.

Almería, quién te viera… (26)

Los demócratas, en deuda con el tte. general Cassinello

 J. A. Martínez Soler

Si tuviera que elegir a los tres almerienses que más me han inspirado en mi vida diría Nicolás Salmerón, presidente de la I República, Carmen de Burgos, primera periodista y corresponsal de guerra, y Andrés Cassinello, coautor clave de la Transición. Por eso, me emociona tanto tener hoy en mis manos el libro de “memorias de tiempos difíciles” de nuestro paisano, el teniente general Cassinello Pérez, recién salido del horno. Su título: “La huella que deja el tiempo al pasar”. Os lo recomiendo vivamente.

Su historia personal y profesional, desde la Dictadura a la Democracia, te engancha porque, por raro que parezca en un teniente general, nuestro paisano escribe muy bien. Da gusto leerle. Es su quinto libro. Y aunque me gustó mucho su biografía del Empecinado (“O el amor a la libertad”), ejecutado por orden del rey felón (Fernando VII), como nuestros Colorados, esta es, a mi juicio, su mejor obra.

Andrés Cassinello, que ya ha cumplido 95 años, estudió en el colegio Ferrer Guardia como Andrés Pérez (su padre y su tío habían sido fusilados por los republicanos) y luego, en el Instituto de Almería, fue alumno de Celia Viñas. Con un solo párrafo de su primer capítulo, el autor muestra toda su gran humanidad ante los lectores:

“Pero mi compañero de banca, mi amigo para toda la vida, era Pepe Fornovi, cuyo padre acababa de ser fusilado por las tropas de Franco que a mi me liberaron. Podría contar su historia. Igual a la mía, pero desde el otro lado del espejo, porque a su padre le condenaron a muerte y le fusilaron los míos en el verano de 1939, mientras yo me ufanaba con la victoria. (…) Me confesó que a uno de sus hijos le había puesto de nombre Andrés en recuerdo de nuestra amistad juvenil”.

Este es nuestro Andrés, como dice la contracubierta de su libro, “un militar profesional que, desde planteamientos netamente alineados con el régimen franquista, pasó a convertirse en uno de los principales impulsores del proceso de transición a la Democracia”.  Como jefe de Inteligencia, a las órdenes directas del presidente Adolfo Suárez, Cassinello, que sabía inglés (esto cambió su suerte) y por eso había estudiado en Estados Unidos, creó el SECED, embrión de lo que luego sería el CNI. Su informe secreto a Suárez en favor de la legalización de PCE fue clave para el éxito de la Transición sin violencia por parte de los comunistas. También lo fue para traer a España al president Tarradellas, a quien visitó en el exilio, y durante la noche del golpe fallido del 23-F que pasó hablando con todas las capitanías generales.

Bueno, con todas, no. Solo se le resistía la del general Miláns del Bosch, capitán general de Valencia, quien se había unido a los golpistas y mandó sus carros de combate a recorrer las calles de la capital de su región militar. Hay una anécdota que no aparece en sus memorias y que yo, con su permiso, cuento en las mías (“La prensa libre no fue un regalo”):

“El jefe de la Comandancia de Valencia, a quien mi paisano conocía muy bien, no se le ponía al teléfono. Cabreado por su resistencia, le dio este mensaje al telefonista: “Dígale a Quintiliano que, si no se pone al teléfono, mañana me presentaré en Valencia y le cortaré los huevos”. El mensaje, claro y cuartelero, surtió efecto. Al final, la sangre no llegó al río”.

El teniente general Cassinello ha leído y recortado mi manuscrito (como han hecho mi esposa Ana Westley, mi hijo Erik y Manolo Saco) y me ha concedido el honor de escribir un prólogo cariñoso (“Vidas que han estado entrelazadas”) para mi libro de memorias. También tuve la fortuna de leer su manuscrito y ayudar en su edición y recorte. Ojo por ojo. Este trabajo conjunto en ambas memorias, mano a mano, me ha permitido conocerle mejor y quererle más. Es un personaje excepcional, con sentido del humor y de la Justicia, buena escritura y una gran finura y profundidad en sus análisis.

De sus memorias y de nuestras tertulias de almerienses transterrados a Madrid, me han impresionado mucho sus reflexiones sobre los nacionalismos para entender el fenómeno de ETA y lograr vencer al terrorismo. A las órdenes directas del general Saénz de Santamaría, Andrés Cassinello se dedicó ocho años a la lucha contra ETA, que luego continuó como capitán general de Burgos. Por sus análisis tan acertados del terrorismo y sus éxitos al combatirlo, los demócratas estamos en deuda con este almeriense ilustre.

Le conocí hace años en la ADVT (Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición) de la que él era su presidente. Así terminó Andrés Cassinello el prólogo que tan generosamente escribió para mis memorias:

“Y allí apareció José Antonio Martínez Soler, el hijo de “Pepe el del Cemento”, el que leía los libros de mi tía Serafina, a quien me unían, sin saberlo, recuerdos y recuerdos. Después, las memorias de uno y otro. Leídas, discutidas, subrayadas…, y el atraco de que escriba un prólogo. Pues bien, he aquí la criatura. Por favor, sigan leyendo, se podrán enterar de muchas cosas y recordar otras tantas”.

También escribió:

“No estábamos tan lejos sin saberlo. Posiblemente, nos pesaba la historia. Yo era lo que entonces se llamaba hijo de caído, y él era hijo de un teniente del ejército republicano, pero ese peso no coaccionaba nuestras libertades supuestamente enfrentadas”.

Comprenderán que, con este prólogo del teniente general Cassinello, fruto del afecto mutuo, como no voy a quererle. No os perdáis sus memorias. Lo digo en serio.

Ahí va su prólogo a mi libro de memorias.

Prólogo del teniente general Cassinello a mi libro de memorias

Con el teniente general Cassinello y la cubierta de mis memorias.

Cassinello presentará mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» en el Ateneo