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Netanyahu, nuevo Herodes, enemigo de Israel

Para que nadie me acuse de antisemita, digo de corazón que los asesinatos de inocentes perpetrados por Hamas en Israel me parecen una abominación. También, abomino de los asesinatos masivos ordenados por el primer ministro Netanyahu, con saña vengativa contra inocentes palestinos, semejante a la de los terroristas islámicos contra inocentes israelíes el pasado 7 de octubre. Hace medio siglo, conviví en Estados Unidos con jóvenes contrarios a las matanzas de vietnamitas, mujeres y niños inocentes. No sin dolor, asistí también al regreso de veteranos, recibidos en su patria como apestados, no como héroes. Al cabo de 50 años, el síndrome postraumático adquirido en Vietnam sigue atormentando a muchos ex soldados norteamericanos ya ancianos. Ahora veo en la tele a los estudiantes de Estados Unidos, incluidos no pocos judíos, que protestan por las matanzas crueles de palestinos (philistinos, de Filistea), mujeres y niños inocentes.

Cartel de manifestantes israelíes contra las matanzas de palestinos inocentes ordenadas por Netanyahu.

Más pronto que tarde, veremos regresar a Israel a un montón de jóvenes, con sus manos ensangrentadas, para ir directos al siquiatra que deberá tratarles el síndrome postraumático producido por la limpieza étnica o genocidio ordenado por Netanyahu, en el papel del nuevo Herodes que mata a niños inocentes. Recuerdo a mis queridos amigos Zvi dor Ner (de Israel) y Jamil Mroue (de Líbano) y me estremezco de tristeza y dolor.

Cartel de manifestantes israelíes para salvar la Democracia en su país. Netanyahu, enemigo de Israel, la ha puesto en grave peligro.

Pienso en mi cobertura para TVE de la paz de Oslo II (1995) en la Casa Blanca, entre Isaac Rabin y Yaser Arafat y me dan ganar de llorar. Lo peor es que muchos demócratas moderados se están marchando de Israel, dejando su soñado país, conseguido tras Holocausto de Hitler que mató a 6 millones de judíos, en manos de los judíos más extremistas.

Acuerdo de Paz (Oslo II, 1995) firmado en la Casa Blanca entre Rabin y Arafat. Ambos pagaron con su vida la defensa de «la paz por territorios» y la existencia de los dos estados que pide la ONU: Israel y Palestina.

Cada día, afortunadamente, hay más voces que reclaman en fin de esta barbarie. La de mi colega Sol Gallego (en El País) es una de ellas. Imprescindible.

Historiadores judíos contra la limpieza étnica en Gaza

Cada vez hay más voces dentro de Israel atemorizadas por el deterioro humano y la crueldad del ataque contra los palestinos

Soledad Gallego-Díaz
PATRICIA BOLINCHES

“La diferencia entre los guetos de los nazis en Europa y Gaza es que en Gaza hay todavía muchas personas vivas y el mundo tiene aún la oportunidad de hacer algo”. La frase por poco le cuesta a la escritora judía Masha Gessen poder acudir a la entrega del Premio Hannah Arendt que le habían concedido por su pensamiento político. Al final, el acto pudo celebrarse como estaba previsto en la ciudad alemana de Bremen, pero en un recinto menos solemne del anunciado inicialmente. Desde hace semanas, decenas de miles de personas en todo el mundo intentan hacer algo, lograr un alto el fuego que ataje la brutal crisis humanitaria infligida a los palestinos. A esos miles de personas se están uniendo importantes voces judías, como Gessen. Voces que critican con gran dureza la actuación del Gobierno israelí de Netanyahu, no solo por la crueldad con la que atacan a la población palestina, sino también por el daño que están produciendo en Israel.

Omer Bartov, nacido en Israel, profesor de la Universidad de Brown, que ha dedicado su vida al estudio de los actos de asesinato en masa, explicó en la revista The Chronicle of Higher Education que si Israel continúa con su rumbo actual, con su gobierno actual, “es de temer que las futuras generaciones de israelíes hereden un país ‘autoritario, parecido a Esparta’, cuyo sentido de identidad nacional esté fundamentalmente ‘basado en el derramamiento de sangre”.

La mayoría de los israelíes, dicen las encuestas, apoyan al Gobierno de Netanyahu y la actuación de sus Fuerzas de Defensa (FDI), pero cada vez hay más voces dentro de Israel atemorizadas por el deterioro humano de esos soldados que disparan contra personas medio desnudas y con bandera blanca, que pasean sobre los escombros de un edificio recién bombardeado, sabiendo que bajo sus botas se encuentra aún a hombres y mujeres, niños, vivos, atrapados y aterrorizados, soldados y oficiales que dirigen un misil contra una vivienda en la que saben que solo vive un médico con su familia o un trabajador de Naciones Unidas. Soldados y oficiales que observan tranquilamente cómo se desangra un periodista y que humillan a los civiles detenidos. Esos soldados y oficiales volverán pronto a Israel y serán los maestros de sus hijos, el amable funcionario tras la ventanilla, el camarero que sirve el café al turista… (Una lista con los nombres de 40 oficiales que han planeado y llevado a cabo la operación está ya en el Tribunal Penal Internacional, según el exdirector de Human Rights Watch, Kenneth Roth.)

Bartov distingue entre limpieza étnica, que “tiene como objetivo expulsar a una población de un territorio, a menudo de manera violenta”, y genocidio, que “tiene como objetivo destruir a esa población dondequiera que esté”, pero advierte que la retórica deshumanizadora que emplea Netanyahu se acerca a lo segundo y exhorta a la comunidad judía internacional a “alzar la voz, antes de que el liderazgo de Israel lo sumerja a él y a sus vecinos en el abismo”.

Otro historiador israelí, Avi Shlaim, profesor emérito de Relaciones Internacionales en Oxford, señala que en 2008 Israel lanzó la llamada Operación Plomo Fundido sobre Gaza. Es importante recordar, escribe en Prospect, que ya entonces una misión independiente de investigación encabezada por Richard Goldstone, un distinguido juez sudafricano, judío y sionista, estableció que Hamás y otros grupos palestinos eran culpables de lanzar cohetes y morteros con el objetivo deliberado de dañar a civiles israelíes, pero también que gran parte de los grandes daños provocados por las FDI “no estuvieron justificados por necesidades militares y se llevaron a cabo de manera ilegal y sin sentido”.

“El informe encontró”, dice Shlaim, “siete incidentes en los que se disparó contra civiles que salían de sus hogares ondeando banderas blancas; un ataque, ejecutado intencionadamente a un hospital; numerosos incidentes en los que se impidió a las ambulancias atender a los heridos graves; varios ataques a infraestructura civil sin importancia militar, para privar a los civiles de sus necesidades básicas”.

“El Gobierno de Israel ha traído muerte y destrucción a los habitantes de Gaza muchas veces”, escribe Shlaim, “pero esta vez ha planteado la posibilidad de algo mucho peor que antes: la limpieza étnica”. A la vista de que anteriores violaciones del derecho internacional no fueron nunca castigadas, esta vez el Gobierno de Netanyahu se ha lanzado por la pendiente. Muchas voces judías lo advierten: ayuden a pararles ahora.

 

«¿Preparados para el tsunami?», de mi hijo Erik, el 19 de diciembre en Movistar

Anotadlo en vuestro calendario. ¿Preparados para el Tsunami? El martes, 19 de diciembre, a las 23:00h., en Movistar.  Yo he tenido el privilegio de ver el bruto que ha dirigido y presentado mi hijo Erik Martínez Westley y me ha encantado.

Movistar+ ya tiene fecha de estreno para el documental ¿Preparados para el Tsunami? El viernes 15 de febrero tienen una proyección en Barcelona en el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) con panel de expertos.

Se trata de una co-producción con RTVE y RTP, las televisiones públicas de España y Portugal, que continúa una serie documental anterior con PBS, la televisión pública de Estados Unidos. Han rodado en Hawái, California, Huelva, Cádiz, Lisboa, Sagres, Madrid, Vilanova y Barcelona.
No os lo perdáis.
Sinopsis
Muchas personas desconocen que la Península Ibérica tiene uno de los mayores riesgos de un mega-terremoto y tsunami en todo el Océano Atlántico. En los últimos 9.000 años el Golfo de Cádiz ha experimentado entre 9 y 14 tsunamis. El último, en 1755, conocido como El gran terremoto de Lisboa, cambió la historia de Europa. ¿Qué pasará cuando llegue el próximo tsunami? ¿Qué evidencias tenemos y cómo nos podemos preparar?
No somos únicos. Otros lugares, como Hawaii, viven con circunstancias similares. Si compartimos los riesgos, ¿por qué no compartir las soluciones?
¿Preparados para el Tsunami? es un documental de ciencia, tecnología y medidas de seguridad de una hora que explica qué causa estos terremotos y tsunamis, destapa nueva evidencia histórica sobre la recurrencia con la que suceden, da a conocer las medidas de prevención y explora las innovaciones que nos pueden mantener seguros. Planteamos los riesgos con ciencia e historia, con hechos, y ofrecemos soluciones con consejos prácticos y nuevas tecnologías. Averigua cómo en ¿Preparados para el Tsunami?

Anuncio de Movistar para su estreno el martes 19 de diciembre en prime time.

Texto del anuncio de «¿Preparados para el tsunami? de Movistar

Uno de esos submarinistas que miden los movimientos del agua en el fondo del mar es mi hijo Erik.

The Whistle, serie de 4 documentales sobre terremotos en California dirigida y presentada por Erik, que la PBS de Los Ángeles sigue reponiendo en prime time.

Mi hijo Erik, actuando como coronel Westley (su abuelo materno) en la serie Plutonio, sobre las bombas atómicas caídas en Palomares (Almería), dirigida por Álvaro Ron.

La democracia no peligra en mi pueblo

Hoy he vivido la democracia en acción. Y, para mi sorpresa, no ha ido mal. Nada que ver con la intolerancia y/o el odio personal y ramplón que preside eso del «Sanchismo o España» de Feijóo. La Junta General, presidida por una Junta Directiva elegida por sorteo, ha transcurrido en paz, con debates, sí, pero en paz. Después de un periodo de crispación, al parecer insoportable, la Junta anterior dimitió y ningún vecino escaldado quiso presentarse a las elecciones. Por eso, el azar ha querido que un grupo de vecinos, sin ansias de mandar ni de complicarnos la vida, tuviéramos que aceptar el veredicto de la suerte. Por fuerza mayor… y -¿por qué no?- también por amor a La Raya del Palancar, urbanización de Villanueva de la Cañada (Madrid) donde mi esposa y yo compramos la parcela en tiempos de Franco y hemos criado a nuestros tres hijos.

La Junta Directiva de mi Urba, elegida por sorteo, recibida por Luis Partida, alcalde de Villanueva de la Cañada (Madrid) elegido por los vecinos. Estoy entre el alcalde y Hermenegildo Morell, nuestro flamante presidente.

Seguramente por mi edad y mi buena relación con Luis Partida, nuestro alcalde del PP, casi vitalicio, que ha vuelto a ganar las elecciones, me han adjudicado el cargo no solicitado de Vocal de Relaciones Institucionales. Sin hacer campaña, el azar me ha concedido el primer cargo político de mi vida. Ahí es nada. Y hasta un vecino me ha confiado su voto para la asamblea de hoy.

Documento gráfico de la delegación de voto de un vecino.

En mi Urbanización hay 391 parcelas con derecho a voto. Como en toda comunidad de vecinos, tal como manda la Ley, votan los propietarios de las parcelas y no quienes habitan en ellas. Ya sabemos que se trata de un voto censitario, como antes de la Revolución Francesa, pero eso es lo que hay.

Reunión relajada con el alcalde que celebró el fin de la crispación que dejó sin Gobierno a mi Urba.

Hemos empezado con buen pie, pues la asamblea de propietarios ha aprobado hoy las dos propuestas que hemos presentado: la contratación de una nueva administradora, para nuestra tranquilidad, y la apertura del restaurante del Club Social antes del verano para satisfacer las demandas permanentes de muchos vecinos. El presupuesto ha quedado pospuesto a una próxima asamblea pues ya era la hora de comer.

Nuestro Club Social, sin restaurante desde hace tiempo.

Recuerdo la primera y única vez que asistí a una Junta General de mi Comunidad de Propietarios, allá por 1977, cuando regresé de Estados Unidos para votar el 15-J por primera vez en mi vida. En Nueva Inglaterra había asistido a varias asambleas semejantes (llamadas «Town meeting») y me escandalizó el feroz enfrentamiento que había en los debates entre las dos concepciones del mundo, entre la derecha y la izquierda norteamericanas. Pues bien, la incapacidad para dejar hablar, con cierto orden, a los vecinos y los gritos e insultos que presencié en aquella primera experiencia de «democracia en acción» me escandalizaron mucho más que los que vi en Estados Unidos. Aún estaban vigentes la leyes del dictador y, quizás, también sus usos y costumbres.

La democracia aún no había llegado a España y la Constitución no había sido aprobada. Durante casi 500 años, no tuvimos la costumbre de convivir en libertad ni de escuchar al otro. La intolerancia era la norma. Aquella asamblea de vecinos, que tanto me deprimió y enfadó, fue un ejercicio de barbarie y enfrentamientos a cara de perro. Por eso, decidí entonces, quizás irresponsablemente, no volver a asistir a ninguna más. Hasta hoy, 46 años después.

¡Madre mía! Hay que ver cómo ha mejorado la convivencia en liberad en España. Daba gusto escuchar los debates, las discrepancias y, más aún, las disculpas por si alguna opinión sobre personas pudiera haber ofendido la sensibilidad de alguien. La asamblea de mi Urba ya no era pasto de bárbaros, como en 1977. Más bien, parecía una reunión de finos y educados diplomáticos salidos de Versalles. Salí contento por no haber rechazado, con alguna excusa, mi nombramiento por sorteo. Creo que fue Virgilio quien escribió en su Eneida que «La suerte acompaña a los audaces». Reconozco que, en esta ocasión, no he sido audaz. Solo un propietario con suerte, ya que hoy he comprobado que la democracia no corre peligro entre mis vecinos. Hubo respeto. ¡Quién lo diría!

Nuestros líderes políticos podrían tomar nota. Si no llegan a acuerdos, podríamos probar a elegir a los siguientes por sorteo. A veces, el azar ordena el caos.

 

 

 

 

 

Ione Belarra debe leer a Ángel Viñas

Ione Belarra, líder de Podemos, debe ser muy joven o ha leído poca historia. De sus palabras pidiendo cortar la ayuda militar de España a Ucrania, lo que favorecería al dictador ruso e invasor Vladimir Putin, deduzco una inercia arcaica anti Washington y pro Moscú, como si el comunismo no hubiera fracasado hace años tras la extinción, por derrumbe, de la Unión Soviética.

Putin no es comunista, señora Belarra, sino fascista o, en todo caso, mafioso pre capitalista. Joe Biden, en cambio, es demócrata y ayuda a Ucrania, país invadido, igual que hace España y las demás democracias occidentales.

Ione Belarra (derecha) junto a Irene Montero, dos ministras de Podemos.

Belarra pide que «reconozcamos que haber contribuido a la escalada bélica es un error».  No sé qué parte de la historia no ha entendido esta joven ministra del Gobierno español. Por eso, le recomiendo que lea al historiador Ángel Viñas. Cambiará de opinión. Bastará con que recuerde que si Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos hubieran ayudado al gobierno legítimo de la República española (en 1936-1939), como ahora hacemos los demócratas con Ucrania, nos habríamos librado de una cruel y ominosa dictadura de casi 40 años y ahorrado cientos de miles de muertos.

Afortunadamente, Pedro Sánchez, jefe del Gobierno y, por tanto, de Ione Belarra, le ha replicado con claridad y contundencia:

“Nadie quería una guerra salvo una persona. No podemos ser equidistantes. Hay un agresor y un agredido, y estamos con el agredido. Si nosotros nunca hemos querido la guerra, como no vamos a apostar por la paz. Queremos la paz. Pero se tiene que definir en torno a las propuestas de quien está siendo agredido. No olvidemos que el origen de esta guerra es puro imperialismo”.

Estoy leyendo el último libro del profesor Ángel Viñas. El paralelismo del origen de nuestra guerra incivil (Franco, Mussolini y Hitler contra la Democracia española) con la actual invasión rusa de Ucrania es muy esclarecedor. La diferencia entre aquella guerra y esta invasión (ambas plagadas de crímenes contra la Humanidad) estriba en que nadie ayudó entonces a la Democracia española y ahora los demócratas estamos ayudando a la Democracia ucraniana, por muy defectuosa y mejorable que sea.

El historiador Ángel Viñas comenta su último libro en el Ateneo de Madrid

En otro momento, cuando avance en la lectura del libro de Viñas («Oro, guerra y diplomacia. La República española en tiempos de Stalin») podré comentarlo. La reciente presentación del libro en el Ateneo de Madrid por parte de Enrique Barón, ex ministro socialista y ex presidente del Parlamento Europeo, y de Carmen Negrín, nieta del presidente de la II República, fue interesantísima.

Enrique Barón (izquierda) y Carmen Negrín presentaron el libro de Viñas.

Con documentos irrefutables, este libro desmonta una gran cantidad de «trolas» y falsedades infames sobre sobre el argumentario franquista en torno a la guerra civil. Nunca hubo riesgo de revolución comunista en la España de 1936. Eso, como demuestra Viñas con pruebas documentadas, es totalmente falso. Lo que sí hubo, mucho antes del golpe de Estado del 18 de julio, fue conspiración contra la Democracia, por parte de monárquicos, falangistas, carlistas y una parte del Ejército, para restaurar la monarquía. Antonio Goicoechea, número 2 de Calvo Sotelo en Renovación Española, se había entrevistado tres veces con el dictador italiano, Benito Mussolini, antes del 18 del julio del 36. El 1 de julio, 17 días antes del golpe de Estado de Franco, ya había firmado con el Duce cuatro contratos para la compra de aviones de guerra italianos. Esos aviones no eran para un golpe de Estado sino para una eventual guerra civil entre los españoles en el caso de que el golpe fracasara.

Al escuchar hoy en las noticias el discurso de Ione Belarra contra la ayuda española a Ucrania, no he podido resistir hacer un alto en la lectura del libro de Viñas para recomendárselo a la líder de Podemos. ¡Ay, si las democracias hubieran ayudado a la II República en el 36, como ahora hacemos con Ucrania! Otro gallo nos cantaría. Nos habríamos ahorrado caer en manos de Stalin (cuando la guerra civil estaba casi perdida) y no habríamos sufrido la noche larga y oscura de la criminal Dictadura de Franco.

Un poco de Historia, por favor, señora Belarra. Putin ya no es comunista sino mafioso fascista. No le ayude.

Cubierta del libro de Viñas

El coro de niños ucranianos nos cantó «Paz en Ucrania». Sus voces dulces y sus sonrisas te rompían el corazón.

Mientras escuchaba el reproche de Ione Belarra al Gobierno del que forma parte, por ayudar a Ucrania, no pude evitar pensar en las voces dulces el coro Peredzvin, de niños ucranianos de 5 a 15 años refugiados en Madrid, que ayer pusieron el broche de oro al acto de entrega de los premios de la Asociación de la Prensa. Con sus sonrisas, te rompían el corazón. Entre otras canciones nos cantaron «Paz en Ucrania». Muchos de ellos no sabrán lo que ha sido o estará siendo de sus familiares y amigos que siguen soportando las bombas invasoras del autócrata ruso, Vladimir Putin.

Tras recibir el Premio de Honor 2022 de la APM, pude charlar con el embajador de Ucrania en España. Estaba muy emocionado por los premios que recibieron Laura de Chiclana y Lujs de Vega por su cobertura periodística de la invasión rusa de Ucrania.Detrás de nosotros está Miguel Ángel Noceda, vicepresidente de la APM.

El embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev, celebró que dos premios de la APM distinguieran a dos colegas nuestros por su cobertura de la invasión rusa en su patria. Un final emocionante del acto de la APM. El recuerdo de las voces de los niños cantores ucranianos de ayer se me cruzó inevitablemente con la frase brutal de la ministra Ione Belarra que hoy pidió que se retirara la ayuda española a Ucrania porque era «un error».  El error, a mi  juicio, es que ella siga siendo ministra del gobierno de mi país.

 

¿Tomates verdes fritos? ¡Valgame Dios!

Mi madre hubiera pensado ayer que estábamos en la ruina. «¿Tomates verdes fritos? Válgame Dios?». Esa habría sido, sin duda, su reacción al verme cocinar los últimos restos de tomates raff, duros, verdes y feísimos, de mi huerta. Mi chica me animó a probar lo que en Nueva Inglaterra era comida habitual en otoño.

Tomates raff en su tomatera

Tomates raff en su tomatera. Con el frío nunca se pondrán rojos.

En Boston pasan del verano al invierno en un par de días. En septiembre, los tomates se quedan verdes sin remedio hasta que la nieve prematura los destroza. En mi primera visita a Estados Unidos me dijeron que «lo mejor de Nueva Inglaterra era la primavera y el otoño, ambos días».

Ultima cosecha de otoño

En 1970, mi suegra me sorprendió con un primer plato exquisito de lo que yo creí que eran berenjenas rebozadas al estilo almeriense de mi madre. ¡Qué va! Eran tomates verdes fritos. ¡No me lo podía creer! A los pocos días comprobé que, a la orilla de las carreteras locales, vendían tomates verdes. Los comían como si se tratara de un majar. Ha pasado medio siglo que aquella experiencia y ayer, al retirar los restos semi congelados de mi huerta, recordé la receta de mi suegra. Su hija, Ana Westley (awestley.com), me animó a repetir la receta de mi madre con las berenjenas rebozadas pero… sin berenjenas.

Todo preparado para repetir la receta (de Boston o de Dakota) de mi suegra

Me recordó que nuestras pensiones de jubilados se estaban resintiendo por las tarifas del gas y de la electricidad y que debíamos ahorrar en lo que fuera posible. Me convenció. Manos a la obra. Coseché una buena cesta de tomates raff, verdes y durísimos. En lugar de tirarlos a la basura, como hacía todos los años, antes de esta crisis energética, los llevé a la cocina.

Los tomates verdes sueltan más agua que las berenjenas. Por eso, puse el aceite de oliva al 9 y luego lo bajé al 6.

Como no recordaba la receta de mi suegra (de Boston o, quizás, de Dakota) apliqué la de mi madre con las berenjenas. Rebocé las lonchas de tomates verdes con huevo batido y luego con harina se trigo y las eché a la sartén con aceite de oliva muy caliente.  Un par de vueltas y bajé la temperatura de la placa del 9 al 6. Mi nieto Leo me dijo un día que, en su casa, el agua hierve a 9 grados.

Parecen berenjenas rebozadas, pero sin berenjenas. Nos chupamos los dedos.

El resultado ha sido espléndido. Rodajas fritas de tomates verdes rebozadas con huevo y harina… exquisitas. Os lo recomiendo. Solo me faltó ponerles un poco de miel. No era necesario, pues resultaron más dulces que las berenjenas. Hemos recuperado una tradición de la familia Westley que ya habíamos perdido. Y hemos ahorrado unos euros. Ya no volveré a tirar a la basura los tomates verdes de fin de temporada que nunca van a madurar.

Todo aprovecha para el convento.

 

 

 

El tte. general Cassinello, aplaudido por muchas estrellas

El teniente general Cassinello presentó su libro rodeado de estrellas, no de Hollywood, sino de alta graduación militar. Pese al aforo limitado, asistieron al acto muchos generales, familiares del autor y almerienses.

Con Andrés Cassinello y su nieta Pilar Salas Cassinello, recién llegada de Miami para la ocasión.

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Artículo publicado en La Voz de Almería el 9 de octubre del 2022

Publicado en La Voz de Almería el 9 de octubre de 2022

Copio y pego, a continuación, el mismo artículo en Word.

Almería … quién te viera (28)

El teniente general Cassinello, aplaudido por muchas estrellas

J. A. Martínez Soler

No pude contarlas, pero entre el público que abarrotó el auditorio Gutiérrez Mellado de la UNED en Madrid había muchas estrellas, no de Hollywood sino de alta graduación militar. Discípulos, familiares y paisanos almerienses aplaudimos, con razón, a un hombre clave en la Transición de la Dictadura a la Democracia y en la lucha exitosa contra ETA.

Todos los demócratas estamos en deuda con el tte. general Cassinello, el inventor del embrión del actual CNI cuando estuvo a las órdenes del presidente Adolfo Suárez. Con inteligencia y gracia, nuestro paisano presentó el martes pasado su quinto libro y, para mí, el más importante: “La huella que deja el tiempo al pasar. (Memorias de tiempos difíciles)”.

Dos historiadores (Roberto Muñoz y Carlos Navajas) glosaron su obra monumental, no por su tamaño sino por su enjundia. Ya sabemos que los jefes de Inteligencia suelen guardar muchos secretos en el tintero. Aún así, Andrés Cassinello, de 95 años, maestro de espías al servicio primero de la Dictadura y luego de la Democracia, cuenta muchas cosas memorables en sus memorias. No cuenta solo el qué de lo que nos ocurrió sino, sobre todo, el por qué. Y lo hace con buena pluma, literatura de la buena.

Yo tuve el privilegio de leer sus borradores. A cambio, él leyó y editó generosamente los míos de “La prensa libre no fue un regalo”. Ojo por ojo, libro por libro. Ahora he leído su obra que me ha dedicado con “todo cariño”. En nuestras tertulias madrileñas de almerienses transterrados, siempre me sorprendió la agudeza y profundidad en sus análisis de fenómenos tan complejos como el nacionalismo y el terrorismo. También sobre el final de la Dictadura de Franco que él llama “el desmoronamiento galopante del régimen franquista” por vía pacífica.

Ya lo dijo su maestro y amigo, el tte. general Sáenz de Santa María, figura clave contra el golpe del 23-F y en la desarticulación de comandos de ETA: “Este Cassinello es un genio”. Pues, sí. Ayer lo volvimos a comprobar en la defensa que hizo de sus memorias. Sus respuestas arrancaron aplausos espontáneos y sonrisas del público. Su esposa, Pilar, también almeriense, nos dio una clave: “Cuando Andrés aprendió inglés, lo enviaron a estudiar a Alemania y a Estados Unidos. Eso le abrió las puertas del mundo”.

1977 fue el año clave para los españoles y para nuestro tte. general: legalizar el PCE, tras su informe favorable al presidente Suárez, los pactos de la Moncloa, las elecciones del 15-J, el regreso de Tarradellas, a quien visitó en el exilio, la pluralidad de las Fuerzas Armadas, no monolíticas, la incertidumbre, la indefinición del proceso de Transición hacia la “ruptura pactada”, la debilidad y el miedo a volver a las andadas en ambos bandos. En noviembre de 1978, Cassinello detuvo personalmente al tte. coronel Tejero e impidió que llevara a cabo el golpe de la operación Galaxia contra el gobierno de Suárez. También avisó al CNI de que Tejero tramaba algo poco antes del golpe del 23-F. No le hicieron mucho caso. La noche del frustrado golpe de Estado la pasó al teléfono con todas las capitanías generales. La de Miláns del Bosch, con los tanques por las calles de Valencia, fue la única que no respondía a sus llamadas. Entonces, a través del telefonista, envió este mensaje claro y cuartelero: “Dígale al coronel Quintiliano que, si no me llama, mañana me presentaré en Valencia y le cortaré los huevos”. Solo así aquel presunto golpista respondió a su llamada.

Según él, el 23-F fue cosa de Tejero, Armada, Miláns y cuatro más. Estaban solos, con una vanidad excesiva. Excepto la de Valencia, las capitanías generales no estaban involucradas en el golpe de Estado. Ni siquiera Campano, el más feroz de los franquistas, hizo nada desde la capitanía general de Valladolid. El de Sevilla se encerró con una botella de ginebra y el de Granada se quedó quieto en Guadix. Nadie les siguió.

Defendió el papel del rey Juan Carlos durante el golpe. No dejó entrar al general Armada en la Zarzuela. “¿Por qué tardó tanto el Rey en dar su mensaje”, le preguntaron? Respondió: “En Televisión Española había un escuadrón de caballería sublevado. Hasta que yo no comuniqué que los sublevados ya se habían oído de TVE, Picatoste no pudo emitir el mensaje del Rey”. Citó entonces una frase que le dijo su maestro y jefe, el tte. general Gutiérrez Mellado: “Sublevarse es muy difícil. Lo sé porque yo lo hice”.

Cassinello nos recordó, no sin amargura, cuando iba él solo a los entierros de los asesinados por ETA en el País Vasco. “Hay que ver lo que aguantamos”. Luego acudieron más autoridades. “No me dejaban tocar el himno nacional, mientras los etarras iban cubiertos en las iglesias con el hacha y la serpiente de ETA”.

Más de una vez le oí decir que no basta con la caridad, también debe actuar el Estado. Y recuerdo otra frase que dijo a sus colegas militares: “La patria también es la Seguridad Social”. Nos descubrió la inspiración que recibió de la obra de Francesc Cambó para acabar con la Dictadura del general Primo de Rivera, concordando el futuro mediante “una solución política que no satisfaga a todos pero que sea soportable”.

Desde el primer capítulo, nuestro paisano descubre un nivel moral que te reconcilia con la condición humana. Su padre José y su tío Andrés fueron asesinados al estallar la fuera civil. (Mi padre, Pepe el del Cemento, teniente republicano, había sido, por cierto, empleado de su tío). De niño, Cassinello tuvo que cambiar su nombre por el de Andrés Pérez para poder ir al colegio Ferrer Guardia.

Y escribe: “Mi compañero de banca, mi amigo para toda la vida, era pepe Fornovi, cuyo padre acababa de ser fusilado por las tropas de Franco que a mí me liberaron. Podría contar su historia. Igual a la mía, pero desde el oro lado del espejo, porque a su padre lo condenaron a muerte y le fusilaron los míos en el verano del 1939, mientras yo me ufanaba con la victoria. (…) Me confesó que a uno de sus hijos le había puesto de nombre Andrés en recuerdo de nuestra amistad juvenil. (…) Esa amistad me ha acompañado toda la vida y me enseñó, desde aquel lejano 1940, que es posible la convivencia y el entendimiento entre tantas historias desgarradas, vividas por los españoles por mitades. La paz ha de ser obra de dos y solo es cierta por la elección libre de ambos. La paz de uno es solo sometimiento del otro”.

Amén, querido y admirado paisano.

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Con Andrés Cassinello y su libro

Ahí va el articulo que publiqué en La Voz de Almería el 7 de septiembre en cuanto tuve el libro de Cassinello en mis manos. Seguramente habrá cosas repetidas en ambos artículos. Me disculpo por ello.

Artículo publicado en La Voz de Almería sobre las memorias del tte. general Cassinello.

Almería, quién te viera… (27)

Los demócratas, en deuda con el tte. general Cassinello

 J. A. Martínez Soler

Si tuviera que elegir a los tres almerienses que más me han inspirado en mi vida diría Nicolás Salmerón, presidente de la I República, Carmen de Burgos, primera periodista y corresponsal de guerra, y Andrés Cassinello, coautor clave de la Transición. Por eso, me emociona tanto tener hoy en mis manos el libro de “memorias de tiempos difíciles” de nuestro paisano, el teniente general Cassinello Pérez, recién salido del horno. Su título: “La huella que deja el tiempo al pasar”. Os lo recomiendo vivamente.

Su historia personal y profesional, desde la Dictadura a la Democracia, te engancha porque, por raro que parezca en un teniente general, nuestro paisano escribe muy bien. Da gusto leerle. Es su quinto libro. Y aunque me gustó mucho su biografía del Empecinado (“O el amor a la libertad”), ejecutado por orden del rey felón (Fernando VII), como nuestros Colorados, esta es, a mi juicio, su mejor obra.

Andrés Cassinello, que ya ha cumplido 95 años, estudió en el colegio Ferrer Guardia como Andrés Pérez (su padre y su tío habían sido fusilados por los republicanos) y luego, en el Instituto de Almería, fue alumno de Celia Viñas. Con un solo párrafo de su primer capítulo, el autor muestra toda su gran humanidad ante los lectores:

“Pero mi compañero de banca, mi amigo para toda la vida, era Pepe Fornovi, cuyo padre acababa de ser fusilado por las tropas de Franco que a mi me liberaron. Podría contar su historia. Igual a la mía, pero desde el otro lado del espejo, porque a su padre le condenaron a muerte y le fusilaron los míos en el verano de 1939, mientras yo me ufanaba con la victoria. (…) Me confesó que a uno de sus hijos le había puesto de nombre Andrés en recuerdo de nuestra amistad juvenil”.

Este es nuestro Andrés, como dice la contracubierta de su libro, “un militar profesional que, desde planteamientos netamente alineados con el régimen franquista, pasó a convertirse en uno de los principales impulsores del proceso de transición a la Democracia”.  Como jefe de Inteligencia, a las órdenes directas del presidente Adolfo Suárez, Cassinello, que sabía inglés (esto cambió su suerte) y por eso había estudiado en Estados Unidos, creó el SECED, embrión de lo que luego sería el CNI. Su informe secreto a Suárez en favor de la legalización de PCE fue clave para el éxito de la Transición sin violencia por parte de los comunistas. También lo fue para traer a España al president Tarradellas, a quien visitó en el exilio, y durante la noche del golpe fallido del 23-F que pasó hablando con todas las capitanías generales.

Bueno, con todas, no. Solo se le resistía la del general Milans del Bosch, capitán general de Valencia, quien se había unido a los golpistas y mandó sus carros de combate a recorrer las calles de la capital de su región militar. Hay una anécdota que no aparece en sus memorias y que yo, con su permiso, cuento en las mías (“La prensa libre no fue un regalo”):

“El jefe de la Comandancia de Valencia, a quien mi paisano conocía muy bien, no se le ponía al teléfono. Cabreado por su resistencia, le dio este mensaje al telefonista: “Dígale a Quintiliano que, si no se pone al teléfono, mañana me presentaré en Valencia y le cortaré los huevos”. El mensaje, claro y cuartelero, surtió efecto. Al final, la sangre no llegó al río”.

El teniente general Cassinello ha leído y recortado mi manuscrito (como han hecho mi esposa Ana Westley, mi hijo Erik y Manolo Saco) y me ha concedido el honor de escribir un prólogo cariñoso (“Vidas que han estado entrelazadas”) para mi libro de memorias. También tuve la fortuna de leer su manuscrito y ayudar en su edición y recorte. Ojo por ojo. Este trabajo conjunto en ambas memorias, mano a mano, me ha permitido conocerle mejor y quererle más. Es un personaje excepcional, con sentido del humor y de la Justicia, buena escritura y una gran finura y profundidad en sus análisis.

De sus memorias y de nuestras tertulias de almerienses transterrados a Madrid, me han impresionado mucho sus reflexiones sobre los nacionalismos para entender el fenómeno de ETA y lograr vencer al terrorismo. A las órdenes directas del general Saénz de Santamaría, Andrés Cassinello se dedicó ocho años a la lucha contra ETA, que luego continuó como capitán general de Burgos. Por sus análisis tan acertados del terrorismo y sus éxitos al combatirlo, los demócratas estamos en deuda con este almeriense ilustre.

Le conocí hace años en la ADVT (Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición) de la que él era su presidente. Así terminó Andrés Cassinello el prólogo que tan generosamente escribió para mis memorias:

“Y allí apareció José Antonio Martínez Soler, el hijo de “Pepe el del Cemento”, el que leía los libros de mi tía Serafina, a quien me unían, sin saberlo, recuerdos y recuerdos. Después, las memorias de uno y otro. Leídas, discutidas, subrayadas…, y el atraco de que escriba un prólogo. Pues bien, he aquí la criatura. Por favor, sigan leyendo, se podrán enterar de muchas cosas y recordar otras tantas”.

También escribió:

“No estábamos tan lejos sin saberlo. Posiblemente, nos pesaba la historia. Yo era lo que entonces se llamaba hijo de caído, y él era hijo de un teniente del ejército republicano, pero ese peso no coaccionaba nuestras libertades supuestamente enfrentadas”.

Comprenderán que, con este prólogo del teniente general Cassinello, fruto del afecto mutuo, cómo no voy a quererle. No os perdáis sus memorias. Lo digo en serio.

Cubierta de las Memorias de Andrés Cassinello

Invitación al acto de presentación del libro de Cassinello

Andrés Cassinello, rodeado de historiadores

A José Antonio, el hijo de Pepe el del Cemento, con mis letras garrapatosas pero con todo cariño, Andrés.

Mi viejo amigo Isidro López Cuadra ha dedicado su programa del sábado en Radio Villalba al libro del general Cassinello. Ha sabido exprimir capítulos muy interesante del libro de mi paisano.

¡Te recomiendo que escuches este audio de iVoox! Programa Música y Cultura – 08-10-2022 – Parte 2 – La pluma y la lanza, Memorias de tiempos difíciles https://go.ivoox.com/rf/93679430

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Periodista por accidente, gracias a Balbín

Le debo haber dedicado más de medio siglo al Periodismo. Gracias, maestro. Hacía tiempo que no veía a José Luis Balbín y su muerte me ha impactado más de lo pudiera imaginar. Quise enviarle el borrador del capítulo de mi último libro «La prensa libre no fue un regalo» dedicado a mi relación con él. No lo hice a tiempo para poder compartir unas risas. Y lo lamento. Me hice periodista gracias a él. Nunca se lo agradecí lo suficiente. Y siento mucho su muerte. Descansa En Paz, maestro.

José Luis Balbín con su pipa

Esta es la prueba de imprenta del capítulo de mi libro dedicado a Balbín. Acaba de ser publicado por Marcial Pons, pero mi viejo amigo José Luis (por unas semanas, ¡Ay!) ya no podrá leerlo.

Cubierta de La prensa libre no fue un regalo

La prensa libre no fue un regalo.indb 38 18/4/22 11:59 Primera parte. Dictadura 39

Periodista por accidente

Después de pasar las vacaciones de verano en Almería, regresé a Madrid para estudiar tres carreras distintas, a la vez, durante el curso 1965-1966: Arquitectura, Ciencias Políticas y Periodismo. Creía que podía con todo.

En septiembre de 1965, conocí al periodista José Luis Balbín en una de las primeras tertulias de mi colegio mayor. Era un joven delgado, alto y sabiondo, casi pedante. Aquel día vino sin pipa. Lo trajo otro colegial para que nos hablara del periodismo. Yo era un aspirante a tal oficio, cargado de dudas, y Balbín trabajaba ya en la sección de Internacional del diario vespertino Pueblo.

Su periódico, como mi colegio, era propiedad del sindicato vertical de Franco, el único autorizado en España, obligatorio para todos los trabajadores y empresarios. Su nombre oficial era Organización Sindical. Uno de los pilares del nacionalsindicalismo franquista era la prohibición de la huelga y del cierre patronal. La presunta paz social estaba, pues, garantizada por ley. La paz de los cementerios, sostenida por la represión violenta de toda disidencia y el miedo consiguiente a disentir en público.

En cuanto el joven periodista empezó a hablarnos sobre James Meredith, el primer negro que había entrado en la Universidad de Misisipi, escoltado por los agentes federales del presidente Kennedy, me percaté de que era un demócrata, no precisamente amigo de la dictadura de Franco.

Unos meses después de la charla de Balbín, en 1966, Meredith fue tiroteado. Sobrevivió al atentando de milagro, y, lejos de arredrarse, siguió luchando contra el racismo con su «Marcha contra el miedo». Lo que más me perturbó entonces, y aún hoy, fue la compatibilidad moral que pudo encontrar el joven negro entre sus ideales antirracistas y su convivencia con los políticos racistas del sur de Estados Unidos.

«Este James Meredith tiene una doble vida, como la nuestra», pensé entonces. Más tarde supe que los dos partidos norteamericanos, el Demócrata y el Republicano, estaban plagados de racistas en los estados exesclavistas del Sur. Salvando las distancias, no sabía si era un oportunista o se habría alistado en el Partido Republicano para dinamitarlo desde dentro. Con esa intención, desde el sindicato clandestino de estudiantes, nosotros queríamos infiltrarnos en el SEU.

La prensa libre no fue un regalo.indb 39 18/4/22 11:59 40 José Antonio Martínez Soler

Golpe de Estado en Indonesia

José Luis Balbín me invitó a visitar la redacción de su periódico cualquier día después de cenar, cuando él hacía su turno de guardia. Allí fui de inmediato. Subí a su planta en un ascensor montacargas sin puertas. Me mostró la sala de redacción, prácticamente vacía por la hora, así como los teletipos que no paraban de escupir rollos de papel con noticias en su mayoría internacionales. «Si llega algo gordo, urgente, suena esta campanilla de alerta», me explicó.

Recortó las noticias de internacional, las ordenó en unas carpetas, y solo pegó dos tomas en un folio y corrigió el texto. Lo demás era morralla. Me fijé lo mejor que pude. Allí aprendí que había que subrayar las letras que debían ir en mayúsculas y poner los acentos. El teletipo lo picaba todo en minúsculas y sin acentos. También, que había que escribir a máquina, en otro folio, el titular de la noticia, el antetítulo y el subtítulo o sumario, si lo llevaban. Si la noticia procedía de varias fuentes, se hacía lo que él llamaba un «refrito», mezcla de todas las versiones, y se firmaba como Agencias.

Con el folio del titular, Balbín envolvió el otro folio con las dos tomas del teletipo revisadas y pegadas. Metió el rollo en una lata cilíndrica. Me fascinó el sistema de comunicación con el taller. Bastaba con meter la lata en un tubo. Como en un tobogán, aquella salió disparada, varios pisos abajo, hasta el taller. La rotativa, en la planta baja, parecía un armatoste gigante en la bodega de un transatlántico. Nada que ver con las máquinas planas del Yugo, el diario de Almería. Otro día fui al diario Pueblo a la hora precisa para ver, sentir, la rotativa en acción. El suelo de hormigón parecía temblar bajo mis pies mientras la rotativa escupía ejemplares del periódico a gran velocidad.

Balbín me pidió un favor: si podía ir a estudiar algunos días, durante un par de horas, en su mesa de redacción, después de cenar, en tanto que él recibía clases de alemán cerca del periódico. Él me llamaría por teléfono por si había ocurrido algo. Acepté encantado. Pasé dos noches, plácidas y aburridas, repasando en su mesa mis Materiales de Construcción de segundo de Arquitectura. Al regresar de su clase nocturna de alemán, Balbín revisaba los teletipos, que yo había recortado y ordenado por países. Nada de interés para publicar, salvo lo procedente de alguna zona del mundo donde entonces era de día.

En la tercera noche, a finales de septiembre o primeros de octubre, me sobresaltó la campanilla de alarma del teletipo de la Agencia La prensa libre no fue un regalo.indb 40 18/4/22 11:59 Primera parte. Dictadura 41 EFE. ¡Qué nervios! Era casi medianoche y Balbín se retrasaba. Yo estaba prácticamente solo en la redacción.

Busqué ayuda. Únicamente quedaba un redactor, bastante mayor, medio dormido en un sillón, en la esquina opuesta a la pecera de los teletipos. De un salto, me puse frente al rollo de noticias de EFE Internacional, que a gran velocidad inundaba ya el suelo de papel. Y Balbín sin llamar.

El teletipo daba la alarma continuamente con cada noticia y soltaba tomas sin parar. Todas sobre el mismo asunto: «Movimiento de tropas en Indonesia». Cada una más confusa que la anterior. «Anulada la noticia número…». «Urgente: Golpe de Estado en Indonesia». Yo alucinaba, mientras vivía en directo aquel presunto golpe de Estado militar. Creía estar oyendo los cañonazos y oliendo la sangre en directo. Cada noticia desmentía la anterior. Todo era muy confuso y, a la vez, emocionante. Aún no hablaban de disparos ni de muertos. Y José Luis Balbín sin aparecer.

Sukarno y Suharto. Nunca olvidaré los nombres de estos dos generales indonesios. Aquella noche no tenía ni idea que quién era quién. Afortunadamente, al cabo de casi una hora de noticias y desmentidos, EFE transmitió un resumen de todo lo ocurrido hasta ese momento en Indonesia. ¡Qué alivio!

Era una crónica que a mí me pareció perfecta: el golpe de Estado del general Suharto, jefe del Ejército, había triunfado, pero el presidente Sukarno, que se había apoyado en el Partido Comunista prochino, no había huido, como se dijo, sino que seguía de presidente, con menos poderes y controlado por el golpista. Estados Unidos celebró el golpe. Se temía una persecución inminente contra los comunistas indonesios. En pocos años, miles de militantes del Partido Comunista de Indonesia desaparecieron o fueron ejecutados.

Me olvidé de las crónicas parciales y me concentré en el resumen. Ni corto ni perezoso, me puse manos a la obra. Pegué varias tomas de la crónica general de EFE, subrayé las mayúsculas, puse los acentos y, en otro folio, buscando cada tecla, escribí lentamente con los dedos índices: «Intento de golpe de Estado en Indonesia». Debajo, un sumario de lo ocurrido. Metí los tres folios en la lata cilíndrica y la despaché por el tubo hasta el taller.

Muy poco después apareció un señor mayor preguntando por José Luis Balbín. Le dije que había salido un momento a la calle, pero que lo de Indonesia ya estaba en el taller. Respiró aliviado. Se marchó. Al poco, llegó Balbín corriendo, sudando. Lo había oído todo en la radio del taxi. Le dije en voz baja: «Lo tuyo de Indonesia La prensa libre no fue un regalo.indb 41 18/4/22 11:59 42 José Antonio Martínez Soler ya está en el taller». Bajó nervioso, temiéndose un desastre. Al regresar, todo colorado, sacó una botella de un armario y me invitó a una copa.

Al día siguiente, a mediodía, miré los ejemplares amontonados en un quiosco de prensa. El diario Pueblo, con el mismo titular que yo escribí, llevaba impreso en primera página mi trabajo tal cual: «Intento de golpe de Estado en Indonesia». No habían cambiado ni una coma. «Ya soy periodista», pensé. Prematuramente, sin duda.

Muchos años más tarde, le dije a Balbín, que dirigía y presentaba entonces el programa La Clave en TVE, que yo era periodista por su culpa. Se echó a reír. Apenas recordaba la noche del golpe de Estado en Indonesia que fue tan importante para mi vocación incipiente. Para él, una más, careció de importancia. Para mí, aquella noche me abrió el camino hacia la profesión más hermosa del mundo.

El diario, el único libro para este oficio

No fue solo mi curiosidad, insaciable entonces tanto como ahora, lo que me llevó a cambiar de carrera profesional. Fue la necesidad de ganar pronto unas pesetas para mantenerme por mi cuenta sin tener que depender de mis padres. Mi curiosidad me conducía, desde luego, más allá de una escuela técnica, aunque la de Arquitectura tuviera, a mi juicio interesado de entonces, el barniz humanista de la creación artística. Me influyó bastante más comprobar que los colegas que estudiaban Periodismo escribían colaboraciones para revistas y periódicos y cobraban por pieza publicada. Conseguir ingresos inmediatos, como ellos, fue lo que me empujó hacia el periodismo. O sea, fue por dinero. No por amor.

Sin beca para pagar mis estudios, por no haber superado todas las asignaturas de primero de Arquitectura, mis padres me ayudaban algo económicamente. Me sentía fatal.

Tras la experiencia de una sola noche en el diario Pueblo, concebí la esperanza, casi la locura, de trabajar como periodista en el escalón más bajo posible. Una temeridad. Indagué entre mis compañeros del colegio mayor y de la escuela de Periodismo de la Iglesia donde estaba preparando mi examen de ingreso. Tuve la posibilidad de publicar alguna colaboración en el diario YA, heredero de El Debate, de la Editorial Católica, ligado a la escuela. Fracasé. Ni siquiera sabía escribir a máquina. Solamente con dos dedos y buscando cada tecla.

Esquela de Balbín

 

Periodista por accidente

Balbín, pag. 40

Balbín Pag 41

Balbín. Pag 42

 

 

Lavapies: Del teatro a la plaza

Nuestro amigo Matthew I. Feinberg acaba de publicar un estudio innovador y sorprendente. «From the Theater to the Plaza». (Espectáculo, protesta y espacio urbano en el Madrid del siglo XXI). A partir del teatro y el espacio físico de Lavapies ha investigado, desde casi todos los ángulos posibles, las relaciones entre el arte y su entorno. Nos describe y explica cómo Lavapies -«diverso, multicultural y uno de los barrios más icónicos de Madrid- ha emergido como un lugar de movimientos de resistencia y de florecimiento cultural».

Cubierta del libro de Matthew Feinberg. «Del teatro a la plaza»

Durante varios cursos he asistido a mis clases de tallasmadera.com en el corazón de Lavapies, un sótano mágico de la calle de la Primavera, 9, que va desde la Calle de la Esperanza hasta la calle de la Fe. Imposible encontrar nombres tan profundos y socorridos para las calles de un barrio multicultural y mestizo como Lavapies. El taller del escultor Pablo Redondo (Odnoder), que nos cobijaba, está detrás de la plaza que tantas veces me recordaba barrios de Manhattan, la capital del mundo, cuando yo era corresponsal de RTVE  en Estados Unidos.

Taller de tallasmadera.com en el corazón de Lavapies

Allí empecé a conocer, saborear y amar Lavapies. He recorrido sus calles con mi amigo Matt, subyugado por la riqueza cultural, artística, gastronómica y racial del barrio. No pude imaginar que sus observaciones, siempre agudas e innovadoras, dieran como fruto esta obra tan singular y tan necesaria para comprender lo que está pasando en las ciudades contemporáneas super gentrificadas, ante nuestras propias narices.

Contra cubierta del libro de Matt Feinberg

Para quienes quieran entender los cambios operados en nuestras ciudades en las ultimas décadas, desde la crisis económica del 2008 y los movimientos de protesta anti austeridad del 15-M-2011, este libro («From the Theater to the Plaza») puede iluminarles zonas oscuras de gran valor (arte, creatividad, convivencia multicultural,  mezcla racial, espacio físico, poderes locales, gastronomía local y global, espectáculo, etc) que apenas notamos a nuestro alrededor y que afectan a nuestra vida cotidiana.

Enhorabuena, Matt. Y gracias por fijar tu lupa académica y tu amor a España en un barrio como Lavapies. Abres un camino muy rico para los investigadores que han de seguir tus pasos.

Con Matt Feinberg (derecha) y Christopher Magnus de sobremesa en mi casa.

 

Ucrania y Rusia, pronto dentro de la UE… sin Putin

Si miramos al futuro con las luces largas, nadie podrá llamarme loco por proponer hoy, en plena guerra, que Ucrania y Rusia entren, el mismo día, en la Unión Europea… naturalmente sin Putin.  Basta con que ambos países hermanos firmen la paz y acepten las reglas de la democracia europea. ¿Acaso Gogol, ucraniano, y Dostoyevski, ruso, no son tan europeos como Cervantes, Moliere, Dante o Goethe?

¿Acaso se odian más los ucranianos y los rusos que lo que se odiaban los franceses y los alemanes en plena II Guerra Mundial?  En 1950, cinco años después del fin de la guerra (y del dictador alemán Adolf Hitler), De Gaulle y Adenauer, líderes democráticos de Francia y Alemania se sentaron a negociar el reparto común del carbón y del acero. En 1951, nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que dio pie a la CEE (1957) y luego a la UE (1993).

¡Qué casualidad! El carbón y el acero…  tan útiles para cualquier guerra convencional. Eso es justo lo que Stalin, el dictador de la Unión Soviética, quería sacar del Donbas, región del sureste de Ucrania rica en carbón y acero.  Y eso es lo que quiere recuperar, mediante los crímenes de guerra y genocidios que hagan falta, el dictador ruso Vladimir Putin desde el búnker donde se esconde lejos de Moscú.

España y Portugal salieron casi a la vez de largas dictaduras, y, convertidas en democracias, ingresaron, el mismo día, en la Comunidad Europea. ¿Porqué no soñar con que algún día, no muy lejano, ucranianos y rusos se sentarán juntos, el mismo día, en la mesa de Europa?

No veo otra salida al conflicto actual ruso-ucraniano que tiene al mundo entero en vilo.  Naturalmente, a Estados Unidos y a China no le hará ninguna gracia tener que negociar con una potencia europea ampliada con Ucrania y Rusia en la que dos países miembros (Francia y Rusia) tienen arsenal nuclear. La Europa ampliada hasta Siberia, el Polo Norte y el Mar Negro tendría población, materias primas, tecnología, arte e historia para competir, en paz, con el más guapo de este mundo.

Hace un par de semanas, en vísperas de esta maldita guerra de Putin, concluí la segunda lectura de Crimen y Castigo de Dostoyevski y dejé el libro, casualmente, encima de El Quijote que suelo tener en la mesita de noche. Rusia y España, dos potencias periféricas en declive desde hace siglos, siempre soñaron con Europa. Se parecen mucho. Dostoyevski admiraba tanto a Cervantes que leía El Quijote con frecuencia y se inspiraba en él. Recuerdo una de sus frases inolvidables:

«La presentación de Don Quijote en el juicio final serviría para absolver a toda la Humanidad».

La presentación de las obras de Dostoyevski ante los tecnócratas de Bruselas debería servir para que Rusia, democracia mediante (sin Putin), ingresara en la Unión Europea de la mano de la Ucrania de Gogol.

Sueño con ello.

Dostoyevski

Cervantes

Gogol

En 1988, visité Moscú, con el pool de periodistas acreditados por la Casa Blanca de Ronald Reagan. Fui a cubrir la Cumbre entre Reagan y Gorbachov, los mayores enemigos que pudiéramos imaginar en aquel mundo regido por los dos bloques nucleares enfrentados durante toda la guerra fría. Durante un paseo de ambos líderes por la Plaza Roja, en un momento, observé perplejo como el presidente de los Estados Unidos (que había calificado a la Unión Soviética como el Imperio del Mal) ponía su brazo sobre el hombre de Gorbachov.  Poco después se desplomó la dictadura comunista, se independizaron los países satélites y la Federación Rusa dio paso a una economía pre capitalista, que propiciaba todo tipo de mafias (como en Chicago, años 20), un amago de democracia con el borrachín Boris Yeltsin, y luego, hace a 20 años, a otra dictadura regida por Vladimir Putin con su pandilla de oligarcas cleptómanos.

Gorbachov y Reagan, tan amigos. ¡Quién lo diría!

Occidente debe propiciar la derrota de Putin. Algún día, Zelenski, el presidente de Ucrania, debe poder hablar en Moscú con un líder elegido libremente por los rusos y poner el brazo sobre su hombro.

 

Desde el 78, la tolerancia no es extranjera en España

Un puente laico-católico bien aprovechado. Ya lo creo. Entre la fiesta (democrática y aconfesional) de la Constitución y la fiesta (tradicionalista y católica) de la Inmaculada, terminé la lectura de «República encantada», de mi casi paisano José María Ridao, nacido en Madrid (1961) de padres de Antas (Almería).

Portada de «República encantada», de José María Ridao, una obra cervantina, con marca páginas del Quijote que dibujó mi hijo David Martínez Westley con 8 años. Las casualidades existen.

Habíamos perdido el contacto personal desde hace años, pero la lectura reposada de su última y, a mi juicio, mejor obra me obligó a felicitarle de inmediato.

José María Ridao

Y ahora me obliga a recomendarla vivamente a todos aquellos españoles que valoren el debate, de mucha enjundia, que plantea el subtítulo de su libro: «Tradición, tolerancia y liberalismo en España». Ridao me transportó , de pronto, a mis clases en Estados Unidos con grandes maestros del exilio republicano cuyas lecciones me reconciliaron con España y su historia. En 1976-1977, por primera vez, sin mérito por mi parte, pude sentirme orgulloso de ser español. 

Con Solita Salinas, Juan Marichal, Vicente Llorens y su esposa Amalia, en Newburyport, Massachusetts. (Invierno de 1977)

Copio y pego unas frases de nuestro breve intercambio entre Madrid y Delhi:

«[7/12 15:52] José A. Martínez Soler: Gracias a ti por tus obras. Esta última es, a mi juicio, la más profunda. Me has recordado a mis maestros Vicente Llorens, Raimundo Lida y Juan Marichal (discípulo de don Américo). Y, por supuesto, a mi paso feliz por Antas donde fui pregonero, gracias a una Ridao y a una Celia Soler, hija del alcalde. No pares. Un abrazo.

[7/12 16:01] José Maria Ridao: Muchas gracias, José Antonio. Esa es la tradición que haría de España un país menos brutal, pero no parece que tenga muchos partidarios; la tradición a la que Azaña se refería como la «queja murmurante al margen de lo ortodoxo». Y añadía: «somos sus herederos». Esos maestros tuyos lo son sin duda, y los demás hacemos méritos para serlo. Un abrazo fuerte.»

Contraportada del libro de Ridao

No quiero destripar el libro, pero, en su último capítulo dedicado, con emoción, a Juan Goytisolo (otro casi almeriense), José María Ridao cierra el círculo. Copio y pego (pag. 313):

«…junto a la España desabrida del tradicionalismo, existe otra siempre derrotada, pero irreductible y perseverante. Amor a España, a esa otra España, ¿con qué expresión referirse, si no, al sentimiento que Juan dejaba traslucir al hablar del Arcipreste, de Rojas, de Delicado, de Cervantes, de Blanco, de Galdós, y, en fin, de la España a cuyo sueño todos ellos se mantuvieron fieles? Juan había vuelto a estos autores durante los últimos años de su vida para, según me dijo, despedirse de las obras en las que había encontrado el país que el suyo no le ofreció…»

Ridao recurre, al final, a Tucídides:

«La función de la política es evitar que el odio sea eterno».

Amén.

Con mi maestro y amigo Juan Marichal, en su casa de Cuernavaca, Mexico, poco
antes de su muerte. Me despidió con tres palabras de Azaña: «Paz, piedad, perdón«.

https://juanmarichal.org/assets/jose-antonio-martinez-soler-sobre-juanmarichal-en-harvard-%2c-para-el-bile-especial-(1).pdf