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MAR, el Rasputín de Ayuso, en la cumbre de la vileza

Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el ex Rasputín de Aznar y ahora de Ayuso, es un bravucón astuto, tramposo y, por tanto, peligroso. Esto no es ningún secreto para quienes lo hemos sufrido de cerca. Miente, amenaza y ejecuta sus amenazas sin que le tiemble el pulso. Carece de empatía y golpea con una herradura escondida en su guante. Es un psicópata del tipo Pedro J. o Federico Jiménez Losantos, «dos viejos amigos» que recuperó Aznar para su gran mentira del 11M. Haría bien la señora Ayuso en devolvérselo rápidamente a Aznar antes de que la enfangue demasiado con los delitos fiscales de su novio. Le sirvió en su ascenso al populismo, estilo Bannon, pero dudo mucho que le sirva ahora de ayuda en su caída. Ni siquiera estando sobrio.

 

MAR, con su compañero inseparable.

Miguel Ángel Rodríguez insultó y amenazó a una redactora de elDiario.es que había publicado exclusivas verficadas de los delitos fiscales del novio de su jefa. Estas fueron sus palabras escritas en un mensaje:

“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Que os den. Idiotas”. 

La receptora de los mensajes preguntó al jefe de gabinete de Ayuso: “¿Es una amenaza?”

“Es un anuncio”, respondió Miguel Ángel Rodríguez, quien todavía increpó a la integrante de la redacción de elDiario.es con algunos insultos más. 

 

El abrazo de MAR a Ayuso.

La actitud bravucona de MAR contra un diario no me ha sorprendido. Tengo grabado el recuerdo de la campaña de calumnias que dirigió contra el doctor Montes. Antonio Muñoz Molina tampoco lo ha olvidado y así lo recordó en su columna espléndida «La era de la vileza» en El País (15 de julio de 2023):

«Un rasgo de la edad de la vileza es la repetición metódica del abuso, la injuria y la mentira. Al volverse habituales no pierden su veneno, pero cada vez provocan menos escándalo. Es posible que los primeros sedimentos de esta nueva época fueran sembrados por este personaje público, siempre más o menos en la sombra, Miguel Ángel Rodríguez, que según dicen asesoró a Feijóo antes del debate, y que hace 15 años usó por primera vez en público, en programas de televisión, a sabiendas de que lo hacía, la calumnia contra una persona del todo honorable. Los residuos de vilezas pasadas los olvida todo el mundo, salvo los que las sufrieron. En 2008, en plena campaña derechista para desacreditar la sanidad pública en Madrid, Miguel Ángel Rodríguez llamó reiteradamente nazi en varias tertulias de la televisión al doctor Luis Montes, antiguo coordinador de Urgencias del hospital de Leganés, acusándolo de haber abusado de las sedaciones de enfermos graves para acelerarles la muerte. El embustero sabe que a partir de un cierto grado la mentira tiene un efecto paralizador, como lo tiene siempre un acto de violencia súbita, un grito, una bofetada. Las mentiras de Miguel Ángel Rodríguez trastornaron la vida y la carrera de un hombre íntegro, que ya había sido objeto de una sostenida persecución política. Los tribunales confirmaron la inocencia del doctor Montes, y condenaron por un delito de injurias a Rodríguez. Ya no importaba nada. El daño estaba hecho. Había enfermos que se negaban a ser atendidos por el médico injuriado. Y el mentiroso y condenado por la justicia convirtió su indecencia en un mérito para su currículum, que ha vuelto a situarlo en lo más alto de la influencia política en España. (..)

En el registro sedimentario de la era de la vileza resaltarán dos fechas aún más fundacionales, dos mentiras tan desvergonzadas como las de Miguel Ángel Rodríguez, pero de mucha mayor resonancia: en 2003, la mentira sobre las supuestas armas de destrucción masiva almacenadas en Irak por Sadam Husein; en 2004, la mentira del Gobierno de José María Aznar sobre los atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha.»

Con el candidato Aznar en TVE.

Después de ser despedido de la TVE de Aznar, tras la entrevista preelectoral que le hice en 1996, puse un pleito contra la TV del nuevo Gobierno por despido improcedente. Gané el juicio, pero no pude volver a la prensa. Me refugié en la Universidad hasta que, años más tarde, fundé 20minutos. Tuve fuentes solventes que apuntaban a MAR como el mensajero de la Moncloa que amenazó a los grupos de prensa para que no me dieran empleo. Se le da muy bien amenazar… y ejecutar. No te confíes, querido Ignacio Escolar. No soportan el éxito de elDiario.es. Recuerda que MAR esconde herradura en su guante.

Solo por eso, comprenderéis que este Rasputín no sea santo de mi devoción. Por prevención, en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») no quise darle a MAR el triste crédito por sus amenazas a los medios. Su mensaje fue, más o menos, que «si me daban trabajo lo considerarían con un acto de hostilidad hacia el nuevo Gobierno». ¡Madre mía! Nunca me había sentido tan importante… pero, por si acaso, salí huyendo hacia Almería, la tierra refugio donde nací.

Esto fue lo que, en plena pandemia, escribí en mis memorias:

 

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Calaf, maestra imprescindible del periodismo

Mensajes de colegas de la talla y del tenis me avisan de que me están viendo en Imprescindibles de la 2 de TVE con Rosa María Calaf. Ante tal provocación, me conecté a la 2 y allí estaba yo, joven y con bastante pelo, abrazando y hablando con la maestra Calaf.  Un ataque de nostalgia y una alegría poder repasar la vida y la obra de una gran colega y amiga.

Conexión desde el Buenos Días de TVE (1986) con Rosa María Calaf y Diego Carcedo, corresponsales en Nueva York

Abrazo a la Calaf en Madrid 38 años después de nuestras conexiones diarias en el Buenos Días.

Con la Calaf recordando viejos tiempos en TVE

Recomiendo el documental sobre Rosa María Calaf en TVE a todo el mundo, pero especialmente a los jóvenes periodistas o estudiantes con vocación por nuestra profesión, la más hermosa del mundo.

La Calaf era valiente, casi temeraria, para conocer el mundo de cerca, palmo a palmo.  No solo el mundo de los líderes políticos o de las guerra, sino el de la gente normal y corriente. Por eso, ha recorrido más de cien países y ha sido corresponsal de TVE en todos aquellos donde teníamos oficina.

Inolvidable para mí fue el susto que me llevé volando junto a la Calaf en un avión de Aeroflot, la compañía de la todavía Unión Soviética, desde Moscú a Berlín. Debió ser allá por 1988, al término de la cumbre entre Ronald Regan y Mijail Gorvachov en la capital rusa. Nuestro avión atravesó una zona de fuertes tormentas que produjeron enormes turbulencias. De pronto, un golpe brusco y un ruido seco, como de un cañonazo, retumbó en la parte exterior del avión, muy cerca de donde íbamos sentados. Removió la aeronave.

Me asusté. Ya lo creo. En cambio, la Calaf se echó a reír. Me tranquilizó:

-«Estos pilotos de Aeroflot proceden, en su mayoría del Ejército del Aire de la Unión Soviética y están entrenados para acercarse al peligro en lugar de alejarse de él. Son muy machos. Van por el camino más corto sin atender a las tormentas. No te preocupes. Ya estoy acostumbrada a estos vuelos. »

El País publica hoy una entrevista con ella.

Ha sido un placer y un honor haber trabajado con la gran Calaf en TVE. !Enhorabuena, Rosa María!

¡Maestra!

Netanyahu, nuevo Herodes, enemigo de Israel

Para que nadie me acuse de antisemita, digo de corazón que los asesinatos de inocentes perpetrados por Hamas en Israel me parecen una abominación. También, abomino de los asesinatos masivos ordenados por el primer ministro Netanyahu, con saña vengativa contra inocentes palestinos, semejante a la de los terroristas islámicos contra inocentes israelíes el pasado 7 de octubre. Hace medio siglo, conviví en Estados Unidos con jóvenes contrarios a las matanzas de vietnamitas, mujeres y niños inocentes. No sin dolor, asistí también al regreso de veteranos, recibidos en su patria como apestados, no como héroes. Al cabo de 50 años, el síndrome postraumático adquirido en Vietnam sigue atormentando a muchos ex soldados norteamericanos ya ancianos. Ahora veo en la tele a los estudiantes de Estados Unidos, incluidos no pocos judíos, que protestan por las matanzas crueles de palestinos (philistinos, de Filistea), mujeres y niños inocentes.

Cartel de manifestantes israelíes contra las matanzas de palestinos inocentes ordenadas por Netanyahu.

Más pronto que tarde, veremos regresar a Israel a un montón de jóvenes, con sus manos ensangrentadas, para ir directos al siquiatra que deberá tratarles el síndrome postraumático producido por la limpieza étnica o genocidio ordenado por Netanyahu, en el papel del nuevo Herodes que mata a niños inocentes. Recuerdo a mis queridos amigos Zvi dor Ner (de Israel) y Jamil Mroue (de Líbano) y me estremezco de tristeza y dolor.

Cartel de manifestantes israelíes para salvar la Democracia en su país. Netanyahu, enemigo de Israel, la ha puesto en grave peligro.

Pienso en mi cobertura para TVE de la paz de Oslo II (1995) en la Casa Blanca, entre Isaac Rabin y Yaser Arafat y me dan ganar de llorar. Lo peor es que muchos demócratas moderados se están marchando de Israel, dejando su soñado país, conseguido tras Holocausto de Hitler que mató a 6 millones de judíos, en manos de los judíos más extremistas.

Acuerdo de Paz (Oslo II, 1995) firmado en la Casa Blanca entre Rabin y Arafat. Ambos pagaron con su vida la defensa de «la paz por territorios» y la existencia de los dos estados que pide la ONU: Israel y Palestina.

Cada día, afortunadamente, hay más voces que reclaman en fin de esta barbarie. La de mi colega Sol Gallego (en El País) es una de ellas. Imprescindible.

Historiadores judíos contra la limpieza étnica en Gaza

Cada vez hay más voces dentro de Israel atemorizadas por el deterioro humano y la crueldad del ataque contra los palestinos

Soledad Gallego-Díaz
PATRICIA BOLINCHES

“La diferencia entre los guetos de los nazis en Europa y Gaza es que en Gaza hay todavía muchas personas vivas y el mundo tiene aún la oportunidad de hacer algo”. La frase por poco le cuesta a la escritora judía Masha Gessen poder acudir a la entrega del Premio Hannah Arendt que le habían concedido por su pensamiento político. Al final, el acto pudo celebrarse como estaba previsto en la ciudad alemana de Bremen, pero en un recinto menos solemne del anunciado inicialmente. Desde hace semanas, decenas de miles de personas en todo el mundo intentan hacer algo, lograr un alto el fuego que ataje la brutal crisis humanitaria infligida a los palestinos. A esos miles de personas se están uniendo importantes voces judías, como Gessen. Voces que critican con gran dureza la actuación del Gobierno israelí de Netanyahu, no solo por la crueldad con la que atacan a la población palestina, sino también por el daño que están produciendo en Israel.

Omer Bartov, nacido en Israel, profesor de la Universidad de Brown, que ha dedicado su vida al estudio de los actos de asesinato en masa, explicó en la revista The Chronicle of Higher Education que si Israel continúa con su rumbo actual, con su gobierno actual, “es de temer que las futuras generaciones de israelíes hereden un país ‘autoritario, parecido a Esparta’, cuyo sentido de identidad nacional esté fundamentalmente ‘basado en el derramamiento de sangre”.

La mayoría de los israelíes, dicen las encuestas, apoyan al Gobierno de Netanyahu y la actuación de sus Fuerzas de Defensa (FDI), pero cada vez hay más voces dentro de Israel atemorizadas por el deterioro humano de esos soldados que disparan contra personas medio desnudas y con bandera blanca, que pasean sobre los escombros de un edificio recién bombardeado, sabiendo que bajo sus botas se encuentra aún a hombres y mujeres, niños, vivos, atrapados y aterrorizados, soldados y oficiales que dirigen un misil contra una vivienda en la que saben que solo vive un médico con su familia o un trabajador de Naciones Unidas. Soldados y oficiales que observan tranquilamente cómo se desangra un periodista y que humillan a los civiles detenidos. Esos soldados y oficiales volverán pronto a Israel y serán los maestros de sus hijos, el amable funcionario tras la ventanilla, el camarero que sirve el café al turista… (Una lista con los nombres de 40 oficiales que han planeado y llevado a cabo la operación está ya en el Tribunal Penal Internacional, según el exdirector de Human Rights Watch, Kenneth Roth.)

Bartov distingue entre limpieza étnica, que “tiene como objetivo expulsar a una población de un territorio, a menudo de manera violenta”, y genocidio, que “tiene como objetivo destruir a esa población dondequiera que esté”, pero advierte que la retórica deshumanizadora que emplea Netanyahu se acerca a lo segundo y exhorta a la comunidad judía internacional a “alzar la voz, antes de que el liderazgo de Israel lo sumerja a él y a sus vecinos en el abismo”.

Otro historiador israelí, Avi Shlaim, profesor emérito de Relaciones Internacionales en Oxford, señala que en 2008 Israel lanzó la llamada Operación Plomo Fundido sobre Gaza. Es importante recordar, escribe en Prospect, que ya entonces una misión independiente de investigación encabezada por Richard Goldstone, un distinguido juez sudafricano, judío y sionista, estableció que Hamás y otros grupos palestinos eran culpables de lanzar cohetes y morteros con el objetivo deliberado de dañar a civiles israelíes, pero también que gran parte de los grandes daños provocados por las FDI “no estuvieron justificados por necesidades militares y se llevaron a cabo de manera ilegal y sin sentido”.

“El informe encontró”, dice Shlaim, “siete incidentes en los que se disparó contra civiles que salían de sus hogares ondeando banderas blancas; un ataque, ejecutado intencionadamente a un hospital; numerosos incidentes en los que se impidió a las ambulancias atender a los heridos graves; varios ataques a infraestructura civil sin importancia militar, para privar a los civiles de sus necesidades básicas”.

“El Gobierno de Israel ha traído muerte y destrucción a los habitantes de Gaza muchas veces”, escribe Shlaim, “pero esta vez ha planteado la posibilidad de algo mucho peor que antes: la limpieza étnica”. A la vista de que anteriores violaciones del derecho internacional no fueron nunca castigadas, esta vez el Gobierno de Netanyahu se ha lanzado por la pendiente. Muchas voces judías lo advierten: ayuden a pararles ahora.

 

«Valoramos la libertad, como el oxígeno, cuando nos falta»

Hoy me siento alguien. The Objective publica el texto de una entrevista grabada sobre mi vida y milagros. La transcripción escrita de lo que dije ante la cámara puede inducir a error. Quienes me conocen saben lo presumido que soy. Por eso puede sorprenderles que yo haya dicho que «en lo que más destaco es en la modestia, como sabes. Soy muy humilde». En cámara podréis notar la sonrisa y el gesto que acompaña a mi ironía, ya que de humilde no tengo nada. Pero una frase escrita, desprovista de la imagen, resulta ingrata por incompleta. Pido disculpas por haber hecho el payaso ante la cámara. Ahí va la transcripción de la entrevista y el enlace a la grabación, que recomiendo. Gracias, Javier, por acordarte de los viejos rockeros… y por haber leído mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo».
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J.A. Martínez Soler: «La libertad, como el oxígeno, sólo la valoramos cuando nos falta»

El periodista almeriense ha fundado y cerrado periódicos. En consecuencia, ha vuelto a empezar muchas veces

J.A. Martínez Soler: «La libertad, como el oxígeno, sólo la valoramos cuando nos falta»
José Antonio Martínez Soler. | Carmen Suárez

Su hija Andrea tiene la culpa de que en plena pandemia de la covid comenzara a escribir sus memorias pensando en sus nietos, dejándole un libro en blanco en la puerta de casa. José Antonio Martínez Soler –también conocido como JAMS– ha vivido a salto de mata, con muchos sobresaltos, la profesión de periodista. El 2 de marzo de 1976, siendo director de la revista Doblón, fue secuestrado al salir de su casa en Las Matas (Madrid) para ser torturado e interrogado después, en la Sierra de Guadarrama, por un grupo de individuos –según todos los indicios, guardias civiles franquistas–, empeñados en saber la identidad de sus fuentes de información.

Conociéndole, este dramático episodio y otros más felices se los habría contado igual a sus nietos de palabra, pero escribir sobre su vida podría ser una buena terapia para combatir el confinamiento. Así nació La prensa libre no fue un regalo (Editorial Marcial Pons), un libro de más de quinientas páginas en las que cuenta en primera persona su dilatada trayectoria profesional, con algún ajuste de cuentas y muchas anécdotas, pero «sin acritud», como diría su buen amigo Felipe González.

De familia humilde, Martínez Soler nació en un barrio obrero de Almería en enero de 1947. Su padre, admirador de Nicolás Salmerón, presidente de la Primera República, le inculcó ideas socialdemócratas que todavía defiende. Como también defiende la Transición democrática, que ahora algunos tanto cuestionan.  «El miedo en ambas partes –afirma en sus memorias– nos hizo demócratas».

Reconoce el sacrificio y la generosidad de los líderes de entonces, pero critica las actuales posiciones de Felipe González y Alfonso Guerra, contrarios a las concesiones de Sánchez a los partidos independentistas.  «Creo que Felipe y Guerra están envejeciendo mal… Pedro Sánchez tenía que haber cautivado a estos dos viejos monstruos del socialismo para que no se pusieran en su contra», explica. En definitiva, darles algo más de cariño.

Casado con la periodista estadounidense Ana Westley (natural de Boston), Martínez Soler cuenta en esta entrevista de Fuera de micrófono que dejó los estudios de Arquitectura al no aprobar el dibujo, y que esa circunstancia le abocó a tener que buscarse la vida escribiendo donde podía. El periodista almeriense recuerda sus idas y venidas por el diario El País y su participación en la fundación de periódicos, revistas y programas de televisión. «Iba de fundación en fundación, como Santa Teresa de Jesús», afirma divertido. Aunque confiesa: «nunca he estado en ningún partido político y no lo estaré jamás, mientras sea periodista»; tampoco esconde sus afinidades y simpatías socialdemócratas.

PREGUNTA.- En tu libro de memorias, La prensa libre no fue un regalo, resumes una vida dedicada al periodismo. ¿Qué te llevó a escribir sobre tu pasado?

RESPUESTA.- Nunca pensé escribir mis memorias, porque yo en lo que más destaco es en la modestia, como sabes. Soy muy humilde. Me pilló por medio la covid, estaba en casa encerrado, con mi mujer, y mi hija nos traía la comida a la puerta. Durante el confinamiento, para no aburrirme, me puse a escribir para mi nieto. Mi hija, que es muy lista, me regaló un libro con las páginas en blanco y me dijo: escribe ahí tu vida para que la conozca tu nieto, porque creo que él debe conocer cómo fueron tus raíces. Empecé a escribir a mano sobre mi infancia, hasta que me cansé y me puse en el ordenador. Me salieron mil páginas. Mi mujer me dijo: «¡Estás loco! Quién va a querer leer mil páginas sobre tu vida». Así que le dije que las editara ella. Cogió un lápiz rojo, empezó a cortar y dejó el libro en quinientas.

P.- Que «la prensa libre no fue un regalo» lo sabes bien, porque lo sufriste en tus propias carnes.

R.- Es cierto, pero también lo sufrieron muchos más. No sólo yo. Algunos lo pagaron con su vida. Yo tuve mala suerte. Tras la muerte de Franco, en noviembre de 1975, yo estaba investigando la purga de mandos moderados en la Guardia Civil. En febrero de 1976 publiqué cuatro o cinco casos sueltos, gota a gota, en los que contaba que el general Campano, nombrado por Franco antes de morir, iba destinando a provincias, y sin mando, a guardias civiles importantes que eran demócratas moderados. A sospechosos de no ser franquistas. Aquello provocó una reacción que no me esperaba. Me cruzaron un coche al salir de mi casa, en Las Matas (Madrid), me sacaron del vehículo con metralletas y me llevaron a la sierra de Guadarrama. Me quemaron la cara y me estuvieron interrogando desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. Luego supe que era un comando de la Guardia Civil especializado en este tipo de interrogatorios. Eran muy profesionales y todas las preguntas iban dirigidas a que confesara quién me había filtrado la información. Les dije que no lo sabía porque me llamaban por teléfono sin darme el nombre. A pesar de ello, me hicieron firmar un documento acusando al general Sáinz de Santamaría de haberme dado esa información. Le dije que no era verdad, pero con una metralleta en la espalda yo firmo todo lo que me digan.

«El poder se toma la revancha, como hizo Aznar conmigo»

P.- Las memorias sirven a veces para ajustar cuentas y justificar errores. En tus memorias ajustas cuentas con Aznar.

R.- Yo a los malos no los respeto para nada. Pero no tengo enemigos. Como dijo Narváez, el espadón de Loja (Granada), cuando el cura le preguntó, antes de morir, si perdonaba a sus enemigos. «Padre, yo no tengo enemigos: a unos los fusilé y a otros los ahorqué». En ese ten con ten se había quedado sin enemigos. Cuando criticas al poder, el poder se toma la revancha, como hizo Aznar conmigo, echándome de TVE después de entrevistarle como candidato a las elecciones de 1996. Ganó las elecciones por menos votos de los que él pensaba y me despidió de la tele. Estaba yo de corresponsal de TVE en Estados Unidos y no era un cargo político, sino laboral. Me sentó muy mal. Me dio la impresión de que era un hombre rencoroso. Le puse un pleito a la televisión del Gobierno, lo gané, y con el dinero de la indemnización pude comprarme un BMW grande, de segunda mano. Mis tres hijos me decían: «Este cochazo es de la época de Aznar«. Lo tomamos con sentido del humor. Yo creo que no he ajustado cuentas con nadie. Critico un poco a Juan Tomás de Salas porque me despidió de Cambio 16 de mala manera, con un poco de mala fe. Cuento sus luces y sombras. Y no tengo más enemigos… Bueno, otro que quiso quitarme el trabajo fue Miguel Boyer, el pobre, que le pidió a Jesús Polanco mi cabeza. Acabé yéndome de El País por tercera o cuarta vez.

José Antonio Martínez Soler. | Carmen Suárez

P.- Volviendo a tus inicios, hay que recordar que empezaste Arquitectura y, al no aprobar la asignatura de dibujo de primero, te buscaste la vida en el periodismo.

R.- La suerte me acompaña. Soy cobardica, pero tengo mucha suerte. Eso me ha permitido fundar muchas revistas, muchos periódicos y muchos programas de televisión. Me he divertido mucho. De alguna forma, yo tenía las espaldas cubiertas. Era un mantenido porque mi mujer, que nació en Boston, era corresponsal del New York Times y cobraba en dólares. Entonces, yo podía arriesgarme. Me iba de los sitios porque tenía a mi mujer detrás que mantenía a los niños. No soy ningún valiente, Javier, aunque he tenido mucha suerte.

José Antonio Martínez Soler, cuando dirigía y presentaba Buenos días, año 1986| Foto: Javier del Castillo.

P.- En las memorias cuentas que fuiste «de fundación en fundación, como Santa Teresa de Jesús».

R.- En lugar de conventos, fundaba medios de comunicación. Yo empecé en TVE haciendo de figurante, porque había hecho cine en Almería como extra. Entonces, conocí a Amestoy. Me pidió un artículo para la revista Don Quijote y después me contrataron. Hacía el ajuste de páginas, mientras estudiaba Periodismo. Estuve seis meses, pero sólo cobré el primero. Después, fui uno de los fundadores del periódico Nivel. Me contrató Manuel Martín Ferrand y conocí allí a gente muy buena. A Martín Ferrand le quise mucho. Era un tipo sensacional. Él era conservador y yo socialdemócrata, así que chocábamos de vez en cuando. No he estado en ningún partido, ni lo estaré jamás, mientras sea periodista. Aquel periódico sólo se publicó un día. Así que de ahí me fui a trabajar de documentalista a un programa de TVE que se llamó España siglo XX, cuyos guiones firmaba José María Pemán, el poeta de Franco. Era el negro de Pemán. Él corregía algunas cositas y ponía su nombre en letras grandes. Debajo, en letras pequeñitas, aparecía: Investigación y documentación, José Antonio Martínez Soler. Y yo tan orgulloso.

«No he sido nunca felipista, guerrista, ni maoísta del Niño Jesús»

P.- Lo primero que hiciste en TVE fue presentar un programa escolar, gracias a una recomendación de Adolfo Suárez.

R.- Era una especie de videoclub que se ofrecía a los colegios de los pueblos, y que se llamaba Televisión escolar. Era una prueba, que duró un año.  Yo había conocido a las secretarias de Adolfo Suárez, entonces uno de los jefes de producción en la Primera Cadena de TVE. Ellas me dijeron que estaban buscando una cara para presentar aquel programa y Suárez me dio una tarjeta para que se la entregaran a quienes hacían las pruebas. Hice la prueba con gente de más experiencia y, al finalizar, el realizador me dice: «¿Te habrás dado cuenta de que eres el peor de todos?». Me puse colorao y le dije que el problema era que estaba acostumbrado a las cámaras de cine, más pequeñas. Al final, me dijo que si en quince días perdía el acento de Almería el trabajo sería mío. Lo conseguí y fui presentador de Televisión escolar con 20 años.

P.- Volviste muchos años después a TVE, en los años 80, para hacer Telediarios y el programa matinal en TVE, Buenos días.  

R.- He tenido mucha suerte. Un día, cuando yo era director del TD1, estaba yo preparando las preguntas para una entrevista al ministro de Obras Pública, Julián Campo, sobre la Ley de Aguas, y me llamaron al control para decirme que el ministro no iba a llegar a tiempo. ¿Qué hacemos? Me bajé al estudio, me maquillaron corriendo y Manuel Campo Vidal Concha García Campoy me hicieron a mí las preguntas que había preparado para el ministro. Esa misma tarde, Ramón Colom me dijo que dónde había aprendido a hablar en televisión con tanta naturalidad. Le conté que había estado un año presentando Televisión escolar. Al poco tiempo, me llamó José María Calviño, el gran jefe, y me dijo si podría hacer el Buenos días, en la televisión matinal. Me fui una semana a Nueva York a copiar los matinales que se habían en EEUU. y los adapté al gusto español. Y el 13 de enero de 1986 había nacido una estrella.

P.- Recuerdo que dabas los buenos días en los cuatro idiomas que tenemos en España.

R.- Es verdad. Ahora me copian en el Parlamento. Yo saludaba todas las mañanas diciendo Buenos días, Bon dia, Bos días y Egun on. Excepto un día en que cambié el saludo. Me llamó a las dos de la mañana nuestro corresponsal en Ámsterdam anunciándome que se iniciaban relaciones diplomáticas de España con Israel. Cambié todo el programa y abrí el Buenos días diciendo Shalom, shalom, IsraelUn saludo, recordé, que se remontaba a hace quinientos años. Yo oí decir entonces: Buenos días, ShefaradEra emocionante. Se te ponían los pelos de punta. Dimos la exclusiva.

P.- TVE era la única cadena de televisión y esa circunstancia permitía alcanzar grandes audiencias, pero también incrementaba las presiones políticas.

R.- Yo he dirigido telediarios en el año 1985 y en los años 1993 y 1994. En dos etapas distintas. Los políticos siempre quieren manejar el monigote que sale en la tele. Es normal. Y el periodista tiene que oponerse y tratar de equilibrar esas presiones. Lo que se publica o se emite es la resultante de todas las presiones que llegan: del jefe, del amigo, del cuñado, del vecino, del político o del anunciante. Nosotros tratamos de hacer la resultante de todas esas presiones. Yo recibía llamadas del ministro portavoz o del líder de la oposición continuamente. Pero en el Buenos días ¿quién me iba a llamar a mí a las cuatro o a las cinco de la mañana? Todos estaban durmiendo. Yo era libre y hacía lo que me daba la gana. A posteriori, podían criticarme, pero ya daba igual. Era maravilloso. Éramos los más libres de España porque los jefes estaban durmiendo.

P.- ¿Por qué se cargaron el programa matinal, nada más llegar a la dirección general de RTVE Pilar Miró?

R.- Hay cosas que no se pueden contar. Yo no he sido nunca ni felipista, ni guerrista. Ni maoísta del Niño Jesús. He sido siempre independiente. Soy de centro izquierda porque mi padre era republicano salmeroniano. Fíjate, yo soy de Salmerón, de la Primera República. Y también de Indalecio Prieto, si quieres, socialista a fuer de liberal. Pero nunca he estado en ningún partido político, ni lo voy a estar. Porque me interesa ser libre. Mi corazón está un poco en el centro izquierda. ¿Qué ocurre? Pues que inmediatamente tratan de ponerte una etiqueta. Cuando Calviño me llamó para dirigir un Telediario, la gente decía: si le ha llamado Calviño, es que este es guerrista. Yo ni conocía a Guerra. No lo había visto en mi vida. Bueno, le conocí indirectamente cuando fui ayudante de Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno con Suárez, y ellos dos negociaban la Constitución. Los padres de la Constitución de verdad son Alfonso Guerra y Fernando Abril Martorell. Ellos negociaban de madrugada y luego le decían a Felipe y a Suárez lo que habían aprobado. Las matronas de la Constitución fueron Abril Martorell y Guerra. Me decían que era guerrista, pero de guerrista nada.

P.- Te llevabas bien con Felipe González… Te mandó una carta cuando te secuestraron.

R.- Es verdad. La primera foto de Felipe González la publiqué yo en la revista Doblón. Le tapamos los ojos, porque era todavía ilegal. Cuando me secuestraron y torturaron, me mandó una carta muy cariñosa, firmando ya con el nombre de Felipe González. También me mandó otra carta Nicolás Franco, sobrino del dictador. Yo soy amigo de Nicolás Franco porque me salvó la revista. El día que murió el caudillo nos la secuestró la policía. La portada era un sello de correos, con la cara de Franco ampliada y un titular que decía Ha muerto. Nada más. Luego me enteré que el secuestro se debió a que habíamos ofendido a la viuda, Doña Carmen Polo de Franco, por decir que era «inteligente para los negocios». No pagaba los collares en las joyerías. Lo tengo confirmado. Le hicimos llegar una carta al entonces todavía príncipe Don Juan Carlos y por la tarde nos dieron permiso para repartir la revista. Yo le estaré siempre agradecido al rey Juan Carlos y a Nicolás Franco. Aunque el rey Juan Carlos nos salió luego un poco rana, hizo mucho por la democracia y salvó mi revista.

José Antonio Martínez Soler en un momento de la entrevista. | Carmen Suárez

P.- Después de tan larga trayectoria, ¿somos ahora más libres o menos libres que hace cuarenta años?

R.- Es una reflexión difícil. Depende. Está claro que España es un país democrático. Somos libres. La mayor libertad que yo he tenido, como periodista, fue desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Constitución, años 76, 77 y 78. Me sentía más libre porque los poderes antiguos de la dictadura no acababan de morir y los poderes nuevos de la democracia no acababan de nacer. No había unos poderes claros. Yo era entonces director de Doblón y publicábamos cosas increíbles. La clave de la Transición fue que los demócratas no sabían la fuerza que tenían los franquistas y viceversa. Y tenían miedo a volver a las andadas. En aquellos tres años he sido más libre que nunca. Nadie es objetivo; somos sujetos, no objetos.

«Los españoles perdonamos los pecados del amor, pero no los de robar»

P.- En la Transición conociste bien a Felipe González y a Alfonso Guerra. ¿Qué te parecen sus críticas a lo que está haciendo Pedro Sánchez?

R.- El Rey emérito, con el que he tenido una relación de afecto y de agradecimiento, ha envejecido mal. Constitucionalmente, lo ha hecho bien, pero la bragueta le fue mal y la cartera también. Los españoles perdonamos siempre los pecados de amor, pero los de robar no. Aunque no se ha probado todavía, todo el mundo sabe que ha habido un comportamiento no ejemplar del Rey emérito. ¿Qué pasa con Felipe y Guerra? Yo quiero a los dos, y les he votado muchas veces. Para mí, Felipe es un hombre imprescindible en la historia de España. Ha sido fundamental, como lo fue Suárez, como lo fue Carrillo, como lo fue incluso Fraga, Guerra o Abril Martorell.  Pero, cuando pierdes el poder -por vejez o porque te retiras-, no te acostumbras a que los guardias no se cuadren y den el taconazo, ni a que el coche oficial no te esté esperando en la puerta. No se acostumbran a que las nuevas generaciones no les pregunten. Felipe y Guerra están dolidos por eso. Pedro Sánchez tenía que haber cautivado a estos dos viejos monstruos del socialismo para que no se pusieran en contra. Tanto Guerra como Felipe están envejeciendo un poco mal. Han hecho mucho bueno por la democracia, pero ahora es tiempo de los jóvenes.

«Felipe González, Alfonso Guerra y el rey Juan Carlos I están envejeciendo mal»

P.- Pero ¿no crees que se están haciendo demasiadas concesiones por parte del presidente en funciones?

R.- Pero, ¿cuándo no se han hecho?

P.- Tendrá que haber algún límite.

R.- El que marque la ley. Yo soy demócrata y republicano. Por ese orden. Acepto la Constitución y apoyo al Rey, aunque soy republicano. Y la princesa Leonor me parece encantadora. El Rey es soberano, no como Franco que era caudillo por la gracia de Dios. Felipe VI es rey constitucional de España, por designio del pueblo. Envejecer es muy difícil. Yo me he buscado otra vida para no molestar a los jóvenes. Hay gente que envejece mal. Y creo que Felipe, Guerra y el rey Juan Carlos I están envejeciendo mal.

P.- En el libro dices que el miedo de unos y de otros nos hizo demócratas. ¿Qué está pasando ahora?

R.- Efectivamente. El miedo nos hizo demócratas porque, como te decía antes, ninguno bando sabía la fuerza del otro bando. El miedo fue fundamental, pero también la generosidad. Hubo un punto de generosidad. Miedo a no volver a las andadas y generosidad para perdonar a los asesinos del lado franquista y a los asesinos del lado republicano. En la guerra civil hubo asesinos en los dos lados, pero en la posguerra los asesinos estaban todos en el mismo lado: en el lado de la represión franquista y policial. Creo que la izquierda perdonó más, pero ambos perdonaron. Los jóvenes han nacido en libertad y la libertad, como el oxígeno, sólo la valoras cuando te falta. A mí me faltó durante muchos años y la valoro; que ahora no me la quiten. La libertad no fue un regalo, ni lo es ahora. Hay que estar alerta defendiendo permanentemente la libertad, porque un país libre siempre es un país mejor.

Los neofranquistas me dan mucho miedo

Ayer recibí mensajes de amigos que sentían miedo. Veían en directo las imágenes de la violencia desatada por los neofranquistas y nazis contra la Policía y la sede del PSOE. Como los caducados miembros vergonzantes del PP en el Poder Judicial, estos salvajes protestaban también contra la amnistía que está por llegar (y que nadie conoce aún) si hay acuerdo de investidura de Pedro Sánchez con Junts.

Policía ardiendo por una bengala arrojada por los neofranquistas. Foto de Jorge París, de 20 minutos.

No recuerdo violencia semejante cuando Aznar indultó a los terroristas de Terra Lliure a cambio del apoyo de los antecesores de Junts a su investidura en 1996. Lo que sí recuerdo de aquel año es que el flamante presidente Aznar me despidió como corresponsal de TVE en Nueva York tras la entrevista preelectoral que le hice como candidato. Se ve que no le gustaron mis preguntas. Gajes del oficio. Lo cuento con más detalle en mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo»).

Todo eso ya lo hizo Aznar. No recuerdo violencia en las calles.

Recuerdo una frase inolvidable que me enseñó entonces Felipe González (el de antes de envejecer): «La intolerancia es la enfermedad de la derecha española». Lástima. Aznar nunca reconoció la victoria electoral legítima de Zapatero («presidente por accidente», le llamaron). La victoria del PSOE se debió, entre otras razones, a las propias y gravísimas mentiras de Aznar sobre ETA en la tragedia yihadista del 11-M. Mentir sobre tantos muertos y heridos para no perder el Poder. ¡Qué vergüenza!

Montaje de Aznar, en el papel de agitador callejero , que circula por las redes sociales.

Los de VOX y una parte del PP se han echado al monte. Cuánto lo siento. Les costará bajarse de ahí. El ex presidente Aznar les moviliza y les azuza para conquistar las calles. La ex presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, le obedece ciegamente y acude a cortar la calle Ferraz, rodeada de vivas a Franco (sí, al tirano) y de banderas con la gallina del dictador felón. No en vano circulan chistes por las redes sobre su papel en primera fila en la algarada callejera frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz.

 

Banderas cona «la gallina» de Franco en la calle Ferraz.

Ahí va un resumen (que comparto) que circula por las redes sociales

Mi amigo Manolo Saco me anima con estos versos:

«Pues no he de callar

por más que con sus piedras

Silencio avises

o amenaces miedo».

Los versos originales de Quevedo provocaron indirectamente mi despido como director fundador del diario El Sol:

«No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?»

¡Ahí queda eso!

 

 

Leonor tiene buenas cartas para ser Reina

Nada que ver con la liturgia medieval tan apabullante del Reino Unido, que roza lo risible para cualquier republicano que se precie, pero la escolta de caballos de la princesa Leonor y su estampa jurando lealtad a la Constitución Española (no confesional) me han gustado. Si lo comparo con el show de la coronación de Carlos III, cabeza del Reino Unido por designio divino, me quedo con nuestra princesa de Asturias.

La esencia del acto de hoy es que la heredera al Trono se somete a la Carta Magna aprobada por los españoles en 1978. Si cumple esa Ley, como acaba de jurar, y como viene haciendo su padre Felipe VI, sin cometer corrupción económica como su abuelo, y no se identifica con ningún partido político ni sucumbe ante los halagadores profesionales, llegará a ser Reina. Lo digo como lo siento, y como lo he dicho hoy en Onda Cero con Carlos Alsina, como demócrata republicano que soy. En ese orden.

Esta mañana con Carlos Alsina en Onda Cero

Como demócrata, acepto lealmente cumplir las leyes que la soberanía popular aprueba en España. La más grande de ellas es la Constitución del 78, que yo voté, y ésta incluye la Monarquía Parlamentaria hasta que la voluntad del pueblo español no la cambie por la Tercera República. Ya veremos. Por ahora, el reinado de Felipe VI (vacunado contra la corrupción por el comportamiento inmoral de su padre) está resultando útil para la unidad, la estabilidad y el progreso de España. Y seguramente resulta más barato y emocional, aunque menos racional, que una República.

Carlos Alsina, frente al Congreso.

Gracias, Carlos, por invitarme hoy a compartir con Onda Cero la jura de la Princesa y comentar lo mismo que hizo su padre hace 37 años y que dimos en el Buenos Días de TVE.

Con Carlos Alsina, frente al Congreso

¡Feliz cumpleaños, princesa Leonor! ¡Menudo marrón le ha caído! Es zurza (como mi hija), ha sufrido bastante (por no hablar del peso insoportable de su mochila en marchas militares), tiene obligaciones impropias para su edad, apenas puede cometer errores en público…  ¡Pobre señora!  Sin embargo, tiene una ventaja: «Como ha sufrido mucho, ve cosas que otros no ven». Eso diría de ella el Lazarillo de Tormes.

Suerte, señora. La vamos a necesitar por el bien de todos.

 

Leonor podría saludar a los españoles como hizo su padre

Ya sé que son otros tiempos, pero la heredera al trono podría emular a su padre, el rey Felipe VI, presentarse ante las cámaras de  TVE y enviar un saludo a los españoles, justo antes de cumplir los 18 años y jurar la Constitución. ¿Se atreverá? Su mensaje se puede grabar y grabar tantas veces como haga falta hasta que le salga perfecto. Dentro de muchos años podremos sonreír al ver las tomas fallidas y las risas de la reina Leonor, igual ha hecho TVE con las de su padre. El joven heredero, Felipe de Borbón, lo hizo genial, sobre todo cuando dejamos de atosigarle y de darle consejos. Y sus tomas fallidas nos han dado hoy una imagen simpática e inteligente de aquel joven príncipe de Asturias. A mí me ha sorprendido agradablemente comprobar que las tomas fallidas que hicimos para el Buenos Días, que yo dirigía en 1986, no se habían eliminado. Son parte de nuestra historia.

Yo era el director del Buenos Días de TVE y quería emitir en exclusiva el saludo del príncipe. Tuve suerte.

La verdad es que mi colegas de TVE han sabido aprovechar muy bien las tomas fallidas del príncipe de Asturias. Las han repetido en los telediarios. Incluso los de 24 horas conectaron conmigo en directo para que les contara detalles de aquella grabación y de cómo hacíamos entonces el Buenos días, el primer informativo de la mañana en TVE.

Mientras hablaba con Paula y Lluis desde mi sótano emitieron viejas imágenes mías… ¡con pelo!

Un ataque de nostalgia. Fue como volver a mi vieja casa después de haber sido expulsado de ella en 1996, cuando era corresponsal de RTVE en EEUU, tras la entrevista preelectoral que le hice al candidato José María Aznar. No debieron gustarle mis preguntas al líder del PP ya que él (o el pelotas de turno) me despidió en cuanto ocupó la Moncloa. Claro que le gané el juicio por despido improcedente. La indemnización que fijó el juez me sirvió para refugiarme en la Universidad y preparar el invento del diario 20 minutos. Mis hijos atribuían el coche nuevo que compramos a lo que llamaron «la beca Aznar». Todo eso lo cuento en mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons)

Reconozco que el príncipe de Asturias, a pesar de sus tropiezos, me causó una buena impresión.

Esta es la crónica que ha publicado RTVE en su web:
La intrahistoria de las imágenes inéditas del discurso de Felipe VI a los 17 años: «Pedíamos cosas imposibles»
  • Detrás de la participación del príncipe estaba José A. Martínez Soler y su equipo de ‘Buenos días
  • El entonces príncipe mandó un mensaje a través de TVE a los españoles en la víspera de su juramento de la Carta Magna

25.10.2023  12:19 horas

PorI. FEDRIANI / Á. CABALLERO
El detrás de cámara del príncipe Felipe, 38 años después de su juramento de la Constitución

4 min.En 1986, en la víspera de su juramento de la Constitución, el entonces príncipe Felipe ofreció en Televisión Española un solemne y breve mensaje para todos los espectadores. «Gracias por ayudarme a ser un digno heredero de la Corona española», expresaba en su discurso, grabado en el Palacio de la Zarzuela. Vestido con su uniforme de cadete –símbolo del comienzo de su carrera militar–, se veía serio y sereno, a pesar de tener tan solo 17 años.

Ahora, 38 años después de la retransmisión, un paseo por el archivo de RTVE descubre las tomas falsas de un joven príncipe sonriente, pero también algo nervioso ante el que fue su primer discurso en la televisión. En él, saludaba a la ciudadanía, a quien agradecía su apoyo.

Detrás de la participación del príncipe estaba José A. Martínez Soler y su equipo de ‘Buenos días’, el programa que en la década de los ochenta iniciaba la programación en TVE. Durante su emisión, se lanzaron a hacer reportajes exclusivos tan variados como el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre España e Israel, conectar con la estación del MIR o entrevistar por el 8M a Carmen Romero, la mujer del entonces presidente del Gobierno Felipe González.

Así se grabaron las primeras palabras de Felipe VI para la televisión: «Estaba nervioso y tímido, pero salió a la primera»

«La verdad que a veces pedíamos cosas imposibles», cuenta a RTVE.es Martínez Soler, que recuerda con cariño a su «equipo de locos». «Hacíamos cosas que no se podían hacer en el Telediario porque era más serio», añade.

«A todo el mundo le sorprendió mucho»

Así, un día de enero, cuando el programa acababa de echar a andar, y en las vísperas de la jura de la Constitución de Felipe, se aventuraron a pedir la participación del príncipe en el programa con la ayuda del general Sabino Fernández Campo. Y hubo suerte. «Lo hicimos un par de día antes del juramento, pero fue inmediato el ‘sí’. Fuimos con las cámaras, lo hicimos y quedó muy simpático. A todo el mundo le sorprendió mucho», recuerda.

Martínez Soler aprovechó que conocía al rey Juan Carlos para pedir la entrevista a Fernández Campo, entonces jefe de la Casa Real. «Pedimos audiencia sin pedir permiso a nadie», ha reconocido este miércoles en una entrevista en el Canal 24 horas, aprovechando que el programa -que empezaba a las 7 de la mañana- se preparaba de madrugada y los directivos de TVE «estaban durmiendo».

Tanto en los jardines como en el interior del Palacio, la grabación se tuvo que repetir varias veces ante la atenta mirada de su equipo, los periodistas y las cámaras. El príncipe Felipe consultada con todos ellos los resultados en una pequeña pantalla de televisión, atento a cada posible detalle. «Cuando sale una (toma) ya no salen más», decía entre risas, incluso bromeando con su imagen en una de las escenas.

El equipo del programa 'Buenos días' de TVE en 1986
El equipo del programa ‘Buenos días’ de TVE en 1986 CEDIDA

Tenían en cuenta desde los planos elegidos hasta la forma en la que pronunciaba las palabras, cuidadosamente elegidas. «He dicho ‘juramento’ y no ‘mi juramento'», explicaba antes de pedir con la cabeza repetir la grabación.

La grabación se hizo tan en secreto que Martínez Soler afirma que incluso causó asombro dentro de la Casa Real, donde no todos estaban al tanto del vídeo: «Creo que la reina no sabía. Un día la me encontré en un evento y me dijo ‘qué sorpresa me llevé cuando vi a mi hijo en la tele‘». El histórico presentador se ha mostrado incluso sorprendido de que TVE hubiera recuperado estas imágenes ahora: «Si eran imágenes casi prohibidas», ha ironizado.

Un discurso inédito

Martínez Soler asegura que hubo que regrabar la escena porque Felipe estaba «tímido» por su falta de experiencia ante las cámaras, aunque él «quería hacerlo perfecto». «Yo fui y dije: que no le atosigue nadie, que haga lo que le dé la gana, que le salga natural, y entonces le salió a la primera«, afirma.

No era la primera vez que Felipe VI hablaba en público, ya que con 13 años dio su primer discurso en los Premios Príncipes de Asturias en Oviedo, pero sí que era su debut ante la televisión. A eso se sumaba, además, la importancia del momento.

A punto de alcanzar la mayoría de edad, tenía que comparecer en el Congreso de los Diputados para jurar que acataría la Carta Magna y comprometerse a cumplir sus responsabilidades como futuro jefe de Estado. Y tenía que hacerlo ante numerosos diputados, ministros, presidentes autonómicos y periodistas en lo que fue una ceremonia inédita en ese entonces.

ARCHIVO CASA REALJura de la Constitución del Príncipe de Asturias (1986)

Jura de la Constitución del Príncipe de Asturias

VER AHORA

Casi cuatro décadas después, el Congreso ha empezado a vestirse de gala para un nuevo juramento. Se han empezado a colocar tapices y se ha desmontado la tribuna donde se sienta la Presidencia para instalar una estructura que servirá de escenario. Sobre él, la princesa Leonor tendrá que seguir los pasos de su padre el próximo 31 de octubre.

Los palestinos caminan hacia la reserva

Como los indios de EE.UU. en el siglo XIX, los palestinos caminan hoy hacia la reserva. Israel llega demasiado tarde para hacer lo mismo que aquellos europeos que quitaron las tierras a los nativos americanos. Estamos en el siglo XXI.
«Tendremos seguridad cuando ellos tengan esperanza». Eso ha dicho un almirante israelí. Todo el mundo habla de paz, pero no puede haber paz, y no la habrá, si no hay esperanza. La hubo en 1995 (yo estuve allí, emocionado, en la Casa Blanca) y pronto se quebró.
Estoy desolado por el terrorismo de Hamás y el contra terrorismo del Gobierno de Israel. No quiero ser equidistante, ya que esta vez Hamás atacó primero, y de una manera salvaje y bárbara propia de la yihad islámica. Pero, en estos momentos, ambos comenten crímenes repulsivos contra poblaciones civiles inocentes. Y estoy en contra de la violencia indiscriminada. En contra de ambos genocidios.
Estoy de acuerdo con el manifiesto progresista que firma Grossman, entre otros. También con el artículo último de Antonio Muñoz Molina en El País. Me duele la insensibilidad moral de la izquierda en un asunto de tanta gravedad. Pero reconozco que el Gobierno de extrema derecha de Netanyahu nos lo está poniendo muy difícil a los amigos de Israel y del pueblo judío. Soy rotundamente contrario a la yihad islámica de corte medieval que causó el 7-O en Israel, el 11-S en EE.UU y el 11-M en Madrid, entre otras masacres de ciudadanos inocentes. Pero una democracia moderna (aunque incompleta) como la de Israel debe respetar los límites que impone el derecho internacional y humanitario. Esa es su servidumbre. No vale todo.

Almirante israelí en la reserva a La Vanguardia

A mi juicio, en la seguridad de unos y la esperanza de los otros está la clave (con dos Estados soberanos) para resolver el conflicto iniciado en 1948, en tierras de Palestina, tras el holocausto de los nazis que costó la vida a de 6 millones de judíos inocentes. Un conflicto que estuvo apunto de terminar en septiembre de 1995 cuando, lleno de emoción, cubrí como corresponsal de para TVE la firma en la Casa Blanca del Acuerdo Oslo II entre Yaser Arafat e Isaac Rabin.

Rabin, Arafat, Husein, Mubarak y Clinton, preparándose para firmar el Acuerdo Oslo II en la Casa Blanca.

Firma del Acuerdo Oslo I («Paz por territorios») en la Casa Blanca entre Arafat y Rabin en 1993, después de la Conferencia de Paz de Madrid de 1991.

Aquella jornada de septiembre de 1995 fue para mí inolvidable. Y emocionante. Creí que, finalmente, era posible la paz. Al cabo de solo un par de meses, el 4 de noviembre de 1995, Isaac Rabin, primer ministro de Israel, fue asesinado por un judío fanático contrario a los acuerdos de paz recién firmados por él en Washington. Seguí su funeral televisado desde Dayton. Su nieta me hizo saltar las lágrimas. El otro firmante, Yaser Arafat, primer jefe de la Autoridad Palestina, murió envenenado. La paz no fue posible.

Y ahora, ¿qué?. El profesor Ignacio Sánchez Cuenca nos da hoy algunas claves en su artículo «El lado oscuro de la democracia» en El País. Gaza es hoy un campo de concentración, una reserva donde quedan encerrados 2 millones de palestinos sin tierra. También es un lugar donde los bombardeos de Israel fabrican futuros terroristas. ¿Matan a los líderes de Hamás? Vendrán otros a reemplazarlos. Israel se ha creído erróneamente que el Destino Manifiesto de los norteamericanos (exterminar indios de costa a costa) sigue vigente en el siglo XXI. La última masacre de indios (cuerpos mutilados, bebés troceados, etc.) fue en Arizona en 1918.  Dos tercios eran mujeres y niños. Y se acabó.

Coronel Chivington, asesino de indios

John  Milton Chivington, coronel de EE.UU. (un pueblo elegido por Dios), lo expresó muy claramente:

«He venido a matar a los indios. Creo que es un derecho correcto y honorable para usar cualquier medio bajo el cielo de Dios para matar a los indios».

«Bajo el cielo de Dios…»

El Perich. Inolvidable.

 

El primer pinganillo, en el Buenos Dias de TVE

El artículo de hoy en El País sobre el pinganillo me ha provocado un ataque de nostalgia y algunos recuerdos risueños. Cuenta mi colega Alex Grijelmo, académico»in pectore» de la Lengua, con más méritos que muchos miembros de la RAE, que una señora que seguía el Buenos Días en TVE me paró por la calle para decirme que lamentaba mucho que yo fuera sordo siendo tan joven. Doy fe de tal anécdota que suele contar Jose María Fraguas (alias Pirracas), mi realizador favorito y cofundador de aquel programa informativo pionero en tantas innovaciones.

En mi oído izquierdo se puede apreciar el primer pinganillo(de gran tamaño) estrenado en TVE en enero de 1986. La batería con su atena, en el bolsillo de mi camisa.

El pinganillo fue una innovación en el informativo Buenos Días de TVE.

Un gran invento el pinganillo que descubrí en 1985 en el programa Today de la NBC. Me lo compré en una tienda de la Quinta Avenida de Nueva York y lo incorporamos, desde el primer momento, (no siempre con éxito) al Buenos Días de TVE. Ya no me da vergüenza contar lo que pasó con aquel extraño aparato, enganchado a mi oreja, pues está publicado en mis memorias «La prensa libre no fue un regalo».

Pag. 505 de mis memorias: Toda España pudo escuchar la cisterna del WC del Pirulí.

Pag. 406 de «La prensa libre no fue un regalo»

Portada del libro, editado por Marcial Pons.

 

 

Al fin: Bon día, Bos días, Egunon, Buenos días

Ya era hora. Gracias, Francine Armengol, por autorizar el uso de las cuatro lenguas de España en la sede de la soberanía popular. ¿Por qué la derecha y la extrema derecha no aplaudió ese anuncio? ¿Qué tienen, escondido, contra nuestras lenguas propias? La elección de Armengol como presidenta del Congreso ha sido, desde luego, un gran alivio.

Francine Armengol permite hablar en el Congreso en las cuatro lenguas de España. ¡Bravo!

Y su anuncio que reconoce, como la mismísima Constitución, que vivimos en un país plurilingüe me ha dado un ataque de nostalgia. Ya era hora, sí. Molt bé! Claro que puedo presumir y presumo de que, sin avisar a nadie, yo lo hice primero en Televisión Española.

Todos los días saludaba yo en las cuatro lenguas. Y Calviño me despidió.

Y José María Calviño (el padre de la vice) no me despidió. Arranqué el primer informativo matinal de TVE (el 13 de enero de 1986) con mi saludo, entonces original e inédito, que ya fue habitual durante todo aquel año: «Bon día, Bos días, Egunon y Buenos días».

Hace 37 años fundé el Bos dias, Egunon, Bon dia y Buenos días.

Los cambiaba de orden, pero ese fue mi saludo diario para despertar a España hasta que me fui a la Agencia EFE.  La presidenta del Congreso me ha hecho sonreír. Ella es más joven y yo le abrí el camino plurilingüe.

 

 

 

Pag. 401 de mis memorias

Copié la idea del parlamento canadiense. Asistí a una sesión en Ottawa, en 1977,  y allí hablaban indistintamente en francés y en inglés. Algún día eso llegará a España, pensé. Han pasado 37 años y, al fin, ha llegado. España es hoy mejor, porque es más libre… y más rica.

Cubierta de mi libro de memorias

Con los del Buenos días, el mejor equipo de locos que he tenido en TVE. Los jefes dormían y hacíamos el programa diario como si fuéramos libres.