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Ha muerto la Prego, voz de la Transición

En el día de las alabanzas, cuando ha muerto mi colega Victoria Prego, la voz de la Transición, a quién tanto quería, me entristece no haber podido despedirme de ella. La conocí en mi casa (1977, entonces en obras) hace casi medio siglo. Venía como esposa de Ángel Santacruz, de mi equipo de Internacional en El País, con quien ha tenido dos hijos.

Con la Prego en el Congreso, en el 40 aniversario de la Constitución del 78. Siempre la recuerdo compartiendo risas.

Ella había trabajado en El Alcázar y yo, en el Arriba. ¡Menudas escuelas de anti periodismo de extrema derecha! De allí salimos ambos debidamente vacunados contra el virus del franquismo. En aquellos tiempos, estábamos de acuerdo en cómo salir pacíficamente de la Dictadura: más reformas y menos rupturas, dentro de lo posible. No obstante, me pareció que ella era más de izquierdas que yo… o, quizás, más peleona. Lo que no puedo olvidar es que nos reíamos mucho.  Toya tenía gran sentido del humor y buen ingenio gallego para hacerte reír… y pensar.

Noticia de El Independiente, cuya editora ella presidía.

Luego triunfó con sus documentales geniales sobre la Transición en TVE y yo presumía de su amistad y celebraba su profesionalidad y brillantez. Sin embargo, el 11-M del 2004, siendo ella adjunta a Pedro J. Ramirez, director de El Mundo, y valiente como había sido, eché de menos su voz en favor del periodismo solvente y digno que su jefe estaba pisoteando, con la teoría de la conspiración de ETA en el 11-M, al servicio del mentiroso Aznar.

En 2004, me sorprendió el silencio de la Prego en El Mundo. La crisis actual comenzó el 11-M de 2004. Estos tres psicópatas (F.J. Losantos, J.M. Aznar y P.J. Ramírez) lanzaron la siniestra teoría de la conspiración de ETA en la masacre de Atocha y deslegitimaron la victoria electoral de Zapatero. Desde entonces, las derechas no aceptan la alternancia, base de la Democracia. De aquellos polvos, estos lodos…

Quise llamarla entonces para que me explicara como podía convivir su conciencia noble con aquellas mentiras tan palpables en El Mundo desde 2004 a 20015. No lo hice. Y me arrepiento. Seguro que tendría alguna explicación relacionada con la edad, el miedo, el íctus, un susto casi mortal, etc. De lo que estoy seguro es de que la Prego habrá sufrido compartiendo, en silencio, con Pedro J. aquella etapa de miseria moral y deshonestidad profesional de su director.

Victoria, número 2 de El Independiente y presidenta de la empresa editora. Sin perder su sonrisa.

Como tantos colegas de nuestra provecta edad (no sé por qué), ella evolucionó desde la izquierda hacia la derecha. Estaba en su derecho. En mi opinión, en la vida profesional y personal de Victoria Prego pesa más lo bueno que lo malo. Porque, con razón o sin ella, siempre fue una buena persona. Por eso, merece descansar en paz.  Adiós, Toya. DEP.

Pedro nos manda al rincón de pensar… y se va

Mi primera reacción a la carta de Pedro Sánchez fue egoísta («Si te rindes, ganan los malos»). La segunda fue de miedo a los restos del franquismo que están saliendo envalentonados de la cueva donde se escondieron, por temor a la revancha que no hubo, tras la muerte del tirano.

Con la bandera de Franco. Miedo me dio.

Ahora, desde el rincón de pensar, al que Pedro mandó por cinco días a toda España, comprendo que, por pura depresión y hartazgo, no quiera seguir al frente de un país tan cainita. La situación es grave, aunque no desesperada.

Los sindicatos piden hoy a los ciudadanos que defiendan la Democracia.

El presidente Sánchez no sería el primero en dimitir por hartazgo. Ya lo hizo Adolfo Suárez en favor de Calvo Sotelo, justo antes del golpe militar fallido del 23F. No quería que la flamante y frágil Democracia española fuera un paréntesis… Y, antes que él, Figueras, presidente de I República, dimitió y se fue a Francia. Se le atribuye una declaración muy expresiva de su escapada: «Estoy hasta los cojones de todos nosotros».

En la puerta del PSOE

Por eso, mi tercera reacción es hoy de comprensión y agradecimiento hacia Pedro Sánchez por el aguante heroico, casi inhumano, que ha mostrado en estos años de pandemia mundial, guerra en Europa, conflicto catalán, calumnias, bulos y hasta volcán en La Palma. Si mañana decide dimitir, le seguiré queriendo igual, ya que le considero el menos malo y el más limpio de todos los líderes políticos españoles actuales. Aunque no es consuelo, otras democracias, como la de Estados Unidos, están peor que la nuestra.

El presidente Sánchez nos ha hecho parar y pensar durante cinco días… seguidos. Gracias él, España será mañana un país muy distinto, y creo que mejor, al de hoy. ¿Quién dijo miedo? Por el bien del país, para los sucesores eventuales de Pedro Sánchez (y del pobre Feijóo) sigo recomendando la «cordialidad proactiva» de mi amiga Montse Ventosa.

El martes volverá a salir el Sol. Le deseo al presidente Sánchez lo mejor para él y su familia.

Fantasmas del pasado: Federico Jíménez Losantos, José María Aznar y Pedro J. Ramírez.

La crisis actual comenzó el 11-M de 2004. Estos tres psicópatas lanzaron la siniestra teoría de la conspiración de ETA en la masacre de Atocha y deslegitimaron la victoria electoral de Zapatero. Desde entonces, no aceptan la alternancia, base de la Democracia. De aquellos polvos, estos lodos…

 

MAR, el Rasputín de Ayuso, en la cumbre de la vileza

Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el ex Rasputín de Aznar y ahora de Ayuso, es un bravucón astuto, tramposo y, por tanto, peligroso. Esto no es ningún secreto para quienes lo hemos sufrido de cerca. Miente, amenaza y ejecuta sus amenazas sin que le tiemble el pulso. Carece de empatía y golpea con una herradura escondida en su guante. Es un psicópata del tipo Pedro J. o Federico Jiménez Losantos, «dos viejos amigos» que recuperó Aznar para su gran mentira del 11M. Haría bien la señora Ayuso en devolvérselo rápidamente a Aznar antes de que la enfangue demasiado con los delitos fiscales de su novio. Le sirvió en su ascenso al populismo, estilo Bannon, pero dudo mucho que le sirva ahora de ayuda en su caída. Ni siquiera estando sobrio.

 

MAR, con su compañero inseparable.

Miguel Ángel Rodríguez insultó y amenazó a una redactora de elDiario.es que había publicado exclusivas verficadas de los delitos fiscales del novio de su jefa. Estas fueron sus palabras escritas en un mensaje:

“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Que os den. Idiotas”. 

La receptora de los mensajes preguntó al jefe de gabinete de Ayuso: “¿Es una amenaza?”

“Es un anuncio”, respondió Miguel Ángel Rodríguez, quien todavía increpó a la integrante de la redacción de elDiario.es con algunos insultos más. 

 

El abrazo de MAR a Ayuso.

La actitud bravucona de MAR contra un diario no me ha sorprendido. Tengo grabado el recuerdo de la campaña de calumnias que dirigió contra el doctor Montes. Antonio Muñoz Molina tampoco lo ha olvidado y así lo recordó en su columna espléndida «La era de la vileza» en El País (15 de julio de 2023):

«Un rasgo de la edad de la vileza es la repetición metódica del abuso, la injuria y la mentira. Al volverse habituales no pierden su veneno, pero cada vez provocan menos escándalo. Es posible que los primeros sedimentos de esta nueva época fueran sembrados por este personaje público, siempre más o menos en la sombra, Miguel Ángel Rodríguez, que según dicen asesoró a Feijóo antes del debate, y que hace 15 años usó por primera vez en público, en programas de televisión, a sabiendas de que lo hacía, la calumnia contra una persona del todo honorable. Los residuos de vilezas pasadas los olvida todo el mundo, salvo los que las sufrieron. En 2008, en plena campaña derechista para desacreditar la sanidad pública en Madrid, Miguel Ángel Rodríguez llamó reiteradamente nazi en varias tertulias de la televisión al doctor Luis Montes, antiguo coordinador de Urgencias del hospital de Leganés, acusándolo de haber abusado de las sedaciones de enfermos graves para acelerarles la muerte. El embustero sabe que a partir de un cierto grado la mentira tiene un efecto paralizador, como lo tiene siempre un acto de violencia súbita, un grito, una bofetada. Las mentiras de Miguel Ángel Rodríguez trastornaron la vida y la carrera de un hombre íntegro, que ya había sido objeto de una sostenida persecución política. Los tribunales confirmaron la inocencia del doctor Montes, y condenaron por un delito de injurias a Rodríguez. Ya no importaba nada. El daño estaba hecho. Había enfermos que se negaban a ser atendidos por el médico injuriado. Y el mentiroso y condenado por la justicia convirtió su indecencia en un mérito para su currículum, que ha vuelto a situarlo en lo más alto de la influencia política en España. (..)

En el registro sedimentario de la era de la vileza resaltarán dos fechas aún más fundacionales, dos mentiras tan desvergonzadas como las de Miguel Ángel Rodríguez, pero de mucha mayor resonancia: en 2003, la mentira sobre las supuestas armas de destrucción masiva almacenadas en Irak por Sadam Husein; en 2004, la mentira del Gobierno de José María Aznar sobre los atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha.»

Con el candidato Aznar en TVE.

Después de ser despedido de la TVE de Aznar, tras la entrevista preelectoral que le hice en 1996, puse un pleito contra la TV del nuevo Gobierno por despido improcedente. Gané el juicio, pero no pude volver a la prensa. Me refugié en la Universidad hasta que, años más tarde, fundé 20minutos. Tuve fuentes solventes que apuntaban a MAR como el mensajero de la Moncloa que amenazó a los grupos de prensa para que no me dieran empleo. Se le da muy bien amenazar… y ejecutar. No te confíes, querido Ignacio Escolar. No soportan el éxito de elDiario.es. Recuerda que MAR esconde herradura en su guante.

Solo por eso, comprenderéis que este Rasputín no sea santo de mi devoción. Por prevención, en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») no quise darle a MAR el triste crédito por sus amenazas a los medios. Su mensaje fue, más o menos, que «si me daban trabajo lo considerarían con un acto de hostilidad hacia el nuevo Gobierno». ¡Madre mía! Nunca me había sentido tan importante… pero, por si acaso, salí huyendo hacia Almería, la tierra refugio donde nací.

Esto fue lo que, en plena pandemia, escribí en mis memorias:

 

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Aznar pierde otra oportunidad para pedir perdón

Soy un ingenuo. Llegué a pensar (¡pobre de mí!) que, al cabo de 20 años de infamia y vileza, José María Aznar, Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos (trío de psicópatas) pedirían perdón, por fin, aunque fuera con la boca pequeña, a las víctimas del 11M y a los demócratas españoles por el daño que han causado con sus mentiras. Aznar y su Gobierno mintieron a sabiendas para ganar las elecciones del 14M y, tras su derrota, deslegitimaron la alternancia en el Poder y quebrantaron el espíritu de la Transición y el imperio de la Ley, que es la base del Estado de Derecho. De aquellos polvos, estos lodos. Rompieron la Democracia.

Los pseudoperiodistas Pedro Jeta Ramírez y Federico Jiménez Losantos sembraron El Mundo y la COPE (pecaminosa radio de los obispos) de falsedades, calumnias y odio al servicio de Aznar, del crecimiento de sus audiencias crédulas y de sus cuentas de resultados. Por intereses espurios, por dinero, por soberbia, por pura maldad y… porque podían. ¡Vergüenza para los tres conspiranoicos, incapaces de pedir perdón por tanto daño causado!

Homenaje a las víctimas del 11M ayer en Atocha

Mi hijo Erik Martínez Westley, Rodolfo Ruíz, ex comisario de Vallecas, y yo depositamos unos claveles en Memorial del 11M en Atocha. Un encuentro emocionante con mi amigo Rodolfo.

TV3 emitió anoche un reportaje espléndido sobre el 11M. No pude hablar en catalán. La meva pronuciació no és bona.

Los 3 psicópatas del 11-M, incapaces de pedir perdón

El 11-M se quebró la Democracia en España. Anoche asistí en el Ateneo de Madrid a un acto emocionante. Victor Sampedro presentó su libro «Voces del 11-M. Víctimas de la mentira» (Planeta), en el que recoge 8 testimonios sobre el mayor atentado terrorista de Europa (193 muertos y casi 2.000 heridos) y el dolor que causó… y sigue causando al cabo de 20 años.

Con Angeles Aguilera, Sindo Lafuente, Víctor Sampedro y Virginia Pérez Alonso.

Los tres promotores de la teoría de conspiración (Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos y Jose María Aznar), que mintieron a sabiendas al atribuir la tragedia a ETA y no a Al Qaeda, siguen en sus trece. No han rectificado. Aquella gran mentira, y la consiguiente deslegitimación de la alternancia en el Poder, base de la Democracia, fue el parteaguas de la Transición. Marcó un antes y un después en el espíritu de concordia consagrado el 6 de diciembre del 78.  Y la herida sigue abierta. De aquellos polvos, estos lodos. Los tres psicópatas sin empatía, que iniciaron lo que Muñoz Molina llama «La era de la vileza», han sido incapaces de pedir perdón a las víctimas del 11M y a los demócratas españoles por el daño que han causado… y siguen causando.

20 minutos fue el único diario de España que el día 14M (elecciones generales) tituló así: «11-M: fue Al Qaeda». Aznar no nos mintió como a los demás diarios. No nos llamó.

Con Eulogio Paz, ex presidente de la Asociación «11-M: Afectados por el terrorismo». Su hijo fue asesinado en 11-M.

Asistieron, entre otros, Juan Jesús Sánchez Manzano, ex comisario jefe de los TEDAX, que descubrieron la pista clave en la mochila de Vallecas, Olga Sánchez, fiscal del 11-M, Eulogio Paz, ex presidente de «11-M: Afectados por el terrorismo», Fernando Reinares, historiador especialista en terrorismo islámico.

 

Los Magos me han traído una taza…

A petición de mis niños, Erik y Elena, los Reyes Magos me han traído un juego de tazas emocionantes cargadas de sentido: «La prensa libre no fue un regalo. -JAMS».

Taza de los Reyes Magos con el título de mi libro: «La prensa libre no fue un regalo»

La prensa libre, no, pero esto sí que ha sido un regalo. ¡Qué buen regalo! También Papá Noel me trajo una camiseta mágica, con el mismo lema de propaganda, con la que gané 6-3 a mi hijo Erik.

Con esta camiseta mágica de Papá Noel gané por 6-3 a mi hijo Erik.

Ya me enteré. Ellos lo compran todo aquí. También me han hecho buena publicidad con estos videos de la presentación de mi libro en el Ateneo de Madrid. Muchas gracias.

Portada de mi libro en su edición en papel. Ya quedan pocos…

Y otra alegría: la editorial Marcial Pons me anuncia que muy pronto estará disponible mi libro de memorias en formato kindle. Es una buena señal… de que se van agotando los ejemplares de papel. ¡Qué bien empieza este año nuevo!

Estoy me anima a iniciar este año 2023 con otro libro. ¡Que no nos falten proyectos para acompañar al tenis y a la talla de madera! Esta vez será sobre la Policía, el Poder y la Prensa, en torno a tres personajes claves tras la masacre del 11-M en Atocha.

Estos dos llevan todas la papeletas para ser los malos de la película…

José María Aznar, presidente del Gobierno el 11-M de 2004, que atribuyó siempre a ETA la autoría de la masacre de Atocha a sabiendas de que era falso.

Pedro J. Ramírez, director de El Mundo el 11-M de 2004, que siguió el juego diabólico al presidente Aznar, a sabiendas de que la masacre no fue de ETA sino Al Qaeda.

El tercer personaje me lo guardo en secreto para más adelante.

Seguiremos informando…

¡Felices Reyes!

 

 

 

 

 

Victoria 6-3 frente mi hijo Erik. Sigo dando guerra.

A muchos abuelos les parecerá una minucia (o un ataque de soberbia) presumir de haber ganado al tenis, con 75 años (aunque no lo parezca) a un hijo que ya cumplió los 40. A mí, no. Hoy he disfrutado en la pista.

Celebrando la victoria por 6-3 frente a mi hijo Erik en un set larguísimo y muy disputado.

Normalmente, Erik me gana al tenis, pero ayer tuve una clase con mi maestro Gildo y hoy, con un cordaje nuevo, remonté un set durísimo con muchos empates. La verdad es que ganar un partido da gusto. Y mi hijo no es de los que se dejan ganar. Le eduqué para todo lo contrario.

Mis lesiones fueron leves. Ningún hueso roto.

Legué bien entrenado a la pista, en buena forma, recuperado del remate que, hace tres semanas, me costó una caída de culo muy  aparatosa. Radiografía limpia.

Camiseta de propaganda de Goat Knight, la productora de mi hijo Erik. Eso me animó.

Para celebrar mi regreso al tenis, mi hijo me había regalo una camiseta de propaganda de su productora (Goat Knight S.L.).

Logotipo de Goat Knight, sobre mi pecho. No podía fallar.

Quise darle buen uso con su logotipo en mi pecho. Eso quizás le impresionó o le aflojó. Ambos jugamos bien. Juegos muy largos con voleas y remates dignos de ser grabados. Un gran día.

Yo invité a los churros y a la tortilla. Para una vez que gano…

Lo celebramos con churros y tortilla en el Café de los Austrias, frente al polideportivo de La Bombilla de Madrid.

Premio merecido.

Hoy me toca siesta en el sofá, quizás con una película del Oeste que mi chica odia porque dice que son simplonas y machistas. Pero es que mi cuerpo serrano hoy ya no da para más.

Libros aconsejables para masoquistas.

Para un nuevo proyecto sobre la prensa, me castigo leyendo, a la vez, dos libros muy fuertes, casi insoportables, que ya comentaré algún día en ese blog cuando los termine. (Uno se llama «Pedro J. Ramírez, al desnudo», de Juan Díaz Herrera, y el otro se titula «Memorias I» del mismísimo José María Aznar, el «hombrecillo insufrible», como le llamaba su correligionario el canciller alemán Helmut Kohl).

La victoria al tenis me permite dejar esas dos lecturas masoquistas para días laborables. Ya estoy cocinando de lujo.

Ataque de nostalgia con estudiantes de Periodismo

Acudí al Salón de Conferencias de Periodismo en la UCM para aplaudir a mi colega María Ramírez, autora de «El periódico», libro que presentaba allí a más de un centenar de jovencísimos estudiantes y que yo os recomiendo. Ella había aplaudido mi libro en el Ateneo. ¡Qué menos! Ojo por ojo y libro por libro. Me lo pasé muy bien, aunque sufrí un ataque de nostalgia.

María Ramírez habló de su libro «El Periódico» ante más de un centenar de estudiantes de Periodismo.

Hacía décadas, desde la defensa de mi tesis doctoral, que no pisaba la Facultad de Ciencias de la Información. Imposible no pensar en mi gran amigo Emilio Ontiveros, economista miembro de aquel tribunal de tesis, que falleció este verano.

María, subdirectora de eldiario.es, estuvo genial en la promoción de su libro.

Cubierta del libro de María Ramírez

Chica lista, brillante en su exposición. Gran periodista, mucho mejor que su padre, Pedro J. Ramírez, quien no es santo de mi devoción. Ella, sí. Los jóvenes disfrutaron del optimismo de la autora sobre el presente y el futuro del periodismo. Comparto ese optimismo. A pesar de las «fake news» y la teorías conspiratorias que llenan de vergüenza las redes sociales, nunca estuvo el periodismo, con grandes jóvenes profesionales solventes, mejor que ahora. ¡Bravo, María!

El profesor Arturo Gómez Quijano, organizador del ciclo de conferencias (#NewPaper26), defendió el futuro de nuestra profesión. ¿Cómo iba a enseñar Periodismo a sus alumnos ni no creyera en su futuro? Mucho hablaron de la prensa digital online (el libro de María trata del periodismo en internet), como amenaza frente a la prensa tradicional de pago en papel, pero olvidaron mencionar el fenómeno revolucionario del boom de la prensa gratuita que, desde el año 2000, llegó a repartir 4 millones de ejemplares diarios, más que toda la prensa de pago junta en España.

Micrófono en mano, defendí el modelo del diario 20 minutos que fundé en el año 2000,

Ante tamaña provocación, no pude contenerme y, micrófono en mano, hice un canto al diario 20 minutos, que fundé en febrero del 2000 y sigue dando de leer gratis al sediento. Mi vieja tesis era que «pagar o no pagar, no es la cuestión». «Leer o no leer, esa es la cuestión». Y mi diario no era realmente gratuito, sino que el lector nos pagaba de sobra con su atención que valía, para los anunciantes, más que el euro y pico de los diario de pago. «La atención y la confianza del lector es oro puro», dije a los estudiantes y ese es el objetivo que debemos perseguir cuando somos reporteros de la realidad que nos rodea, tan poliédrica. Ya sabemos que la objetividad no existe, pero es una hermosa tendencia que debe dirigir nuestro trabajo.

Dos libros del profesor Arturo Gómez Quijano sobre los diarios gratuitos en España.

A la salida, el profesor Gomez Quijano, un especialista en la prensa gratuita, con dos libros preciosos en el mercado, me pidió que presentara allí mismo mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y defendiera el modelo de 20 minutos. Acepté encantado, Faltaría más.

Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (1)

Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (2)

Con María Ramírez en El Pais (foto de Moeh Atitar)

 

Y la cubierta de mi libro. Que no falte.

¿Está la prensa mejor o peor que antes?

Tres generaciones de periodistas del frondoso árbol «Guindal» se juntaron ayer en torno a mi paella «ilustrada», que tantas veces hemos compartido con colegas durante la Transición. Carlota Guindal (La Vanguardia), hija de mi amigo Mariano (el de la famosa pregunta «¿Qué hay de Rumasa, señor Boyer?), metió el dedo en la llaga de nuestra profesión que, se diga lo que se diga es la segunda más antigua y la más hermosa del mundo.

Con Carlota Guindal (de La Vanguardia) y ¡con mi libro! Le agradecí el detalle con más carabineros en su plato.

La joven redactora de Tribunales cree que la prensa está peor que antes. No me extraña que lo piense si se dedica a cubrir (¡Ay!) la Justicia en España, ya que lo que pienso que está verdaderamente mal, y peor que la Prensa, es el sistema judicial que arrastramos desde el franquismo. En cambio, la Prensa está, a mi juicio, mejor que nunca. Lo sostengo. Apasionante debate que quedó en tablas. Estoy dispuesto a repetir la paella y continuar con esta tertulia que me recordó la que tuvimos el jueves en Segovia con Bernardo Pérez y un montón de maestros del periodismo.

Mariano, la Westley  (awestley.com) y yo, jubilados. Carlota y Mar Diaz Varela, activas, y Santiago Guindal, estudiando Periodismo, discutimos con ardor. Incluso con argumentos.

Carlota dijo que ella estaba bien en La Vanguardia, pero que la prensa estaba muy mal, en declive, casi en peligro de extinción.  Mariano y yo, que nos dedicamos muchos años al periodismo económico, le recordamos que, al hablar con empresarios, era habitual que nos dijeran, individualmente, que iban muy bien, pero que, en cambio, su sector estaba fatal y necesitaba ayudas. La suma de todos los que individualmente iban bien no podía darnos un resultado tan fatal para el sector. Lo mismo pienso para la Prensa.

La vieja prensa no acaba de morir y la nueva (con su ola digital, incluida, y sus abundantes fake news) no acaba de nacer. Comprendo que esa transición hacia el futuro genere ansiedad e incertidumbre en los jóvenes. Nosotros también tuvimos, no sin dolor, nuestra propia transición de la prensa sometida por el dictador hacia la prensa libre, que conquistamos palabra a palabra. Tuvimos que aprender a caminar con naturalidad sobre la incertidumbre… y el miedo. Ahora les toca a los jóvenes. Más les vale prevenir que lamentar.

No soy masoquista, pero estoy leyendo, a la vez y no sin estupor, un libro sobre Pedro J. Ramírez y las memorias de José María Aznar, dos tipos peligrosos para la salud de la Prensa. Menos mal que los rodeamos con dos libros que cuentan la vida de Mariano y la mía, dos hombres con buena suerte.

 

En general, suelo discrepar de quienes, en cualquier sector o aspecto de la vida, caen en un pesimismo paralizante al afirmar que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Con los datos en la mano, no suele ser cierto que el pasado fuera mejor que el presente. Era mejor, si se quiere, simplemente porque éramos mas jóvenes y solíamos hacer muchas cosas muy placenteras (y con más frecuencia) que en la jubilación.  Si lo sabré yo…

Es cierto que las técnicas (incluso las de matar) cambian y progresan. Sin embargo, la historia (siempre escrita por los vencedores) nos muestra que, aunque las técnicas cambien, las intenciones del ser humano permanecen. Al final, brindamos con una frase que repetimos mucho en nuestra familia: «Cuando todo falla, los principios importan».

Pues eso. ¡Ánimo, jóvenes periodistas! La verdad absoluta solo existe para los teólogos. Claro que si queremos acercarnos a la realidad (ya sean molinos o gigantes, según se mire, amigo Sancho) es recomendable que lo hagamos recurriendo, por los menos, a dos fuentes de información solventes. (Yo estoy suscrito a El País y a La Vanguardia).

Mariano me corrigió: «¡A tres!»

Amén, Mariano.