Archivo de abril, 2024

Pedro nos manda al rincón de pensar… y se va

Mi primera reacción a la carta de Pedro Sánchez fue egoísta («Si te rindes, ganan los malos»). La segunda fue de miedo a los restos del franquismo que están saliendo envalentonados de la cueva donde se escondieron, por temor a la revancha que no hubo, tras la muerte del tirano.

Con la bandera de Franco. Miedo me dio.

Ahora, desde el rincón de pensar, al que Pedro mandó por cinco días a toda España, comprendo que, por pura depresión y hartazgo, no quiera seguir al frente de un país tan cainita. La situación es grave, aunque no desesperada.

Los sindicatos piden hoy a los ciudadanos que defiendan la Democracia.

El presidente Sánchez no sería el primero en dimitir por hartazgo. Ya lo hizo Adolfo Suárez en favor de Calvo Sotelo, justo antes del golpe militar fallido del 23F. No quería que la flamante y frágil Democracia española fuera un paréntesis… Y, antes que él, Figueras, presidente de I República, dimitió y se fue a Francia. Se le atribuye una declaración muy expresiva de su escapada: «Estoy hasta los cojones de todos nosotros».

En la puerta del PSOE

Por eso, mi tercera reacción es hoy de comprensión y agradecimiento hacia Pedro Sánchez por el aguante heroico, casi inhumano, que ha mostrado en estos años de pandemia mundial, guerra en Europa, conflicto catalán, calumnias, bulos y hasta volcán en La Palma. Si mañana decide dimitir, le seguiré queriendo igual, ya que le considero el menos malo y el más limpio de todos los líderes políticos españoles actuales. Aunque no es consuelo, otras democracias, como la de Estados Unidos, están peor que la nuestra.

El presidente Sánchez nos ha hecho parar y pensar durante cinco días… seguidos. Gracias él, España será mañana un país muy distinto, y creo que mejor, al de hoy. ¿Quién dijo miedo? Por el bien del país, para los sucesores eventuales de Pedro Sánchez (y del pobre Feijóo) sigo recomendando la «cordialidad proactiva» de mi amiga Montse Ventosa.

El martes volverá a salir el Sol. Le deseo al presidente Sánchez lo mejor para él y su familia.

Fantasmas del pasado: Federico Jíménez Losantos, José María Aznar y Pedro J. Ramírez.

La crisis actual comenzó el 11-M de 2004. Estos tres psicópatas lanzaron la siniestra teoría de la conspiración de ETA en la masacre de Atocha y deslegitimaron la victoria electoral de Zapatero. Desde entonces, no aceptan la alternancia, base de la Democracia. De aquellos polvos, estos lodos…

 

Presidente: Quédate, merece la pena

Hace años que no me siento tan emocionado, como hoy, dentro de un grupo de miles de demócratas que gritan «¡Merece la pena!» y piden al presidente del Gobierno que no dimita, que se quede, que no se rinda ante la última gota de la campaña de acoso a su familia que comenzó el PP hace 10 años con dinero público, su policía política y el golfo comisario Villarejo.

Pancarta en la concentración de Ferraz

Vista aérea de la concentración en la puerta de la sede del PSOE. Unos dicen 12.000 asistentes y otros 20.000

Hoy asisto a una concentración especial, pues va de defender no solo a Pedro Sánchez sino a la mismísima Democracia. Me gusta que demos un golpe en la mesa, como ha hecho Pedro Sánchez para reflexionar y tomar impulso, y dejemos de estar a la defensiva frente a los bárbaros de VOX y algunos otros aún emboscados en el PP.

Cartel original hecho en casa de un socialista. Al fondo, una bandera republicana, como la de mi padre.

Creo que el lunes marcará un antes y un después en la defensa de la Democracia en España.

El paraguas de 20 minutos me salvó del chaparrón que, afortunadamente, duró poco.

Poco antes del empezar el Comité Federal del PSOE, huérfano de Pedro Sánchez. Luego, salió el Sol.

Ofrezco al presidente Sánchez un regalo que me ha hecho hoy una amiga: la «cordialidad proactiva». Frente al acoso violento, al discurso del odio, a la xenofobia, al machismo, a los bulos y mentiras de la extrema derecha propongo responderle, como ha dicho hoy Zapatero, con respeto, educación y tolerancia. La cordialidad mata a los bárbaros. Me consta que hay muchos demócratas en el PP (alejados de Trump, Jiménez Losantos, Ayuso y su Rasputín) que comparten conmigo este mensaje. Lo veo cada día en la pista de tenis o en mis clases de talla de madera. Somos de todos los colores y, cordialmente, nos llevamos bien.

Me crucé con caras conocidas, pero ésta de mi colega Marta Pérez, cofundadora de 20 minutos, es inolvidable.

No perdemos nada con ser más cordiales con nuestros adversarios, no enemigos. Prueba y error. Como en el progreso científico. No te vayas, Pedro. Sin caer en la ingenuidad, prueba esta receta cordial para desbaratar la miserable espiral de violencia de la extrema derecha. Seremos más felices y mantendremos enterrada, otro medio siglo, el hacha fratricida.

¡Campeón! Otra alegría más.

Luego, por la tarde, nuestro héroe Rafa Nadal nos ha dado una alegría con su victoria contra el joven australiano Minaur. Al atardecer, un paseo por el campo con mi chica (ya sin muletas). Un día completo. ¿Qué más puedo pedir?
….
¡Ah! Os recomiendo que leáis esta carta de Ignacio Escolar que, sin su permiso, abusando de la amistad que nos une, copio y pego a continuación:
Carta de Ignacio Escolar
27 de abril de 2024 08:41h Actualizado el 27/04/2024 13:38h

“¿Merece la pena todo esto?”. La pregunta que se hace Pedro Sánchez es pertinente y sincera. No conozco a ninguna persona honesta que esté o haya pasado por la política y que no se lo haya planteado. Tampoco a nadie, ni siquiera a las personas más fuertes, que no haya dudado más de una vez. Que no hayan tenido la tentación de rendirse, de tirar la toalla, de salir corriendo de allí.

¿Merece la pena pasar por un proceso judicial, acusada falsamente de encubrir un delito de abuso sexual, como sufrió Mónica Oltra? ¿Merece la pena que tus hijas adolescentes sean insultadas y ridiculizadas públicamente, como le ocurrió a Zapatero? ¿Merece la pena padecer durante meses un acoso constante y permanente en la puerta de tu casa, como hicieron con Pablo Iglesias e Irene Montero? ¿Merece la pena que te intenten meter en prisión con pruebas falsas –a ti y a tu pareja–, como soportó Victoria Rosell? ¿Merece la pena pasar por injustas persecuciones judiciales por “terrorismo” como las que sufren algunos de los políticos independentistas?

Hay una expresión que detesto y que estos días no paro de escuchar: “A la política se viene llorado de casa”. Me parece abominable por una doble razón. La primera, esta idea tóxica de que tener sentimientos es algo a exterminar, cuando es al contrario: ojalá más personas con empatía, capaces de sufrir y de llorar; nada hay más humano que esa emoción. La segunda, esta regla odiosa de que en política vale todo y hay que soportarlo todo sin siquiera mostrar la más mínima aflicción. Que hay una suerte de nuevo derecho constitucional, el derecho al acoso con insultos, mentiras y denuncias falsas, que se extiende no solo a los políticos sino a todo su entorno personal.

No, no creo que ser familiar de un político te otorgue una bula especial. Claro que la prensa debe fiscalizar al poder y son muchas las ocasiones en que resulta imprescindible entrar ahí. Claro que es pertinente informar sobre el fraude y las comisiones millonarias de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, la persona que paga la casa de lujo donde vive la presidenta de Madrid; igual que lo fue, décadas atrás, publicar los tejemanejes del hermano de Alfonso Guerra –que también fue condenado por un delito de fraude fiscal–. No seré yo quien no defienda el derecho constitucional a la información. Pero subrayo esa palabra: información. Que no es lo mismo que los bulos, las mentiras y las medias verdades que tanto abundan hoy.

Se ha abusado tanto del victimismo en política que es inevitable desconfiar. No conozco a ningún corrupto que, pillado in fraganti, no proclame sufrir una persecución mediática y judicial. Empezando por el propio Donald Trump, que es quien más ha utilizado esa vía para eludir cualquier responsabilidad, y ha creado, para toda la extrema derecha del mundo, un manual.

No sé si Pedro Sánchez dimitirá. Hoy creo que no, pero solo él lo sabe con certeza. Sí estoy plenamente convencido de que la denuncia contra Begoña Gómez, más tarde o más temprano, se archivará. Porque a pesar de la pulsión reaccionaria que late en algunos juzgados –imprescindible para explicar buena parte de las cacerías contra políticos de izquierda– me niego a creer que una acusación tan endeble pueda prosperar.

Pero volvamos a la pregunta inicial de esta carta. ¿Merece la pena? La terrible respuesta es que no, que no sale a cuenta. Que hace mucho que no merece la pena, si solo se mide desde el punto de vista personal.

¿Merece la pena que llamen “Begoño” a tu mujer?, ¿que la arrastren de los pelos por el barro de los juzgados con una denuncia basada en bulos?, ¿que acosen a tu hermano, a tu padre o a tu suegro con mentiras y falsedades? ¿Merece la pena que machaquen a las personas que quieres?

Un ejemplo: ¿cuántas veces has escuchado lo de “la sauna del suegro de Pedro Sánchez”?

Este miércoles, Ester Muñoz, diputada y vicesecretaria del PP, insistía en esa misma acusación: “Tenemos los escándalos que rodean al presidente del Gobierno, ahí tenemos a su suegro que se enriquece con esas saunas, todos sabemos a qué tipo de saunas me refiero”.

Al día siguiente, la periodista Silvia Intxaurrondo preguntó a esta dirigente del PP qué pruebas tenía para sus acusaciones. “Están publicados en los medios y que todo el mundo… Es que yo no he acusado absolutamente de nada a nadie. He dicho cosas que están publicadas en los medios”, respondió.

Hoy en elDiario.es explicamos el origen de una de estas “cosas que están publicadas en los medios”. El Gobierno de Rajoy encargó al comisario Villarejo espiar al padre de Begoña Gómez. Según el entonces número dos del Ministerio del Interior, Francisco Martínez, serviría para “matar políticamente a Sánchez”. “Esto lo revienta”, decía también.

¿La verdad de la historia? Que las famosas saunas ni siquiera eran del suegro de Sánchez. Son de sus hermanos. Pero decir que “los hermanos del padre de la mujer de Pedro Sánchez” tienen una sauna quedaba peor en el titular.

Todo esto pasó hace ya diez años, en 2014. A los pocos meses de que Pedro Sánchez llegara por primera vez a la secretaría general del PSOE. Tras este encargo del Gobierno de Rajoy a Villarejo, la historia de la sauna del suegro de Pedro Sánchez se multiplicó por varios medios de comunicación. Tal vez algún día también descubramos el origen de las mentiras que se publican hoy. Aunque para entonces será como con este bulo de la sauna: una calumnia cuyo daño será imposible de reparar.

¿Es humano tener la tentación de rendirse, para proteger a los que más quieres? Claro que lo es. Por duro que seas. Por fuerte que te creas. Supongo que a mí me cuesta algo menos empatizar con lo que pasa por la cabeza de Pedro Sánchez porque, a una escala mucho menor, también he sufrido episodios similares. Titulares infectos de medios aún más deleznables contra quien entonces era mi pareja. O acoso e insultos en redes sociales contra mi actual mujer. Me he tirado más de un año imputado por el delito de “revelación de secretos”, por informar del máster fraudulento de Cristina Cifuentes. Me toca pasar por los juzgados casi cada mes, para defenderme de demandas injustas contra elDiario.es. Y hay barrios de Madrid –esos en los que arrasa Vox– por los que prefiero no ir, porque no es plato de gusto que te insulten cuando paseas con tu mujer y tus hijos, como me ha ocurrido en demasiadas ocasiones.

Cualquier persona de izquierdas mínimamente conocida sabe de qué hablo porque todos lo sufrimos, especialmente las mujeres. Son problemas de país rico, me suelo consolar –en otros lugares del mundo, los periodistas incómodos acaban muertos, en el exilio o en prisión–. Pero es un desgaste constante, agotador, que impacta en tu vida y te cambia el humor. Hubo una temporada que me daba miedo salir a comer o a cenar en sitios públicos porque casi siempre terminaba mal.

El acoso contra la izquierda siempre ha existido. Pero en los últimos años ha ido a peor. La derecha ha logrado convertir la vida pública en un lodazal, una estrategia deliberada para igualar la reputación de todos: la gente honesta y la que no lo es. Y que en demasiadas ocasiones cuenta con la imprescindible colaboración de algunos jueces afines. Y de muchos medios de comunicación.

¿Todos los políticos son iguales? ¿En serio? ¿Por qué entonces el gobierno de Zapatero no tuvo ningún gran caso de corrupción y el de Aznar ha acabado con tres de sus ministros en prisión?

¿Qué dirían, qué escribirían, si Begoña Gómez se hubiera llevado 234.000 euros de comisión de una adjudicación del Gobierno, como hizo el hermano de Ayuso? ¿Dónde estaría hoy Pedro Sánchez si su pareja hubiera defraudado 350.000 euros a Hacienda tras cobrar un pelotazo de dos millones, como ha pasado con la presidenta de Madrid?

Es la misma derecha que, hace veinte años, alimentó una teoría de la conspiración sobre los muertos del peor atentado terrorista de la historia de España. La misma que, hace diez años, utilizó los fondos reservados y la cloaca policial para destrozar a sus rivales políticos. Los mismos que ahora han convertido el “que te vote Txapote” en un lema electoral. Los mismos que llaman “hijo de puta” al presidente del Gobierno y, en vez de disculparse por el exabrupto, lo convierten en una chanza más. Los mismos que se jactan de controlar la Justicia “desde detrás” y que por eso mantienen secuestrada desde hace más de un lustro la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

¿La izquierda ha contribuido a que el espacio público se haya deteriorado tanto? Creo honestamente que sí, que una parte de la izquierda cometió el error, años atrás, de validar los escraches, que nunca se debieron producir. Esa agresividad le volvió a la izquierda multiplicada por mil. El famoso escrache a Soraya Sáenz de Santamaría en la puerta de su casa fue pacífico, duró 20 minutos y pasó una sola vez. No hay punto posible de comparación con lo que Iglesias y Montero padecieron durante meses. Y la manifestación frente a la sede de Génova también ha pasado apenas una vez, y no es equiparable a lo que ocurre desde hace meses en Ferraz y otras sedes de partidos de izquierdas por toda España. Hace mucho tiempo que es la derecha, no la izquierda, quien ha cruzado todos los límites y está fuera de sí.

¿Merece la pena? No. A nadie le sale a cuenta vivir así. Y de eso se trata. Este envenenamiento constante y sistemático tiene un objetivo deliberado: destrozar a cualquiera que asome la cabeza, para que sea insoportable estar ahí.

No merece la pena. Pero hay que resistir. Para lograr, entre todos, un debate público menos tóxico, y que nunca más vuelva a ser necesario enfrentarse a un dilema así. Estoy seguro de que Pedro Sánchez y su familia serían más felices si dejan La Moncloa. Pero también espero que no dimita, porque las consecuencias para España y nuestra democracia serían nefastas.

En un país donde nadie dimite y nunca pasa nada, sería terrible que cayera por estos motivos un presidente del Gobierno elegido por el Parlamento hace menos de un año y que representa a la mayoría de este país. Sería una pésima noticia para cualquier demócrata, vote lo que vote. Porque validará y normalizará una vía tóxica e infecta de lograr el poder.

Lo dejo aquí por hoy. Gracias por leerme. Si eres socio/a de elDiario.es, gracias por tu ayuda: es imprescindible para que nosotros también podamos resistir. Y si no lo eres, apóyanos.

Gracias, Ignacio.

Presidente: Si te rindes, ganan los malos.

Resiste, presidente. Si te rindes, ganan los malos.
También yo estoy reflexionando (como muchos demócratas) sobre si vale la pena o no trabajar para mejorar la vida de la gente y, de paso, para que te quieran. No sé en qué orden. El presidente Pedro Sánchez ha dado un golpe en la mesa. Ha sobresaltado a un país, adormecido por los bulos, las mentiras y  los discursos de odio e intolerancia de la derecha y la extrema derecha. Otras democracias, como la norteamericana, están peor que la nuestra. Lo sé. Pero aquí corremos el riesgo de desenterrar de nuevo el hacha fratricida. Preguntad, si no, a vuestros padres o abuelos. La admisión sospechosa por el juez Juan Carlos Peinado (lawfare) de una querella con noticias falsas contra la esposa de Pedro Sánchez ha sido la última gota que ha colmado el vaso de su paciencia y aguante. Su reacción es comprensible. El presidente Sánchez no es perfecto, es humano, pero quienes queremos que no se rinda, iremos el sábado a las 11:00 a la sede del PSOE en Calle Ferraz para mostrarle nuestro apoyo. «Hay circunstancias en las que callar es mentir», decía Unamuno. Pues, eso.

Cartel de apoyo a Pedro Sánchez que circula por las redes sociales.

Mañana sábado a las 11:00 ante la sede del PSOE en calle Ferraz de Madrid.

Este es el contenido íntegro de la carta del presidente Sánchez:

Madrid, 24 de abril de 2024

Carta a la ciudadanía:

No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar ni opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas.

Como ya sabrá, y si no le informo, un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios.

Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes.

En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.

Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público.

La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar.

En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa.

No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática.

Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de ‘que te vote Txapote’. Tampoco pudieron quebrarnos.

El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras.

La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal.

Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó “la máquina del fango”. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.

Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.

Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también.

Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público. Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero.

Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión.

Gracias por su tiempo. Atentamente,

Pedro Sánchez

El cineasta Pedro Almodóvar ha sido uno de los primeros creadores que ha reaccionado públicamente a la carta de Pedro Sánchez en elDiario.es. Por su interés y emoción, la copio y pego aquí:

«Vivo encerrado en la película que estoy rodando, la realidad ocurre muy lejos de las localizaciones donde ruedo, mi cerebro no registra ningún dato, por pequeño que sea, que no tenga que ver con el rodaje. Son meses de preparación y semanas de rodaje y empiezo a notar el cansancio. Anoche, cuando llegué después de una interminable sesión de fotos para la promoción me topé de bruces con la carta de Pedro Sánchez en televisión y me eché a llorar. El cansancio me provoca esta hipersensibilidad y me debilita frente a cualquier emoción. Recuerdo en alguna conversación con amigos, no hace mucho, comentar nuestra extrañeza de que nuestro presidente no se hubiera plantado ya y nos hubiera mandado al infierno, por utilizar un eufemismo. Esta carta abierta no es una sorpresa. No existe ser humano que resista lo que el más resistente de nuestros presidentes ha estado sufriendo los últimos años, en una escalada que supera todo lo imaginable. No me extrañó que se rompiera y me provocó tal indefensión que me puse a llorar como un niño.

Pedro Sánchez tiene derecho a irse y abandonarnos a nuestra suerte. No nos lo merecemos, como no nos merecíamos en la alcaldía de Madrid a Manuela Carmena.

Me puse a ver la televisión y me sorprendió la falta de empatía de los representantes de los medios ante un gesto que nos muestra a un hombre brutalmente herido y roto. Era el ser humano el que escribía la carta de no puedo más, dejadme que lo piense unos días para no actuar en caliente. Parece que a Pedro Sánchez no se le reconoce su humanidad, está obligado por su cargo a ser sobrehumano.

No hay palabras que puedan calificar, al menos no se me ocurren, lo que está ocurriendo: un seudosindicato pone una denuncia basada en recortes de periódicos ―muchos de ellos ya se ha demostrado que son falsos― y un juez la admite a trámite. Es tan inaudito (tan peligroso para nuestra democracia) que pone al límite la capacidad de resistir de una persona quemada por años de resistencia. No hay nada más dramático y comprensible que el gesto del presidente. Imagino cómo se sentía (el mismo día en que la denuncia ya había sido tramitada y él ya había tomado la decisión de tomarse unos días) cuando Rufián le preguntó en el Congreso si creía en la justicia, y Sánchez haciendo de tripas corazón tuvo la tristísima elegancia de decir que sí, que seguía creyendo en la justicia.

Actualmente existe una nueva técnica para derribar al adversario político, acosarle mediática y judicialmente hasta quebrarle emocional y judicialmente, que no soporte más presión. Es una estrategia que no tiene ninguna relación con la política, en ningún momento se ponen en valor los resultados de la gestión del presidente. Es una técnica basada en la crueldad y la tortura psicológica personalizada de la víctima, que se complementa con la tergiversación y manipulación, y que cuenta con la connivencia de uno de los poderes del Estado tan importante como el poder judicial.

Como ciudadano y como demócrata que esto ocurra resulta devastador, porque pone en peligro nuestra exigua democracia, ya de por sí mermada e imperfecta. Todo lo que está ocurriendo es gravísimo y nos concierne a todos los ciudadanos y a los partidos políticos que hace tanto tiempo se han olvidado de nosotros.

Nos esperan cuatro días de mucho ruido e incertidumbre, de impaciencia y de escuchar muchos disparates, ya se están empezando a oír. Yo no estaré aquí para cuando el lunes Sánchez nos comunique su decisión. Estaré en Nueva York terminando de rodar mi nueva película, aislado. En esta soledad me pregunto si la izquierda, que espero dolorida, se despertará de su pesadilla y estupor y organizará algún acto de apoyo a nuestro presidente y demostrarle a la otra España que somos muchos, tantos como ellos. Este momento merece un ¡BASTA YA! rotundo, furibundo. Qué es lo próximo que ocurrirá, tanto si dimite Sánchez como si se queda. No quiero ni pensarlo. No puedo. En estos momentos, mi corazón está con el presidente y su familia.

Pedro Almodóvar

Gracias, admirado Pedro. Mi corazón, también.

Domingo, a las 12:00 en Calle Lope de Vega, 40. Madrid

Del gran Eneko, uno de los fundadores de 20 minutos

¡Madre mía! ¡Mi libro en ABC!

Luis Ruíz del Árbol, mi colega de tenis, ganador, y, sin embargo, amigo, ha comentado brevemente mi libro «La prensa libre no fue un regalo» en su columna de ABC. ¡Qué más puedo pedir! Una grata sorpresa. Gracias, Luis. Mi nombre no salía en las páginas nobles del ABC desde los tiempos de Luis María Anson. El que fue director del diario que él llamaba «el auténtico ABC» no estaba de acuerdo conmigo en muchos asuntos, pero me defendió cuando me secuestró la Guardia Civil del general Campano, al final del franquismo, y cuando José María Aznar me despidió como corresponsal de RTVE en Nueva York, tras la entrevista preelectoral que le hice en la 1 de TVE en 1996. Ganó y me despidió. Costumbres españolas.

Un párrafo de mi libro en ABC.

Artículo de Luis Ruiz del Árbol, abogado, escritor e ilustrador, publicado en ABC

Hoy me ganó al tenis, por muy poco, le felicité por su victoria y le di las gracias por citarme en su artículo de ABC. Además de abogado e ilustrador, Luis es un buen escritor. Su último libro, que ha presentado con éxito de público y crítica en nuestro pueblo (Villanueva de la Cañada), es un ensayo difícil de definir, cargado de reflexiones filosóficas, de la vida cotidiana y del mundo que nos rodea. También tiene humor, optimismo y una inevitable carga poética. Me gustó.

Su último libro

Contracubierta del libro de Luis

Con Luis en la presentación de su libro

Y, ojo por ojo, Luis se presentó hoy en la pista de tenis con mi libro leído y subrayado. ¿Cómo no le voy a querer? Los jóvenes Nacho y Luis me ganaron varios minisets por muy poco (12 a 10). No me puedo quejar. El maestro Gildo, con gorra, fue juez de silla en el polideportivo de Villanueva de la Cañada. Lo pasamos muy bien.

Mi conversación (amistosa) con un creyente

«Es bueno confrontarse con las ideas de otros». Este es el título que Juan Carlos Hernández, químico y periodista, pone a nuestra conversación desordenada (y libre) sobre la fe y la razón, sobre la Transición, sobre el periodismo e, incluso, sobre mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo». Con lo que me gusta hablar, pasé un buen rato en el bar que hay frente a mi clase de talla en Bellas Artes Coronado. Gracias, Juan Carlos. Ha sido un placer hablar contigo como si fuera libre. Detrás de mi entrevista en paginasdigital.es viene otra con Nicolás Redondo Terreros sobre la recuperación de un mínimo de concordia. Os la recomiendo.

Entrevista con paginasdigital.es

https://paginasdigital.es/es-bueno-confrontarse-con-las-ideas-de-otros/

ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER

Es bueno confrontarse con las ideas de otros

ENTREVISTAS·JUAN CARLOS HERNÁNDEZ

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12 ABRIL 2024

José Antonio Martínez Soler (JAMS) es un histórico del periodismo en España (El País, RTVE, El Sol, 20 minutos…). En sus memorias, recientemente publicadas, nos cuenta la aventura de la transición desde su apasionante y cercana perspectiva.

¿Cómo ves el futuro del periodismo?

Yo no creo que cualquier tiempo pasado fuese mejor. En general, cualquier tiempo pasado fue peor. Y vamos mejorando, porque yo creo en el progreso. Soy progresista, no porque sea de derecha ni de izquierda, sino porque creo en el progreso de la humanidad. Pero yo veo bien el futuro del periodismo. Lo que pasa es que está en crisis de crecimiento ahora.

Suponte que yo soy un empresario con mucho dinero, que no es así, y te digo que vamos a montar un periódico desde cero. ¿Cómo hacemos?

Lo primero que le preguntaría es ¿Por qué quieres hacer un periódico? ¿Qué pretendes? ¿Informar? ¿Influir? ¿Chantajear?

Mucha gente hace periódicos no por el beneficio que te da la industria misma de venta, de publicidad… sino porque tiene muchos beneficios intangibles. Por la presión que tiene su periódico, si va bien y gana dinero con la publicidad y con las ventas, no tiene por qué amedrentar a nadie. Pero si te va un poco mal, lo que haces es usar el pesebre o el trabuco. Son dos líneas de trabajo en el periodismo que ahora funcionan muy bien.

El pesebre consiste en que se trata muy bien a los políticos que tú quieres proteger y ellos te dan suscripciones, publicidad, beneficios, te financian… porque los políticos quieren quedar bien, quieren buena imagen. Eso es el pesebre. Te alimentan y tú les tratas bien. Y los que se resisten, pues eso les aplicas el trabuco. Que es que les disparas con el periódico, un editorial o una noticia terrorífica, le creas una crisis informativa que le hundes, le amenazas o bien hablas muy bien de su competencia y le hundes.

Eso es lo malo pero eso ha habido siempre. Ahora quizás se nota un poco más, porque con la crisis de crecimiento, los medios no están todavía muy definidos. Hay miles de plataformas digitales y algunas triunfarán y otras irán muriendo por el camino.

En todo caso, hacer un periódico me parece que es un experimento muy bueno. Luego, los jóvenes están muy bien preparados. En mi generación tuvimos mucha suerte. Mi hijo mayor, me dice, vosotros papá teníais un presente negro con la dictadura y un futuro brillante con la democracia. Nosotros tenemos un presente brillante y un futuro negro. Algo de razón tiene, pero se abrirá un horizonte bueno para el periodismo. ¿Por qué? Porque como hay tanto malo en las redes sociales, sin filtros, que difunden bulos. Hay periódicos que parecen de prestigio que son malos… que publican noticias sin contrastar y pierden credibilidad. La gente no es tonta. Si tú pagas dos euros por un periódico, tienes que recoger eso en beneficio. Si no te dan el valor de los dos euros, dejas de comprarlo. El lector no es tonto. Puede ser inculto, pero no es tonto. Y yo eso lo tengo muy claro. El lector tiene razón.

“Se cambia de conciencia antes que de periódico”

Dices en el libro que el lector antes cambia de periódico que el periódico cambia al lector.

Tú no cambias de conciencia fácilmente sino que cambias de periódico. Es más fácil cambiar de periódico que cambiar de conciencia y de principios. Había algún banquero por ahí que se le atribuía, aunque no es cierto, que decía que él no quería comprar periódicos porque era más barato comprar periodistas. Pero eso es una frase simpática que no es cierta. Es verdad que los periodistas a veces no nos vendemos pero nos regalamos. Nos regalamos por información.

¿El lector quiere confirmar sus prejuicios leyendo un periódico? Por lo menos el que sólo lee un periódico.

El que solo lee un periódico lee el que le da la razón en todo lo que él piensa. Si el periódico se desvía, cambia de periódico y se va a otro. Pero generalmente su periódico es el que confirma sus prejuicios. Es normal, como la religión. El periódico pues tiene eso que vas al que te confirma sus ideas previas. Pero es bueno confrontarse. Lo bueno es comprar dos o tres.

O el que tenga fe, es bueno confrontarse con su fe, con uno que no piense igual. Si tú tienes fe y buscas confrontarla con otra fe, es porque te genera alguna duda tu propia fe.

Eso es muy bueno, porque la duda, para contrastar tu fe con otras, te abre la puerta hacia la razón. Y la duda es el principio para dejar de ser creyente en una fe. La duda es buenísima, es lo mejor del mundo. Es lo que nos hace humanos. La duda y la risa, no sé en qué orden.

Si buscas tres periódicos, ya no eres una cabeza cuadrada que está con los prejuicios confirmándolo, porque oyes lo que dicen otros. Y te genera dudas. Y dices… ¡ah, entonces lo mío no es tan seguro! Una parte sí, pero esta no. Es muy bueno buscar varias versiones de la realidad. ¿Por qué? Porque la realidad no es una. La verdad no existe.

Todo periodista que te diga que es objetivo, neutral, independiente… ¡miente! Porque somos subjetivos. Hay que ser humilde ya que la realidad es poliédrica. Yo trataba de explicarlo a mis alumnos cuando daba clases en la facultad. Ningún ser humano puede tener toda la verdad sobre algo. Nadie. Ni Dios, que no existe, pero bueno.

Yo soy muy cervantino. El capítulo de los molinos o los gigantes. Porque para Sancho, un tío simplón del pueblo que no ha leído nada.

Pero que tiene la sabiduría del que llama al pan pan y al vino vino.

¿Dónde va usted, señor? dice Sancho. “Calla, Sancho, que eres un inútil, un ignorante. Son gigantes. Con esos brazos que tienen, con esas lanzas y esas armas que traen”. Entonces, Don Quijote acomete a los gigantes. Para unos son gigantes y para otros son molinos.

Desde el punto de vista de Sancho Panza claramente son molinos. Desde el punto de vista de Don Quijote son gigantes. ¿Qué nos cuenta Cervantes? Que es listísimo para eso. Nos está contando algo más. En el capítulo primero nos dice que este era un hidalgo arruinado, que tenía tierras cerealistas. La cosecha le iba mal y se dedicó a leer… La cosecha de Felipe II, y luego de Felipe III también, estaba sometida a la molienda que era el mayor impuesto que la corona grababa a los hidalgos que tenían tierras de cereales. Don Quijote llevaba sus cereales al molino. El molino es el fisco, es hacienda. Le trincaba de cada tres sacos uno para el rey. ¡Estaba cabreado! ¡le arruinó! Entonces, para Don Quijote es un monstruo, es un gigantón.

Sobre la duda y la fe que hablabas… Yo soy católico y hablando una vez con Pedro Cuartango le decía que leerle hacía mi fe más razonable.

¿Ah, sí? Pero, sí lees a Cuartango perderás la fe.

¡No! yo le decía que la hace más razonable.

Pero él habla de Spinoza. Él tiene una altura tremenda y es muy bueno.

Pero efectivamente como tú dices la duda es humana.

La duda es tan buena. Yo soy cartesiano en eso. El método de Descartes era que había que dudar hasta de la duda misma. La duda es lo que te permite pasar de la fe a la razón. Es la puerta que comunica la fe con la razón. La duda te salva de la fe y te mete en la razón. Porque la duda es la base de la ciencia. Prueba y error.

Lo que permite descubrir es también la curiosidad.

Bien, sí. Pero con la química sabes mucho sobre de qué está hecho el mundo y de qué está hecha el alma. Es física y química.

También soy químico y veo que para conocer la composición de esta cerveza requiere un método científico. Pero el amor de tu mujer lo conoces por el método de la fe. Porque hay signos, hay evidencias de toda una convivencia en común con ella. O sea, que tú sepas que tu mujer te quiere, lo conoces por el método de la fe.

Las emociones son física y química también.

Sí, tiene un componente químico, pero lo conoces por un método que es la fe.

¡No, no, no! Por la experiencia científica. Por la piel, por los ojos, la mirada, la sonrisa. Eso es experiencia científica.

Suponte que tu mujer te dice: ¡Oye JAMS! necesito que vengas enseguida ahora mismo porque ha surgido un imprevisto.

Voy inmediatamente.

¡Te puedes fiar de ella!

¡Claro! Voy hasta la muerte.

Entonces, eso yo sí lo llamo fe.

No, ¡qué va!, eso es amor. La fe es una cosa fanática que impide la razón. La fe es enemiga de la razón.

Creo que tenemos conceptos distintos sobre qué es la fe (risas entre nosotros).

El otro día he leído un poema sobre el tsunami que destruyó Lisboa en 1857. Voltaire hizo un poema. Y dice: “¿Por qué en Lisboa los niños mueren y en París se baila? En París están felices. ¿Por qué Dios permite esa matanza de niños? ¿Es que los de Lisboa son peores que los parisinos?” Y Voltaire pone en duda que Dios, que es omnipotente y totalmente bueno, exista. La ilustración pone en duda la religión. La religión cristiana de la época.

Ya perdí la fe a los 14 años porque los frailes me engañaron siempre. ¡Mentían! Los frailes decían que los rojos mataban a los niños, violaban a las mujeres, quemaban las iglesias, que eran malísimos. Y yo decía: mi padre, que es rojo, no es así.

No se correspondía con tu experiencia.

Yo nunca me creí lo que decían, yo era un agnóstico y luego un ateo, aunque disimulaba muy bien, iba a misa para mantener la beca. Si se enteran de lo que yo pienso me quitan la beca.

Otro día quedamos para tomar una cerveza y seguir hablando de estas cosas pero volvamos al libro. Decías antes de los molinos de Don Quijote… Tú eres padre de la creación de la renta moderna también.

Sí, trabajé en eso. Porque si tienes una buena declaración de la renta, yo decía que eso era un certificado de demócrata. Hicimos una campaña con Fernando Ordóñez. Me contrataron para eso, para vender un poco la operación. Y la verdad es que fue un éxito, porque con Franco nadie pagaba impuestos y era un Estado raquítico.

“Abril Martorell me hizo pensar que había nobleza en la política”

Todo el libro es apasionante pero a mí hay un momento que me parece aún más, si cabe, que es cuando hablas de Abril Martorell.

Me encanta, es un hombre que me impresionó mucho. Yo soy un tío de izquierda de toda la vida, no soy fanático de nada, y puedo criticar a los de izquierda y a los de derecha. Entonces, Abril Martorell era un hombre de derecha y católico. Era el ayudante e íntimo amigo de Suárez. Yo me sumo con unos amigos míos de Cambio 16, que me dicen, “¡vente para acá, que hay un grupo muy bueno de gente para cambiar la economía española, el programa económico del gobierno de la UCD!”

¡Me ficharon estos! José Luis Leal, que fue ministro de Economía y Santo Plaza, director general de Política Económica. Me veo con ellos una vez al mes todavía para comer juntos. En ese grupo, el jefe de ellos era el vicepresidente económico del gobierno, que era Abril Martorell, el mandamás. El tío todopoderoso en España. Era el que gobernaba, porque Suárez estaba más en la política pero este tenía todo el poder.

Y cuando lo conocí me echó una bronca. Creo que lo cuento ahí en la memoria. Me hizo una entrevista casi de una hora y pico. Un tío que lleva todo el peso del Estado pierde una hora y media conmigo, que soy un mindundi. Yo hacía cosas de la UCD, informes…

Y entonces fui descubriendo que el tío era muy inteligente, muy íntegro y muy noble para la política. Tenía un sentimiento de servicio a los intereses generales del pueblo. Realmente me sorprendió.

Sabía que yo votaba a los socialistas. No le votaba a él, pero me aceptó como ayudante en el equipo. Fue un maestro y amigo. Yo le tengo mucho respeto. Él me hizo pensar que había nobleza en la política. Que no todos eran corruptos, que no todos eran malos.

Podías tener tus discrepancias con los comunistas, con los guardias civiles, con los católicos, con los de la UCD… Pero es bonito porque en tu vida has encontrado gente que merecía la pena y con la que has podido construir cosas interesantes.

Gente buena en todos lados. Y gente mala también.

Y me parece como esto tiene una lección para el día de hoy donde los partidos políticos se dedican a poner “cordones sanitarios”.

Porque son creyentes. Son fanáticos. Y no admiten la duda.

¿Son creyentes o es una postura impostada de cara a la galería?

Los partidos políticos, tal como está ahora concebida la política en España, son oficinas de colocación. Empiezas de joven y vas prosperando. Si te sales de la línea, te echan. La línea viene por aquí. Si el partido hace así y tú no sigues la línea… te echan. Entonces, todos los políticos siguen la línea principal que les manda su partido. No tienen independencia de criterio.

Ni todos los fascistas son tenebrosos y asesinos malvados. Ni todos los izquierdistas son maravillosos soñadores en el bien, en el bien común.

Están los guardias civiles que te capturan y te torturan, al poco de morir Franco y están los guardias civiles que te protegen.

Los que me custodian me hice amigos de ellos. Le daba café y copas. Y los policías de la secreta, que me custodiaban en Madrid, me hice amigos de varios de ellos. Y mantuvimos la amistad muchos años.

En la vida tienes que tener la mente abierta para entender que no siempre el que tiene ideas contrarias a las tuyas está completamente equivocado. Y el que tiene ideas como las tuyas está completamente acertado.

En la transición hay una mayoría, que podría venir de gente que si no franquista sí respetaba al dictador y otro más de izquierda que tampoco estaba en ideas radicales, que buscaban mirar hacia adelante. De hecho, lo citas en el libro, Blas Piñar no saca un solo escaño.

Ni Carlos Arias. Para mucha gente el dictador era cómodo.

Luego tienes amistad con el Teniente General Casinello.

Sí, es un gran amigo que me ha hecho el prólogo del libro y estuvo en la presentación de mi libro en el Ateneo  donde me hizo un discurso precioso y aún seguimos quedando.

Como jefe de espionaje despachaba todas las mañanas con Suárez. Lo primero que hacía Suárez era recibirle. Casinello le informaba (a Suárez) de lo que había hecho el día anterior. Su función era hablar con Felipe González, con Alfonso Guerra, mandar emisarios, hablar con Carrillo, hablar con los fascistas, con los de Blas Piñar, con los del movimiento… hablar con todos. Entonces tenía mucha información. No podía detener a nadie porque eran todos ilegales.

Entonces hay una mayoría social que busca la moderación.

Cuando muere Franco el movimiento era una cáscara vacía. No había nada. Y por otra parte, la izquierda tampoco era nada. No había ni por un lado ni por otro. Su análisis (de Casinello), que yo hago propio, es que las dos partes tenían miedo la una de la otra porque desconocían la debilidad del adversario. Los fascistas pensaban que la izquierda era muy fuerte y que podía haber revancha, que iban a ganar las elecciones y que iban castigarlos. La Guerra Civil acabó en el 75 no en el 39. La dictadura machacó a los perdedores y tenían mucho miedo a la revancha.

“Ambos bandos no eran conscientes de lo débiles que era el otro”

Por otra parte, la izquierda tenía miedo al “ruido de sables”. De hecho hubo uno en el 81. Pensaban que el “bunker” franquista contenía mucha más fuerza. Los dos tenían miedo al otro bando. No sabían lo débiles que eran ambos. Entonces cuando se juntaron para hacer la Constitución tuvieron que ceder ambas partes. Había una complicidad nacional para hacer la transición en paz. No querían otra guerra ni la derecha ni la izquierda. Por eso se hizo la Constitución por miedo. Fernando Abril Martorell me discutía mucho eso y me decía que no sólo miedo sino que hubo mucha nobleza y generosidad. Para mí… la nobleza un poquito, el miedo toneladas. El miedo nos hizo demócratas. Por eso si hizo la transición ¡y salió muy bien! Fue un éxito mundial.

Julián Marías siempre lamentó la falta de generosidad del bando vencedor pero quizá esa generosidad a nivel del “pueblo llano” sí se daba ya.

Siempre hay gente buena y gente mala en todos lados pero en las elecciones del 77 el pueblo elige a sus representantes y ellos saben lo que piensa el pueblo. Y los dos lados tienen miedo.

Pero son la UCD y el PSOE, que en aquel momento representan las opciones moderadas, los que tienen la mayoría amplísima de los votos.

Ganan los franquistas reconvertidos en demócratas. Suárez es un tipo que evoluciona a favor de la democracia… ¡lo cual está muy bien! Yo lo conocía con camisa azul y le estoy muy agradecido porque me dio trabajo. Yo lo quiero mucho. En aquel momento lo critiqué mucho. “Otro Presidente del Gobierno a dedo”. Él lo sabía.

¿Fue decisiva la legalización del Partido Comunista?

Mi paisano Casinello hace un informe en Semana Santa de tres folios y se lo da a Suárez. Donde le dice que tiene que legalizar al Partido Comunista pero los militares no querían. Pero aquel le dice que las elecciones no valdrán nada si no están los comunistas y además no van a ganar nada. Recuerda que había ocurrido la matanza de los abogados de Atocha. Y la lección que da el Partido Comunista es tremenda con un entierro sin ninguna violencia. Eso es lo que hace que Suárez aprobase lo que decía el informe de Casinello.

Los comunistas tienen una aportación positiva en la transición.

Ellos ayudaron mucho y no se lo hemos pagado bien. Les aplaudimos pero no le votamos.

Una vez fallecido el dictador y ya en la democracia… Sin embargo, hablas de una decepción de la democracia.

No inmediatamente, hubo una euforia democrática, estaba el destape, hubo mucha alegría. Suárez hizo cosas muy buenas con el miedo al ejército aún presente. Lo primero que hizo Felipe cuando ganó las elecciones fue ir a un Cuartel a reunirse con los militares.

El miedo no se perdió del todo con la Constitución pero sí se fue perdiendo poco a poco y ahora ya no hay miedo de una vuelta a atrás. Vox no es nada y los de Podemos y los otros extremistas tampoco. Los dos lados que se han roto por parte del PP y del PSOE no son relevantes. Y tenderemos a que vuelva el bipartidismo tarde o temprano.

¿Cómo ves la situación actual del país?

No veo la situación tan grave como mucha gente la ve. Yo soy optimista. España es un país seguro, con un buen nivel de empleo aunque tenemos problemas en el empleo juvenil. Vienen inmigrantes porque aquí están mejor. Hay tolerancia en el pueblo aunque los políticos estén en sus juegos de artificio.

El libro es, en cierto sentido, un legado a tus nietos. ¿Qué te gustaría transmitirles?

Mi hija me regaló un libro en blanco y me dijo: escribe tu libro para que tu nieto conozca tu historia. Me gustaría que sepan que vienen de una familia tolerante, abierta, curiosa… y buena gente. En el fondo hago el libro para que me quieran. Escribo el libro para que me quieran mis nietos y los lectores como tú.

Pues te queremos.

No es por ganar dinero. Es por vanidad y porque me quieran.

JOSE ANTONIO MARTINEZ SOLER

La prensa libre no fue regalo. Cómo se gesto la transición

Marcial Pons. 576 páginas. 31,35 €

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Lee también: Hay que recuperar esa mínima concordia

 

Es bueno confrontarse con las ideas de otros

 

 

 

 

Mi amigo Crisanto, un hombre de la Transición

Anoche me tocó moderar un acto cargado de emoción, ciencia y tecnología (en este orden). Fue el homenaje a mi amigo Crisanto Plaza, presidente de honor del C@SI (Club de Amigos de la Sociedad de la Información) que él fundó hace 25 años. Crisanto fue clave en la fundación del semanario Cambio 16, en 1971. Le conocí el primer día que llegué a aquella redacción vacía, recién contratado como director ejecutivo del semanario que pretendía nada menos que acabar con la Dictadura franquista. Casi lo conseguimos.

Crisanto Plaza, un hombre bueno y sabio.

Muerto el tirano, Crisanto también fue clave en la modernización de la economía y la sociedad españolas. En mi casa pude ver en sus manos un folio, casi milagroso, lleno de garabatos que pronto nos ayudó a disfrutar de la Constitución del 78. En aquel folio, Crisanto había escrito tres palabras: «inflación, déficit y… ¡contraprestaciones!». Pronto, Adolfo Suárez, Fernando Abril Martorell, José Luis Leal, Blas Calzada, Joaquín Leguina, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo le pusieron música al folio que habían escrito José Luis Leal y Crisanto Plaza, con la bendición del profesor Fuentes Quintana. Allí estaba la esencia de los Pactos de la Moncloa: ajustar los desequilibrios económicos (vencer, sobre todo, la espiral de precios y salarios) a cambio de compensar a la sociedad con contraprestaciones en forma de escuelas, viviendas, sanidad pública, pensiones, etc. Sin aquel duro ajuste (aceptado por todos los líderes políticos recién elegidos en 1977), no hubiera sido posible acordar en paz la Constitución del 78, la más larga y próspera de la historia de España. Ahora todos se apuntan el tanto de ser los autores originales de los Pactos de la Moncloa. Está bien que presuman. Como un mindundi, yo estuve personalmente muy cerca de los auténticos autores: José Luis Leal, Blas Calzada, Fernando Abril Martorell y Crisanto Plaza. Doy fe.

Con Crisanto Plaza, José Luis Leal y Joaquín Leguina, antes de una cena/debate tradicional del C@SI.

Ponentes del acto de anoche en el Instituto de Ingeniería de España: José Luis Leal, Javier Nadal, Luis Camarena, Crisanto Plaza, Julio Linares y Carlos Mira.

Julio Linares, ex consejero delegado de Telefónica, y Javier Nadal, ex director general de Telecomunicaciones, fueron ponentes de lujo. Luis Camarena, sucesor de Crisanto en la presidencia de nuestro club, Carlos Mira, presidente de Arthur D.Litle y CEO de HALO Space, y José Luis Leal, ex ministro de Economia en el Gobierno de Suárez/Abril Martorell, glosaron con brillantez y cariño la vida y la obra de Crisanto Plaza, «un hombre de la Transición», ante un público entregado.

Miembros del Club que fundó Crisanto en el acto de ayer.

Gonzalo Bavé, un espontáneo del Club, saltó al escenario para leernos una loa en verso, con rima consonante, como su homenaje personal a Crisanto.

El espontáneo Gonzalo Bavé lee su loa a Crisanto.

Mi homenaje personal a Crisanto va a consistir en copiar y pegar, a continuación, las palabras que le dirigió anoche el ex ministro José Luis Leal,  jefe de Crisanto y mío en Castellana 3, en plena transición hacia la Democracia. Soy incapaz de mejorar su intervención.

CRISANTO PLAZA

por José Luis Leal

«No es una tarea fácil presentar a Crisanto y recordar lo mucho que ha contribuido a la modernización de España. Lo ha hecho a su manera, callada, incansable, lúcida y decidida. Además de un hombre sabio, Crisanto ha sido, y continúa siendo, un gran modernizador, preocupado siempre por la estrategia, por la consolidación de la sociedad civil, por el futuro de nuestro país, al que tanto ha contribuido con su buen hacer. Me centraré, parar abreviar, en tres momentos importantes de su vida…y de la nuestra.

El primero data de hace muchos años, de cuando le conocí en París en los inicios de la década de los años sesenta del pasado siglo. Ambos éramos estudiantes; Crisanto ampliaba estudios de economía en el ENSAE  (Escuela Nacional de Estadística y Economía Aplicada), una prestigiosa escuela superior especializada en econometría y que ha sido uno de los crisoles de la alta  administración económica de Francia. Vivíamos en la Ciudad Universitaria de París, donde Crisanto compartía habitación en el pabellón de Estados Unidos con un joven abogado norteamericano, Kiril, un hombre valiente que participó en las peligrosas marchas en los estados racistas del Sur de su país para protestar contra la discriminación de los negros.

Crisanto había conocido a un alto funcionario francés, Jean Simonet, que había participado en la liberación de París con las tropas del General Leclerc junto con los miles de españoles exiliados que se habían unido a ellas. Quizá fuera esto lo que le llevó a aceptar la propuesta que le hizo Crisanto de ayudar a los jóvenes españoles que no tenían acceso a los canales oficiales de becas para completar sus estudios en Francia por no formar parte del “establishment” franquista. El argumento básico era que la dictadura no sería eterna y que sería beneficioso para nuestros dos países el que algunos de los futuros cuadros de la democracia, cuando esta llegara, hubieran mejorado su formación y adquirido un buen conocimiento de la sociedad francesa. A este argumento se añadía la posibilidad de acceder a profesores que enseñaban en las universidades españolas, que no compartían las ideas del Régimen y que podían seleccionar y recomendar a alumnos brillantes, independientemente de sus inclinaciones políticas.

Jean Simonet encontró la financiación necesaria y se abrió un cupo adicional de becas, las llamadas “becas Simonet”, que beneficiaron a más de 100 estudiantes, entre los que se encontraban personas que tuvieron mucho que decir en la economía y la sociedad española en la Transición y después,  como es el caso de Juan Tomás de Salas, fundador de la revista Cambio 16, que tanto influyó en los tiempos iniciales de la democracia y en la que Crisanto colaboró desde su inicio, Joaquín Leguina, primer presidente de la Comunidad de Madrid, Carlos Romero, ministro de agricultura en el primer gobierno de Felipe González, Ana Cabré, actual directora del Centro de Estudios Demográficos de Cataluña, y muchos otros que han contribuido de manera significativa a la modernización de España.

El segundo momento tiene una fecha precisa: el 10 de septiembre de 1977. Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente económico del primer gobierno de la democracia, me había propuesto la Dirección General de Política Económica, de nueva creación y esa fue la fecha a la que me incorporé a mi nuevo trabajo. Nombré inmediatamente subdirector de la Dirección a Crisanto pero nos encontramos con el problema de no tener donde comenzar nuestros trabajos pues la Dirección sólo figuraba en el papel. Afortunadamente nuestra eficaz secretaría encontró unos pisos vacíos en los que se había albergado la extinta Subsecretaría de Planificación, en la calle Orense, y allí nos instalamos el puñado de funcionarios que iniciamos la aventurara. El encargo que me hizo Enrique Fuentes, nada más llegar, fue el de redactar un programa de ajuste para la economía española, pues había que hacer frente a la inflación desbocada y al déficit de la balanza de pagos, entre otros problemas.

Crisanto insistió desde el principio en que había que evitar los ajustes “tecnocráticos” del FMI, que había que dar a nuestro país una esperanza en el futuro, que la democracia podía enfrentarse y solucionar los problemas que el franquismo no fue capaz de resolver.  Tomamos la precaución de contactar con dos amigos del Partido Socialista para explorar (sin decir para qué, pues teníamos el encargo de trabajar con la máxima discreción) los límites de lo que su partido podría aceptar si se planteaba una negociación. Pensábamos que el trabajo que se nos había encomendado debía ayudar a buscar un acuerdo lo más amplio posible entre los partidos y para ello eran fundamentales las llamadas contrapartidas al esfuerzo que había que pedir a los españoles. Y ese fue el germen del documento que sirvió de base, dos meses más tarde, a la firma de los Acuerdos de la Moncloa. Del reducido equipo que redactó la versión final del documento formó parte alguien al que muchos de vosotros conocisteis bien por formar parte de este Club, Blas Calzada, una personalidad inolvidable por su inteligencia y brillantez. El Club puede estar orgulloso de que, además de él, otros cuatro de sus miembros (Crisanto, Luis Escauriaza , José Antonio Martínez Soler y yo) participaran de una u otra forma en el documento que sirvió de base a un acontecimiento tan importante para nuestra democracia como fueron los Acuerdos de la Moncloa. La ausencia de tensiones sociales durante el tiempo que duró el ajuste permitió la redacción de una Constitución de concordia que ha sido decisiva para el progreso de España.

El tercer momento se sitúa en el núcleo de lo que este club representa y coincide con la entrada de Crisanto en Telefónica como director de estudios. Desde ese puesto impulsó dos aspectos fundamentales de la estrategia que hizo de esta compañía nuestra principal empresa multinacional: la expansión fuera de España, especialmente hacia Sudamérica, y la adaptación al auge de los teléfonos móviles. La mundialización de Telefónica distaba mucho de ser una obviedad en aquella época; se necesitaba la visión estratégica y de futuro a la que Crisanto tanto contribuyó. En cuanto a la telefonía móvil, conviene recordar la previsión de los grandes expertos del momento, que pensaban en un futuro de no más de un millón de abonados en todo el mundo. Crisanto, sin embargo, vio y predijo muy pronto que el crecimiento de la telefonía móvil iba a ser un fenómeno imparable a escala mundial, como así fue.

El pensamiento estratégico es algo fundamental a la hora de tomar decisiones en todas las sociedades y su ausencia puede comprometer el porvenir de cualquier industria o empresa. Para quien tenga dudas sobre ello es necesario recomendar la lectura del libro que escribió Crisanto, su “Ensayo sobre la regulación tecnológica” cuyo subtítulo reza:” la era digital en Europa”. En este libro Crisanto propone una revisión de la teoría económica en lo que concierne al tratamiento del capital y plantea algunos problemas básicos de la regulación tecnológica. Estaba bien situado para hacerlo desde su posición de miembro de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, de la que formó parte entre 2003 y 2011. En su libro, Crisanto es muy crítico sobre la manera en que Europa ha regulado el mercado de las telecomunicaciones, tristemente marcada por la ausencia de una visión coherente del futuro:  los criterios utilizados han sido más jurídicos que económicos y, puede añadirse, políticos de corto plazo. Estas cuestiones, y muchas otras, han sido tratadas en este club y no voy a extenderme sobre ellas: Crisanto y vosotros sois los protagonistas.

Las ideas y planteamientos de Crisanto han influido muy positivamente en estos tres momentos importantes de nuestra vida colectiva y lo han hecho también, y muy especialmente, en los veinticinco años de este club que hoy conmemoramos. Durante su ejemplar presidencia Crisanto ha sido capaz de fomentar la participación, de explorar nuevos horizontes, de abrir el club a nuevas ideas y planteamientos; en definitiva, de guiarlo y prepararlo para los nuevos tiempos.  Y entre todos habéis sido capaces de consolidarlo y convertirlo en una institución en un país, como el nuestro, poco dado a crear asociaciones y mantenerlas en el tiempo.

Hay muchos otros aspectos de la personalidad de Crisanto que merecerían un comentario y que van de su profundo conocimiento de la filosofía clásica y moderna a la demografía o la Historia en general y la de España en particular, como tantas veces hemos tenido ocasión de comprobar durante su presidencia. Pero la talla de un gran hombre – y Crisanto lo es – no termina con su aportación intelectual, con sus ideas y consejos. Para apreciarla hay que descender a la vida de todos los días, a su relación con los demás, a su humanidad en definitiva. Siempre he admirado la manera que tiene Crisanto de relacionarse con las personas, la forma de dirigirse hacia ellas, el respeto que siempre ha mostrado hacia el otro, cualquiera que sea su procedencia, edad o estatus. Me recuerda con ello la pintura de Velázquez, su tratamiento igualitario de reyes, mendigos y bufones, el realismo humanista de la gran tradición de la pintura española.

En los momentos de desánimo, cuando los valores en los que una sociedad se sustenta parecen resquebrajarse, es bueno volver a lo fundamental, a las relaciones que nos unen y hacen posible no solo la convivencia sino también la construcción del presente y del futuro de cualquier sociedad. En todo ello, en el análisis de los fundamentos en los que se basa el mundo tal como lo conocemos e interpretamos, en las ideas y actitudes que configuran el presente de nuestras sociedades y condicionan su futuro, haremos bien en escuchar a Crisanto pues su sabiduría puede servirnos de guía en este tiempo de incertidumbres y peligros. Lo digo desde el conocimiento que procura una vieja amistad. Muchas gracias.»

El creador del CNI impulsó la legalización del PCE

Hoy se cumplen 47 años de la legalización del Partido Comunista de España. Algunos almerienses lo hemos celebrado con el teniente general Andrés Cassinello, creador del SECED (luego CNI), ya que nuestro paisano impulsó dicha legalización con un documento histórico que entregó al presidente Adolfo Suárez el 6 de abril de 1977. Cassinello despachaba cada día, a las 9 de la mañana, con Suárez.

Contra cubierta del libro de memorias del teniente general Cassinello.

Cubierta del libro de Andrés Cassinello donde revela su documento para legalizar al PCE.

Anexo 1. Posibles ventajas de la legalización del PCE. Pag 264

Anexo 1. Pag 265

Anexo II. Ventajas que se derivarían de su no legalización. Pag. 266

Ernesto Villar, en»Los espías de Suárez», descubrió en 2016 el papel de Cassinello en favor de la legalización del PCE. Pag. 259

Mi paisano Andrés Cassinello, autor del Prólogo de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo», fue valiente y coherente al proponer la legalización del Partido Comunista en aquellos momentos de turbación, tras el asesinato de los abogados de Atocha por pistoleros de la extrema derecha en enero de ese año. El entierro multitudinario de los laboralistas asesinados, profundamente silencioso y pacífico, fue una lección impresionante de los comunistas españoles que renunciaron a la violencia. Merecieron poder salir de la clandestinidad y competir legalmente en las primeras elecciones libres del 15J de 1977.

Andrés Cassinello asumió ciertos costes al defender su posición. Un grupo de militares compañeros de su promoción, contrarios a la legalización del PCE, quisieron acusarle ante un Tribunal de Honor. El entonces coronel Cassinello convocó a sus colegas a una cena en la Escuela de Estado Mayor. Aquella cena fue mano de santo y diluyó la idea que tenían de llevarle ante un Tribunal de Honor.

Con el teniente general Cassinello, poco antes de que hoy soplara la vela de su 97 cumpleaños.

De paso, hemos brindado por los 97 años que Andrés cumplirá el próximo 18 de abril y por los 94 años que Pepe Siles Artés ha cumplido el pasado 2 de abril.

Pepe Siles también sopló la vela de su 94 cumpleaños.

Triple fiesta que los transterrados de Almería a Madrid hemos disfrutado, como diría Giner de los Ríos, con el «santo sacramento de la conversación».

Los cinco almerienses en el restaurante El Marqués, donde tenemos fijada nuestra tradicional tertulia. Los jóvenes Antonio Abad y Antonio Cantón bajan la media de edad del grupo.

El menú del día de El Marqués se ha convertido hoy en un banquete espléndido. ¡Feliz cumpleaños, queridos Andrés y Pepe! Y gracias por el país en paz que habéis construido para las generaciones venideras, uniendo los viejos bandos que dividieron España.

 

Una foto rompió el mayor banco de España… y varias familias

La fusión del Banesto y el Central (el mayor banco de España) se rompió por la foto de un adulterio.

Mamen Mendizábal y Conchi Cejudo leyeron un capítulo de mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») y este domingo, 7 de abril, a las 21.30h, emitirán en La Sexta un reportaje sobre el caso («Anatomía de una foto»), que os recomiendo.

Fotograma de «Anatomía de una foto» que ha publicado Jordi Évole.

 

En febrero de 1989, hace un cuarto de siglo, Marta Chávarri, marquesa consorte, y Alberto Cortina, marqués consorte, se fugaron a un hotel de Viena.

Alberto Cortina y Marta Chavarri, al salir de su hotel en Viena.

Un fotógrafo les pilló a la salida. Esa foto se cargó la fusión que creaba el Banesto-Central, el mayor banco de la historia de España… y, de paso, provocó el divorcio de varias familias de millonetis.

Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, y Mario Conde, presidente de Banesto.

La carroza dorada de Mario Conde, presidente de Banesto, se convirtió de pronto en calabaza. La prensa rosa hizo su agosto y la prensa económica entró al trapo. Conde se quedó sin banco y acabó en la cárcel.

Los grandes banqueros de España en 1989

Nuestro diario dio la exclusiva del reparto de patrimonio entre Alberto Cortina y Alicia Koplovitz.

La Gaceta de los Negocios, que fundé ese mismo año en el Grupo Zeta, dio las principales exclusivas y consolidó su fama de diario económico serio y solvente. Nos apuntamos varios tantos.¡Qué gran equipo!

Cubierta de mi libro de memorias donde se cuenta esta historia, más económica y política que del corazón.

Para quienes no tengan (aún) mi libro, y hayan llegado a leer hasta aquí, les copio y pego, de propina, algunas páginas del caso:

Pag. 446 de «La prensa libre no fue un regalo».

Pag 447

Pag. 448

Pag. 449

Pag 450

Pag 451

Pag 452

Pag 453

Pag 454

Pag 455

Pag 456

Pag 457

Pag 458

Pag 459

Pag 460

Pag 461

Este domingo, 7 de abril, a las 21:30h, en La Sexta. No te lo pierdas.

Portada de Interviú.