Hace unas cuantas semanas, dedicamos un post a ver la evolución de David Duchovny y Gillian Anderson, 30 años después del estreno de Expediente X. Una de las peores cosas que Duchovny ha hecho desde entonces, sin duda, es participar en el remake de Jóvenes y brujas de 2020, que personalmente me pareció un insulto a la original.
Cierto es que a mí la primera, claro, me pilló con trece añitos, en mi último año de colegio y en plena efervescencia hormonal y búsqueda de referentes adolescentes previa a empezar el instituto, así que, probablemente, la primera también era horrible.
Como fuera, tengo buen recuerdo de ella y eso me hizo preguntarme, ¿qué habrá sido de sus protagonistas?
Hoy vamos a seguir a Neve Campbell, que interpretó a Bonnie.
Campbell se había convertido en uno de los rostros adolescentes más queridos de los EE. UU. en el 94, al encarnar a Julia Salinger en Cinco en familia, la serie que también dio la fama a Matthew Fox y Jennifer Love Hewitt. Mantuvo este papel hasta 2000, durante casi 150 episodios (tiempo que duró la serie), y entre tanto hizo varias películas, aunque claramente fueron tres títulos los responsables de su fama. El primero, por supuesto, Jóvenes y brujas. El segundo, Juegos salvajes, del 98, donde su escena lésbica en la piscina con Denise Richards fue tema de conversación adolescente durante mucho tiempo, y, por supuesto, la saga de Scream, que tuvo tres entregas entre el ’96 y el 2000 de las que Neve fue protagonista como Sidney Prescott.
Tenía todo lo que le hacía falta para convertirse en el icono que, de hecho, fue durante los ’90, su época de mayor producción. Pero después de 2000 se le empezó a perder la pista. Y es que le pasó un poco lo que a tantas otras estrellas: por un lado, se la identificaba demasiado con dos sagas alargadas en el tiempo (Cinco en familia y Scream). Por otro, los papeles que escogió en la primera década de este milenio a lo mejor no fueron los más acertados. Una combinación mortal para mantenerse en primera línea en Hollywood.
A finales de la década, dio el salto -de nuevo- a la pequeña pantalla, y volvió a meterse en series, empezando por algunos episódicos en Médium.
En 2009 tuvo un papel principal como Olivia Maidstone en El filántropo, una miniserie de 8 episodios con muy buena acogida, y volvió a tener otro como Joanna Yaegar en 2012 en Titanic, sangre y acero, en la que participó en 6 de sus 12 episodios.
Hace unos pocos años participó en la que se convirtió en uno de los primeros éxitos de esta era nuestra del streaming: House of Cards, serie protagonizada por una fantástica Robin Wright (Buttercup en La princesa prometida) y Kevin Spacey, por cuya causa (al ser acusado de acoso sexual) se terminó cancelando la serie en su sexta temporada, emitida en 2018.
Después de eso, hemos podido verla junto a Dwayne Johnson en la cinta de acción El rascacielos (que, con todo el dolor de mi corazón, tengo que decir que es bastante mala, a pesar de tener a Dwayne) y, más recientemente (2019) en Castle in the Ground: un drama un poco enrevesado pero eficaz sobre un adolescente huérfano de madre y la expansión de los opiáceos en su pueblo.
En estos últimos años, aunque no participó en el revival de Jóvenes y brujas en 2020, como hizo Fairuza Balk, sí que estuvo presente en el de Scream, en 2022, donde volvió a interpretar a Sidney Prescott haciendo piña con Courteney Cox en su papel de Gale Weathers.
Tras eso, ha tenido uno de los papeles protagonistas en la serie El abogado de Lincoln, de Netflix, que ha tenido bastante buena acogida por parte de público y crítica, en la que da vida a Maggie McPherson. La segunda temporada, aunque sin fecha de estreno, ya está en marcha.