Bueno, no es ningún misterio que Juego de tronos nos ha dejado enormes regalos para la posteridad, como el chascarrillo «No sabes nada, Jon Nieve» o un nuevo significado, grave y poderoso, para la expresión «Hoy no». Aunque otros regalos nos llegaron en su forma más humana, como es el caso de Gwendoline Christie: Brienne de Tarth.
El personaje de Brienne, aunque os reconozco que según quién mire lo puede ver de una u otra forma, tiene unas notas fascinantes ya que, aunque se la denota como un personaje «muy masculino», ella no pretende en ningún momento «ser como un hombre», que es el saco fácil en que suelen caer este tipo de personajes, sino que es, de pies a cabeza, una -pedazo de- mujer. Tal vez por eso, por el empeño de muchos en querer verla como un hombre, luego sorprende verla en su salsa.
Seguro que muchos de vosotros ya sabéis esto, pero estoy segura también de que a mucha gente, menos dada a comerse los créditos, le pillará por sorpresa: Gwendoline ha tenido otros papeles potentes, clásicamente asignados a roles masculinos, en películas recientes de mucho tirón. Tal es el caso de Phasma en las últimas entregas de la saga de Star Wars.
O el de la Comandante Lyme en la segunda parte de Sinsajo, de Los juegos del hambre.
Voy a utilizar Los juegos del hambre para poner el referente temporal: la primera película de esta saga vio la luz en 2012, y a partir de ahí fue a película por año hasta 2015, cuando se estrenó -precisamente- la segunda parte de Sinsajo, la última de ellas. Cuando Gwendoline participó en esta producción, había hecho apenas un puñado de trabajos para la cámara. De hecho, aparte de cuatro cortometrajes (The 7 Ages of Britain Teaser y tres de la serie Ourhouse), había tenido solo cuatro papeles, el último un personaje recurrente en Wizards Vs. Aliens.
Y el primero de ellos en The Time Surgeon en 2007. Pero me vais a permitir que ignore este para irme volando al que fue su segundo trabajo en cine, puede que porque el personaje es lo diametralmente opuesto a Brienne de Tarth, puede que porque la película es El imaginario del Doctor Parnassus. La cuestión es que el otro día la descubrí por casualidad, y casi me caigo de espaldas (del gusto, se entiende):
Si no fuera porque le saca medio cuerpo al resto, casi costaría reconocerla. Pero sí, es ella. Nuestra Gwendoline, en el papel de mujer «típicamente femenina», adinerada y muy, muy arreglada.
Aquí os dejo, bolsa de PRADA en mano, y compartiendo escena con Heath Ledger, los primeros treinta segundos de gloria de Brienne de Tarth 🙂