El cine, como el arte en general, ha representado con gran profusión el cuerpo femenino desnudo como representación de lo más bello de la vida y prácticamente siempre como objeto de deseo masculino. No sin enfrentarse a grandes conflictos para derribar los muros (esa palabra que un presidente impresentable ha puesto tan de moda) que los enemigos de la libertad creativa, los enemigos del gozo y el placer, han erigido en forma de censura directa o indirecta a lo largo de siglos de Historia del Arte, y a lo largo del último en el ámbito del cine.
Los tabúes fueron cayendo en algunos períodos felices y en otros volvieron a renacer. Uno de esos tabúes pretende negar que a las mujeres también les puede apetecer ser “voyeurs” y disfrutar contemplando a hombres desnudos. En la pantalla son escasísimos los ejemplos en que vemos a alguna mujer en esta actitud.
Sobre la marcha recuerdo una secuencia de alto voltaje erótico (para los estándares al uso, bien entendido) en Descenso (Descent, 2007) en la que Rosario Dawson completamente vestida le pide a un individuo de aspecto chulesco que se desnude para ella; éste obedece y Talia Lugacy, la directora, muestra un “full frontal nude” (desnudo frontal integral) de Chad Faust, a quien Rosario venda los ojos y comienza a acariciar para mayor deleite propio y ajeno.
Descenso está producida por Talia Lugacy y Rosario Dawson, escrita y dirigida, como digo, por la primera e interpretada por la segunda, lo que seguramente tiene mucho que ver con esa reivindicación del cambio de roles en la escena citada. Aunque sobre el contenido ideológico –la venganza, el ojo por ojo- y otras valoraciones artísticas ahora no me detendré por ser más dudosas y no venir al caso.
Diez años más tarde no sabemos si esta escena hubiera sido un obstáculo para la exhibición del filme. ¿Por qué lo dudo? Porque los guardianes de la pureza y la castidad volvieron a dar la nota en España emprendiéndola con una delicada y a la vez, por lo que se ve, atrevida película que muestra una situación en la que una joven adolescente asume un rol dominante en una relación erótico-visual frente al hombre.
Se trata de Las plantas, filme chileno de 2015 dirigido por Roberto Doveris, cuyo estreno a finales de enero de este año algunas salas decidieron cancelar, alarmados sus retrógrados propietarios por alguna secuencia que consideraban inasumible para sus estrechas mentes. La tachaban de pornográfica porque mostraba sin tapujos un sexo masculino en actitud de presenten armas, y peor aún; ¡la protagonista, unas veces vestida y otras desnuda, le pedía al poseedor de la joya que se masturbara ante ella! Si se preguntan qué salas pudieron ser, deduzcan: una producción pequeña dirigida a un público cinéfilo y minoritario. Hasta ahí puedo señalar porque mi fuente no ha sido capaz de darme nombres.
El ICAA se medio sumó a la fiesta calificándola de “No recomendada para menores de 16 años”. Paradójicamente y como adelantándose a la estupidez y para darle una lección a los funcionarios de en qué época viven, el filme había obtenido en el Festival de Cine de Berlín el Premio del Jurado a la Mejor Película en la sección Generation 14+ y una Mención especial del Jurado Joven. Vaya, que los escandalizados, como sucede siempre, se comportan como carcamales.
«Básicamente lo que hay en la secuencia son penes en primer plano y hombres masturbándose y ella con ropa. En verdad es súper feminista el tratamiento de la escena» decía entre sorprendido y resignado el director de la película, Roberto Doveris. Un punto de ingenuidad sí que tiene, el angelito. Aquí, parece ser, con la Iglesia hemos topado, aunque esta vez la Santa Inquisición actuó por vía interpuesta, sin necesidad de tener que pronunciarse directamente. En Chile, por el contrario, fue considerada uno de los títulos más destacados de la temporada. Esto es lo que hay.
Las Plantas combina la osadía de su puesta en escena con el cuidado y la sensibilidad de una mirada heterosexual femenina al acercarse a los deseos de exploración en la iniciación sexual de una joven, magníficamente interpretada, por cierto, por Violeta Castillo, que también ha compuesto algunas músicas para el filme. Un sapo demasiado grande para el estómago de mentes retrógradas.
También. Y no me refiero a las fisiológicas (aunque algunas parece que no caguen ni meen) sino a otro tipo de necesidades y/o gustos y/o debilidades.
Esta semana veía en televisión uno de los miles de programas dedicados a la violencia de género y a lo malos que son los hombres.
Se veían imágenes de un obrero trabajando en la calle y mirando a un grupo de señoritas que pasaban cerca. Se veía también, entre otras imágenes porque no me voy a extender, un gráfico que mostraba un hombre mirando a una mujer y, para que no quedase duda, una línea de puntos que iba desde los ojos del hombre hasta el culo de la mujer.
¿Las mujeres no miran al culo de los hombres? Cada cual sabrá. Cuando hablan en la intimidad, sin que se entere mucha gente, así lo reconocen. Lo malo viene en público ya que tienen que mantener su status de seres puros.
¿Hasta cuánto esta persecución a los hombres? Esto suele durar hasta que una mujer es madre de un hombre que sufre esta persecución. Ahí ya las cosas cambian.
05 marzo 2017 | 13:36
Paree mentira que incluso con tecnología en las manos el ser humano siga planteándose que tiene cuerpo.
Y lo peor de todo es que utiliza esa realidad natural como ataque a uno u otro género. Es increíble que haya gente que piense que un culo denigra a la especie humana, o un seno. Y es ridículo ese pensamiento que manifiesta (no sé de dónde hab´rán sacado la teoría) que un ser humano en su infancia o pubertad, haste que tenga 18 añitos, vamos, no puede ver una teta porqeu el perturba el correcto desarrollo de no sé qué mentalidad. ¿Ellos no han visto nunca una teta, no la vieron? ¿Cóno es eso? ¿Entonces están perturbados también y quieren crear escuela? ¿Qué vacile de idiotas es éste que se trae el ser humano con su naturaleza?
Y luego les ataca le virus de la amnesia, sí. No se acuerdan de que han visto, de lo qeu han visto, imaginado, pensado, hecho. Es como una goma de borrar que les eleva a las dignidades sanas esas… Qué ridículos. Y haciendo que lso demás caigan en esa trampa y elevarl aa moral perfecta… Increíble la estupidez humana.
05 marzo 2017 | 14:19
Emma Watson responde a las críticas por su foto sin sujetador en la revista ‘Vanity Fair’
jajajaj, esto es demencial. Qué barbaridad, lo qeu hace la educación represora. Esto es increíble!!! Tener que dar explicaciones a unos porqeu dicen que salió en una foto sin sujetador!!!! Qué ridículos!!!!
Pero qué humanos son esos?? ¿Dónde han andado metidos???
Ahora resulta qu epiensan que ser feminista o luchar por los derechos de la mujer es hacer lo qeu han hecho siemrpe los machistas? ¿Taparles el cuerpo porque es maligna cosa? ¿Pero esto qué es? Y lo de la mujer florero, las azafatas que les resultas indignas para… pero esto q es??? NI en las dictaduras la represión moralista. Qué disparates se están viendo!! Y los cuadraditos negros en el instagram!1 Que bajen los extraterrestres y vean lo qeu son los humanos!! Dan pena!!!
05 marzo 2017 | 14:24
La belelza no puede ser coaccionada por moralismos antinatura ni dignidades falsas.
A lo que hay que educar a los humanitos es a amar la belelza, detestar la violencia, y respetar del mismo modo a quien vaya cubierto hasta los topes como a quien vaya desnudo. Así se acaban las monsergas de que si una nalga degrada, un sujetador que no se vea, un zumba y un dale. La belleza es virtud, el cuerpo es naturaleza y quien niegue la naturaleza humana su virtud y su esencia o se afrente por ellas, mala cosa, muy mala mente. Parece que no viven en este mundo, con la cantidad de gente que disfruta libremente por ejemplo en playas sin importar estas porquerías. Algo hay en el cerebro que no deja razonar. Algo es… es torpeza total.
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05 marzo 2017 | 17:50