La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

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Contra Alemania, ¿Quijotes o Sanchos?

Siempre he pensado que España es un país de Quijotes y Sanchos. Los españoles, o se ponen a derribar molinos de viento (fantaseando con la hidalguía, la furia española y cosas así), o se echan a la bartola, acomplejados, a comer ristras de chorizos e incapaces de reaccionar ante cualquier contratiempo.

De ahí que el partido jugado el pasado sábado, contra Italia, sea un hito en la historia; ya lo verán. No sé si alguien ha hecho ya el análisis psicológico de este encuentro; espero que alguien preparado para hacerlo lo haga. Porque la experiencia fue fascinante y el ejercicio terapéutico intenso. ¿El resultado? Ya se vio. Fastuoso, si nos atenemos a lo visto y vivido posteriormente frente a Rusia.

La España Imperial Eterna se había montado tal película con el fútbol que, a decir de los entendidos, hacía medio siglo que “no se comía una rosca”. Siempre que llegaba un evento futbolero importante, señalan, la impotencia y la incapacidad de jugar al fútbol “como el equipo español sabe”, era manifiesta. Ahí estaban para muestra los ejemplos de Italia y Alemania… Equipos mediocres muchas veces, pero que se metían en su papel de “campeones” como si lo fueran de verdad, y… ¡A jugar! A jugar sin complejos y sin más preocupación que la de hacerlo. Si les metían un gol, seguían a lo suyo (véase Alemania contra Turquía hace unos días); y si tocaba especular, como ha hecho casi siempre Italia, pues… ¡A especular! A especular y que el contrario se busque la vida, que, a nosotros, los italianos, nos tiene sin cuidado jugar mal y acabar en la prórroga con un cero a cero (el partido de marras contra España, de cuartos de final, es un buen ejemplo de esto).

El primer tiempo de España del sábado pasado, insisto, fue toda una gesta… ¡No jugaron al fútbol un pimiento! De acuerdo. Pero consiguieron no lanzarse hacia la portería italiana como unos Quijotes sobre los molinos de viento… Fue el mayor esfuerzo mental que jamás ha hecho nunca la selección española. Veías a Sergio Ramos que quería ponerse a cabalgar por la banda… pero de pronto se acordaba que estaba en sesión terapéutica y retrocedía humildemente para darle el balón al portero o al último defensa… Y vuelta a empezar. Fue un esfuerzo (aburridísimo para el espectador) pero encomiable. Lo que hicieron los jugadores españoles contra Italia para terminar de aprender que al fútbol se juega con la cabeza fundamentalmente, y que la sintonía mental del colectivo es imprescindible para alcanzar la victoria, era la gran asignatura pendiente del “combinado nacional”.

No tengo ni idea de cuál será el resultado en la final contra Alemania, pero de lo que sí estoy seguro es de que España no saldrá ya con el miedo en el cuerpo a lo Sancho ni se sentirá don Quijote dando lanzadas a diestro y siniestro. Jugará como sabe, sin complejos. Y si la terapia ha funcionado, el equipo español ganará. Ganará porque los jugadores son mejores que los alemanes en este momento. Y si no falla la terapia, claro.

España vende finca en Tánger

No deja de llamar la atención que un Estado venda parte su patrimonio en otro Estado. L´Etat espagnol vend un immeuble, reza en el anuncio publicado estos días por el Consulado de Tánger en algunos periódicos marroquíes; entre ellos en Le matin, L´Opinion y Le Journal de Tanger.

Se trata de una finca de 8.046 m2, situada en la ladera norte del barrio del Charf (orientada hacia el mar), muy cerca de la nueva estación de tren. El área está en plena expansión urbanística en estos momentos. Numerosas inmobiliarias construyen torres de apartamentos, hoteles y complejos de ocio en la zona. El precio de salida es de 3.200.000 € y el Estado español aceptará ofertas en sobre cerrado hasta el próximo 30 de mayo a las 13 horas.

¿Pero, por qué España se desprende de este patrimonio? Según el Consulado, porque ya tiene en Tánger una parcela de 160.000 m2, en la que una gran parte de esos metros están sin utilizar. (En la misma se ubican el hospital español, el Instituto Cervantes, el instituto Severo Ochoa, el colegio Ramón y Cajal, la Cámara de Comercio y el propio Consulado). Además, se asegura, la parcela —actualmente es un vivero que explota una familia marroquí en régimen de arrendamiento— no da “ni para pagar los impuestos”.

Si España quiere invertir en Tánger, tiene edificios y terreno suficiente donde hacerlo, se insiste desde el Consulado. En cualquier caso, ¿no da un poco de pena?

¿Por qué no se puede criticar… a Marruecos, a España, o a quién sea?

Ahora que las aguas parece que vuelven a su cauce y que “Rifeño”, “Tetuán” y “Yo mismo”, entre otros participantes en este blog, han decidido enterrar el hacha de guerra, dejar de gritarse e insultarse y hacer las paces (no sé si en esa paz que han propuesto incluyen también a este Mago), quiero recordar e insistir que la crítica es buena. Y si se hace con sinceridad y respeto, resultará provechosa a la postre. Si el insulto ofende, la crítica sana nos ayuda a mejorar. Yo, que soy español, aunque me gustaría ser ciudadano del mundo… critico a mi país más que a ningún otro. ¿Quieren ustedes conocer parte de esa lista de críticas? Pues lean: los españoles somos ruidosos, bastante chulos, quijotes, nos miramos demasiado el ombligo (aunque no tanto como los franceses, es cierto); tampoco respetamos mucho lo público que se diga. Lo común nos importa un comino… Y en cuanto a alguien triunfa, lo despellejamos. La envidia es uno de los deportes nacionales. En nuestros pueblos y ciudades pintarrajeamos paredes y rompemos los bancos que hay en las plazas para sentarse, reventamos papeleras y contenedores, pisoteamos los jardines… En fin, somos incívicos porque tiramos los papeles al suelo, aparcamos mal los coches, nuestros perros cagan en la calle y no recogemos su mierda, nos gustan los toros (una fiesta primitiva, a mi modo de ver), y en política somos bastante volubles e incultos; tan pronto votamos a unos como a otros… ¿Quieren más? No, creo que para muestra ya basta.

Pero con esto no quiero decir que odie a mi país; al contrario, pienso que España es un país único, casi mágico; uno de los mejores países del mundo para vivir. Tampoco con estas críticas me estoy refiriendo a ningún español en concreto; en realidad me dirijo a todos (incluido yo mismo) pues al hacerlo trato de llamar la atención sobre las cosas que creo que están mal y son susceptibles de mejorar.

Me gustaría que en España fuésemos mejores ciudadanos; y este mismo deseo lo tengo para Marruecos. Y puestos a criticar…, critico a Estados Unidos, por ejemplo, por su imperialismo, por las guerras que provoca, por la invasión de Irak, por su prepotencia… Aunque luego lo admiro por su cine, por la coca cola o por tener el Cañón del Colorado. Y de Francia critico su chovinismo, como ya he dicho… Es decir, la crítica contribuye al debate, invita a la reflexión y a la postre ayuda a mejorar las cosas.

Pues bien: esto es lo que vengo intentando hacer hasta ahora con Marruecos. Yo no critico en particular a ningún marroquí, sino ciertos hábitos de este país que me parecen mejorables. Y no por eso hay que insultar a nadie, ni nadie debe sentirse ofendido… Incluso en temas tan personales como la religión, creo que cualquiera debería poder decir lo que piensa… Hablar no hace daño. Entiendo que la madurez es eso: poder decir lo que se piensa y respetar esos pensamientos cuando no se está de acuerdo con ellos.

Ya lo dije al principio, cuando comencé a escribir este blog: me gustaría que españoles y marroquíes debatiésemos sobre lo que nos acerca y nos separa… Deberíamos hablar y discutir más entre nosotros para intentar llevarnos mejor.

Y creo que ya he dicho en alguna otra ocasión, que, Europa, la gran enseñanza que obtuvo de la Segunda Guerra Mundial, después de enterrar a 40 millones de muertos, fue la del diálogo como valor supremo. En el Parlamento europeo, personas de muy distinta ideología y pensamiento conversan y debaten todos los días sobre como mejorar las condiciones de vida de la gente… ¡De toda la gente!

Pues bien, a ver si este camino que parece que han emprendido Rifeño, Tetuán, Yo mismo y otros blogueros se mantiene así y podemos hablar de Marruecos sin que arda Troya cuando digamos aquí algo que no se comparta o no guste.

Ya les he dicho que me encanta este país… A los que se quejan de las críticas que hago les diré que una vez leí que Marruecos era el primer país del mundo que más gente no repetía visita. Eso me duele. A mi me gustaría, como a todos los que nos gusta Marruecos, que la gente viniese continuamente… Pues… para que las cosas mejoren y la gente repita visita empecé a escribir este blog.

¿Por qué Cataluña no representa a España en Marruecos?

La pregunta que da título a este post es ambigua y dará pie a muchas interpretaciones sin duda. Pero en ningún caso es malinencionada ni espero que de ella se deduzca animadversión hacia Cataluña ni hacia nadie, por supueto. Sí, propongo, una reflexión (o, quizá, un juego) que podría contar con estas dos claves como punto de partida:

1. El Estado español —acéptenlo los que dudan— no es sólo España… No es esa España “Una”, “Grande”, y “Libre”, sino un compendio de nacionalidades cuando menos. Sea como fuere —Cataluña es un ejemplo— estas nacionalidades ejercen su rol a diario, allá donde pueden, y esto, a veces, difiere o interfiere en el rol que le correspondería al Estado español ejercer.

2. Si esto es así, es decir, que cada nacionalidad “va por libre”, podrían planteárselo, pensarlo y unirse. Ponerse de acuerdo todas las comunidades autónomas, y, al menos para sus actuaciones en el exterior, tener un representante común, que no tendría que ser, necesariamente, el del Estado español. Con esto se evitarían duplicidades, líos de siglas, propuestas que se repiten cinco, seis, siete veces… porque muchas autonomías piensan y proponen lo mismo en terceros países…

Y viene esto a cuento porque en estos días, a raíz de la visita oficial del presidente Montilla a Marruecos, están apareciendo en los medios de comunicación más noticias de la actividad de Cataluña en el país magrebí que de toda la Unión Europea junta. En cambio, las actuaciones de España… ni aparecen; y eso que el Estado español es el segundo socio inversor del país magrebí después de Francia. Se me ocurre que el Estado español podría aprender de Cataluña a venderse y, vista la capacidad que esta comunidad tiene para comunicar lo que hace ¡que lo hace muy bien!, podría encomendarle a Cataluña que le representase en esta materia, al menos en Marruecos.

En fin, que el barullo de siglas, de representaciones, de reinos de Taifa… que hay en España no llegue al río. Pero, para muestra un botón de lo que está ocurriendo. Estos son algunos de los titulares que han ido apareciendo estos días:

•“Plan B” de Cataluña para aterrizar en Marruecos.

• Marruecos ofrece cien hectáreas de Tánger para craar una zona de aterrizaje de empresas catalanas.

•Montilla inicia hoy un viaje de tres días a Marruecos para estrechar lazos comerciales.

•Montilla subraya que Marruecos es un país de atención prioritaria.

•Montilla afirma que la propuesta marroquí de autonomía para el Sahara es un avance sustancial.

•Montilla viaja a Marruecos para impulsar los negocios catalanes

•Marruecos y Cataluña estrechan lazos comerciales

•Puerto Barcelona firma convenio con Tánger Med para ubicar empresas catalanas