La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

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Diálogos imposibles

Me había quedado solo en casa de unos amigos, en Ceuta, cuando sonó el timbre. Abro la puerta y ante mi tengo a dos jóvenes de sonrisa contenida; corbata, camisa blanca, pantalón oscuro…

—Buenos días, caballero…

—¿Si? ¿Qué desean?

—Bueno, eh, eh… ¿Usted conoce la Biblia? En ella están todas las respuestas que usted seguramente busca para su vida; las que le dan sentido, ¿no?, las que…

—Disculpen ustedes, pero… Yo soy ateo.

—¡No me lo creo! ¡No creo que sea usted ateo! —dice espontáneamente el que parece más joven de los dos.

—Bueno, si usted cree, cree… Pero poco tenemos, entonces, que decirnos, ¿no es así? Porque, dígame, ¿cómo podríamos debatir usted y yo sobre cuestiones que argumenta usted a partir de su fe, cuando la Ilustración y la Razón son para mí el marco argumental en el que entiendo que debemos movernos?

—¡Pero seguro que usted cree en algo! —apostilló enseguida el otro joven, saliendo en defensa de su compañero, como si yo le hubiese atacado; nada más lejos de mi intención.

—Que yo crea o no…, no importa ahora —les dije—. Lo importante es que, para que ustedes y yo podamos debatir, insisto, deberíamos partir del mismo plano, ¿no? Porque, si no, resultará que frente a mis argumentos “razonables”, ustedes pondrán siempre sus creencias, y, claro, contra la fe, ya se sabe, no hay razón que valga. Ustedes creen y siempre me hablarán a partir de esa idea; desde su fe. ¿No?

—…

Y aproveché estos segundos de duda y de silencio para despedirme cortésmente.

—Que tengan un buen día. Adiós.

—Adiós —dijeron ellos.

NOTA.–Me acaba de llegar un video que, quizá, aclare algo más lo que digo. Ver si no: http://www.apostasynow.org/

Mujeres, parece que el futuro se os complica

Hay temas que no por repetidos dejan de ser importantes… Así que habrá que seguir insistiendo. Y si no, recordemos que les pasó a italianos y alemanes (y luego al resto del mundo) por no darle importancia a los desmanes de los camisas negras italianas o a las tropelías que cometían, al principio, y siguieron comentiendo, los nazis.

Así que, reflexionemos sobre lo que, en medio de esta orgía de consumo y complacencia, en la que Occidental se divierte mientras se mira alegremente el ombligo, está ocurriendo en Europa. Porque, en mi opinión, todos los síntomas anuncian un futuro cargado de conflictos. Y si no, veamos.

A las restricciones que algunos, en Italia y España de momento, quieren ponerle al aborto, y a la teoría del creacionismo made in USA, y a lo que acaba de decir el Papa, hoy mismo, afirmando que el Infierno existe, y a lo que dijo ayer el arzobispo de Canterbury sobre la posibilidad de incorporar la sharia (o parte de ella) a la legislación inglesa, y a la tontería de revivir fetos en Italia, y al anuncio, esta tarde, de que algunos musulmanes españoles van pedir un banco propio que se rija por los principios de su fe… habría que añadir, además, todos esos “síntomas”, como digo, que a diario se perciben, perturbadores de nuestra vida, cuestionándosenos derechos individuales y colectivos conquistados. Y esto empezará afectando a las mujeres. Y si no, al tiempo.

Sí, creo que para las mujeres se acercan tiempos difíciles. Porque todas esas propuestas, suposiciones, comentarios, que he citado antes, son a ellas a las que primero señalarán si se confirman. De hecho, creo que la batalla más difícil que hoy se libra —todavía—, es la de esos hombres, por un lado, que no quieren ceder privilegios ni reconocer a las mujeres como iguales, frente a una sociedad que sí está de acuerdo con esa igualdad, casi, casi, conquistada ya.

Los tiros van por ahí, y cuando hablan los representantes de las sectas religiosas anunciando un cataclismo, a las primeras personas que culpabilizarán de lo que vaya mal será a las mujeres. No olvidemos que no hace tanto tiempo que las mujeres ni siquiera tenían alma y mucho menos, apenas décadas, que ni podían votar.

En fin, detrás de esas tonterías que suelta el Papa sobre el Infierno y, sobre todo y por encima de todo, detrás de la salida de pata de banco del arzobispo de Canterbury, hay un alegato discriminatorio que refleja la incomodidad de ciertos hombres. Así que, hombres y mujeres comprometidos con la igualdad, no va a quedar más remedio que volver al activismo. Porque aquellos tiempos en los que creímos que todo era posible, que podíamos convivir en libertad y como iguales, puede que estén a punto de acabar… Cualquier día de estos nos obligarán de nuevo a ir a rezar.

Islamistas y turismo, una convivencia difícil

El reciente asesinato de cuatro turistas franceses en Mauritania es el enésimo episodio que corrobora una vez más que, en los países musulmanes, el turista occidental corre peligro. Y no es ya una cuestión de que grupos radicales, vinculados o no las tesis de Al Qaeda, concreten sus acciones (“de guerra”) en el turismo occidental, no, sino que, en estos países, la persona occidental representa, según muchos de los que viven en ellos, “la tiranía que oprime al pueblo palestino, explota al tercer mundo, derrocha opulencia ostentosamente… o tiene costumbres libertinas como las que permiten la liberación de la mujer…” Y esto “enciende” a más de uno, dicen.

Eso sin contar, que los cristianos (nasranis, para los que hablan del cristianismo con cierto desprecio) son enemigos naturales de los hijos del Islam, según no pocos musulmanes.

Y a todo esto hay que sumarle también los maleantes de todo pelaje, los individuos que se hacen pasar por locos, o, simplemente, aquellos delincuentes comunes que pretenden sacar algún provecho de la situación.

En resumen, el reciente asesinato de cuatro franceses en Mauritania avisa nuevamente de lo difícil que va a ser para el turismo occidental asentarse en los países musulmanes. Y a esto podrá replicarse que en occidente también hay inseguridad y violencia. Cierto. Pero no es violencia religiosa… Y ya se sabe que las armas que se utilizan bajo el amparo de dios no hay manera de combatirlas porque la fe mueve montañas. En cambio, a la delincuencia común, sí.