Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

La libertad, palabra a palabra (Cambio 16 y Doblón, 1971-76)

Hace unos días, presenté una ponencia en Almería sobre la conquista de la libertad, palabra a palabra, durante el final de la Dictadura (1971-1976).

Fue en el Congreso sobre “Los medios de comunicación en la Transición”, organizado por la Universidad de Almería. Entre los asistentes había muchos jóvenes historiadores y estudiantes de Historia interesados en casos concretos de choques entre la prensa y la censura. Tuve que hacer memoria y conté algunos ejemplos.

Se corrió la voz y algunos compañeros me han pedido ahora que les envíe el texto de la charla.

Puesto que la llevaba escrita, me resulta más cómodo y fácil copiarla y pegarla en el blog, con la advertencia previa (especialmetne destinada a los lectores más confiados o despistados) de que es muy larga (más de 20 minutos) y de que va destinada a los interesados en la historia de la prensa al final de la Dictadura de Franco.

El que avisa no es traidor.

Ahí va:

Conquistando la libertad palabra a palabra (1971-1976)

Cambio 16, Doblón e Historia Internacional

José A. Martínez Soler

Director General de 20 minutos

Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Almería

No hay comida gratis, no hay sexo gratis y tampoco hay palabra gratis. Las palabras no son inocuas. Tienen coste y precio, dejan beneficio o pérdida, según las circunstancias. Perdón por empezar con asuntos tan económicos. (Lo del sexo lo utilizo sólo para despertar a los heroicos asistentes a esta ponencia en la hora difícil de la siesta.).

Hablo del coste, precio, beneficio o pérdida correspondiente a las palabras para advertirles de que, aunque fui fundador y director de la revista mensual “Historia Internacional” (1974-1976), adoro la historia y envidio a los historiadores, pero soy completamente ajeno a esta disciplina tan hermosa como escurridiza.

Fundé y dirigí esa revista de historia para poder informar sobre los problemas de la actualidad en la España de mediados de los años 70, situándolos en otro lugar y en otra época. Cuando escribíamos sobre la tiranía del rey felón no nos referíamos precisamente a Fernando VII sino, indirectamente, a Franco. Cuando publicábamos algo sobre la dictadura de los coroneles en Grecia estábamos hablando, naturalmente, de Franco.

La historia y el área internacional fueron nuestros refugios oportunos para describir la realidad española del momento, pero situándola en otro tiempo histórico y en otro espacio geográfico. Por eso se llamó “Historia Internacional” que equivalía, en realidad, a “Actualidad Nacional”. La complicidad y la inteligencia de nuestros lectores ponían el resto.

Por tanto, ni he sido ni soy historiador. Ya me gustaría. Mi área de conocimiento es la Economía Aplicada y, quizás, algo también del Periodismo. Estoy aquí, ante ustedes, con el único título de amigo del profesor Rafael Quirosa y, quizás, como testigo personal y profesional de una época apasionante, aunque demasiado reciente (y aún caliente) para la investigación histórica.

No obstante, trataré de serles útil, relatando algunos hechos o acontecimientos en los que tomé parte directa, o en los que solamente fui testigo (a veces, involuntariamente), en lugar de ofrecerles una ponencia con análisis científicos y citas académicas que permitan explicar tales hechos.

Con más anécdotas que categorías, intentaré describir una realidad concreta: el papel de la prensa (exactamente de tres medios: Cambio 16, Doblón e Historia Internacional), a través de la conquista de algunas palabras, en los últimos años de la Dictadura de Franco.

Cada vez que hablamos de conquistar la libertad “palabra a palabra”, suelo recordar una anécdota que me ocurrió en 1972 o 1973, siendo redactor-jefe y director en funciones del semanario de Economía y Sociedad “Cambio 16”, cargos que ejercí desde su fundación en 1971 hasta la primavera de 1974. Habíamos fundado el semanario el 22 de septiembre de 1971 –yo procedía del diario Arriba, donde trabajé en los últimos meses de la mili- y al principio no nos tomaron muy en serio.

Del número 1 de Cambio 16 imprimimos 2.000 ejemplares y vendimos 800. Todo un éxito. Solo teníamos permiso para escribir de economía, y nada de política. Pero los conflictos laborales ya emergentes tenían contenidos económicos.

Por eso, en una información sobre una huelga relevante y sonada (creo que fue la de Motor Ibérica, tras el despido de Marcelino Camacho), nos atrevimos a titular en las páginas del pliego central con la palabra “huelga”. Aquel osado ejemplar no pasó la censura. La policía secuestró la tirada completa y precintó las planchas en la imprenta Altamira. El Gobierno inició los trámites para un expediente contra mí, como responsable editorial máximo, y contra la empresa editora.

En cuanto tuve noticia del secuestro –algo bastante frecuente en aquellos años, casi uno al mes- telefoneé al director general de Prensa y jefe máximo de la censura franquista, Alejandro Fernández Sordo. Por cierto, Sordo -¡qué gran apellido para un censor!-, en cuanto se puso al teléfono, me echó una bronca, en tono paternalista, recordándome que la palabra “huelga” no se podía utilizar en la prensa española sencillamente porque en España no había huelgas, ya que estaban prohibidas por ley.

Le pregunté:

-¿Cómo le llamo entonces a lo que está ocurriendo esta semana en Motor Ibérica?,

El jefe de la censura me replicó:

“Cualquier cosa menos huelga”, “Llámale “paro”, como otras veces, o “cese temporal de producción” o mejor “paro técnico”.

No pude convencerle. La palabra “huelga” no pasó el filtro de la censura. Seguía en la lista de palabras tabú del Ministerio de Información. Y nosotros dimos un paso atrás. Tuve que retirar el pliego central, donde estaba aquella información, con una especie de “desencuadernadora manual” muy ingeniosa, y sustituirlo por otro pliego sin la palabra huelga. Solo así pudimos distribuir la revista con el retraso y el extra coste correspondiente.

Recuerdo muy bien esta anécdota porque unos años más tarde, muy poco después de la muerte del dictador, Fernández Sordo fue nombrado ministro de Sindicatos (creo que fue en el Gobierno Arias). Una de sus primeras declaraciones como ministro fue realzada por el diario Pueblo (propiedad del sindicato vertical franquista) con grandes caracteres tipográficos. Este fue el titular del diario Pueblo, casi a toda página, que me hizo sonreír:

Fernández Sordo: “A partir de ahora, a la huelga la llamaremos huelga”

Hubo palabras y expresiones que, una vez que superada la censura, pasaban a engrosar el diccionario legal de los periodistas. Se trataba de aplicar el procedimiento de “prueba y error” bastante aceptado en todo proceso científico.

También había personajes tabú. La sola mención del nombre de don Juan de Borbón (o solamente don Juan) era motivo de secuestro inmediato. Y con el príncipe Juan Carlos de Borbón, aunque era aspirante a suceder al dictador, a título de Rey, debíamos andarnos con suma cautela pues doña Carmen Polo de Franco estaba al acecho para degradarle y poner a su yerno, Alfonso de Borbón, en su lugar.

A principios de octubre de 1972, –Cambio 16 tenía ya un año de vida-, recibí una comunicación de la Agencia Efe que me pareció rara. En ella advertía a todos sus abonados de que la noticia distribuida con el número tal había sido anulada y no podía ser publicada. Busqué la referencia y era una noticia anodina y aburrida sobre el viaje de los príncipes Juan Carlos y Sofía a Alemania. A simple vista, carecía de interés.

Llamé a Michael Vermehren, corresponsal de la televisión alemana ZDF en España, y le pregunté si había ocurrido algo especial que justificara la anulación de la noticia oficial de EFE. Me dijo que no y que había gustado mucho la entrevista que él mismo le había hecho al príncipe sobre España en el Mercado Común. Le interrumpí inmediatamente:

-“¿Cómo? ¿Qué el príncipe Juan Carlos habló de España en Europa en la televisión alemana? Por favor, busca el texto completo de la entrevista y espérame. Voy ahora mismo hacia tu casa.

En cuanto leí la traducción de la entrevista llamé a mi consejero delegado, Juan Tomás de Salas, para contárselo y para decirle que, si nos atrevíamos, era un tema arriesgado pero de portada. Estuvo de acuerdo.

Llamé al dibujante Ortuño y le pedí una caricatura urgente y a todo color (“nada cruel”, le dije) del príncipe Juan Carlos para portada. Alfonso Ortuño me tomó por loco. Jamás se había publicado en España algo así. Era un salto cualitativo en imagen. Pero lo más sorprendente era el contenido de una pregunta y su respuesta:

Televisión alemana:

-“Desea Vuestra Alteza Real que España entre en la CEE, aceptando las consecuencias políticas que esto implique?”

Juan Carlos de Borbón, príncipe de España:

-“Sí, lo deseo. Porque creo que conviene a España y a Europa. Ahora bien, el momento debe ser el apropiado, pues una integración demasiado rápida podría ser peligrosa para muchos”.

Con eso ya teníamos titular de portada: un globito que salía de la cabeza del príncipe con esta arriesgada afirmación:

“Europa, sí”

Desgraciadamente, el instinto no me falló. El gran censor, Fernández Sordo, me llamó en cuanto recibió en el Ministerio de Información los diez ejemplares obligatorios de Cambio 16 con la caricatura principesca gritando “Europa, sí”.

Europa”, debo recordar para los más jóvenes, era entonces simple y llanamente sinónimo de “democracia”. O sea, mentar la cuerda en casa del ahorcado.

El censor me llamó de todo y me dijo que era gravísimo y que iba a dar órdenes a la policía para que secuestrara todos los ejemplares antes de salir de la imprenta y precintara las planchas.

Y concluyó su bronca con esta pregunta, hecha en un tono sorprendentemente lastimoso:

-¿Por qué me haces esto?.

No se de donde saqué fuerzas. Creo que defendía mi exclusiva, más que el futuro europeo y democrático de España. Le repliqué:

-“Usted verá lo que hace, pero no creo que el príncipe haya hechos estas declaraciones por su cuenta y riesgo, sin pedir permiso a nadie. Además, si secuestra hoy las palabras del príncipe, ¿cómo se lo piensa usted explicar a él cuando sea Jefe del Estado con el título de Rey? Usted verá lo que hace.

La policía tardaba mucho en llegar a la imprenta y todos manteníamos los dedos cruzados. A las pocas horas, recibí la llamada de Fernandez Sordo que, muy cortésmente, casi versallesco, me dijo que se había esforzado mucho para que no me ocurriera nada y que había conseguido “personalmente” que Cambio 16 pudiera llegar a los quioscos.

Durante muchos meses, tanto la prensa inmovilista como la aperturista estuvieron hablando de este asunto al que se referían enigmáticamente como “la pregunta”. Creo que la caricatura original de Ortuño aún cuelga en alguna pared del despacho privado del Rey.

Aunque la Dictadura, plenamente vigente entonces, no estaba prohibida, la palabra que mejor podía definirla, “dictadura”, aplicada al régimen de Franco, estuvo en la lista negra hasta la muerte del dictador. Hicimos algunos intentos para colarla a la censura, pero todos fueron coronados por el fracaso.

Este fin de semana –con motivo de la celebración del Thanksgiving Day– he tenido el privilegio de tener unos días en mi casa a Gabriel Jackson, el historiador – a mi juicio- que mejor ha dado a conocer al mundo entero “La República Española y la guerra civil”. Comentamos juntos el motivo de esta charla en Almería y recordamos nuestra correspondencia en 1974 y 1975 en torno a un excelente artículo que yo le había pedido para el mensual “Historia Internacional” sobre un balance del franquismo después de la flebitis de Franco. No había que ser un lince para sospechar que la muerte rondaba ya al tirano.

En cuanto leí el manuscrito del profesor Jackson supe que no pasaría la censura. Experimentado como era yo, pese a mi juventud, en el arte de escribir entre líneas y de sortear con humor a la severa censura (es sabido que los censores carecen de humor propio) le propuse a Gabriel que probáramos a quitar algunos párrafos y a cambiar algunas palabras. El titulo de su artículo (“La dictadura”) presagiaba lo peor.

Confiando en el posibilismo de quienes crecimos en el exilio interior, le dije que “publicar algo suyo en España era mejor que nada”. Sin embargo, conociéndole un poco, presumía su respuesta.

-”El artículo –me respondió- debía publicarse integro ahora o esperar hasta que hubiera libertad en España para poder publicarlo”.

Imprimirlo así, sin someterlo a la censura previa (llamada “consulta voluntaria”), hubiera sido un suicido económico. Sobretodo porque no era un artículo para el pliego central –fácil de desencuadernar, para salvar el resto en caso de secuestro- sino para lucirlo a toda página en la portada de la revista. Decidí, pues, someterlo a censura previa para poder publicarlo sin riesgo de secuestro y/o expediente administrativo o procesamiento judicial.

Tal como me temía, no tuve éxito. El censor marcó con su lápiz fatal los párrafos y palabras que, a su juicio, eran “inconvenientes”. No le dije nada al profesor Jackson. Le escribí a La Joya para decirle que ojalá tuviéramos pronto libertad de expresión en España para poder ofrecer su artículo completo a nuestros lectores. Y metí en un cajón el manuscrito inédito.

Meses más tarde, recién muerto Franco, quiso el azar, y la perseverancia de uno de mis redactores, Fernando González, que Serrano Súñer, ex ministro de Asuntos Exteriores de Franco durante los tiempos más duros de la postguerra española y de la II Guerra Mundial, nos concediera una larga entrevista exclusiva en la que hacía balance del régimen de su cuñado. Nada sospechoso había en aquel viejo nazi para los censores de Franco, quienes seguían en activo pero ya buscaban el calorcillo del nuevo régimen del sucesor a título de Rey.

El caso es que, bajo la protección del “respetadísimo” nombre de Serrano Súñer, “Historia Internacional” fue la primera revista española que publicó un amplio reportaje titulado “La Dictadura”, tal como el entrevistado había definido, con sus propias palabras, al régimen franquista al que tanto había servido. Fue en el número de febrero de 1976, dos meses después de la muerte de Franco y bajo el Gobierno igualmente dictatorial de Arias Navarro.

La palabra “dictadura” había salido de la lista negra y había pasado a ser legal. Animados por este precedente, aprovechamos la ocasión para publicar en portada el artículo de Gabriel Jackson que conservaba en la nevera y con el mismo título que la entrevista de Serrano Súñer. Mano de santo. Nadie puso pegas a “La Dictadura”. De modo que, partir de entonces, a la dictadura la llamaríamos dictadura.

Les parecerán triunfos pequeños, casi ridículos, los de ganar trocitos de libertad palabra a palabra, (huelga, dictadura, etc.), pero les aseguro que no estaba el horno para bollos. Cada palabra ganada para la libertad de expresión era un paso de gigante en dirección a la ansiada democracia. “Democracia” (¡ay!), otra palabra “inconveniente” si no iba convenientemente adjetivada por la palabra “orgánica”; es decir, la que le salía al dictador de sus órganos.

Un año antes, el 8 de febrero de 1975, dimos uno de esos imprevisibles pasos de gigante en la crítica política al régimen franquista. Acertamos a colar una palabra clave en el semanario Doblón, que yo dirigí desde su fundación en 1974 hasta mi práctica huída a la Universidad de Harvard en el verano de 1976.

(El 2 de marzo de ese año fui secuestrado a punta de metralletas, torturado y sometido a un fusilamiento simulado por un artículo sobre las purgas de mandos moderados en la Guardia Civil, lo que aceleró mi salida de España).

Sin prever su enorme éxito, publicamos en vida de Franco una información sobre el Consejo Nacional del Movimiento con el título “Síntomas de bunker”, que pareció bastante inofensivo para la censura.

Bunker” fue una gran palabra ganada por Doblón para la democracia y que funcionó de maravilla, gracias al boca a boca. Pronto se convirtió en sinónimo de los restos más decrépitos de la dictadura, “bunkerizados” en torno al dictador, como ocurrió con el Tercer Reich en los últimos días de su aliado Adolf Hitler. “Bunker” olía ya a derrota inminente, a final de una época.

Los demás medios de comunicación asumieron inmediatamente “bunker” como una palabra mágica, sinónimo de los residuos más asustadizos y/o recalcitrantes de la dictadura. Decir el “bunker” equivalía, pues, a decir la “dictadura” sin riesgo de secuestro. Y todo el mundo lo entendía. La idea de aplicarlo al régimen nos vino después de haber jugado en Doblón con otra información de la sección de Economía titulada “El Bunker Español de Crédito”. El humor tenía que sustituir muchas veces a la falta de datos o a la prohibición de publicarlos.

El ambiente laboral era ya muy conflictivo y Comisiones Obreras ya había colocado a muchos de sus militantes dentro del sindicato vertical. Los fascistas Blas Piñar y Girón denunciaron la presencia de “enanos infiltrados” en las instituciones del régimen.

En Doblón hicimos entonces una portada histórica, por arriesgada: dimos la victoria a los “enlaces sindicales” rupturistas (o sea, de izquierdas) y a los verticalistas aperturistas. Ambos habían derrotado a los verticalistas inmovilistas (o sea, fascistas). Pusimos en portada a unos enanitos de Blancanieves pintando de rojo el edificio del sindicato fascista. El título de portada era:

Elecciones sindicales:

Ha ganao el equipo colorao

En una ocasión, tuvimos datos muy fiables, de fuente muy solvente ya que procedían de un estadístico del INE, que luego fue un gran político, sobre los parados en España.

El título del reportaje era “Un millón de parados”.

En plena crisis del petróleo, no reconocida oficialmente, la revista Doblón del 13 de septiembre de 1975 fue secuestrada y yo fui expedientado “por faltar a la verdad”.

Dos semanas más tarde, el 27 de septiembre de 1975, eran ejecutados cinco terroristas, tras ser condenados a muerte en unos consejos de guerra típicamente franquistas, o sea, sin garantías de juicio justo. Desde mi casa oí los disparos del pelotón de fusilamiento. Un año antes, tres semanas después del espíritu aperturista del 12 de febrero de 1974, hubo otras dos ejecuciones, éstas a garrote vil.

El régimen se movía, materia de prensa, en un zigzag imprevisible, según actuaran los inmovilistas o los aperturistas. Tan pronto mostraba manga ancha en unos temas, lo que alimentaba nuestro atrevimiento, como daba cerrojazo y marcha atrás. En esos movimientos espasmódicos de tira y afloja, era muy peligroso caminar contra corriente.

Había un sistema de control, como la Inquisición, con apariencia de legalidad, que disponía de gran variedad de instrumentos: licencias de editor, carné de periodista, consulta voluntaria, secuestro de publicaciones impresas, expedientes administrativos, tribunales especiales como el de Orden Público, de Honor, consejos de Guerra, tribunales ordinarios, etc. Yo pasé por todos ellos varias veces. Pero lo que más miedo e inseguridad nos causaba eran las actuaciones arbitrarias, que se saltaban a la torera las propias normas dictatoriales establecidas.

No sólo de palabras vivía la censura. También se zampaba imágenes “inconvenientes” con glotonería. La primera vez que se publicó en España una foto de Felipe González, conocido entonces en la clandestinidad como “Isidoro”, en vida de Franco, fue en Doblón poco después del Congreso del PSOE de Suresnes. Fue el 31 de mayo de 1975 y en tamaño sello, a una columna. La noticia que ilustraba aquella foto exclusiva era que el líder del PSOE, procesado en España por dirigir un partido ilegal, había sido invitado a almorzar en Francia por François Mitterrand y en Alemania por Willy Brandt.

La siguiente conquista consistió en publicar la misma foto de Felipe González en la portada del semanario, dentro de una pantalla ficticia de televisión, pero con los ojos cubiertos por una banda rectangular negra, pretendiendo evitar su identificación. Esa foto se convirtió en un icono de la futura democracia española. Parece que la estoy viendo.

A medida que nosotros experimentábamos la escritura ingeniosa entre líneas y metáforas, los censores de la dictadura también aprendieron, a la par que nosotros, a leer entre líneas y a descifrar enigmas poco sutiles.

No sólo perseguían a los medios de comunicación “aperturistas”, poco fervorosos en el aplauso al dictador, sino a los periodistas desafectos al régimen, que no seguían fielmente sus consignas, y a los políticos de la oposición clandestina, disfrazados de periodistas y confundidos con ellos.

La confusión –casi compadreo o chalaneo- entre periodistas y políticos fue, desde luego, muy eficaz en la lucha contra la dictadura. Sin embargo, tuvo un alto precio, sobretodo para quienes elegimos el periodismo en libertad en lugar de dedicarnos profesionalmente a la política. Esta confusión de papeles pasó más tarde factura a la prensa, en términos de credibilidad, durante la democracia. No obstante, creo que, a pesar del alto precio, valió la pena.

Una de las palabras que pudo haberme costado un juicio bajo la acusación grave de “apología del magnicidio” fue “tirano”.

Hurgando en mi sótano, en busca de tesoros para la historia de la prensa en la transición, no he podido encontrar aún el ejemplar de Historia Internacional de noviembre de 1975, con Franco ya enfermo. Fue secuestrado por un artículo sobre Pablo Iglesias y provocó la citada acusación del fiscal contra mí ante el Tribunal de Orden Público.

El presunto delito consistía en haber publicado unos textos de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, entre los que se podía leer la afirmación de que “el tirano merece la muerte”. Tras el magnicidio de Carrero Blanco y la enfermedad del dictador, el fiscal y el ministerio de Información pensaron, con exceso de celo, que nos estábamos refiriendo a Franco. Sin embargo, en la revista se decía claramente que esa frase fue pronunciada por Pablo Iglesias en 1904, tras el asesinato de Pelve, ministro del zar de Rusia.

En mis declaraciones ante el juez del Tribunal de Orden Público, en las Salesas, donde hoy está el Tribunal Supremo, recurrí a la muy socorrida doctrina tridentina de la Iglesia. El Concilio de Trento admitió que el tirano merecía la muerte. Por eso dije que, por un lado, yo seguía las enseñanzas de la «Santa Madre Iglesia» y que, por otro lado, Pablo Iglesias se refería obviamente, en 1904, a aquel ministro del zar de Rusia y a nadie más.

Tras un largo y minucioso interrogatorio, no exento de cierta socarronería, el juez –creo que se llamaba Villanueva o algo así- decidió archivar la causa por “apología del magnicidio” sin llegar a juicio y, en lugar de mandarme a la cárcel, me mandó ir a casa. Cuando me disponía a salir de la sala, a punto de cruzar el umbral de la puerta, oí que el juez comentaba a alguien, en voz tan alta que yo pude oír claramente, algo que me dejó estupefacto. Al dar carpetazo al asunto, dijo:

“El que se pica ajos come”.

Para mi fue un signo claro de los nuevos tiempos. Unas semanas mas tarde, el 20 de noviembre de 1975, a las 5:25 de la mañana, murió el tirano en su cama del Hospital de La Paz.

El número extra de Doblón con esta gran noticia fue secuestrado y yo fui expedientado. La portada era el sello de Correos de dos pesetas de Franco, en color rojo-anaranjado, con un titular escueto:

Ha muerto

El problema no fue Franco sino sus herederos, por un artículo, titulado “La familia”, firmado por Margarita Sánchez y por Luisa Cortés, hoy dueña de la tienda “Hierbaluisa” de Almería. Decían en él que doña Carmen Polo de Franco era “una mujer inteligente y despierta para los negocios”.

Me contraron que el dirigente fascista García Carrés andaba gritando en Las Cortes:

-«¡Han ofendido a la señora, han ofendido a la señora!»

Después de muchas horas de gestiones desesperadas, salvamos el número extra de milagro. Fue gracias a la intervención indirecta del Rey, de una de sus hermanas (que le llevó personalmente mi respetuoso escrito pidiendo S.OS. y del sobrino del dictador, Nicolás Franco Pascual de Pobil. Franco estaba aún de cuerpo presente en el Palacio de Oriente que, como se sabe, está situado en el Occidente de Madrid.

Salvar y distribuir ese número especial de Doblón, con la noticia más esperada del siglo, fue también otra buena señal de los nuevos tiempos.

—-

Pero esos nuevos tiempos iban a traerme sorpresas muy desagradables (que antes mencioné de pasada) por un asunto que, debido a su gravedad y trascendencia, entre el ruido constante de sables, andaba yo entonces investigando personalmente.

Se trataba de comprobar en los boletines oficiales del Ejército las filtraciones que iba recibiendo por teléfono de una fuente anónima sobre los traslados de generales, jefes y oficiales de la Guardia Civil, conocidos por sus posiciones moderadas y no comprometidos con el “bunker” franquista.

Como se sabe, la Guardia Civil era un Cuerpo militar en permanente estado de alerta y movilización, sin necesidad de que el Gobierno declarara el estado de guerra o de excepción. El Ejército no se podía mover sin un decreto del Gobierno, pero la Guardia Civil, por su doble naturaleza policial y militar (como se vio mas tarde en el Golpe del 23-7 de 1981), no precisaba tal decreto para movilizarse. Solo la orden de su director general. Nosotros seguíamos muy de cerca todos los nombramientos militares y eclesiásticos: los generales Díez Alegría y Vega Rodríguez y el cardenal Tarancón, en un lado, los generales Campano y García Rebull y monseñor Guerra Campos, en el otro. Recuerden que eran los tiempos en que los fachas gritaban de “Tarancón, al paredón”

Hoy parecería una información poco interesante pero, en los estertores de la dictadura, la estimábamos como algo clave para descifrar nuestro futuro. Por eso, valoramos extraordinariamente la sustitución repentina del general Vega Rodríguez por el general Campano López, al frente de la Guardia Civil, en el primer Consejo de Ministros que se reunió sin la presencia de Franco, ya enfermo.

Pude confirmar que eran ciertas las filtraciones, recibidas por teléfono de una fuente no identificada, y decidí publicar el reportaje el 11 de febrero, a los dos meses y pico de la muerte de Franco y en medio de un permanente ruido de sables que amenazaba con mantener al “bunker” en el poder.

Hace 30 años, en el otoño de 1976, conté por primera vez en público el secuestro, torturas y fusilamiento simulado que sufrí por la publicación en el semanario Doblón de ese artículo mío sobre traslados de altos mandos en la Guardia Civil. Aquel artículo descubrió y frenó parcialmente la purga de militares demócratas iniciada por los franquistas tras la muerte del dictador Francisco Franco.

Todo eso lo conté entonces en la Senior Common Room de la Kirkland House de Harvard, a la que estaba afiliado. Trataba de explicar entonces a mis colegas de la Universidad de Harvard (EE UU), aún con la piel dañada por las quemaduras de mis torturadores, por qué el periodismo era entonces la segunda profesión más peligrosa de España. (Después, naturalmente, del toreo)

Han pasado 30 años y, aunque tenía el recuerdo grabado en mi mente, jamás había escrito una sola línea sobre aquellos sucesos de terrorismo paramilitar o terrorismo de Estado hasta que mi familia me animó hacerlo el año pasado. Lo escribí para el Nieman Report de la Universidad de Harvard y luego me envalentoné y lo amplié en mi propio blog personal (https://blogs.20minutos.es/martinezsoler) con algunas fotos inéditas tomadas en el hospital

https://blogs.20minutos.es/martinezsoler/post/2006/04/13/mi-secuestro-hace-30-anos

A partir de ese acontecimiento, trato ahora de reflexionar aquí sobre las causas y consecuencias del ejercicio del periodismo, sometido a censura oficial o en tiempos difíciles para la libertad de expresión. El caso de España, en la transición de la dictadura a la democracia, es, desde luego, paradigmático.

Afortunadamente, el lector puede ser inculto pero no es estúpido. Sabe que la fuente suprema de información en una dictadura es el dictador. Por tanto, desconfía de la prensa oficial y cree muy poco de lo que publican los periodistas sometidos a censura y a amenazas. Es una actitud saludable que le ayuda a descubrir hechos y opiniones escritos entre líneas.

Los periodistas somos también seres racionales –por mucho que cueste creerlo- y establecemos un hilo de plata con nuestros lectores, a través de guiños cómplices, sutilezas, humor y escritura figurada entre líneas, que frecuentemente resulta invisible para los censores de la dictadura que no pueden controlarlo todo.

Las dictaduras carecen de corazón pero sobretodo carecen de sentido del humor. Se desarrolla así una nueva cultura subterránea de comunicación, con una técnica refinada y enriquecida por eufemismos y parábolas, que, como digo, permite sortear parcialmente el control oficial y transmitir mensajes entre periodistas y lectores con el menor riesgo posible,.

Así fuimos conquistando la libertad de expresión, palabra a palabra, bajo la larga dictadura del general Franco.

Con la democracia, el diccionario de la Lengua Española volvió a entrar en vigor, sin que su uso acarreara serios peligros para el periodista.

En una ocasión, la policía nos permitió distribuir el semanario Doblón, una vez que corté varios párrafos censurados sobre la minas de fosfatos en el Sahara (entonces español) y rellené los huecos con trozos de fotos repetidas de Fosbucraa. Un desastre de diseño. Otras veces el corte no era tan fácil y el lector debía imaginar lo que se había censurado para hacer tan incomprensible el artículo. La imaginación del lector solía ir más allá de lo que decía texto original.

Pero la dictadura aprendió a leer entre líneas.

Fui procesado docenas de veces por llamados “delitos de prensa” o “de opinión”, por tribunales “de honor” y militares. Las multicopistas y las reuniones eran perseguidas por igual. Por el artículo sobre la Guardia Civil fui procesado por la Justicia militar, pese a ser civil, acusado de sedición.

Recordé a Clemenceau:

«La Justicia Militar es a la Justicia lo que la Música MIlitar es a la Música».

No fui juzgado en Consejo de Guerra, gracias a la intervención directa del capitán general de Madrid, Vega Rodríguez, que incluyó mi caso en la amnistía para delitos de prensa, decretada oportunamente por el rey Juan Carlos en 1976, y a la intervención indirecta de la Universidad de Harvard al galardonarme con la Nieman Felloship. El telegrama del presidente de la Nieman Foundation de Harvard fue mano de santo para obtener el sobreseimiento de mi procesamiento por sedición y que, por tratarse de un «delito militar», no estaba amparado por la amnistía del Rey.

Sabíamos que cada palabra y cada imagen impresa contra la voluntad del dictador cobraban nueva vida en la sociedad española. Todos esos vocablos e imágenes reconquistados iban formando una escala que nos llevaba, palabra a palabra, hacia la libertad. Era un camino sin retorno hacia la democracia. Y esa convicción ética y política nos daba fuerza para resistir y avanzar.

No éramos valientes ni temerarios sino coherentes con nuestros principios. El valor principal de los periodistas, que luchábamos por escribir algún día en libertad, no era la valentía o el coraje sino la integridad para defender nuestros principios democráticos y nuestra voluntad de ser libres y dueños de nuestro futuro. Por eso merecía la pena asumir algunos riesgos. Pero no demasiados.

Éramos bastante prudentes. En algunos momentos, estábamos cagados de miedo. También éramos virtuosos del disimulo. Nos movíamos –y aún nos movemos- como un péndulo que busca el equilibrio entre la pasión por la verdad y el instinto de supervivencia (yo tengo tres hijos).

En realidad, no creo que los periodistas tengamos más méritos, al luchar por la libertad de expresión contra una dictadura, que los médicos o los abogados o los ingenieros que tratan de hacer bien su trabajo.

La diferencia está en que nosotros trabajamos con un material altamente inflamable o explosivo: las palabras que dan forma a las ideas y a las noticias. Y lo hacemos, además, en el escaparate que da a la calle.

Queríamos simplemente hacer bien nuestro trabajo, aún con herramientas escasas y muy caras. Y los riesgos debían ser asumidos como gajes del oficio. La vocación del periodista en la transición implicaba asumir, casi instintivamente, esos riesgos.

Por otra parte, la recompensa, si conseguías publicar lo que querías, era inmediata e intensa. No tenía precio. No sabría decir cuantas veces nos arriesgamos por conseguir y publicar una noticia peligrosa movidos por el coraje personal, por la vanidad o por la satisfacción de la obra bien hecha más que por la propia lucha política.

¿Tiene más valentía un periodista que asume riesgos para conseguir y publicar una noticia que un bombero que se juega la vida por hacer bien su trabajo? Hablamos de los mismos valores de todo ser humano.

Mi experiencia como periodista en dictadura y en democracia me confirma que el ser humano –sea o no periodista- busca siempre la libertad lo mismo que el agua busca la cuesta abajo. No hay muro que detenga esta voluntad de hablar y de escribir como si fuéramos libres. Ese esfuerzo no tiene mérito porque el premio es enorme: la satisfacción, casi zoológica, de nuestro instinto de supervivencia.

La dictadura franquista fracasó persistentemente con sus técnicas de censura. Controlaba las grandes placas tectónicas de la sociedad española, pero algunos podíamos comunicarnos con los demás a través de los intersticios incontrolados que había entre esas placas.

El ministro de Información de Franco, por ejemplo, prohibió tajantemente informar de la devaluación de la peseta en 1971. Por alguna razón, quería retrasar la noticia a toda costa. El telediario de Televisión Española, controlada por el Gobierno, prohibió mencionar bajo ningún concepto la caída del valor de la moneda española.

Las autoridades de la dictadura respiraron aliviadas cuando concluyó el telediario y salió en la pantalla el hombre del tiempo.

La dictadura no podía estar en todo y nadie le había advertido al inofensivo hombre del tiempo de la prohibición oficial (“viene de El Pardo”, nos decían) de hablar sobre la pérdida de valor de la peseta. Por tanto, nuestro hombre del tiempo inició su parlamento frente al mapa de isobaras diciendo que las temperaturas habían caída mucho en el norte de España pero no tanto como había caído la peseta, recién devaluada”.

Es difícil controlar todo y siempre. Hasta en las más siniestras mazmorras hay un lugar –por pequeño que sea- para la libertad. Y en ese resquicio siempre podremos aplicar la palanca liberadora.

Muchas gracias.

44 comentarios

  1. Dice ser Donde las dan las toman

    El que fué Direcator de telediarios durante el gobierno del GAL nos vuelve con la historia de cuando el sufrió la tortura en su propia carne y habla de «terrorismo de estado»…. como victima.Estaría bien que, con lo que pueda quedarle de periodistas, que no parece que sea mucho, realizase una comparativa de como se trato el «terrorismo de estado» en la prensa en la época de Franco y de como se hizo en los telediarios de los que fué responsable….. Es más podía plantearlo como el juego de las 7 diferencias (o de las 5, o de las 3…. en caso de no encontrar suficientes diferencias).

    30 noviembre -0001 | 00:00

  2. Dice ser JaviC

    Un abrazo, Jose Antonio.Mi más sentido pésame.

    30 noviembre -0001 | 00:00

  3. Dice ser David malaguita

    Mi más sentido pésame al sr Martínez Soler. No comulgo con su visión de la política pero lo ocurrido con su familia es una tragedia terrible. Valga como homenaje esta entrevista que le hizo JAMS a Felipe González hace años.http://es.youtube.com/watch?v=67oXT1CZ5r0Saludos.

    30 noviembre -0001 | 00:00

  4. Dice ser dmu

    La elección por parte del pueblo español del PSOE de Felipe Gonzalez tras el golpe de estado fascista del 23-F acabó con la vanguardia del franquismo.Esperemos que tras estas próximas el 09 Marzo 2008 enterremos de una vez por todas lo que nunca debió ser y que nos ha sumido en un retraso que debemos olvidar.Por la libertad, mas o menos, compañero.

    09 diciembre 2007 | 21:33

  5. Dice ser El dedo

    Qué exhibición! Qué pobreza de argumentos la del insigne propagandista JAMSHo se ha estirado ( él o mejor su negro), me ha costado un huevo (¡un huevo!) llegar hasta al final de este ilustre panfleto (pues no se me ocurre calificativo mejor para este pastiche de hace casi medio sglo, ¡medio siglo!).Quizás ya a sus años de vida JAMS ha encontrado en esto de la memoria histórica una pequeña medicina para su inexorable vejez.Pobres , y burdos, propagandistas. Pobre JAMS, por duro que sea decirlo.

    09 diciembre 2007 | 23:48

  6. Dice ser Jose M.

    Y no derrameis lagrimas,porque un lagrima caida por mi,es como en invierno,el rocio de la mañana.Y no dejeis flores,porque una flor,conmigo un momento,ha perdido una vida eterna,Y no digais mi nombre,si un hombre en la tierra,es un numero al lado de otro,para nadie cuenta.respeto.DEP

    10 diciembre 2007 | 08:10

  7. Dice ser seco

    Un cálido abrazo. En estos momentos sobran las palabras.

    10 diciembre 2007 | 09:15

  8. Dice ser Marga

    Lo siento muchísimo.Un abrazo fuerte.

    10 diciembre 2007 | 09:18

  9. Dice ser dmu

    ¿Que te puedo decir compañero?

    10 diciembre 2007 | 09:23

  10. Dice ser Ostra

    Mil besos JAMS

    10 diciembre 2007 | 09:39

  11. Dice ser Rob.

    Un abrazo muy fuerte. Tal y como dijo seco, sobran las palabras.

    10 diciembre 2007 | 09:59

  12. Dice ser para su información

    EL PSOE PIERDE LA CUARTA PARTE DE SU APOYO ELECTORAL DEL 14-M.- Creo que el derrumbre electoral se debe principalmente al desgaste y falta de credibilidad del electorado en Zapatero, por diferentes causas:1) En principio su política antiterrorista y la negociación con ETA y su colaboración en su proyecto federalista con los nacionalistas.2) En la política general para el ciudadano de a pie, no ha visto nada que haya mejorado su situación, con respecto a la anterior legislatura, en cuanto a salarios, vivienda, etc., y no hablemos de la subida de los precios de la cesta de la compra.3) Muchos votos del 14-M´04 fueron consecuencia del 11-M, para castigar al PP, que hubiesen sido en gran parte abstención.4) Le favorecieron los votantes de IU, por el llamado voto útil, pero que en esta ocasión volverán a su marca.5) En las próximas elecciones generales tenemos 2 nuevos partidos, UPD y Ciudadanos, que arañaran sus votos al PSOE, y que a lo mejor nos llevamos una sorpresa y son muchos más de lo que nos imaginamos.

    10 diciembre 2007 | 10:28

  13. Dice ser Esteban Rosador

    Lo siento mucho JAMS. Un abrazo.

    10 diciembre 2007 | 10:44

  14. Dice ser Chapi Escarlata

    Un abrazo, compañero.

    10 diciembre 2007 | 11:10

  15. Dice ser Beta

    Menudo corta y pega. ¿Otra vez las fotos de cuando te apalearon? Ainns, cómo son los abuelos cebolletas.http://madreidiota.blogspot.com

    10 diciembre 2007 | 12:59

  16. Dice ser gonzalo

    Sr. JAMS:Acabo de enterarme de la dramática noticia y me he apresurado a, desde este su blog, desearle que se sobreponga rápidamente a este golpe tan duro.Un gran abrazo de un amigo murciano con sangre almeriense.

    10 diciembre 2007 | 13:12

  17. Dice ser El dedo

    «El ministro de Información de Franco, por ejemplo, prohibió tajantemente informar de la devaluación de la peseta en 1971. Por alguna razón, quería retrasar la noticia a toda costa. El telediario de Televisión Española, controlada por el Gobierno, prohibió mencionar bajo ningún concepto la caída del valor de la moneda española»Me parece una tontería y una simpleza este comentario. Todo gobierno, incluso el de una dictadura, respeta algunos principios elementales mínimos.Y uno de esos principios es la discreción. Ningún gobierno, democrático o fascista, habla de una devaluación hasta que no se ha producido, para evitar la especulación en el mercado de divisas.Es bastante elemental, mister Watson.Que se busque otro tema el excelso propagandista del feliz régimen zapaterista (pues me parece un tanto insultante calificar de «socialista» a este régimen). Memoria histórica para afrontar el futuro, así nos va.

    10 diciembre 2007 | 13:17

  18. Dice ser pico

    como se pone el facherío cuando se habla (mal) de la dictadura. Quien se pica, ajos come, dicen.

    10 diciembre 2007 | 14:38

  19. Dice ser selu

    Lo he escuchado hace un momento por Canal Sur, lo siento mucho, me he quedado sin palabras.El más sentido pésame de un ex-alumno.

    10 diciembre 2007 | 14:53

  20. Dice ser Santo

    Un abrazo muy fuerte de parte de un lector.

    10 diciembre 2007 | 15:55

  21. Dice ser armstrongfl

    Un abrazo sincero. Lo siento mucho.Armstrongfl

    10 diciembre 2007 | 16:05

  22. Dice ser FARILIO

    QUERIDO PAISANO Y COMPAÑERO: NO HAY PALABRAS NI SENTIMIENTOS QUE PUEDAN CONSOLARTE EN ESTOS MOMENTOS. ME UNO A TU DOLOR EN SILENCIO

    10 diciembre 2007 | 17:18

  23. Dice ser fernando

    Lo siento de verdad.Poco se puede decir en un momento así.Un abrazo

    10 diciembre 2007 | 18:03

  24. Dice ser pericles

    Un largo e interesante artículo sobre la censura y la libertad de expresión durante los últimos años de la dictadura de Franco.JAMS, mis más sinceras condolencias por la pérdida de tus familiares en un trágico accidente.Un abrazo.

    10 diciembre 2007 | 19:03

  25. Dice ser Isabel_Almería

    Mi mas sincero pésame, mucho ánimo.una paisana y ex alumna suya de la ual.

    10 diciembre 2007 | 19:40

  26. Dice ser Jorgito

    Lo siento muchisimo. Un abrazo fuerte a toda su familia

    10 diciembre 2007 | 21:46

  27. Dice ser Hwang-ho

    Cuando me he enterado esta mañana me ha dado mucha pena, Sr JAMS. Lo siento mucho.Quería darle ánimo, y un abrazo fuerte, a usted y toda su familia.Deseo que puedan encontrar consuelo pronto.

    11 diciembre 2007 | 02:01

  28. Dice ser sisifo

    Lo súbito es lo más patético con que el destino intensifica la ya de por sí tétrica muerte de un familiar. Hace ya décadas, a escasos kilómetros de distancia de ese fatal accidente y en circunstancias similares, sufrí una pérdida así de dolorosa. Sé lo que se siente y le compadezco profundamente. El tiempo no cura las heridas, pero las alivia. La compasión y la comprensión ajena es un bálsamo para afrontar la interior tragedia repentina. La empatía de los dolientes es también un remedio para paliar el dolor. Únase más que nunca a sus seres queridos.

    11 diciembre 2007 | 03:31

  29. Dice ser Orlando

    En estos momentos tan duros, yo también estoy contigo.Un abrazo.

    11 diciembre 2007 | 08:01

  30. Dice ser Rocamadour

    Un abrazo muy fuerte, JAMS, a ti y toda tu familia.

    11 diciembre 2007 | 09:58

  31. Dice ser David

    Un fuerte abrazo.

    11 diciembre 2007 | 10:12

  32. Dice ser Felipe

    Mi solidaridad en estos difíciles momentos.

    11 diciembre 2007 | 10:30

  33. Dice ser fito

    Lo siento, mi más sincero pésame.

    11 diciembre 2007 | 13:41

  34. Dice ser Saul

    Mi mas sentido pesame. Nada puede aliviar el dolor de estos momentos, espero que nuestro carinho pueda reconfortar un poco el espiritu.

    11 diciembre 2007 | 16:18

  35. Dice ser Esther

    Lo siento muchísimo… Un abrazo muy muy muy fuerte desde Extremadura

    11 diciembre 2007 | 18:03

  36. Dice ser Atocha

    Un afectuoso saludo y el más sentido pésame.Una persona tan vivaz como usted no se merece noticias de esta magnitud.Un abrazo desde Alicante.

    11 diciembre 2007 | 21:47

  37. Dice ser Niño Burbuja

    No se me ocurre decirle cómo, pero hay que seguir para adelante.Un abrazo.

    12 diciembre 2007 | 01:31

  38. Dice ser Zaz

    Lo siento mucho.

    12 diciembre 2007 | 11:27

  39. Dice ser Brux

    A mí me interesa más la libertad del presente… el concepto de libertad es elástico, como todo… y la libertad no es un todo… es cómo una minifalda que a veces se sube otras se baja y si estiras de una esquina se encoje la otra… y a mí me faltan muchas libertades… sobre todo una cultural, una falta de libertad para las féminas ¿hay libertad sin igualdad? pues absolutamente NO.Luego la libertad de andar por una ciudad, de no ser atracado que antes existía más… hay que ganar libertades sin censurar de facto o de derecho…Otra libertad es que no se pueda decir lo que quiera a viva voz… cuando hay una pluralidad de que se puede escuchar lo que se quiera y no necesidad de oír lo que no te gusta … acaso estamos para adoctrinar a los demás? yo como no me considero profesora ni tengo que tutorizar la sabiduría de nadie… pero esas ganas de callar… son síntomas de querer adoctrinar, de considerarlos menos que tú en su libertad de elección… dar miedo las opiniones contrarias etc… Mucho peor es malmeter con nocturnidad y alevosíaSi alguien no te gusta pues te alejas… así se ha hecho la sociedad por rechazo y afirmación… la libertad no es cosa del contenido que se le dé, es una forma para desarrollarse dentro del ius cogens.Tomemos la prensa inglesa y su dureza… acaso deben callarse? pues que hagan lo que quieran, quizás al expresarse uno saque su componente de violencia y lo controle de este modo… cosa que los asociales les ocurre al revés… el expresarse con violencia les hace ser más violento y apiñarse …la pregunta sería ¿ser holligan ayuda a canalizar la ira o la provoca? pero el caso que si se es holligan que se de a todos el mismo privilegio. Porqué se permiten los holligan de clubs de futbol? una manera de controlar la ira solo hacía determinados eventos apolíticos inocuos?La expresión violenta es algoo propio del ser humano.. el caso es saber canalizarla para no impedir las libertades de los demás… en la política no debería ser campo de violencia armada ni verbal… los mass media, el ocio, etc… puede n darse más licencias a la hora de canalizar malestares… porque uno si quiere no lee, si quiere no oye…Además que los Mass media ya no son tan importantes… pero siempre se puede echar la culpa a Losantos y a la AVT… si por excusas no serán. Si cuando no interesa uno es víctima o si lo es… aquí los hechos siempre se deben asemejar a nuestros pensamientos… religiosos que somos. Con qué cara reclaman algunos libertades cuando se están negando la básica de la vida?

    13 diciembre 2007 | 17:43

  40. Dice ser brux

    Felicidades por la tele… qué viene a eso y me en enrolladoOtra libertad del ser humano es no ser abortado por encima del tercer mes… que con los métodos y tres meses de plazo creo que es suficiente cómo para ser más animales y descuartizar a los seis siete ocho y hasta de nueve meses (igual que no se debería matar animal vivo)Pero este no es un problema de chicas sino de la sociedad que no ha establecido mecanismos legales ni educacionales ni médicos para no sobrepasar ese límite y que con la píldora de los 15 días no sea suficiente… Es culpa de la sociedad no solucionar este tema antes y para las excepciones solucionarlo en 15 días… Me da un repelus no evitar lo evitable… cómo el tema de los coches y sus muertos. Las sociedades deberían ser matriarcales, primar el origen de la vida, iría todo mucho mejor.

    13 diciembre 2007 | 18:00

  41. Dice ser Alfaro

    En estas fechas navideñas me imagino que será muy difícil sobrellevar lo que le ha ocurrido a tu familia. Ánimo, amigo. Mi más sentido pésame. Un grandísimo abrazo.

    14 diciembre 2007 | 11:12

  42. Dice ser imagina

    ¿Porqué no se para el mundo?, ¿porqué sigue todo como si no hubiera pasado nada?El dolor de un amigo es mi dolor.Un abrazo

    15 diciembre 2007 | 20:11

  43. Dice ser M.CARMEN MOLINOS CONDE

    HE LEIDO TU CONFERENCIA, VAYA UNOS TIEMPOS !!.Y LOS CHICOS DE AHORA SE PIENSAN, QUE ESPAÑA FUE COMO LA TIENEN, PERO QUE… NOS QUIETEN LO » BAILAO» ESO SIEMPRE SERA UN ORGULLO PARA NOSOTROS.VAYA UNOS LIOS CON LA IMPRENTA, Y YO LA «CONTABLE» SIN SABER QUE HACER CUANDO LLAMABAN LOS DE LA CENSURA Y ETC. ETC. LO DICHO QUE NOS QUITEN LO «LUCHAO».QUE SEAIS LO MAS FELICES QUE PODAIS ESTAS NAVIDADES.CON CARIÑO.MARY CARMEN.

    24 diciembre 2007 | 15:26

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