Cuando tienes que ser valiente, cuando la vida no te deja ser otra cosa

Hoy, jueves 14 de noviembre, es el Día Mundial de la Diabetes. Todo el mes noviembre en realidad está dedicado a la concienciación sobre esta enfermedad, demasiadas veces silenciosas y muy lesiva, que implica retos desconocidos para muchos y que requiere que la investigación médica avance y que su tratamiento sea accesible para todos aquellos que lo necesitan en todo el mundo.

Precisamente a cuenta de la diabetes publiqué el martes este texto:

Un texto que hizo que un grupo de WhatsApp una amiga dijera a otra, madre de una niña con diabetes que debutó con menos de un año: “Tú y tu niña sois unas heroínas”. A lo que ella contestó: “No lo creo, es que la vida no te deja ser otra cosa”.

Verdad verdadera. “Que no te traiga la vida todo lo que eres capaz de soportar” decía mi abuela extremeña, con su sabiduría llana, profunda e infalible.

También esta semana una compañera se expresó de manera parecida a mí, por tener un hijo con autismo: “no sé como lo haces, tienes toda mi admiración”. Sucede con relativa frecuencia que me digan algo así. Me consta que a otros padres de niños con discapacidad con los que he tratado les dedican palabras parecidas. También he visto cómo se lo decían a una mamá de una niña con cáncer, que desgraciadamente ya no está entre nosotros.

Todas esas personas que expresan así su empatía también lograrían salir adelante, encajar los golpes, incluso ser felices y tener una vida razonablemente normalizada.

Los padres y madres de niños con enfermedades crónicas, con discapacidad, con cáncer, no somos héroes ni heroínas. Igual sucede con los padres y madres que nos encontramos con nuestra pareja, con la que habíamos hecho un equipo que creíamos que duraría hasta el final de nuestros días, en la misma situación.

Simplemente seguimos caminando, cuidando a los nuestros y cuidándonos a nosotros mismos de la mejor manera que sabemos. Nos necesitan. Lo necesitamos. No hay alternativa. Rendirse no es una opción.

Cuando tus planes se rompen, cuando la foto de familia que habías imaginado se resquebraja, cuando la vida te pega un tortazo con la mano abierta, tienes que respirar hondo, reunir valor, aprender a ser fuerte y avanzar poniendo un pie delante del otro, porque no puede ser de otra manera.

“Que no te traiga la vida todo lo que eres capaz de soportar” decía mi abuela, con su pelo blanquísimo y sus uñas pintadas de rojo, sabiendo muy bien lo que intentaba transmitir a su nieta aún niña, que creía ingenuamente que tenía el control, que con sus manos sostenía las riendas de lo que sería su vida.

Hace mucho que entiendo lo que quería decir mi abuela.

Por eso hay que bailar mientras suene la música. Por eso hay que hacer que suene la música a la menor oportunidad que tengamos.

(GTRES)

2 comentarios

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Hola,

    muy interesante, tod@s tarde o temprano nos toca coger las riendas de la vida, unos antes otros después.

    Besos!

    Anabel

    18 noviembre 2019 | 13:04

  2. Dice ser Zaragozana

    Sin palabras, Melisa, un fuerte abrazo.

    20 noviembre 2019 | 19:32

Los comentarios están cerrados.