Niños valientes, niños con diabetes

Los conozco bien. Son niños valientes, niños que nos dan una lección diaria de cómo vivir disfrutando, apartando las nubes que quieren ocultar el sol.

Son niños con diabetes. Los hay que la tienen como constante compañera desde que que son bebés, otros la conocieron y tuvieron que aprender a gestionarla más mayores.

(JORGE PARÍS)

Son niños acostumbrados a los médicos, a los pinchazos. Pinchazos en los dedos, para comprobar la glucemia en sangre. Pinchazos en el vientre o las nalgas, para ponerse el catéter de la bomba de insulina que les acompaña en todo momento como un remedo de páncreas artificial. Pinchazos para instalarse sensores en el brazo. Pinchazos para ponerse directamente la insulina inyectada. Pinchazos que no tardan en ponerse ellos solitos, porque necesitan valerse por sí mismos cuanto antes.

Son niños que han desarrollado la paciencia suficiente para no comer lo que quieren cuando quieren, sino lo que pueden cuando les dicen. Niños que esperan hasta poder tomar esa porción de tarta de cumpleaños que además es más pequeña que la del resto. Niños que saben qué alimentos son libres y cuáles pueden suponer un problema. Niños que al crecer aprenden a calcular los hidratos que tiene aquello que van a comer y las raciones que son para ajustar la dosis de insulina. Niños que no se separan de su mochila salvavidas que alberga su zumo y sus galletas, sus pastillas de glucosa, sus medidores, su insulina, sus recambios por si falla el cateter o el sensor.

Son niños que saben que no se pueden quedar con cualquiera, que necesitan adultos capaces y dispuestos a ayudarles, a asumir la responsabilidad de cuidarles. Niños para los que quedarse a dormir en casa de un amigo o ir de excursión con el colegio puede suponer un problema, un coste, incluso una injusta imposibilidad.

Son niños sin límites. Niños que crecen soñando en ser lo que ellos quieran, en llegar a ser olímpicos o volar hasta Marte. Niños que a los que hasta hace muy poco habían vetado injustamente de profesiones como ser bombero o policía. Una batalla ganada. Habrá otras que tendrán que sostener.

Son niños que tendrán que aprender a ser adolescentes responsables, que cuiden su salud evitando excesos que les pongan en peligro.

Son niños fuertes. Son niños muy valientes, ya os lo dije. Y este jueves, catorce de noviembre, es su día. Este mes es su mes.

Son niños que necesitan toda la ayuda que podamos darles. Necesitan que tengamos el mismo valor y fuerza de voluntad de ellos, que nos responsabilicemos sin miedo para hacerles la vida más fácil siempre que sea posible y que exijamos la investigación médica que mejore su futuro y los recursos que garanticen su bienestar.

En España y en todas partes.

11 comentarios

  1. Dice ser Olga

    Soy una mama tipo 3 con una dulce de 11 años y dos de su Debut mi hija tiene tipo 1 y este reportajes que habréis hecho…os felicito por que lo habéis BORDADO. BRAVO!!!!!Y ENHORABUENA!!

    12 noviembre 2019 | 15:06

  2. Dice ser Cristina

    Simplemente maravilloso. Gracias

    12 noviembre 2019 | 21:08

  3. Dice ser Eva

    Valientes

    12 noviembre 2019 | 22:11

  4. Dice ser Ángela

    Valientes

    12 noviembre 2019 | 23:28

  5. Dice ser Esteban Paz

    Es triste que desde pequeñitos los niños deban sufrir de esta dolencia como lo es la diabetes, gracias a la recomendación de unos amigos encontré un método natural que me permitió controlar el azúcar de forma natural.

    Les dejo el enlace para que también los pueda ayudar: https://hotm.art/Controla_Azucar_Naturalmente

    13 noviembre 2019 | 04:30

  6. Dice ser Padre de niño diabético

    En septiembre del año pasado, mi hijo, de entonces 8 años, «debutó» en Diabetes Mellitus tipo 1.

    Para los no-iniciados, «debutar» es cuando se manifiesta, y diagnostica, la enfermedad, hasta entonces larvada. En su caso, fue tras su primer coma diabético y consecuente hospitalización durante una semana, hasta devolverle a niveles de glucemia («azúcar») en sangre «tolerables» (llegó a estar en 850 ml/dl, más de 5 veces lo máximo normal).

    Por tanto, en este segundo día de la Diabetes que paso desde entonces (el primero aún nos pilló a los padres «en shock») suscribo cada palabra de los dicho por la autora del blog, pero creo que se queda corta en algún punto:

    – Primero, la mayoría de la gente minusvalora los peligros de esta enfermedad, desde la ignorancia (la misma que yo tenía antes de que le pasara a mi hijo): muchos la confunden con la Diabetes Tipo 2, de adultos y ancianos, que suele bastar con una dieta baja en azúcares y algo de ejercicio para combatirla.

    Pero la Diabetes Tipo 1 es otra cosa. Mucho peor: sin tratamiento médico con insulina, unos niveles de glucemia altos («hiperglucemia»), mantenidos mucho tiempo, pueden causar comas, ceguera, insuficiencia renal (y necesidad de diálisis), amputaciones de dedos de los pies (o los pies enteros) y hasta infartos.

    Y una caída de glucosa («hipoglucemia») fuerte, aunque sea una puntual, puede causar desmayos, comas o algo peor, si no se administra rápidamente algo azucarado o –en casos más severos- se inyecta un vial de glucagón.

    Mi hijo debe pincharse insulina 5 – 6 veces al día y tomarse los niveles de glucemia al menos de 7 veces diarias: antes de cada una de sus 5 comidas diarias (para ir dosificando los hidratos de carbono que toma, medidos -literalmente- «al gramo»); antes de clase de gimnasia o hacer deporte, y 2 veces durante la noche, sobre las 12:00h y sobre las 3:00h de la madrugada.

    Sus padres nos ponemos tres despertadores para evitar «saltarnos» ese control nocturno, con el fin de inyectarle insulina si está en hiperglucemia y, muy especialmente, para darle algo azucarado si está en hipoglucemia. Porque una bajada grave de azúcar en la noche podría significar que no despertara a la mañana siguiente.

    – Y segundo, creo que la autora debería hacer más hincapié en el muy insuficiente apoyo que las administraciones públicas dan a los niños diabéticos:

    En algunas Comunidades no ponen enfermero/a en los colegios públicos, ¡como si todo el mundo pudiera permitirse pagar uno privado! O lo ponen, pero con un horario muy limitado: sin tiempo para hacerle todos los controles o pincharle la insulina.

    Y algunas CC.AA. financian totalmente el sensor que mide la glucemia (no te quita tener que pincharte el dedo 3 veces al día, pero ayuda bastante); otras sólo parcialmente; y en otras, ni eso (y es realmente caro).

    Y de financiar la bomba de insulina, ni hablamos: creo que ninguna lo contempla. En cambio, en países del Norte de Europa, mi hijo habría sido dado de alta del hospital con el sensor y la bomba ya puestos.

    13 noviembre 2019 | 11:28

  7. Dice ser Ana Alegre Teno

    Ánimo chicos os apoyo

    13 noviembre 2019 | 11:43

  8. Dice ser Jose Asensi

    Soy padre de un niño diabético. Me siento orgulloso de serlo.
    El es mi héroe.

    15 noviembre 2019 | 08:29

  9. Dice ser Puri

    Madre de un niño de 14 diabetico desde los 7.
    Muy cierto y muy bonito.
    Gracias

    16 noviembre 2019 | 12:40

  10. Dice ser Montse

    Muchísimas gracias por describir tan bien a estos chicos, fuertes, porque no les toca otra solucion, pero lo importante es que sean felices.

    16 noviembre 2019 | 21:28

  11. Dice ser Eugenia con diabetes tipo 1

    Hace dos años de mi debut, desde entonces me toco ser valiente y enfrentar todo esto y al leer se me apretó el corazón de saber que no hay como evitarles a estos chicos todo lo que conyeva esto… porque si bien lo volvemos rutina, no deja de estar en nuestro dia a dia, recordándonos que no somos como todos y que tenemos que cuidarnos mucho más..
    Acotar que me dio gracia la parte de la mochila porque es tan real, cuando lo leí levanté la vista a ver la mia y sin dudas no falta nada de lo aqui mensionado…

    17 noviembre 2019 | 18:36

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