Baby Led Weaning, Baby Led Sleeping, Baby Led Playing o criar siendo flexible y respetando al bebé

Jaime tomó muchas papillas. Siempre le ha gustado comer y cuando a los cinco meses me tocó volver a trabajar y la lactancia materna ya no podía ser exclusiva, le ofrecimos papillas y las aceptó gustoso. Las tomó de cereales, con frecuencia elaboradas con mi leche, de frutas y verduras. Las tomó caseras y también potitos, que efectivamente resultaron muy útiles estando fuera de casa.

El problema es que luego, hasta pasados los dos años y medio, no logramos que masticase. Su autismo dificultó mucho el tránsito hacia los sólidos de verdad, esos que no hay que tragar sino también triturar con los dientes.

Un año entero estuvimos insistiendo, buscando aquello que más le gustaba como aspitos o galletas, para lograr que masticase. La primera vez que medio masticó medio rechupeteó un cuscurro de pan fue noticia para toda la familia. Es gracioso que, a día de hoy, haya eje esconderle el pan para que no se coma la barra entera.

Este tipo de problemas no es infrecuente en niños con autismo. Suele pasar que se queden enganchados más tiempo del recomendable a las comidas trituradas. Lo he visto con frecuencia, niños bastantes mayores en cuyo colegio especial tienen que trabajar con ellos mucho para que mastiquen. También suele pasar que se vean limitados a unos pocos alimentos, que no quiera. Probar comidas nuevas y no salgan de unas pocas cosas ya conocidas. Otro asunto que también se trabaja mucho.

Por suerte Jaime ha crecido siendo un niño que come bien y de todo, que quiere probar lo que hay en otros platos y con el que la comida ya no es un asunto a trabajar.

Julia era un bebé que tenía que empezar a tomar otros alimentos distintos a mi leche cuando estábamos precisamente en pleno quebradero de cabeza con Jaime para que masticase. Y ella hizo lo que lleva unos pocos años conociéndose como Baby Led Weaning, pero fue mérito suyo, fue porque ella así lo quiso antes de saber yo lo que era tal cosa, no por iniciativa de los adultos. Lo único que nuestras circunstancias lograron, como mucho, fue que no nos empeñásemos en imponer nuestros deseos.

A partir de los seis meses comenzó a interesarse por la comida que nosotros tomábamos. Alargaba sus manitas queriendo probar de todo y, al mismo tiempo, cerraba la boca y se negaba a tomar cualquier papilla o puré, daba igual de lo que estuviera hecha.

Y me pareció perfecto. Comenzamos a darle legumbres y verduras bien cocidas, pasta y arroz blanditas, frutas machacadas o cortadas en trocitos, pan, etc. Todo aquello que resultaba seguro tanto en el sentido de evitar ahogamientos como alergias, y siempre respetando el apetito de la niña.

Haciéndolo de esa manera pronto estaba comiendo de todo, sin problemas para masticar por supuesto. En alguna ocasión nos encontramos con que el tomate o las fresas le dieron una ligerísima reacción alérgica en torno a la boca, esperamos un poquito de tiempo hasta volver a ofrecérselos y listo.

No conocíamos eso del Baby Led Weaning ni falta que nos hizo, pese a hacerlo casi al pie de la letra siguiendo nuestro instinto (el de nuestra bebé más bien) y las indicaciones de nuestra pediatra sobre cuándo introducir ciertos alimentos.

Pudimos hacerlo, también es verdad, gracias también a una excedencia que me permitió estar con ella hasta que tuvo un año, con el pecho siempre preparado cuando lo reclamaba.

Ahora hay libros, artículos, jornadas grabadas en vídeo disponibles en YouTube, que hablan de las ventajas del Baby Led Weaning (Practicar la coordinación motora, ahorrar tiempo, que aprenda a regular su apetito, etc.) y dan pautas sobre cómo llevarlo a cabo, también citan estudios que aseguran que no hay mayor riesgo de ahogamiento.

Entonces nosotros no sabíamos lo que era como os contaba, me pareció fenomenal que mi hija quisiera empezar a comer de esa manera, pero también me lo hubiera parecido si hubiera comido gustosa las papillas, igual que su hermano. Los problemas para masticar posteriormente no suelen venir asociados a los niños neutotípicos.

Nuestra experiencia me hace preguntarme porqué hay niños, como mi hija, que reniegan del triturado y porqué otros, como mi hijo, que se lanzan encantados a los purés. Y recuerdo que hay bebés que parecen dormir perfectamente solitos y otros que requieren la presencia de un adulto a su lado, acompañando su sueño. También los hay que ruedan felices en un carro incluso en edad de ir al cole y otros que exigen brazos o caminar solitos.

Al final da la impresión de que más que razonar lo que a nosotros como padres mejor nos parece, más que abrumarnos a lecturas, consejos y congresos, lo importante es observar, escuchar y respetar a nuestros hijos en su crecimiento, acompañarles tirando de sentido común y de algún experto acreditado cuando surjan dudas concretas.

Baby Led Weaning, Baby Led Sleeping, Baby Led Playing

Dejar que ellos manden, hasta el punto que sea razonable, que sea posible teniendo en cuenta nuestras circunstancias, sin importarnos soluciones mixtas o poco ortodoxas o que cada hermano sea de distinta manera.

Criar queriéndoles y siendo flexibles en definitiva.

No parece mala idea, ¿no creéis?

2 comentarios

  1. Dice ser HolaPeques.com

    La educación infantil es primordial en todos los aspectos. Una alimentación sana y correcta es necesaria para un crecimiento correcto del niñ@

    11 junio 2019 | 08:53

  2. Dice ser marian

    Me parece muy bien tu forma de verlo.

    Mi hijo se crió desde su inicio con leche de fórmula y tomó sus papillas con cereales y sus purés cuando tocó aunque probara sólidos y menos mal, porque era y sigue siendo muy delgado, si hubiera solo experimentando comiendo a su libre albedrío trozos de sólidos, se habría quedado en los huesos.

    Tantos estudios, consejos y formatos para alimentar y criar a tu propio hijo, me da mucha grima y más si lo denominan en inglés, en fin, que eso que cuentas es algo que ha pasado toda la vida de Dios y no tenía nombre.

    11 junio 2019 | 11:21

Los comentarios están cerrados.