A mi hija de diez años, sobre el amor, la confianza y la cámara del móvil

Aun es pronto para dirigirte esta carta, no tienes más que diez años casi recién cumplidos y muy inocentes, pero no queda mucho tiempo hasta que sea necesario que la leas, que charlemos en confianza.

Llegará sin tardar mucho tu primer amor, los primeros besos y las primeras caricias, lo sé bien. Y cuando quieres a alguien, es normal que confíes en esa persona. En eso consiste en gran medida el amor, en confiar en el otro, en entregarte a él o a ella.

Confiar al amar es lo suyo, pero vas a tener que anteponer el quererte a ti misma, el salvaguardarte.

No te puedes permitir ir por la vida envuelta en un amor ciego que te haga perderte a ti misma, entregarte hasta el punto de ponerte en riesgo.

Lo siento, la vida no es como en las películas y las novelas románticas. La vida es frágil. Tenemos que protegerla.

Las personas somos complejas, cambiamos, traicionamos, dejamos de querer, escondemos aquellas partes que menos nos gustan de nosotros y que tienden a aflorar cuando vienen mal dadas.

Confía cuando ames y exige confianza en lo que respecta a los celos.
Ser celoso no es amar, ser celoso es querer poseer, es mostrar tus inseguridades. No celes ni consientan que te celen. Jamás.

Pero en todo lo demás tienes que ser lista y pensar en ti. Solo podrás amar bien, si estás bien.

(GTRES)

Si tienes una vocación, un objetivo que te llena, la persona que amas debe ayudarte a alcanzarlos, no apartarte de tu camino.

Si tienes amigos con la que te gusta reír y compartir tu tiempo, la persona que amas jamás debe interponerse, obstaculizar esas otras relaciones. La vida es más rica si está llena de buena gente que te aporta.

Si no deseas hacer algo, me da igual lo que sea, si te da miedo, va en contra de tu naturaleza o simplemente no te apetece, la persona que amas no debe obligarte, debe respetar tu no. Negarte al otro no implica no quererle.

Y aplícate el cuento. Tú también tienes las mismas responsabilidades hacia la persona que amas que ella contigo.

Ahora voy a ser algo más concreta. Si esa persona que amas te pide fotos o vídeos de carácter sexual, niégate. En un mundo ideal, sin traiciones ni despechos, tal vez no pasaría nada por divertirse de esa manera, pero el riesgo que entraña para ti hace que no merezca la pena. No es que sea algo malo, es que no compensa caminar en la cuerda floja.

De la mano del amor viene el sexo. Cuando yo era niña prácticamente el único mensaje que nos llegaba era que había que tener cuidado de no quedarse embarazada, que si eso pasaba antes de tiempo te podía arruinar la vida. Y sigue en vigor. Es preciso utilizar métodos anticonceptivos fiables que, además del embarazo, te protejan de las distintas enfermedades existentes de transmisión sexual. Aquí te espera otra buena charla, también en breve. Cuando yo era adolescente, era habitual esconder en la cartera alguna foto de carné de la persona con la que salías. Atesorabas todas las imágenes en las que se veía a aquel que te gustaba, si es que tenías suerte y contabas con alguna.

Pero los nuevos tiempos traen nuevos riesgos.

Y no olvides que siempre, pase lo que pase, podrás contar conmigo.

1 comentario

  1. Dice ser Sonia

    Perfecto. No le quito ni una coma. Ni más, ni menos.

    30 mayo 2019 | 09:06

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