¿Tienes hijos o nietos y eres fumador? ¿Serías capaz de estar todo un día sin fumar?

Hoy es el Día Mundial sin Tabaco y así arranca la noticia que, con tal motivo, ha publicado mi compañera África Albalá Los médicos denuncian «relajación» en las normas del tabaco: el 20% de españoles cree que no es malo para la salud:

Casi un cuarto de la población española fuma y una de cada cinco personas considera que el tabaco no es perjudicial para la salud. Son los principales resultados arrojados por la encuesta anual de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) sobre tabaquismo, que muestran que el porcentaje de fumadores ha aumentado más de dos puntos en los últimos tres años, hasta situarse en el 23,3%, y deja de bajar como lo hacía antes.

En ese contenido se recuerda que el tabaco mata hasta a la mitad de sus consumidores, pero parece dar igual.

No se debería fumar. Si se fuma, debería intentar dejarse. Siento ser tan tajante pero es que es la única postura inteligente ante el tabaco. El problema es que es duro dejar una adicción.

En mi entorno solo he visto dos motivos, sin entrar en tratamientos concretos, por los que la gente ha dejado de fumar. Y lo han dejado de manera radical, incluso cuando antes los parches o los chicles habían fallado.

Uno es encontrarse con un grave problema de salud. Cuando le ves las orejas al lobo de verdad, cuando sientes su aliento amenazador ya encima, puede pasar que el miedo pueda con las sustancias adictivas que nos habían tenido dominados.

El otro ha sido tener hijos, incluso nietos. Llega un bebé y el tabaco no es bueno para él, así que haces acopio de fuerza de voluntad y abandonas los pitillos. Aquí es el amor el que puede más que la adicción.

(GTRES)

No siempre funciona. También he visto gente que tras un grave infarto ha seguido fumando; pacientes recién transplantados asomándose a hurtadillas en invierno por la ventana del hospital; madres empujando el carrito con el cigarro en la mano que no dejaron el tabaco y se engañaron a sí mismas diciendo que el estrés en el embarazo hubiera sido peor que unos pocos cigarrillos; padres que abren la ventanilla del coche, soplan el humo en esa dirección y «con eso ya vale» (o eso creen ellos) para no dañar a los niños que llevan al cole.

A esos últimos me dirijo hoy. En realidad a todos aquellos que fuman, pero especialmente a los que cuidan de niños. ¿Seríais capaces de estar todo un día sin fumar? Intentadlo por favor, porque no solo importa el humo que les hagáis llegar, también el hecho de que tenéis más papeletas para pasar menos años a su lado.

Esto no va de libertades individuales, va de sentido común, de solidaridad, de amor por los tuyos y por ti mismo, de huir de los autoengaños.

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