¿Es mejor evitar que los niños lean cuentos tóxicos o enseñarles a leer con criterio?

Mi hija ya tiene diez años, lee muchos mangas y libros para su edad, y los cuentos infantiles, aunque cercanos en el tiempo y la memoria, le quedan ya lejos.

Mi hija conoce Caperucita Roja, Los tres Cerditos o Hansel y Gretel. Los conoce, pero no la han marcado. Y los conoce más porque sus abuelos eran los que decidían contarle, en la mejor tradición oral de la que proceden esas historias, que por habérselos leído.

Los cuentos infantiles que más ha disfrutado, que los adultos preferíamos leerle y que conservamos con cariño en casa son otros: Las ciudades de colores, ¡Fuera de aquí, horrible monstruo verde!, Galgui, El cazo de lorenzo, Sí, somos raros o ¡Qué fastidio ser princesa!. Libros que, sin duda alguna, son mucho mejores.

Creo que es de ley conocer las andanzas de Caperucita y el lobo y otros cuentos clásicos, en sus diferentes variantes, porque son referencias culturales que vamos a encontrar con frecuencia a lo largo de nuestra vida, de forma evidente o subterránea. Eso no significa necesariamente que haya que leerlas.

(GTRES)

Esas historias, tanto a mi hija como al resto de niños que veo en mi entorno, no les han calado, les han resbalado. Al menos hablando de libros, distinto sería tal vez si nos fijásemos en las películas. Pero incluso gustándoles, no creo sinceramente que vayan a definir como serán sus relaciones con los demás o su percepción de ellos mismos. Hay muchos otros estímulos y herramientas a nuestro alcance para contrarrestar esos posibles efectos perniciosos.

Hace ya más de dos años que os contaba, a cuenta de las princesas Disney, que hay que entender que Blancanieves, Cenicienta y Aurora son hijas de su tiempo (y que los niños son perfectamente capaces de entenderlo).

Esta semana ha sido noticia y también polémica que un centro educativo de la Generalitat de Catalunya ha decidido retirar 200 cuentos de su biblioteca infantil, entre ellos cuentos clásicos como el de Caperucita, por sus patrones sexistas, por ser tóxicos.

No digo que no haya cuentos que no proceda eliminar. Con frecuencia se publican para niños productos de tan baja calidad que da vergüenza.


Pero, lo siento, no me gusta eso de prohibir libros erigiéndose como autoridad moral.

Vale que no es ningún drama que hayan desaparecido de esa biblioteca escolar infantil. No hay que poner a nadie en la picota por esa decisión que seguro es bienintencionada, pero yo me alineo con aquellos que consideran que lo que hay que hacer es enseñar a pensar, a identificar aquello que pertenece a otra época o es inaceptable, antes que borrar el rastro sin más de dos centenares de libros.

Esos libros pueden ser unos estupendos instrumentos educativos. Mejor que crear un castillo a salvo de todo riesgo, una burbuja que es imposible que sea perfecta por mucho que lo intentemos, es armar a nuestros niños a tener criterio.

8 comentarios

  1. Dice ser Luisa Cantado

    La suciedad está en los ojos de quien lo lee.

    13 abril 2019 | 12:08

  2. Dice ser Minami 3000

    Si a alguien le interesa, en la revista digital Minami 3000 se reseñan de forma breve series, películas, libros, juegos, etcétera, desde una óptica paterna, enfocados en aconsejar si son adecuados para niños o no.

    13 abril 2019 | 12:48

  3. Dice ser Emilio

    Yo me pregunto que tiene de sexista caperucita. Creo que las cosas se están sacando de quicio, y me preocupa que la gente no se capaz de abstraer y de interpretar las historias.
    Uno podría pensar que la imagen más perjudicada en el cuento es la del vsron, ya que el lobo es el malo, y las mujeres las buenas. Siempre creí que caperucita era un cuento que nos enseñaba a no fiarnos de extraños, algo que precisamente es más válido ahora que nunca. Entonces, ¿donde está el problema? ¿El cazador es el problema por rescatar a las mujeres?

    13 abril 2019 | 14:43

  4. Dice ser Lola

    Buenas tardes, alucinada me quedé con la noticia. A mi hija le leí y le conté muchos cuentos de esos, y a mi nieta le encanta San Jorge y el dragón, porque lo tiene en pop-up y disfruta mucho viéndolo, la nena aún apenas sabe leer.
    Yo he leído en mi juventud novelas de Corín Tellado y de ahí pasé a leer los grandes clásicos de la literatura, con 14 años leí Por quien doblan las campanas. Con esto quiero decir, que me parece una tontería que se prohíban libros que se escribieron hace más de 100 años, entonces ¿Qué hacemos con muchas de las películas, hoy consideradas clásicas? Yo creo que a mucha gente se le está yendo la olla un poco con tanto revisionismo. Por cierto lo que se debería de prohibir ¡Ya! y que conste que yo no estoy a favor de las prohibiciones, son los programas telebasura que hay muchos y que muchos adultos y también niños y jóvenes consumen y eso sí que está haciendo un tremendísimo daño a la sociedad en general.

    13 abril 2019 | 19:21

  5. Dice ser ignotis parentibus

    Que hacía Blancanieves con los 7 enanitos o caperucita con el lobo y su abuela?

    14 abril 2019 | 14:42

  6. Dice ser ignotis parentibus

    Hasta a adolescencia no se aprende a tener criterio propio, lo anterior son todo imitaciones que a los 15 comenzarán a desaparecer para dar lugar a la personalidad e idiosincrasia que cada uno tendrá durante el resto de su vida ¿o tu tenias algo claro antes de los 14?

    14 abril 2019 | 16:37

  7. Como bien dices hay mucho material que pueden leer los niños, lo mejor es hablar con ellos y educarles de todo, luego conforme vaya adquiriendo experiencia serán ellos los que deberán ir decidiendo. Yo los míos son pequeños y todavía no saben leer, le he comprado unos cuentos personalizados y sencillos con sus nombres, pero comprendo tus dudas, es muy díficil criar niños!

    Besos!

    Anabel

    15 abril 2019 | 16:01

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