¿Alguien sabe cómo ser argumentativa sin causar un lío mental a un adolescente?

“Si te sirve, para tu blog”, me dijo una amiga la pasada semana. “Claro que me encaja, es un ejemplo estupendo de cómo habéis conseguido al final negociar”, contesté.

Así que hoy el texto que os traigo no es mío, es de ella, que tiene una parejita, igual que yo, de edades similares a los míos pero a la inversa. Es decir, la niña es la mayor, totalmente adentrada ya en la adolescencia. Una adolescencia que yo conoceré de la mano de mi hija pequeña en poco tiempo, porque a Jaime su autismo nos la está regateando de momento.

Escribir sana y ordena pensamientos, a muchos nos sirve para pisar el mundo con más equilibrio y menos gasto en psicólogo. Siempre es un ejercicio para digerir lo que nos pasa altamente recomendable. Igual que leer vivencias ajenas puestas en negro sobre blanco.

Al turrón. ¿Alguien sabe cómo ser argumentativa sin causar un lío mental a un adolescente? Porque nosotros, el padre y la madre de G. y E. no. Últimamente vamos de bronca en bronca y tiro porque me toca con los dos. Ella de 13, él de 11. Es que creemos que hay que explicárselo todo, pero entonces ellos creen que tienen que rebatirlo todo, y al final el desasosiego es tal que acabas recurriendo al «porque lo digo yo».

Así acabó anoche la conversación. «Porque tienes trece años y si estudias francés o no en tercero de la ESO lo decidimos nosotros».

Ella, que está abrumada porque le han metido el miedo con el salto de segundo a tercero, había planeado con sus amigas ir en bloque a una asignatura de esas que llamábamos en el pleistoceno ‘marías’ (que ya podríamos haberlas llamado ‘pepes’, menos  machista sería).

Pero con sus padres se ha topado.

La menor alega –parece que está ante el Tribunal Supremo– que si el profesor de francés de segundo le ha desmotivado, que no le gusta esta asignatura y que no va a tener tiempo para dedicárselo en condiciones con lo difícil que es tercero. Y, además, aporta como prueba a su favor la octavilla del instituto con sus recomendaciones para elegir optativas: las que te gusten, empieza diciendo.

Merde! pensamos nosotros. El instituto público de la zona, al que asiste por cercanía, no es excesivamente exigente, y una clase de francés (dos horas en semana) le puede aportar un idioma que le será más util a futuro, pensamos. Además, ella nunca ha mostrado excesivo interés por el estudio de la música ni de los instrumentos musicales, más allá de la app Tik Tok, de OT y, últimamente en efecto bucle, Rosalía.

Pero, en medio del agrío debate se cuela el verdadero quid de la cuestión: ¿Quién decide qué deben estudian los hijos y desde cuándo? Un máster en psicopedagogía es lo que echamos en falta en ese sofá en ese salón en ese momento.

Varios llantos, argumentos cruzados y algún desplante después, un típex sobre la asignatura de música y una cruz en francés de tercero, terminan con todos, todos, hechos polvo. Padre, madre e hija. que encima se queda sin móvil unas cuantas horas por una salida de tiesto en su reacción a nuestra decisión sobre cómo guiar sus estudios de la mejor manera.

El compromiso final es que en tercero dará francés también (como en primero y en segundo). Y que ella podrá elegir las extraescolares que desee realizar, Y que los lunes, la madre, o sea yo, sacará una hora cada tarde para jugar y repasar francés con la hija.

Y así cada día. Mon dieu.

(GTRES)

1 comentario

  1. Dice ser AZULMARINOCASINEGRO

    Decir «argumentativa» no es sexismo ??’
    No existen los padres «argumentativos» ??

    07 abril 2019 | 19:59

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