¿Lleváis a vuestros hijos a esas exposiciones y museos que revuelven y entristecen?

Este pasado fin de semana me escapé a Praga junto a mi santo, un viaje exprés de aniversario. Camino al aeropuerto íbamos echando cuentas de la última vez que habíamos cogido un avión sin niños y nos percatamos de que habían pasado ya seis años. Demasiado tiempo para una pareja cuyo único ‘vicio’ fue viajar.

Praga mereció la pena, aunque la mereció aún más tener esos pocos días de desconexión juntos. Hay que cuidar a la pareja. Lo decimos mucho, lo sabemos, pero además hay que hacerlo.

Pero no quería hablar hoy aquí ni de Praga ni de nosotros. Hoy quería preguntaros si lleváis a vuestros hijos a esas exposiciones y museos que revuelven y entristecen.

‪El barrio judío de Praga encontramos uno de esos lugares. Junto al atestado cementerio hay una sinagoga reconvertida en museo cuyas paredes están cubiertas con los nombres de los miles de judios asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Junto a los nombres, dos fechas, la de nacimiento y la de muerte. Y es inevitable estremecerse cuando la distancia entre ambas es corta.

Más sobrecogedora aún me pareció la sala dedicada a los dibujos que esos niños asesinados hicieron gracias a una maestra que los puso a pintar, a hacer collages y acuarelas, en un sitio tan terrible como el campo de concentración de Terezin. Una maestra que murió en Auschwitz llevando dos maletas llenas de esos dibujos que hoy reflejan la crueldad inhumana del hombre‬.

Estando allí me preguntaba si sería un sitio apropiado para Julia. Si hubiéramos ido con ella creo que, aunque la hubiera entristecido, sí que la hubiéramos llevado para que entendiera ese capítulo de la Historia. Tiene diez años, es una niña muy sensible, pero me parece imprescindible que sepan de dónde venimos, que el hombre puede ser el peor monstruo, que no se debe olvidar ni bajar la guardia.

Viendo aquellos dibujos, consciente de que no hay nada que pueda justificar matar a un niño, menos aún de esa manera, recordaba cuando Julia cortocircuitó en el memorial de Caen, hace tres años.

El mas caro y grande de los memoriales de Normandía va mucho más allá del desembarco y sus consecuencias. Lo que muestra es variado y muy duro, la ascensión al poder de Hitler, su solución final que abarcaba judíos, comunistas, gitanos, personas con discapacidad… También la resistencia y el colaboracionismo francés, la evolución del conflicto y sus antecedentes. Es imposible que no conmueva recorrerlo.

En todos los museos y memoriales habíamos estado adaptando a nuestra hija todo lo que veíamos y explicando siempre la historia sin mentir, pero simplificándola y suavizándola.

Cuando llegamos a la zona en la que contaban la solución de la Alemania Nazi para la gente con discapacidad la pobre no daba crédito. “¿Mataron a 10.000 personas como mi hermano?”, me dijo desconcertada, abriendo aun mas sus enormes ojos y, pasado cierto punto, quiso ir rápido y salir pronto.

Esa visita la superó. Aquella niña de siete años fue incapaz de manejar aquella información, de digerir que su hermano, por tener autismo, habría sido asesinado. Tal vez ella también si hubiera nacido bajo el paraguas de una religión equivocada.

Os dejo un cartel propagandístico que había en ese museo destinado al pueblo alemán en el que se justificaba ese exterminio del que no recuerdo que haya ninguna película en términos de costes puros y duros: “este paciente hereditario cuesta a la comunidad 60.000 RM. Ciudadanos, es vuestro dinero también”.

Desde el memorial de Caen siempre que visito uno de esos lugares que recuerdan la maldad del hombre, nos retuercen por dentro, recuerdo el malestar de mi hija y me pregunto si podría, si sería ya conveniente, si no habría que esperar.

Hay sitios en los que advierten de la dureza de lo que se va a presenciar, que incluso prohiben el acceso de los niños. Es el caso, por ejemplo, de los campos de concentración abiertos al público.

Pero la mayoría nos dejan a los padres decidir. Yo, al menos, creo que la decisión no puede ser escoger esconder lo que pasó.

1 comentario

  1. Dice ser E.I

    Y a pesar de todo los museos, exposicones, conferencias de supervivientes (Que cada vez quedan menos…) existe gente que NIEGA el holocausto y tantos otros genocidios… ¿Qué va a pasar cuando ya no quede nadie para recordadrlo?

    26 marzo 2019 | 09:11

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