Dejad que los niños se acerquen a los fogones

Este es un post nacido de un hilo de Twitter. De un hilo sin aspiración ninguna, improvisado tirando de fotos conservadas de milagro en el carrete del móvil. Escrito de pie en la cocina, mientras preparaba la cena de mi hijo. Mejor lugar, imposible.

La infancia que mejor recuerdo transcurrió en Asturias, donde las cocinas y las raciones son más grandes que en Madrid y la comida parece tener más sabor. Muchos de los recuerdos de mi niñez están vinculados a la cocina. Tanto buenos como malos.

Los malos son aquellos en los que me querían obligar a comer, en los que me forzaban a probar, a tragar más, a meterme en la boca aquello que no me parecía nada apetitoso sobre el plato. Tenía fama entonces de mala comedora, de comer cuatro cosas que me entrarán por los ojos.

Los buenos son aquellos en los que me dejaban participar en la cocina. Preparar galletas con la nata de las vacas vecinas, remover un guiso, liberar los guisantes de sus vainas, pasar manzanas y asarlas o cortar judías verdes que irían en conserva. Aun a día de hoy pienso en mi abuela Maruja cuando percibo el olor de las judías frescas. Y dudo que alguna vez deje de sentirla así.

Tenía claro por tanto lo que quería para mis hijos. Jamás obligarles a comer, respetar siempre su apetito igual que, de adultos, hacemos respetar el nuestro. Y cocinar con ellos. Para cimentar recuerdos de momentos compartidos en torno a la comida, pero no solo eso.

Merece la pena perder el miedo a que se acerquen a los fogones. Con sentido común, sin forzarles, cuidando la seguridad, dejar que cocinen con nosotros no tiene más que ventajas.

Ahora sí, el hilo:

4 comentarios

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Muy bien, hay que participar y probar cosas nuevas, así se aprende.

    Anabel

    17 noviembre 2018 | 08:29

  2. Dice ser Hinata-sama

    Hola, te encontré de nuevo años después me alegro de ver que estáis bien 🙂

    Todo eso que comentas son ideas geniales, pero con niños «malos comedores» no funciona nada. ¿Comida japonesa? Un manjar, me encanta, pero cuando le he enseñado un nigiri o un cuenco de ramen a mis hijos, han puesto cara de asco, y ni probarlo quieren.

    Mi pareja y yo somos vegetarianos, pues para que se coman algo verde tenemos que chantajear con chocolate de postre. Y prueban cuatro guisantes o dos habicholillas (tienen la misma edad de los tuyos).

    Me he leído desde Mi niño no me come hasta Se me hace bola, hemos practicado BLW, hemos seguido todos los preceptos de la «crianza natural», y no ha funcionado nada.

    Conclusión: no hay métodos. Si tienes un niño «mal comedor» lo tendrás y punto. Mi único consuelo es que nadie se hace adulto y sigue comiendo nuggets con patatas.

    Gracias por tus ideas y por seguir haciendo un blog tan chulo.

    Besos.

    17 noviembre 2018 | 10:12

  3. Que bonito post y que cierto. Todos los que hemos disfrutado de pequeños de ayudar en la cocina a nuestros padres o abuelos es uno de esos momentos que no se olvida.
    Además es importante realizar con los hijos porque inculcas una enseñanza con diversión, lo cuál aprenderá mejor y es muy importante para el futuro de ellos aprender a cocinar sano y equilibrado.
    Saludos

    17 noviembre 2018 | 10:54

  4. Claro que si!!!
    Hay que hacerles ver a los niños que cocinar es divertido, no es un trabajo y además aprenderán a prepararse alimentos caseros para cuando sean mayores.

    07 abril 2021 | 11:46

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