Tenemos que enseñar a nuestros niños a ver y escuchar música

Hoy os voy a contar cómo Rozalen se convirtió en maestra de mi hija para aprender a ver y escuchar música.

En el colegio de mi hija están llevando una actividad  que me parece muy positiva. Cada fin de semana un niño (tienen entre ocho y nueve años) se lleva un pincho a casa y vuelve con una canción que haya seleccionado porque le guste. Pueden ser en inglés o en español, pero tiene que llevar también las letras.

Luego, en clase, escuchan todos esa canción y se fijan, no solo en la música y si es bailable, sino en lo que cuenta la letra, en el papel que tiene la mujer en ese contenido y en el vídeo, en qué se muestra y quiere transmitir.

Hay demasiadas canciones en las que se transmiten mensajes poco apropiados para la infancia (también para los mayores, aunque ese es otro tema), en el que en los vídeos las mujeres son poco más que trozos de carne.

Pero bueno, la idea es enseñar a pensar, animar a reflexionar, a ser críticos; de tal manera que si luego te gusta bailar con esas canciones discutibles, al menos seas consciente de lo que hay y por tanto impermeable.

Julia ha traído el pincho este viernes colgado al cuello y muy ilusionada. Cuando he preguntado si sabía ya qué canción llevar ha respondido: “Girasoles”.

Rozalen entró en casa hace varios meses y ha sonado bastante desde entonces gracias a Jaime, que tiene doce años, autismo, una discapacidad importante, no habla, y en la música tiene su entretenimiento favorito.

Este mismo sábado por la mañana me he sentado con mis hijos en el sofá. “Vamos a ver varias canciones de Rozalen fijándonos bien en los vídeos y en las letras para ver cuál quieres”.

Y eso hemos hecho. Hemos corroborado que serán sus girasoles  los que vayan a clase el lunes, ese himno alegre a la gente buena, que no discrimina, que se preocupa de los demás, que mete la pata pero su paso por el mundo aporta y no resta.

Un himno en un vídeo en el que hay lengua de signos, distintos tipos de discapacidad, los mismos cuerpos con los que nos cruzamos por la calle, hombres con hombres y mujeres con mujeres que se quieren y se besan, bailes que transmiten contento pero no sensualidad gratuita.

Pero también hemos visto La puerta violeta, Comiéndote a besos, Vivir, etc.

Julia, con nueve años, no entiende bien lo que quieren transmitir todas las canciones. Le faltan vivencias, capacidad para interpretar tanta figura poética y conocimiento de cosas como el sida.

Yo se lo he ido haciendo ver, hemos ido comentando lo que expresaba cada canción y como eran los vídeos. Ha sido un rato estupendo juntas y además ha sido productivo, porque momentos así le servirán para ver y no solo mirar. La música como tantas otras cosas.

Os ánimo a intentarlo con vuestros niños, con la música que a ellos les interesa y gusta, sea la que sea. Nuestra obligación como padres es enseñarles a abrir los ojos, a que los tengan del todo abiertos.

1 comentario

  1. Dice ser Antonio

    Me encanta, es una gran iniciativa, como maestro y padre puedo decir que los niños necesitan de la música y con motivarles un poquito solo ya se harán grandes progresos y además les aportará excelentes cualidades a sus sentidos mas tempranos.

    23 julio 2019 | 13:12

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