Ningún niño nace cargado de prejuicios, inclinado al desprecio o al miedo a lo diferente cuando tiene enfrente otras culturas

La predisposición que deseo para los niños, la que quiero que tengan hacia otras culturas, de distintos países o del mismo, es la de la curiosidad, la del deseo de conocimiento, la de la voluntad de encontrar sus diferencias, que nos enriquecen personal y culturalmente, también la de hallar las similitudes, que siempre son más de las que creemos.

Nuestro mundo es cada vez más pequeño y eso nos permite a nosotros ser más grandes


Puede ser porque viajemos a otros países, porque conozcamos foráneos que viven o están aquí de paso, porque nos llame la atención la cultura o la gastronomía de algún otro lugar, porque leamos lo que de allí se escribe o participemos en eventos con la esencia de otros países. Da igual el detonante, la mirada que yo cultivo en los niños de mi entorno, es aquella que está libre de recelos, deseosa de conocer, que no entra en comparaciones cualitativas, que se deja sorprender.

Hablo de los niños, pero también es la actitud que me gusta en los adultos que me rodean. Tal vez con los niños sea más sencillo. Ningún niño nace cargado de prejuicios, inclinado al desprecio o al miedo a lo diferente, esa mochila la llenamos después si no nos mantenemos vigilantes.

No es preciso idealizar nada
, no estoy hablando e abandonar el espíritu crítico y cerrar los ojos a aquellos aspectos de otras culturas que deberían mejorar, que no nos gustan, que creemos erróneos. No existe persona perfecta, tampoco ninguna sociedad que lo sea, incluida la española. La sociedad es gente, la gente que la conforma ahora y la que estuvo detrás.

Pero yo eso quiero verlo y decidirlo por mí misma, quiero que los niños vean y reflexionen ellos en función de sus propias experiencias.

Una mirada limpia y crítica, el deseo de conocer, la capacidad de apreciar al otro y crecer haciéndolo. Tal vez, en cierto sentido, el aferrarse a lo mejor de la infancia, siempre.


Termino con un vídeo que ejemplifica lo que os cuento. Un vídeo de un niño japonés en España, de un niño español en Japón. Un vídeo que se ha elaborado con motivo de la celebración del 150 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ese país y España.

Unosuke Kozu, un niño japonés de 6 años, visita emplazamientos emblemáticos de España como la Puerta del Sol en Madrid, el Castillo de Zafra en Guadalajara o el Parque Güell en Barcelona; y el español Rodrigo Arol, también de 6 años, que ve por primera vez lugares icónicos de Japón como el Buda de Kamakura en la prefectura de Tokio, el Templo Fushimi Inari en Kyoto o el Rakusaichikurin Park, un precioso bosque de bambú de los alrededores de Kyoto.

4 comentarios

  1. Dice ser juan

    Con todos mis respetos al razonamiento estrella del artículo: ningún niño nace con prejuicios ante un pederasta.

    Señora, los niños no tienen capacidad racional hasta cierta edad, y ya aún de mayores, seguimos altamente expuestos a los infinitos peligros que conlleva el hecho de que no vivimos solos en el planeta. Podemos hacer muchos intentos por cambiar la naturaleza humana, pero la última referencia de racionalidad, desde mi punto de vista, sería el criterio de un crío.

    Los niños son inocentes y quizás por eso son las personas más débiles del planeta. Casualmente también, las que más abusos sufren. Y por motivo o causa, quién sabe, también son a las que menos recursos se emplean en defender.

    El ser humano ha de ir de la mano de los niños, pero para protegerlos del mundo y enseñarles el camino, y no al revés, porque mal iríamos.

    25 marzo 2018 | 09:30

  2. Dice ser Linu

    Ningún niño debería heredar los odios de sus padres, es la peor herencia que un padre pueda dar a su hijo.

    25 marzo 2018 | 17:39

  3. Dice ser LaCestitadelBebe

    Buenas,

    cuanta más cultura conozcan mejor, eso sí en plan sano que hay alguna cultura…

    Anabel

    26 marzo 2018 | 08:08

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